por Mario Osava
04 Abril
2019
del Sitio Web
IPSNoticias
Versión en ingles
Los indígenas Milton Callera (con micrófono)
y Nantu
Canelos, del pueblo achuar,
explican cómo funcionan los dos barcos solares
construidos para el transporte de su pueblo
en los
ríos amazónicos de Ecuador.
El
proyecto es de la Fundación Kara Solar,
que
impulsa una alianza para "solarizar"
el
transporte fluvial en la Amazonía.
Crédito: Mario Osava/IPS
Una gran rueda de acero, de 14 metros de diámetro y 1,3 metros de
ancho, puede ser la solución energética del futuro cercano, al
generar 3,5 megavatios de forma permanente, suficiente para
abastecer a una ciudad de 30.000 habitantes, según se expuso en la
capital amazónica de Brasil.
Un fluido interno, que se expande por una reacción química en
contacto con una tinta, impulsa la rotación que produce la
electricidad sin interrupción por al menos cinco años,
aseguran ejecutivos de
Eletro Roda, una empresa de esta
ciudad de
Manaos que comercializa el invento
y está construyendo su primera unidad de demostración.
"Su instalación
cuesta menos de la mitad que una central solar equivalente y
ocupa un área de solo 200 metros cuadrados, contra 50.000 metros
cuadrados de la solar y 5.000 de la eólica", comparó a IPS el
director y socio de la empresa, Fernando Lindoso.
Es decir, en el área de
una central eólica con potencia de 3,5 megavatios (MW) se podrían
instalar 25 electro-ruedas, multiplicando por 25 la capacidad
generadora.
Además con la ventaja de una generación estable, "sin la
intermitencia de otras fuentes", acotó Fernando Lindoso,
quien estimó en cerca de cinco millones de dólares el costo de cada
unidad de 3,5 MW, un precio que se reduce para proyectos sociales.
Hay interesados en Japón, India, otros países asiáticos, europeos y
de Medio Oriente, con base en prototipos anteriores que no llegaron
a ser comerciados, informó.
Habrá una versión menor, de 1 MW, "30 por ciento más barata", de
dimensiones idénticas, pero con tres toneladas del fluido que es
biodegradable, en lugar de las cuatro del otro modelo.
Esa fue una de las alternativas presentadas en la
Feria y Simposio de Soluciones Energéticas
para Comunidades de la Amazonía, que reunió entre el
25 y el 28 de marzo a más de 500 participantes y 39 empresas e
instituciones expositoras en Manaos, la capital del estado de
Amazonas, en el noroeste de Brasil.
"Mi preferido es el
barco solar, un buen ejemplo de cómo buscar soluciones", comentó
Sam Passmore, director del Programa Ambiental de la
estadounidense
Fundación Charles Stewart Mott,
una de las ocho patrocinadoras internacionales del encuentro.
Una gran rueda metálica hecha por partes
para
facilitar su transporte y que produce electricidad
al
girar impulsada por un fluido interno, que se expande por una
reacción química.
Con una
potencia de 3,5 megavatios en su modelo general,
este
generador en proceso de comercialización de Eletro Roda
podría
producir electricidad sin intermitencia
y
ocupando solo 200 metros cuadrados.
Crédito: Cortesía de Eletro Roda
Una alianza por el transporte solar en la Amazonía propone la
Fundación Kara Solar, del
pueblo indígena ecuatoriano
achuar, que desde 2017 construyeron
dos embarcaciones impulsadas por la electricidad de placas
fotovoltaicas que le sirven de techo.
Son barcos para hasta 18
pasajeros.
Kara significa sueño en la lengua achuar y se trata de
mantener la cultura sostenible del transporte fluvial, en oposición
a,
"las carreteras que
amenazan nuestro territorio, presentadas como si fueran
desarrollo", explicó a IPS durante la feria el coordinador del
proyecto, Nantu Canelos.
"Queremos construir 300, 400 barcos solares", acotó Milton
Callera, responsable técnico de la Coordinadora de las
Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica).
Pobladores ribereños e
indígenas brasileños también buscan "solarizar" sus embarcaciones,
especialmente las pequeñas, dedicadas a la pesca y al transporte de
de pocas personas.
El problema es donde
poner las placas fotovoltaicas en las llamadas barcas voladoras,
sin reducir su velocidad.
Los debates en el simposio, sin embargo, se concentraron la
necesidad de universalizar la energía.
"Aún hay 500.000
personas, o 100.000 familias, sin acceso a la electricidad en la
Amazonía brasileña", según Paulo Cerqueira, coordinador de
Políticas Sociales del Ministerio de Minas y Energía.
La abogada Joenia Wapichana,
la
primera indígena diputada en Brasil,
habla
en la apertura del Simposio sobre
Soluciones Energéticas para Comunidades de la Amazonia,
en la
ciudad de Manaos.
Ella es
de Roraima,
el
estado con alta población indígena del noreste brasileño
que
sufre una grave crisis energética
por el
cese del suministro del vecino Venezuela.
Crédito: Mario Osava/IPS
El Programa Luz para Todos, iniciado en 2003, benefició a más
de 16 millones de personas, según el ministerio, en un país de 208
millones de personas.
Pero hasta ahora han
quedado excluidas las comunidades aisladas y remotas, donde no
llegan los cables de la distribución tradicional.
Hay también millones de familias que sí disponen de electricidad,
pero están fuera del Sistema Integrado Nacional, incluso todo el
estado de Roraima, en el noreste,
con 580.000 habitantes, en la frontera con Venezuela, de donde
recibía la mayor parte de la electricidad hasta la crisis de
suministro que estalló en marzo en el vecino país.
En las urbes y comunidades aisladas operan principalmente las
generadoras a diesel u otros derivados de petróleo.
La consigna para esos casos es sustituir los combustibles fósiles,
con un transporte costoso, lento e incierto por los ríos amazónicos,
y priorizar las fuentes limpias.
La energía solar se
presenta como la solución más factible, ya que los vientos no son
favorables en un bioma forestal como el amazónico.
La excepción es Roraima, donde los indígenas, numerosos en ese
estado, estudian la adopción de centrales eólicas incluso para
evitar, también para defenderse de los impactos de la crisis
venezolana.
Proliferan en la Amazonía proyectos autónomos de generación solar,
en aldeas indígenas y asentamientos ribereños, a veces financiadas
por instituciones no gubernamentales y la asistencia internacional,
como la de la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional
(GIZ)
y la
Fundación Rainforest de
Noruega.
Willi Seilert, del Instituto I9SOL,
explica
cómo se fabrican sus paneles fotovoltaicos durante
la
Feria y Simposio sobre Soluciones Energética para Amazonía,
realizada en Manaos.
Él
tiene un proyecto para diseminar
mil
pequeñas fábricas de paneles en Brasil,
para
así abaratar la generación fotovoltaica
en
comunidades pobres.
Crédito: Mario Osava/IPS
En consecuencia, empresas como
Fabortec Solar, que instala
sistemas fotovoltaicos y vende equipos, se especializaron en diseñar
y ofrecer proyectos llamados "off-grid" (fuera de la red),
incorporando baterías y equipos que aseguran la operación y el
mantenimiento por los propios usuarios.
"El amazónico es un
gran mercado para quienes aceptan largos viajes y el trabajo en
localidades de difícil acceso", señaló un técnico de la empresa
a IPS.
La expansión de
la energía solar en muchas partes
de Brasil, no solo en la Amazonía, impulsó a Willi Seilert a
diseñar un plan para fomentar mil micro-fábricas de placas
fotovoltaicas por todo el territorio de este país de dimensiones
continentales.
Así se podría abaratar el producto y facilitar el acceso de familias
y comunidades pobres a la energía solar, además de capacitar,
emplear y generar ingresos a cerca de 20.000 personas en el país,
estimó.
Para eso fundó el Instituto I9SOL, donde el 9 simboliza innovación.
Una oficina de 50 metros cuadrados, al menos 10 personas capacitadas
por dos instructores, una mesa de tapa de vidrio, un horno hogareño
y algunas herramientas son suficientes para producir pequeñas
placas, sostuvo en diálogo con IPS.
"El principal
obstáculo es la importación de células fotovoltaicas, que Brasil
no produce y que por una rara medida legal de 2012, tiene que
pagar un arancel demasiado elevado", lamentó.
A eso se suman dos
procesos industriales, para procesar el silicio y,
"el resto es trabajo
de empaquetamiento que las personas entrenadas pueden cumplir
sin dificultades",
aseguró, antes de
recordar que así era y sigue siendo en China e India, lo que brinda
empleo a millones de trabajadores, especialmente mujeres.
Su proyecto debe ponerse en marcha en Teófilo Otoni, una
ciudad de 140.000 habitantes en el suroriental estado de Minas
Gerais, cuyo alcalde piensa emplear en la actividad a prisioneros en
cumplimiento de la parte final de su condena, afirmó Seilert.
Más alternativas contribuyen a la energía amazónica. Experiencias
con el uso de aceite de
babasú (Attalea speciosa), una
palmera abundante en la Amazonía y áreas vecinas, y de aceite
andiroba (Carapa guianensis),
un árbol con semillas oleaginosas, para generación eléctrica fueron
detalladas en el simposio.
Railton de Lima, el inventor de la Eletro Roda, que él
denominó,
"motor voluntario
para generación de energía mecánica",
...también desarrolló un
sistema para convertir basura urbana en briquetas de carbón, para
generar electricidad, facilitando el reciclaje de metales.
Es una tecnología ya usada en varias ciudades brasileñas, incluso en
Manaos. De los 28 inventos de Lima, más de la mitad ya son
aprovechados en el mercado, y hay otros con fines energéticos en
desarrollo.
La creatividad, que ayuda a buscar alternativas más adecuadas,
también ocurre en las comunidades pobres.
"La idea del derecho
a la energía es poderosa", estimula soluciones, comentó Passmore,
de la Fundación Mott.
En el mismo sentido
apunta la diversidad de pueblos y comunidades representadas en el
encuentro de Manaos,
"un factor muy
positivo", concluyó.
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