por Kingsley Dennis
24 Julio 2022
del Sitio Web KingsleyDennis
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"Vosotros sois los cimientos
sobre los que hay que construir
un mundo nuevo;
todos y cada uno de vosotros
formáis parte de estos cimientos."
ABE

 

 

 

Entre la población, siempre ha habido individuos que exhiben una resonancia más elevada, y esto les permite, sean o no conscientes de ello, actuar como "relojes despertadores" para los demás.

 

Lo que en esta situación puede ser el verdadero problema no es tanto el caos que se está desarrollando en el mundo físico, sino más bien que no hay suficientes personas que permitan que una resonancia apropiada eche raíces y se establezca dentro de la humanidad.

 

El verdadero escenario "apocalíptico" es,

la ruptura de las viejas costumbres y la introducción de nuevos alineamientos resonantes.

A los humanos les resulta difícil aceptar que los grandes cambios y las transformaciones se producen a través de la ruptura y de lo que parece ser la destrucción.

 

Es decir,

los comienzos necesitan un nuevo espacio desde el que emerger, tanto física como energéticamente...

La realidad actual del mundo moderno tiene en su interior muchas cosas que sobrecargan los sentidos humanos.

 

Hay muchos factores que contribuyen a la disonancia vibratoria, y esto parece estar aumentando, no disminuyendo.

Parte de ello está relacionado con el avance de nuestras tecnologías, especialmente nuestros dispositivos digitales y la infraestructura de comunicaciones.

 

Otros aspectos están vinculados con la psique humana y el estado individual y colectivo de (des)equilibrio psicológico.

Ambos elementos - el tecnológico y el psicológico - están interrelacionados y se afectan mutuamente.

 

Además, también existen estrategias humanas deliberadas para mantener esta disonancia y estado de fragmentación como,

medio para manipular, controlar, dividir y encajonar a cada individuo dentro de su propia experiencia consciente.

Si se colocan en cajas etiquetadas específicas, los patrones de pensamiento humano y los campos de consciencia se restringirán artificialmente.

 

Por desgracia, muchas personas se han acostumbrado a experimentar la consciencia dentro de parámetros limitados. Estos son nuestros patrones de pensamiento restrictivos, que luego pasan a formar sistemas de creencias, estructuras intelectuales y perspectivas programadas.

 

Vivimos literalmente en cajas - sin hogar psicológico - con nuestras libertades genuinas restringidas.

 

Estamos muy acostumbrados a proyectar nuestros apegos psicológicos sobre muchas cosas innecesarias, con las que luego nos enredamos.

Es comprensible que haya una confusión en torno al concepto de resonancia.

Existe la noción popular de que la resonancia es algo que debe "elevarse" a través de ciertas acciones, como el pensamiento positivo.

 

Sin embargo, en última instancia, esto puede ser poco más que dorar la píldora, "tratar con una tirita", 1 como se suele decir.

 

Esto es, la gente acaba enmascarando el problema sin llegar a la raíz del mismo.

Y esto parece estar convirtiéndose rápidamente en la configuración por defecto de la vida moderna.

 

Buscar prácticas de pensamiento positivo del tipo "sentirse bien", es como usar medicamentos para enmascarar el dolor sin encontrar la causa de fondo.

 

Y al final, puede servir como una distracción más que como un beneficio, ya que todavía hay un apego a los viejos patrones y los factores de sentirse bien pueden funcionar más como retraso que como remedio.

 

El pensamiento positivo no es algo malo, pero no debe restarle importancia a la comprensión de que, en términos relativos, una persona ya está imbuida de sus propios potenciales.

 

El malentendido aquí es que la gente está presionando para "elevar algo"; pero con ello, suele seguir aferrada a todo el viejo bagaje de buscar la salvación lejos de las circunstancias de la vida cotidiana. Y esto puede dificultar aún más que la gente se desprenda, se desconecte, de sus enredos malsanos.

 

La resonancia natural es más una cuestión de ser receptivo que de presionar para "elevar" algo. Es decir, se nos recuerda que debemos refinar lo que ya somos, no hay necesidad alguna de sentirse obligado a ir a algún lugar "más alto".

El estado energético y la resonancia de una persona están relacionados con cómo se siente en su interior, y como tales, están fuertemente conectados con nuestros estados mentales y emocionales.

 

Como ya se reconoce ampliamente, el ser humano está muy condicionado socialmente. Somos fácilmente influenciados y manipulados para ceder nuestra autoridad interior a estructuras y soportes externos.

 

Cuantas más cosas vinculemos a nuestra energía, más podemos ser influenciados.

 

En este sentido, podemos ceder nuestras energías sin un intercambio recíproco. Esto puede ocurrir a través de la vinculación con otras personas, así como mediante posesiones, ideas, deseos, etcétera. Cuanto más lanzamos nuestros tentáculos vibratorios, más nos exponemos, a menudo sin saberlo, a regalar un poco de nosotros mismos cada vez.

 

Nos olvidamos fácilmente de "retirar los vínculos" y reevaluar nuestros apegos psicológicos, emocionales y físicos.

 

A menudo, por nuestra propia inconsciencia, bloqueamos o distorsionamos nuestra resonancia natural, nuestro flujo. Al igual que arreglamos nuestra casa como nos gusta, para que nos dé la sensación energética que nos conviene, también deberíamos arreglar nuestra vida, nuestros vínculos y relaciones, de forma que armonicen con nosotros.

 

Los humanos tenemos la ventaja sobre otros animales de poseer un alto grado de autoconsciencia.

 

Sin embargo, debido a ello, a menudo complicamos demasiado las cosas; en cambio, los animales son mucho más instintivos y responden a los campos de energía. Puede ser bueno recordar que cada uno de nosotros tiene la capacidad de recablear literalmente sus conexiones internas, lo que luego se manifestará en nuestras relaciones externas.

 

Al fin y al cabo, la supervivencia humana depende de las conexiones que establezcamos con el mundo que nos rodea. No podemos evolucionar como una especie apartada de su entorno, aislada energéticamente.

Se diría que la humanidad está siendo empujada a su madriguera, pero completamente sola. Hemos perdido parte de nuestra conexión esencial con el planeta, el reino animal, el ecosistema y el cosmos.

 

Estamos cortando nuestra resonancia con el mismo entorno que nos sostiene y nutre:

es como si estuviéramos orinando en el agua de nuestra propia bañera.

Al final, cualquier desequilibrio a quien más trastornará será a nuestra especie.

 

El planeta, y su entorno, siempre pueden encontrar el reequilibrio, ya que esta es su resonancia natural.

 

Por otro lado, la humanidad ha colocado este desequilibrio y esta resonancia desnivelada sobre sí misma, o bien ha permitido que otros la coloquen.

 

Sin embargo, ahora es el momento de alejarse de estas vías de disonancia y desequilibrio y permitir el establecimiento de un nuevo fundamento.
 


Los comienzos

necesitan un nuevo espacio

del que emerger,
tanto física

como energéticamente.



El camino del autodesarrollo - "un proceso del devenir humano" - es algo que generalmente va en contra de todo lo que nos han enseñado.

 

O mejor dicho, contra toda la programación y el condicionamiento social en los que nos hemos criado.

 

Puede que incluso nos preguntemos:

"¿por qué ser los cimientos sobre los que hay que construir un nuevo mundo cuando ya me cuesta bastante lidiar con mi vida cotidiana?".

También puede sonar a pseudociencia cuando se dice que la creación de nuevas vías neuronales en el cerebro humano puede permitir un nuevo patrón de resonancia.

 

Sin embargo, así es como funciona el pensamiento nuevo:

empieza a establecer nuevos patrones de conexión neuronal.

Y es aquí donde debería producirse el recableado inicial:

en nuestro propio funcionamiento interno, no ahí afuera, en el mundo físico.

Además, lo que ocurre en el interior también se refleja en el exterior:

esto también forma parte del aspecto relacional de la energía.

Se trata de reprogramarnos primero a nosotros mismos, antes de lanzarnos a reordenar y reorganizar el mundo que nos rodea.

 

Tenemos que tomarnos un tiempo para reevaluar y cuestionarnos a nosotros mismos y al mundo que percibimos.

 

Es hora de que echemos una buena y profunda mirada a nuestra propia programación humana.

La humanidad (en términos generales) parece haberse metido en un "círculo vicioso" o patrón de bucle.

 

Nuestros procesos de socialización nos hipnotizan literalmente, y creamos una miríada de manifiestos e ideologías para mantenernos entretenidos (o paralizados).

 

Nos quedamos fácilmente atrapados dentro de nuestras propias clasificaciones y sistema de jerarquías, y apenas nos damos cuenta de lo mucho que nos asfixiamos a nosotros mismos.

Después de habernos puesto tantas capas externas (como abrigos) - socialmente, psicológicamente, emocionalmente, etcétera - ya es hora de empezar a quitárselas.

 

Con frecuencia nos referimos a la experiencia de la vida como el "juego de la vida", pero a menudo no entendemos que los juegos están pensados para ser jugados, y tenemos que aprender a hacerlo con nuestros "yos"; y al desempeñar nuestro Ser, también deberíamos representar nuestras propias verdades.

 

Sin embargo, la mayoría de las veces acabamos jugando a las verdades de otros...

Primero tenemos que conectarnos con nosotros mismos.

 

De lo contrario, estamos expuestos a ser zarandeados por los acontecimientos, las influencias y las manipulaciones de la vida.

No estamos aquí para predeterminar dónde podemos encontrar nuestras verdades o no, porque entonces estaremos creando limitaciones y confinamientos.

 

Las barreras, los bloqueos y las ilusiones que hayamos podido construir a nuestro alrededor deben abandonarse ahora.

 

Al fin y al cabo, la vida a menudo tiene una forma de sortear nuestras expectativas y presentarnos oportunidades increíbles y espontáneas.

Digamos que es oportuno que nos tomemos un tiempo para volver a alinearnos con nuestra "resonancia doméstica" y arraigarla.

 

Es importante que cada uno de nosotros encuentre el espacio para reenfocarse, reajustarse y realinearse. No hace falta ser un genio, como se suele decir, para encontrar nuestro equilibrio - nuestra resonancia/equilibrio.

 

Si una persona desea utilizar ciertas prácticas/herramientas para volver a sincronizarse, en tal caso está bien, siempre y cuando se dé cuenta de que son herramientas y no la cosa en sí misma.

 

Por supuesto, se puede decir que los humanos siempre las han utilizado a lo largo de su historia:

las herramientas nos han ayudado a navegar por el mundo material y a mediar en nuestras experiencias.

Sin embargo, el peligro aquí es cuando empezamos a identificarnos en exceso con ellas, cuando decimos:

"mi práctica o meditación es más espiritual, más alineada que la tuya",

...eso es una actitud que no ayuda a nadie.

 

El reajuste no es un proceso forzado:

es un realineamiento natural y, como tal, debe ser lo más normal posible y no forzado.

Nuestras herramientas y prácticas no deben acabar estorbando al convertirse en nuestras muletas.

 

Una vez que el "trabajo está hecho", por así decirlo, podemos volver a soltarlas y dejar de llevarlas con nosotros. Al fin y al cabo, no seguiríamos utilizando un martillo si no fuera necesario, pues sólo dañaría la madera.

En última instancia, aquellas estructuras y agrupaciones que favorecen la separación, la división y el control caerán, ya que no son sostenibles ni se relacionan con la ley natural.

 

Si la energía de este planeta cambia cada vez más hacia una de cohesión y unidad, esto atraerá a otros hacia esta alineación.

 

La gente, las estructuras y las agrupaciones que anteriormente han favorecido la separación y la discordia pueden verse obligadas a realinearse si las energías predominantes en el planeta cambian.

 

Este escenario no solo es posible, sino incluso probable, debido a factores cósmicos que influyen en los planetarios. Este reajuste en el planeta puede ser caótico al principio, pero ese caos suele tener una función.

 

Y seamos también sinceros:

este reordenamiento para poner los cimientos de un nuevo mundo no atraerá a todas las personas.

No todo el mundo está preparado para ello.

 

Hay mucha gente que todavía no busca activamente este tipo de información o comprensión. Y eso está bien. No se puede forzar nada, esa es la naturaleza de la resonancia natural.

 

Sin embargo, si un número suficiente de personas empieza a manifestar una nueva resonancia armónica, el instrumento colectivo que es la humanidad puede volver a afinarse.

 

Al fin y al cabo, solo hacen falta unos pocos músicos que escuchen el nuevo tono para guiar a la orquesta.

 

 

 

Referencias

[1] La expresión "band aid" en el original es de la jerga y se refiere a una solución temporal o inadecuada para un problema.