por Rubén Torres
22 Julio
2018
del Sitio Web
LaCosechaDeAlmas
Como conciencias, somos aquello que anima y da vida a la realidad.
Todo lo que existe es
sostenido por la conciencia, la conciencia es existencia y no hay
existencia sin conciencia.
La realidad es observada y existe por ello, aquello a lo que prestas
tu atención, es lo que existe y es sostenido, básicamente porque
crees en ello y vive en tu mente, por tanto es manifestado por que
así lo crees necesario.
Por lo tanto la manida frase de "creer es crear" tiene un sentido
práctico, ya que la realidad que vives se sujeta en todo aquello que
crees.
El tejido de lo que ves y tocas, de lo que sientes y experimentas,
nace de la voluntad de la conciencia y su expresión/experimentación.
La conciencia transforma la experiencia en conocimiento, y esa es su
intención primaria.
Ese conocimiento que
aporta la experiencia, es el sustento que justifica la vida, y que
entrama todo lo que existe.
Por lo tanto, es esa intención de crear una forma de
experimentación, donde poder vivir, conocer, probar y errar, lo que
muchos conocen como el juego de la vida, ya que en la intención de
la conciencia no habita otro propósito.
La conciencia es todo y su intención es lo que da alma a todo lo
vivo.
Como conciencias individuales olvidamos que somos ese todo primario,
animados por la intención primaria. La individualidad nos da la
oportunidad de experimentar la ilusión de desconexión, de tal
modo que podremos llegar a creer que no fuimos 'nada' antes de
nacer, y no seremos 'nada' después
de morir (la ilusión de la
ignorancia es solo una forma más de experimentar).
También como conciencias individuales usamos nuestra intención para
vivir aquello que está en nuestro propósito, esto nos da la misma
capacidad y poder que toda la conciencia universal, por lo tanto
cada conciencia individual suma su intención, a la intención del
resto de conciencias para crear un mismo escenario.
Todo lo que habita en tu mente es manifestado. La mente solo es la
herramienta que la conciencia utiliza para crear y manifestar; el
ego demarca la fracción de conciencia que manifiesta/experimenta en
cada instante.
El ego solo es una parte de la
ilusión que nace de la conciencia para poder sentir esa
individualidad, esa desconexión.
Por lo tanto no somos uno, nunca lo fuimos, pero creemos que
lo somos, y esa creencia es solo la primera.
Educar y cuidar nuestra forma de creer, es nuestra responsabilidad
como conciencias, ya que somos responsables de lo que
experimentamos, no solo nosotros sino todos.
El sistema holográfico en el que se sustenta la ilusión (la
Matrix) recoge todos nuestros propósitos para manifestar
aquello que la conciencia precisa, aquello que intenciona es lo que
vive.
Cuando se mezclan
intenciones crea una experiencia promediada, por lo tanto aquello
que llama nuestra atención será manifestado a través de nuestra
intención.
Recordar que "lo que ves, es lo que es" y "lo que crees, es lo que
creas" por muy sobado que parezca, nos ayuda a entender que somos
los que tejemos la realidad, y que cuidar nuestras creencias puede
ser una bendición o todo lo contrario.
Este sistema se cuida mucho de inculcar creencias.
Estamos programados para
creer y solo nos libera la ausencia de creencias:
cuanto menos crees
más libre eres, puesto que más experimentas y más conocimiento
te otorgas.
La ilusión de la
ignorancia, solo sirve para olvidar que ya lo tenemos todo, y para
recordar solo debemos reencontrar el propósito primario por nosotros
mismos.
De nada sirven los guías
o las experiencias ajenas, ya que la fracción de conciencia
individual (ego) solo reconoce las experiencias propias, y por tanto
el conocimiento ajeno, es tomado como una simple sugerencia, que
puede o no servir, que puede dar lugar a otro prueba/error.
Si no se vive, no
existe, ya que no es observado, ya que no hay
atención/intención.
La mecánica es sencilla,
aunque quizá para el neófito sea un galimatías sin sentido.
Somos océanos de creencias, todas distintas, todas propias. Unas
nacen de nuestra inmadurez espiritual, otras son impuestas por
intereses ajenos. Todas están ahí para ser superadas.
Si no trasciendes tus
creencias, tu conciencia no experimenta, no siente, no conoce y
pierde su propósito existencial.
Creer forma parte de la ilusión de ignorar, de hecho toda creencia
se sustenta en la ignorancia. Todo lo que crees es solo aquello que
no conoces, no sabes, no experimentaste. Creer supone no avanzar,
pero en cada avance nacen nuevas creencias, y estas solo existen
para ser trascendidas.
En este camino, en el que despertamos de la ilusión de la
ignorancia, empezamos a perder creencias y empezamos a entender la
mentira y enfocamos nuestra intención en la verdad.
Aun polarizados, creemos
que tenemos una misión, y enfocamos nuestra atención en propósitos
divergentes.
Las creencias del sistema (religión, ideología, nación, tradición…)
dejan de cumplir su propósito, por lo tanto mandamos una divergencia
que comienza a minar la manifestación colectiva o Matrix.
En este instante entender la matemática que dice 'más divergencia,
más cambio', hará que aquello que es recogido y promediado por la
realidad colectiva, comience a resquebrajarse y se fuerce a la
maquina a manifestar aquello que esa divergencia propone.
Si se enfoca nuestra intención en un propósito distinto al que marca
el sistema, forzamos a que esa realidad se acabe manifestando.
Esto quiere decir, que si
creemos en sistemas de control, tendremos sistemas de
control, si creemos en arcontes, demiurgos, reptilianos, cabales,
illuminatis, etc… estaremos pidiendo a gritos, que queremos una
ración más de esto.
Si nuestra intención es la de ver nuestro mundo, nuestra realidad
libre de todas estas conspiraciones, no se trata de ignorarlas,
porque ya están manifestadas, sino de dejar de
prestarles la atención que precisan para seguir perteneciendo al
tejido de la realidad, que nosotros como fracción de conciencia
aportamos como hilo al tejido.
Creer en su eliminación, para después trascender esa misma creencia,
es la clave, para cambiar el sistema.
Creer en una realidad
distinta, usar la mente como herramienta, para crear en ella aquella
utopía existencial que más anheles, es la mayor arma que posees para
poner fin con todo aquello que identificas como el mal.
El mal, ya no cumple ningún propósito para la conciencia, el
sufrimiento no es una forma útil de experimentación, al igual que el
miedo. Superar y trascender todo esto es el siguiente paso como
conciencias individuales.
Comprender esto, acelerara la forma en que tú, como conciencia,
empieces a crecer y madurar espiritualmente, ya que es la asunción
de responsabilidad co-creadora, el mayor vehículo consciente que
existe.
Seguir los programas que nos inculcaron desde el sistema sus
educadores, nos alejan tanto que terminamos por perder la
conciencia. Esa fracción pierde el interés, cuando se sigue el
programa a rajatabla. Ese vehículo (cuerpo) queda a la deriva
(portal orgánico) y es ocupado por parásitos y otras entidades.
Es muy habitual encontrar personas que cumplieron el programa,
hicieron todo lo que se esperaba de ellos y no son felices, tienen
depresión o ansiedad, viven perpetuamente medicados, y sienten sus
vidas vacías y sin sentido.
Este modo de vida,
beneficia al sistema por supuesto, pero no aporta nada a la
conciencia que termina por abandonar esta existencia vacía.
La experiencia repetitiva, y sin propósito existencial es lo que nos
hace sentir así, si no se rompe y se trasciende, si no hay un
propósito de cambio, nuestra conciencia abandonara el barco, y
solo seremos una cáscara vacía hasta que al sistema deje de
interesarles también nuestra propia existencia (nos volvemos
potencialmente tóxicos y eso justifica que al sistema le interese
que existamos).
La enfermedad no es más
que la advertencia de que debemos hacer algún cambio,
o nuestra conciencia se reducirá hasta no quedar nada.
Por el contrario, recuperar nuestro propósito,
trascender nuestras creencias y tratar de cambiar/mejorar como Ser,
hará que gradualmente seamos más conscientes y por tanto hagamos
crecer nuestra fracción de conciencia en el ego.
Un ego consciente es un ego
que se integra en el todo, participa y manifiesta con un propósito
(intención) basado en el bien común.
El futuro será de
aquellos que comiencen a ser conscientes de la importancia de
manifestar el bien común como ego, en vez de manifestar la carencia
y el egoísmo.
Al final la ausencia de conciencia, es la destrucción de la
manifestación, es aquí donde reside la importancia de la atención
que prestes, ya que tu voluntad y tú intención da ánima, a esa
carestía y ese egoísmo imperante.
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Fabrica en tu
mente el bien común, y las herramientas necesarias para que
este estado sea manifestado.
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Pon tu atención
en este propósito, y estarás cambiando el mundo sin salir de
tu casa.
No creer que sea posible
es no crear la posibilidad, es no querer trascender aquello que
ignoramos, es no vivir en conciencia...
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