por Orlando Milesi
08 Febrero
2019
del Sitio Web
IPS
Versión en ingles
El techo de la original sede de la Fundación Toki
en la
Isla de Pascua o Rapa Nui,
situada
a 3.800 kilómetros de las costas chilenas,
cumple
la doble función de recuperar el agua lluvia
la cual
se conduce a ocho grandes estanques de acumulación
y de
generar energía eléctrica
mediante 18 paneles solares.
Crédito: Orlando Milesi/IPS
HANGA ROA, Chile
Una escuela da el ejemplo en la capital de
la Isla de Pascua (Rapa Nui, en
lengua indígena) sobre el manejo limpio con uso de
energía solar, la recuperación de
agua lluvia y una huerta orgánica, además de salas y espacios
construidos con materiales de desechos, en este territorio chileno
de la Polinesia.
Rapa Nui (rapa grande) está en el
triángulo polinesio de Oceanía:
En la isla viven cerca de
8.000 personas en forma estable, la mayoría familias originarias del
pueblo rapanui.
A ellas se suman 120.000
turistas que la visitan cada año.
Con una superficie de 163,6 kilómetros cuadrados y una forma que
semeja un triángulo, a la isla la apodan "ombligo del mundo" porque
está a 3.800 kilómetros del continente.
En este territorio especial y municipio chileno, su
denominación administrativa, nació hace siete años
la Fundación Toki, por el impulso
de 11 jóvenes, entre ellos la premiada pianista pascuense Mahani
Teave, de 35 años, hija de una estadounidense y de un artista
plástico local.
Gracias a la escuela de la Fundación, emplazada a tres kilómetros de
Hanga Roa, la capital de la isla y
su único centro poblado, cientos de niños rapanui han pasado por
talleres de música.
Unos estudian música clásica (violín, piano, violoncelo y trompeta)
y otros la tradicional, con el popular ukelele. Niños desde
los seis años asisten a los talleres por la tarde, luego de ir a la
escuela regular.
El estadounidense
Michael Reynolds, apodado el
arquitecto de la basura, diseñó
la casa escuela sede de Toki, de 850 metros cuadrados con ocho salas
de clase más un pequeño auditorio y una terraza techada.
Reynolds estuvo unos dos meses en Hanga Roa para construir junto a
80 voluntarios la peculiar instalación, usando neumáticos, botellas
de vidrio, cartón, latas y tierra compactada.
"Construyeron con
basura la estructura y obra gruesa", resaltó a IPS Carla León,
de 30 años y coordinadora de la escuela de la Fundación.
El año pasado atendió a
120 alumnos, quienes volverán en marzo a las aulas, tras el periodo
de vacaciones del verano austral.
En su techo la casa tiene desde hace tres años 18 paneles solares
para aprovechar la fuerte radiación y convertirla en energía
eléctrica. Los paneles generan 10 kVA de potencia y abastecen el
total de la electricidad que requiere la escuela.
Pero Enrique Icka, de 34 años, director de la Fundación y
pareja de Mahani, dijo a IPS que quieren ampliar la experiencia a un
recinto aledaño donde funcionará la gestión cultural creando así una
micro red eléctrica.
En una huerta orgánica, la Fundación Toki
busca en Rapa Nui o la Isla de Pascua,
la forma más eficiente para recuperar
cultivos ancestrales de los rapanui,
con mínima mano de obra,
aprovechando de la mejor forma la tierra
y rescatando los jardines de piedras
que evitan la erosión y mantienen la humedad.
Crédito: Orlando Milesi/IPS
La generación de electricidad usando paneles solares es muy
relevante en esta isla cuyo abastecimiento eléctrico depende de los
300.000 litros de petróleo que barcos cisternas traen cada mes desde
el continente para responder al consumo de sus habitantes que es de
2,5 megavatios (MW).
La generación y distribución eléctrica está a cargo de la empresa
Sasipa, que en noviembre del 2018 inauguró la primera planta
fotovoltaica, Tama Te Ra ('primeros rayos del sol' en
rapanui), cuya generación es solo diurna, mediante 400 paneles
fotovoltaicos, con una potencia de 105 kilovatios.
Atiende así entre dos y ocho por ciento de las necesidades de
energía de Rapa Nui.
La Fundación Toki es también pionera en la recuperación de agua
lluvia.
El techo curvilíneo de su
casa recoge el agua lluvia que es llevada a ocho estanques con forma
de torreones de piedra, cada uno con capacidad para 5.000 litros.
"Es tiempo de cuidar
el agua", dijo a IPS
el alcalde de Isla de Pascua, Pedro Edmunds
Paoa.
"Hace cuatro gobiernos (16 años) que solicito que se instalen
pozos de medición para saber cuánta agua tenemos y cuán
peligroso es la forma como la estamos obteniendo.
Esa información es
importante hoy y no se está haciendo la inversión", aseveró.
"Mientras tanto, iniciamos nuestro propio tema de
concientización trabajando con fábulas para que los niños
comprendan el valor del agua, la cuiden y digan a sus padres que
no rieguen cuando hay lluvia, por ejemplo", indicó.
El agua potable en Rapa
Nui es proporcionada también por Sasipa que tiene seis pozos de
extracción, desde la cual el líquido se canaliza a igual número de
estanques para potabilizarla.
Mientras, el sistema de recolección del agua lluvia de la Fundación
Toki comenzó a ser replicado en algunas casas de la isla, y se
espera que el modelo siga extendiéndose.
Eso resulta importante para la isla porque en el futuro,
"vamos a tener una
gran escasez del recurso hídrico", advirtió a IPS la abogada
Tiare Aguilera Hey, de 37 años y experta en planificación urbana
y territorial.
Carolina Campos,
de 42 años y directora ejecutiva de la Fundación, destacó el impulso
a una huerta agroecológica con riego tecnificado con agua de pozo,
"que busca rescatar
cultivos tradicionales como
el taro (Colocasia esculenta),
un tubérculo de sabor neutro".
La huerta está en parte
del terreno de 2,5 hectáreas cultivables que ocupa Toki y para cuyo
riego se necesitarán unos 700.000 litros de agua.
La iniciativa recibió una valoración positiva de la gubernamental
Fundación para la Innovación Agraria, que la respaldó con un
aporte equivalente a unos 90.000 dólares, en un proyecto de dos años
de duración.
Diego Valenzuela, de 29 años, quien trabaja hace seis meses
en estos cultivos, mostró a IPS orgulloso el crecimiento de tomates,
lechugas, limones, naranjas, chirimoyas y 80 plataneros, próximos a
producir.
En el mismo lugar se impulsan también los manavai o jardines
de piedra, que facilitan la agricultura pues sus piedras protegen a
los cultivos de la erosión, mantienen la humedad, conservan la
temperatura y dan minerales a las plantas.
Con este tipo de jardines sobrevivieron los rapanui en tiempos más
duros, recordó Valenzuela.
En el futuro los jardines se usarán para recuperar otra especies
ancestrales, como
el toromiro (Sophora toromiro),
árbol endémico de Rapa Nui que hoy solo está en los viveros de la
estatal
Corporación Nacional Forestal.
Cuatro niños del liceo Aldea Educativa de Rapa Nui fueron
invitados a participar en la última Conferencia de las Partes sobre
cambio climático, en Polonia, para explicar estos jardines.
"Son varias las
líneas que impulsamos. La primera fue la escuela de música y
arte para dar oportunidades que no existían a los niños",
explicó Teave a IPS.
"Que practiquen música, vengan a clases y compartan implica que
no están en las calles drogándose.
Aquí aprenden lo del
respeto: si tú puedes tocar al lado de una mujer chelista,
escucharla y estar de igual a igual, probablemente en tu
matrimonio no la vas a golpear", aseveró.
Según Teave, Toki busca,
"hacer un aporte acá
en la isla que, por ser tan visible a nivel mundial, puede tener
un impacto en otros lugares, inspirar a otra gente y servir como
modelo".
Icka destacó a IPS que
todas estas iniciativas en Toki,
"nacen de la
cosmovisión rapanui y por el impulso de gente joven de la isla".
Destacó asimismo el
trabajo colaborativo expresado,
"con la participación
de más de 1.000 voluntarios en todos estos años".
Tehave subraya la
necesidad de rescatar las raíces del pueblo rapanui, incluido el
idioma,
"que es la raíz de
toda esta cultura".
"Necesitamos poner todo de nosotros para recuperar esa
cosmovisión ancestral que tiene que ver con el respeto y muchos
conocimientos que se estaban perdiendo y que algunas personas de
acá también están tratando de rescatar", sostiene.
La artista cree,
asimismo, que recuperar especies que no se están cultivando usando
sistemas más eficientes puede derivar en,
"producir acá, en la
isla, lo que nosotros mismos comemos".
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