se ha relacionado con múltiples enfermedades cardiovasculares, cognitivas e incluso sexuales...
Es verdad que cada persona tiene sus propios parámetros de descanso (un adulto puede sentirse pleno con dormir 4 horas diarias y otro, con las mismas condiciones, requiere como mínimo 8).
Pero algo que en
definitiva la ciencia y la experiencia han dejado claro es la
importancia del sueño en la salud física y psicológica de cada ser
vivo.
La carencia de estas moléculas, llamadas micro-ARN o mi-ARN, reprime la expresión genética de las proteínas en las células.
Esto ocasiona una
inflamación que a su vez puede devenir en una disfunción en el
sistema sanguíneo (y en otras enfermedades cardíacas, diabetes tipo
2, obesidad, depresión, disminución de las habilidades cognitivas e
inclusive Alzheimer).
Es decir, las personas que suelen dormir menos de 6 horas por día pueden desarrollar una acumulación de depósitos de grasa (llamada placa de ateroma) en las venas sanguíneas que bloquean el flujo de la sangre y pueden resultar en enfermedades cardiovasculares de alto riesgo (como ataques al corazón).
Incluso, las personas que
suelen despertarse constantemente durante la noche tienen un 34% de
riesgo de desarrollar aterosclerosis.
Por ahora se sabe que el cerebro no sólo consolida las memorias y recuerdos durante el sueño; también "desecha" aquellas memorias irrelevantes o automáticas en el mismo período de descanso onírico.
Sin embargo, sin las
horas necesarias de sueño, el cerebro no puede cumplir sus funciones
de manera óptima.
Se ha asociado esta
dinámica con personas que padecen Alzheimer.
Ello, sin dejar a un lado
que ante la carencia de sueño, las células del cerebro disminuyen su
funcionamiento y son incapaces de "codificar su información y
traducir un input visual en un pensamiento consciente", de
ahí que ante la privación de descanso el resultado sea una
alucinación.
Pues, después de todo, ¿a
quién le agrada sentir una especie de resaca después de no dormir
una noche?
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