por Thalif Deen
25 Enero
2019
del Sitio Web
IPSNoticias
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El hecho de que las innovaciones tecnológicas sean accesibles a cada
vez más personas tiene también un costado devastador:
cada año se acumulan
50 millones de toneladas de desechos electrónicos en todo el
planeta.
Esa cifra implica un peso
superior al de la chatarra de este tipo generada por las aerolíneas
comerciales de todo el mundo, o suficientes torres Eiffel para
llenar el barrio neoyorquino de Manhattan.
Así lo advierte el informe "A
New Circular Vision for Electronics - Time for a Global Reboot"
(una nueva visión circular para la electrónica: tiempo para un
reinicio global), difundido el jueves 24 en el Foro Económico
Mundial de Davos.
En la actualidad se recicla formalmente apenas 20 por ciento de los
desechos electrónicos, lo que ,
La Universidad de las
Naciones Unidas (UNU),
coautora del reporte, pronostica que, de no producirse ningún
cambio, los residuos tecnológicos podrían casi triplicarse para el
año 2050.
Es difícil evaluar cuántos productos eléctricos se fabrican
anualmente, según el estudio.
Sin embargo, si se
considera solamente a los aparatos conectados a Internet, estos
totalizan una suma mucho mayor que la de humanos, cuya población
mundial es de unos 7.700 millones.
El informe, respaldado por siete agencias de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU),
destaca que la rápida innovación y la reducción de costos han
aumentado drásticamente el acceso a productos electrónicos y
tecnología digital, acarreando muchos beneficios.
A su vez, esto ha derivado en un mayor uso de esos aparatos, y el
efecto colateral pasa a ser la multiplicación de los desechos que
los mismos generan cuando dejan de usarse.
Los residuos electrónicos constituyen actualmente la basura de más
rápido crecimiento en el mundo, señala el reporte.
Existen legislaciones que vuelven obligatorio el reciclaje de
desechos electrónicos, dijo a IPS Ruediger Kuehr, coautor del
informe y director del Programa de Ciclos Sostenibles
SCYCLE, de la UNU y el alemán
Instituto para el Ambiente y la Seguridad Humana, citando el
caso de la Unión Europea (UE).
Así es como este año debería reciclarse 85 por ciento de todos los
desechos tecnológicos generados en la UE. Sin embargo, este objetivo
no se alcanzará en absoluto, observó.
El principal desafío es recolectar esta clase de basura, y los
últimos intentos de mejorar esta actividad obligando a comerciantes
a aceptar aparatos obsoletos no resultaron fructíferos.
De ahí que sea necesario unificar las legislaciones sobre reciclaje
de desechos electrónicos en innovadores sistemas de recolección,
planteó Kuehr, entre otras iniciativas como crear conciencia entre
los consumidores para que devuelvan los equipos obsoletos apenas
dejan de usarlos.
Todo esto aliviará las tareas de recolección, porque el producto
seguirá siendo propiedad del productor, dijo.
Los puntos de reciclaje o
recipientes para juntar esa chatarra son clave, pero no suficientes,
agregó.
"Por lo tanto, la
mera legislación sobre desechos electrónicos no cambiará las
cosas, especialmente porque en muchos países no se aplica”,
advirtió Kuehr.
Según el estudio, la
basura tecnológica supone una oportunidad valorada en unos 62.500
millones de dólares por año, más que el producto interno bruto de la
mayoría de los países y el triple de la producción de las minas de
plata del mundo.
Hay 100 veces más oro en una tonelada de residuos electrónicos que
en una tonelada de mineral de oro, señala el texto.
El informe llama a crear una nueva visión basada en la economía
circular y en la necesidad de colaboración con las grandes marcas,
así como con pequeñas y medianas empresas, con la academia, los
sindicatos, la sociedad civil y sus asociaciones, en un proceso
deliberativo para cambiar el sistema.
Kuehr dijo a IPS que algunos políticos e industriales consideran que
el problema de los residuos electrónicos debe resolverse de manera
sostenible, aunque las cifras indican lo contrario.
Y agregó que aunque el
asunto ha avanzado en la agenda política, también dentro de la ONU,
todavía no se le confiere la importancia que amerita.
Para implementar soluciones sostenibles se requieren esfuerzos
internacionales en parte revolucionarios y armonizados entre sí,
opinó, señalando que se debe investigar más en este sentido.
El estudio cita varios ejemplos concretos de la batalla contra la
basura electrónica en una economía circular.
-
En Nigeria, que
genera 500.000 toneladas anuales de estos residuos, el
gobierno nacional, el Fondo para el Medio Ambiente
Mundial (más conocido por sus siglas en inglés
GEF) y ONU Medio Ambiente
anunciaron una iniciativa conjunta para crear una industria
formal de su reciclaje, en la que también invertirá el
sector privado.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en
este sector trabajan de manera informal unos 100.000
nigerianos, que con esto podrán formalizar su situación
laboral.
-
En América Latina
y el Caribe, un proyecto sobre basura tecnológica de la
Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Industrial (Onudi) cofinanciado por el GEF busca promover el
desarrollo sostenible en 13 países, ayudando a establecer
estrategias en cada uno de ellos y potenciando la
cooperación regional.
El estudio presentado
esta semana es resultado del trabajo de la
E-waste Coalition, o coalición de
desechos electrónicos, que incluye a,
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la OIT
-
la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT)
-
el Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio
Ambiente)
-
Onudi
-
el Instituto de
las Naciones Unidas para la Formación Profesional e
Investigaciones (Unitar)
-
la UNU
-
los secretariados
de las convenciones de Basilea y Estocolmo
La coalición cuenta con
el apoyo del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo
Sostenible y el Foro Económico Mundial, y es coordinada por la
Secretaría del Grupo de Gestión Ambiental (EMG) de la ONU.
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