1. El ajo puede ayudar a prevenir la fatiga
Las civilizaciones antiguas usaban el ajo para evitar la fatiga
entre los trabajadores, así como para mejorar su fuerza y
rendimiento laboral (1).
En los primeros estados griegos, a los olímpicos se les daba ajo
a ingerir, para aumentar su rendimiento.
Varios estudios en animales han demostrado que el ajo puede
ayudar a mejorar la resistencia durante el ejercicio (2). En
estudios en humanos, el ajo es efectivo para mejorar las
condiciones de las personas que sufren de fatiga física o fatiga
debido a las condiciones climáticas frías.
Un estudio mostró que el aceite de ajo ayudó a reducir las
frecuencias cardíacas en pacientes con enfermedad arterial
coronaria cuando fueron sometidos a ejercicio moderado (3). El
estudio también mostró que los pacientes mostraron una mayor
tolerancia al ejercicio después de administrar el aceite de ajo.
El ajo contiene tiamina (vitamina B1) y piridoxina (vitamina B6)
y los estudios muestran que cuando se combinan con otros
nutrientes, la tiamina y la piridoxina pueden ayudar a reducir
la fatiga en pacientes con enfermedad renal en etapa terminal (4).
Otro estudio demostró que la tiamina era un agente eficaz contra
la fatiga durante el entrenamiento de resistencia (5).
Los estudios también muestran que una deficiencia en fósforo y
cobre, componentes principales del ajo, es un factor de riesgo
en el desarrollo del síndrome de fatiga crónica (6, 7).
Conclusión: El ajo se ha utilizado como agente antifatiga desde
los tiempos de los primeros olímpicos griegos. También contiene
tiamina, piridoxina, cobre y fósforo, que ayudan a prevenir la
fatiga incluso en pacientes críticamente enfermos.
2. El ajo es efectivo en el tratamiento y prevención de
enfermedades cardiovasculares
Los estudios demuestran que la alicina, uno de los compuestos
principales que se encuentran en el ajo, previene las
enfermedades cardiovasculares al estimular la relajación
vascular (8).
Además, los estudios también muestran que la alicina tiene el
potencial de erradicar los síntomas y las afecciones
relacionadas con la enfermedad cardiovascular (8). Estas
condiciones incluyen hiperglucemia, hipertrofia cardíaca y
agregación plaquetaria.
Las propiedades antioxidantes de la alicina también ayudan a
prevenir y tratar la ECV mediante la eliminación de radicales
libres en el cuerpo y estimulando la liberación de glutatión
(8).
Los estudios en animales han demostrado que los extractos de ajo
ayudan a reducir las presiones diastólica y sistólica, lo que
reduce las posibilidades de desarrollo de hipertensión, que es
un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares (9).
Un estudio realizado en personas hipertensas muestra que el ajo
es capaz de reducir la presión sanguínea en personas que ya
padecen hipertensión (10).
El mismo estudio también muestra que el ajo tiene la capacidad
de disminuir los niveles de colesterol ligeramente elevados en
los seres humanos.
Además, los investigadores también descubrieron que la
administración de suplementos de ajo puede ayudar a reducir la
presión arterial en individuos con hipertensión esencial (11).
El mismo estudio ilustró que los compuestos de ajo ayudaron a
aliviar el estrés oxidativo, además de ofrecer protección
cardiovascular a estas personas.
Además, un estudio mostró que los extractos de ajo envejecido
ayudaron a disminuir la presión sanguínea de las personas que
sufrían hipertensión arterial tratada pero no controlada (12).
El ajo también es muy eficaz cuando se trata de disminuir la
concentración sérica de colesterol total y LDL (malo) en sujetos
que padecen hipercolesterolemia (13). Lo
hace sin afectar los niveles de colesterol bueno, HDL.
Otra forma en que el ajo previene las enfermedades
cardiovasculares es aumentando los niveles de HDL e inhibiendo
la oxidación del LDL (14).
Además, los compuestos activos en el ajo, como la alicina y la
S-alil cisteína, poseen propiedades antiateroscleróticas, lo que
previene la progresión de la aterosclerosis (15).
Otros estudios han demostrado que el ajo, debido a su alto
contenido de potentes productos sulfúricos, es eficaz para
proteger contra la trombosis (14, 15). El ajo lo hace al
prevenir la agregación de trombocitos (14, 15).
Además de prevenir la agregación de trombocitos, el ajo también
ayuda a frenar otros factores de riesgo al aumentar la
microcirculación, disminuir la viscosidad del plasma y al
reducir la presión arterial diastólica (16, 17).
Los estudios también indican que el ajo es eficaz para reducir
los niveles de homocisteína, un aminoácido que, en exceso,
provoca accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas y
ataques cardíacos (16).
Además, un estudio demostró que el consumo de ajo a largo plazo
era eficaz para proteger contra la rigidez aórtica, un factor de
riesgo de complicaciones cardiovasculares, en los ancianos (18).
El fósforo contenido en el ajo también es efectivo para reducir
la presión arterial en comunidades y personas que tienen un alto
riesgo de desarrollar aterosclerosis (19).
El ajo también contiene cobre, que los estudios demuestran que
puede ayudar a regular la presión arterial, y así prevenir la
hipertensión y otros factores de riesgo de ECV (20).
Un estudio en animales demostró que una deficiencia en cobre
produce hipercolesterolemia, que es un factor de riesgo
significativo para enfermedades cardiovasculares como la
aterosclerosis (21).
El ácido ascórbico también se encuentra en el ajo y varios
estudios han sugerido que el ácido puede ayudar a prevenir la
aterosclerosis al prevenir el estrés oxidativo y la peroxidación
lipídica (22).
Conclusión: El ajo, debido a sus diversos nutrientes, tiene la
capacidad de reducir la presión arterial y los niveles de
colesterol, que son factores de alto riesgo para las
enfermedades cardiovasculares.
3. El ajo puede ayudar a mejorar la función inmune
Un estudio demostró efectivamente que el ajo ayuda a estimular y
fortalecer el sistema inmune al estimular la activación de
macrófagos, células asesinas, células T y B (10).
El mismo estudio también demostró que el ajo era eficaz en la
protección del cuerpo contra las infecciones del tracto
respiratorio superior.
Un gran estudio voluntario mostró que el ajo ayudó a reducir las
apariciones de resfriado común, así como una duración reducida
que padece un episodio de resfriado común (23).
Otro estudio demostró que la suplementación de la dieta con ajo
podría ayudar a mejorar la función de las células inmunes al
reducir la gravedad del resfriado y la gripe (24).
Los estudios también demuestran que el germanio, un componente
del ajo, es eficaz para estimular el sistema inmunitario (25).
Un estudio también mostró que el selenio, otro compuesto
encontrado en el ajo, era útil para mejorar la función inmune en
pacientes sanos (26).
El mismo estudio mostró que los sujetos que tomaron selenio en
la dieta tenían una menor susceptibilidad a las enfermedades
virales.
Los estudios indican que la deficiencia en el elemento traza, el
selenio, puede provocar el deterioro de las funciones inmunes (27).
El ajo contiene tiamina, y los científicos ahora saben que una
deficiencia en la vitamina es la principal causa de sepsis en
pacientes que están críticamente enfermos (28).
Los investigadores también coinciden en que la tiamina es
esencial en la activación del sistema inmune (28, 29).
Un estudio mostró que la vitamina B1 y B6, cuando se combina con
otros nutrientes esenciales, podría ayudar a mejorar la función
inmune de los individuos que sufren de enfermedad renal en etapa
terminal (4).
El ajo también contiene vitamina C (ácido ascórbico) y desde
hace tiempo se ha sugerido que la vitamina puede prevenir y
curar el resfriado común (22).
Algunos estudios también indican que el ácido ascórbico es capaz
de activar el sistema inmune promoviendo la propagación de las
células T durante una infección (22).
Conclusión: El ajo, a través de sus ácidos sulfúricos, ácidos
grasos y nutrientes metálicos, puede ayudar a mejorar las
funciones inmunitarias en los seres humanos.
4. El ajo contiene propiedades anticancerígenas
Los estudios en animales y humanos han demostrado de manera
concluyente que el ajo tiene la capacidad de suprimir el
desarrollo de tumores en el hígado, senos, estómago, pulmones,
esófago, piel, próstata, colon y vejiga (30, 31, 33, 34, 35)
Un estudio realizado en China demostró que el ajo era eficaz
para reducir el riesgo de cáncer de próstata en los hombres (36).
El estudio demostró que el efecto del ajo sobre los tumores de
próstata era menos potente en los hombres con cáncer de próstata
avanzado, en comparación con aquellos que tenían un tipo de
cáncer localizado.
Un estudio en animales realizado en las glándulas de mamíferos
de los sujetos demostró que el ajo ayudó a inhibir la progresión
del cáncer en estas glándulas al evitar que los carcinógenos se
unieran al ADN de las glándulas (37).
Otros estudios han encontrado que el ajo, a través de uno de sus
compuestos activos, el sulfuro de dialilo, es eficaz para
prevenir el cáncer esofágico / gastrointestinal (38, 39).
El compuesto inhibe la formación de tumores, así como el
metabolismo de la sustancia que causa el cáncer.
Otro estudio encontró que la alicina inhibió la propagación del
cáncer de colon humano, del endometrio y de las células
cancerosas mamarias en casi un 50% (40).
Los científicos creen que el ajo ayuda en la lucha contra el
cáncer al eliminar los radicales libres, reparar el ADN dañado,
estimular las actividades de enzimas esenciales como la
catalasa, aumentar los niveles de glutatión y prevenir el daño
cromosómico (41, 42).
Además, el ajo contiene selenio, que ha demostrado la capacidad
de destruir los genes que están implicados en la carcinogénesis
(43).
Otro estudio mostró que los extractos de ajo envejecido ayudaron
a proteger contra el daño intestinal causado por el metotrexato
durante la quimioterapia (44).
Los estudios indican que el selenio, que también se encuentra en
el ajo, puede ayudar a reducir la aparición de cáncer y la
muerte por cáncer (45).
Específicamente, el selenio ha demostrado una fuerte acción
contra el riesgo de desarrollar cánceres de colon, pulmón,
próstata e hígado, así como también la reducción de la
mortalidad por estos cánceres (45).
También se sabe que la vitamina C posee actividades
anticancerígenas al detener los radicales libres antes de que
puedan formar tumores o causar daño al ADN (22).
Los estudios también indican que una baja ingesta de vitamina C
o una deficiencia de la misma puede conducir a un mayor riesgo
de cáncer de cuello uterino (22).
Conclusión: El ajo tiene potentes propiedades anticancerígenas
contra los principales tipos de cáncer que afligen a los seres
humanos.
5. El ajo puede ayudar en la prevención y el tratamiento de la
diabetes mellitus
Un estudio con animales encontró que los compuestos de ajo como
OSC y alicina fueron efectivos para reducir los niveles de
azúcar en la sangre en sujetos que padecen hiperglucemia crónica
inducida químicamente (46).
Los estudios también indican que el ajo es eficaz en la mejora
de la microcirculación (16), cuyo daño da como resultado las
complicaciones más avanzadas que se observan en pacientes con
diabetes (47).
Un estudio prometedor en animales ha demostrado que el extracto
de etanol de ajo puede ayudar a reducir los niveles de azúcar en
la sangre en ratones que padecen diabetes inducida químicamente
(48).
El mismo estudio mostró que el extracto de ajo fue efectivo para
revertir la hiperglucemia.
Otro estudio demostró que el extracto de ajo envejecido era
eficaz para prevenir la hiperglucemia inducida por el estrés, un
factor de alto riesgo para el desarrollo de diabetes mellitus (49).
Un estudio en humanos demostró que el polvo de ajo reducía la
concentración de glucosa en sangre y aumentaba la
microcirculación en la piel, lo que ayudaba a controlar la
diabetes (50).
Un grupo de científicos también descubrió que una combinación de
ajo y tratamientos antidiabéticos estándar ayudó a mejorar el
control glucémico en pacientes con diabetes tipo II (51).
Las investigaciones indican que el calcio, que se encuentra en
cantidades significativas en el ajo, puede ayudar a prevenir y
controlar el síndrome de resistencia a la insulina, que a menudo
precede al desarrollo de la diabetes mellitus (52).
La tiamina, otro componente del ajo, puede ayudar a prevenir la
progresión de la diabetes mellitus bloqueando las vías dañinas
creadas por la hiperglucemia (53).
Conclusión: El ajo ha demostrado ser eficaz en la prevención y
el tratamiento de la diabetes mellitus debido a su acción
hipoglucémica.
6. El ajo contiene propiedades antimicrobianas
Varios estudios indican que los extractos de ajo son efectivos
contra varios protozoos incluyendo,
-
E. histolytica
-
Leishmania
-
B. entozoon
-
O. ranarum
-
Crithidia
-
Candida albicans
-
Crithidia
-
Leptomonas (15, 54)
Los investigadores también han encontrado que el ajo crudo
diluido demostró efectos antiparasitarios contra Hymenolepis
nana y giardiasis (15, 54).
Los científicos también han descubierto que los extractos de ajo
son útiles en el tratamiento de la Criptosporidiosis, una
enfermedad causada por un parásito protozoario conocido como Cryptosporidium (55). Se
cree que este es el parásito que causa diarrea en personas con
VIH.
Otros estudios han demostrado que el ajo es un agente
antibacteriano eficaz contra bacterias comunes como Estafilococo
Aureus, Salmonella, E.coli, Micrococcus, Proteus, B. subtilis y Mycobacterium (15,
54).
Un estudio también demostró que diferentes compuestos de ajo
eran efectivos en la prevención y reducción de H. pylori, una
infección bacteriana que causa úlceras duodenales y gástricas (56).
Otro estudio mostró que el aceite y el polvo de ajo fueron
efectivos en la protección contra bacterias entéricas humanas (57).
Un grupo de científicos también descubrió que la alicina, un
compuesto activo en el ajo, mostraba actividad antibacteriana
contra las bacterias resistentes a los antibióticos (15, 58).
Los investigadores también han demostrado que el extracto de ajo
es efectivo en el tratamiento de S. aureus y E. coli, lo que lo
convierte en un antibiótico potente (59).
Un estudio encontró que el extracto de ajo mostró actividad
antiviral contra el citomegalovirus humano (15, 60).
Otro estudio demostró que el ajo también era efectivo en el
tratamiento y la erradicación de la influenza B, el virus
Coxsackie y el virus del herpes simple (15, 54, 61).
Los estudios también han indicado que los compuestos del ajo
poseen actividad antiviral contra el rhinovirus humano tipo 2,
el virus vaccinia y el virus de la estomatitis vesicular (15, 62).
Cuando se trata del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH),
los estudios han demostrado de manera concluyente que los
compuestos de ajo como el ajoeno, el alcohol alílico y el
disulfuro de dialilo son eficaces para combatir las infecciones
por VIH en las células (15, 54, 63, 64).
Se ha demostrado que el selenio, un componente clave del ajo,
detiene la progresión del VIH al SIDA, y también inhibe la
propagación de otras infecciones virales (65).
La investigación también indica que los extractos de ajo son
efectivos para combatir infecciones fúngicas comunes (15) que
incluyen Candida albicans, Aspergillus, Botrytis cinerea,
Trichoderma harzianum y estomatitis por dentadura postiza, entre
otros (54, 66, 67, 68, 69).
Conclusión: Los científicos han demostrado que el ajo es un
antimicrobiano eficaz debido a sus propiedades antiprotozoarias,
antifúngicas, antibacterianas y antivirales.
7. El ajo puede ayudar a proteger contra la hepatotoxicidad y es
un desintoxicante eficaz
Los estudios demuestran que el ajo es eficaz para proteger las
células hepáticas de la hepatotoxicidad inducida químicamente
(15). Por ejemplo, las investigaciones muestran que el ajo puede
ayudar a prevenir la hepatotoxicidad inducida por paracetamol
(15).
Los estudios también demuestran que el ajo es eficaz para
proteger contra la hepatotoxicidad inducida por gentamicina (15,
16, 70).
Además, la investigación ha demostrado que el ajo también es
útil en la prevención de la hepatotoxicidad inducida por
nitratos (15, 71).
Los estudios en animales también han demostrado que el ajo puede
ayudar a revertir el daño por oxidación causado por la toxicidad
de la nicotina (16).
Los investigadores han descubierto que el ajo es más eficaz en
el tratamiento de la intoxicación por plomo ocupacional no grave
que la penicilamina, un tratamiento químico que se administra a
las personas que padecen envenenamiento por plomo (72).
Un estudio también descubrió que el extracto de ajo era
eficiente en el tratamiento de la fibrosis hepática inducida por
tetracloruro de carbono (73).
Otro estudio también mostró que los extractos de ajo protegían
al hígado de la hepatotoxicidad inducida por NDEA (74).
Además, los científicos descubrieron que el ajo era eficaz en la
protección del hígado contra las lesiones inducidas por el
etanol (75).
El ajo también contiene fósforo, uno de los electrolitos clave
que necesita el riñón para equilibrar los niveles de grasa,
sodio, agua y ácido úrico (76). Cualquier
cantidad encontrada en exceso se elimina a través de la orina.
Conclusión: El ajo es un eficaz agente antihepatotóxico y
desintoxicante. Puede ayudar a prevenir y tratar la
hepatotoxicidad causada por tetracloruro de carbono, nitratos,
plomo, nicotina, gentamicina y paracetamol.
8. El ajo puede ayudar a mejorar la salud de los huesos
Un grupo de investigadores realizó estudios con animales sobre
ratas hembras y descubrió que el extracto de aceite de ajo
promovía la transferencia de calcio desde los intestinos a los
huesos, ayudando a fortalecer los músculos esqueléticos de las
ratas (77).
Además, el mismo estudio mostró que el aceite de ajo fue eficaz
para mejorar el contenido mineral óseo y la resistencia a la
tracción de los huesos (77).
Los investigadores también demostraron que el aceite de ajo
podría ayudar a inhibir la pérdida mineral ósea causada por la
deficiencia de la hormona ovárica (77).
Un grupo de científicos descubrió que comer ajo podría ayudar a
prevenir la osteoartritis de la cadera debido a la acción del
sulfuro de dialilo (78).
Otro estudio en animales demostró que el germanio contenido en
el ajo era eficaz para restaurar la resistencia ósea y la masa
ósea en sujetos que padecían osteoporosis (79).
El ajo también contiene una cantidad significativa de calcio,
cuya deficiencia puede provocar una pérdida significativa en la
masa ósea, así como raquitismo en los niños (80).
La administración de suplementos de calcio también ha resultado
en una menor pérdida de masa ósea en mujeres posmenopáusicas
(80).
El fósforo también es parte del ajo, y el elemento es esencial
para mejorar el contenido mineral óseo, la densidad mineral ósea
y un menor riesgo de osteoporosis en adolescentes y adultos
mayores de veinte años (81).
Los científicos también han notado que un aumento en la ingesta
de fósforo está asociado con un aumento en la ingesta de calcio,
lo que ayuda a fortalecer y proteger aún más los huesos (81).
El cobre, que también se encuentra en el ajo, es importante para
tener huesos saludables. Los científicos han descubierto que una
deficiencia de cobre está estrechamente relacionada con la
mineralización de los huesos y la osteoporosis (20).
Los estudios también muestran que una deficiencia en vitamina C,
otro nutriente que se encuentra en el ajo, puede conducir a la
pérdida de masa ósea y al desarrollo de osteoporosis (82,
83, 84).
Conclusión: El ajo contiene nutrientes que son esenciales para
una salud ósea óptima, y sus deficiencias pueden provocar
enfermedades óseas como la osteoporosis.
9. El ajo es rico en antioxidantes
Un estudio demostró que los compuestos bioactivos en el ajo
ayudaron a inhibir la producción de radicales libres en el
cerebro y el resto del cuerpo (85).
Otro estudio encontró que diferentes compuestos en el ajo tienen
diferentes propiedades antioxidantes (86).
Alliin y alicina son capaces de captar superóxido, mientras que
el disulfuro de alilo, alliin y alil cisteína, fueron capaces de
atrapar los radicales hidroxilo libres.
Los estudios han demostrado que el disulfuro de alilo es capaz
de reducir el estrés oxidativo que puede causar la testosterona,
así como acelerar la descomposición de la testosterona (42).
Otro estudio demostró que el germanio, uno de los elementos
traza encontrados en el ajo, es un antioxidante activo (87).
Los estudios también indican que una deficiencia en tiamina, una
de las vitaminas que se encuentran en los ajos, produce un
aumento en el estrés oxidativo (28, 88).
El selenio, un oligoelemento que se encuentra en el ajo, es otro
antioxidante y ayuda a combatir el estrés oxidativo y el daño y
la mutación del ADN (27, 89).
El cobre, un antioxidante ampliamente conocido y respetado,
también se encuentra en cantidades abundantes en el ajo, lo que
ayuda a prevenir el daño oxidativo (20).
Conclusión: El ajo contiene una gran cantidad de nutrientes que
poseen capacidades antioxidantes, que ayudan a prevenir, reducir
y revertir el daño oxidativo en el cuerpo.
10. El ajo puede ayudar a mejorar la función cognitiva
Un estudio en animales mostró que los compuestos activos en el
ajo, como la alicina, fueron los responsables de mejorar la
función cerebral y la memoria a corto plazo en sujetos que
padecían hiperglucemia crónica (46).
Otro estudio en animales mostró que el ajo fresco ayudó a
mejorar la retención de la memoria y el rendimiento cognitivo en
ratas (90). Los
investigadores opinaron que esto se debía a que el ajo tenía la
capacidad de mejorar los niveles de serotonina en el cerebro.
Los estudios también han demostrado que al reducir el daño
oxidativo y los altos niveles de colesterol y homocisteína, el
ajo puede ayudar en la prevención de la demencia (91).
Además, la investigación ha demostrado que el ajo es útil para
prevenir el deterioro cognitivo al proteger las neuronas del
cerebro de la toxicidad y la muerte (16).
Otro estudio demostró que el ajo podría ayudar en la prevención
de la enfermedad de Alzheimer al eliminar los radicales libres y
prevenir la muerte neuronal (92).
Un estudio también encontró que la vitamina B1, que también se
encuentra en el ajo, es efectiva para mejorar la función
cerebral, especialmente la memoria a corto plazo en niños
pequeños (93).
Los estudios también han demostrado que una deficiencia de
vitamina B1 puede conducir al desarrollo y progresión de
enfermedades cerebrales como la enfermedad de Alzheimer (88).
El ajo también contiene fósforo y calcio, los cuales son
esenciales para mantener una función cognitiva saludable en
personas mayores (94).
Conclusión: Los científicos han demostrado que el ajo y sus
compuestos son esenciales para el mantenimiento de la función
cognitiva saludable y para la prevención de enfermedades
cognitivas relacionadas con la edad, como el Alzheimer y la
demencia.
11. El ajo puede ayudar a mejorar la salud de la piel
Un estudio mostró que los extractos de agua del ajo fueron
efectivos para curar las verrugas y los callos cuando se
aplicaban por vía tópica (16, 95).
El calcio, un constituyente significativo del ajo, también tiene
un papel esencial que desempeñar en lo que respecta a la salud
de la piel. Es responsable de la diferenciación y reproducción
de la piel (96).
Otro estudio teorizó que el calcio, en forma de nanopartículas,
en realidad podría ayudar a acelerar el proceso de curación de
heridas en la piel (97).
Además, los estudios muestran que el calcio es esencial para
promover la función de la barrera de la piel, así como para
regular la estructura de la capa superior de la piel (98).
Los estudios también muestran que el selenio, la vitamina C y el
cobre, que se encuentran en cantidades favorables en el ajo, son
importantes para mantener una piel saludable debido a su estado
antioxidante (99).
La investigación ha demostrado que la vitamina C es esencial en
el proceso de curación de heridas, porque es responsable de la
fusión del colágeno, que es especialmente importante en las
personas que se han sometido a cirugía (22).
Conclusión: El ajo contiene vitamina C, cobre, selenio y calcio,
que son esenciales para promover una piel saludable.
12. El ajo puede ser usado en la lucha contra la obesidad
El ajo contiene calcio, y las investigaciones muestran que el
calcio es efectivo para mejorar la regulación del peso y, por lo
tanto, evita la obesidad / aumento de peso (100).
Los investigadores también descubrieron que una ingesta alta de
calcio en la dieta está relacionada con un menor riesgo de
obesidad y aumento de peso (52).
Los estudios también muestran que la mayoría de las personas
obesas padecen una deficiencia de tiamina, y que la ingesta
dietética de la vitamina de alimentos como el ajo puede ayudar a
controlar la obesidad de manera efectiva (101).
Conclusión: El ajo contiene tiamina y calcio, que según los
estudios son efectivos para promover la pérdida de peso,
especialmente en individuos obesos.
13. El Ajo puede ayudar a proteger contra el síndrome
premenstrual
Debido a su alto contenido de calcio, el ajo puede ayudar a
combatir los síntomas de la depresión premenstrual, como los
cambios de humor y los mareos, así como los síntomas
psicológicos (102,
103, 104).
Otro estudio encontró que un aumento en la ingesta de calcio
ayuda a reducir la fatiga, la depresión y los cambios en el
apetito en las mujeres que sufren de síndrome premenstrual
(103, 105).
El ajo también contiene cantidades relativas de vitamina B1, que
según los científicos es efectiva para reducir los síntomas
físicos del síndrome premenstrual (104).
Los estudios también muestran que una deficiencia en selenio, un
elemento traza en el ajo, puede conducir a cambios de humor
adversos, especialmente en mujeres que sufren de síndrome
premenstrual (89).
Los científicos también han teorizado durante mucho tiempo que
una deficiencia de vitamina B6, una de las vitaminas en el ajo,
promueve el síndrome premenstrual (106, 107).
La investigación ha demostrado que las mujeres con síndrome
premenstrual que son tratadas con vitamina B6 (piridoxina)
muestran una mejora significativa, especialmente cuando se trata
de síntomas emocionales (108).
Los estudios también indican que el ácido ascórbico (vitamina
C), otro constituyente del ajo, puede ayudar a las mujeres a
controlar los síntomas del SPM debido a su capacidad para
metabolizar los ácidos grasos esenciales (108).
Conclusión: se sabe que el ajo es efectivo para reducir las
perturbaciones físicas y emocionales que ocurren durante el
síndrome premenstrual en las mujeres.
14. El ajo puede ayudar a promover un nivel de pH alcalino
saludable
El calcio, un mineral que se encuentra en abundancia en el ajo,
ayuda a promover un ambiente alcalino, que a su vez ayuda a
reducir el dolor de espalda, mejora el crecimiento y mejora la
efectividad de los tratamientos de quimioterapia (109).
El fósforo, en forma de fosfolípidos, ayuda a equilibrar los
niveles de pH del cuerpo al evitar los niveles excesivos de
compuestos alcalinos o ácidos (109).
Conclusión: El calcio y el fósforo contenidos en el ajo pueden
ayudar al cuerpo a alcanzar un nivel de pH saludable, que es
crucial en la prevención de enfermedades.
15. El ajo puede ayudar a promover la salud ocular
Debido a su gran cantidad de tiamina, el ajo es un buen
candidato para promover la salud ocular. Un estudio mostró que
el tratamiento con tiamina puede ayudar a revertir la pérdida de
la visión, especialmente en casos de alcoholismo (110).
Los estudios también muestran que un aumento en la ingesta de
tiamina en individuos que sufren de alcoholismo puede ayudar a
sanar los nervios dañados por el alcohol responsables del
movimiento ocular (111).
La investigación científica también muestra que la tiamina se
asocia con un menor riesgo de desarrollar glaucoma de ángulo
abierto, que es una de las principales causas de ceguera
permanente (112).
Los científicos también han teorizado que la tiamina, junto con
otros compuestos de vitamina B, puede ayudar a detener el
desarrollo de cataratas (113).
Conclusión: El ajo, debido a sus niveles significativos de
vitamina B1, es esencial para promover la salud ocular adecuada.