Ilaria Urbinati
Celebramos que cada vez más se hable del cuidado de nuestra salud mental, pero es importante preguntarnos siempre de qué manera estamos atendiendo
nuestra
psique...
De estas, el servicio ofrece dos opciones:
Así, además de que los usuarios tienen la libertad de elegir cuándo y con quién ir, pueden decidir también si desean ir sólo una vez por semana, o si quieren hacerlo con más frecuencia.
Finalmente, tienen la opción de ir sólo con un especialista o con más. Por sus cualidades, esta app ofrece un gran pretexto para compartir algunas reflexiones en torno al cuidado de la salud mental.
Una de las primeras preguntas que pueden plantearse al respecto es si esta opción de "cuidado" y otras parecidas no nacen en el fondo de la intención propia del sistema capitalista, de sacar provecho de una preocupación totalmente humana, la cual en los últimos años ha cobrado gran relevancia.
Todo esto con el propósito de obtener ganancias a como dé lugar.
Dicho de otro modo:
Históricamente, uno de los grandes problemas con el tratamiento subjetivo de las emociones ha sido la dificultad de nombrar lo que sentimos.
Lo más común es que o pretendamos ignorar nuestras emociones o limitemos nuestro umbral de percepción a tan sólo unas cuantas.
A esto es posible sumar una tendencia contemporánea:
A diferencia de otras épocas, ahora estamos genuina y continuamente preocupados por sentirnos felices, como si otros estados emocionales estuvieran prohibidos y por lo tanto no pudieran tener cabida en nuestra vida.
Vivimos en un ambiente en
que ser felices, estar bien, deshacernos de lo tóxico, buscar
nuestro bienestar, se ha vuelto la norma, es decir, una conducta que
es necesario obedecer.
...es uno de los varios factores que permite que cierto tipo de opciones de terapia o de acompañamiento psicológico se vuelvan cada vez más populares.
El life coaching, al cual muchísima gente se ha volcado en los últimos años, es un buen ejemplo de ello:
Por lo mismo, este tipo
de opciones suelen tener como punto de partida preguntas que no nos
hacemos nosotros mismos, que no pensamos nosotros, que no hablan de
nuestra singularidad, sino que están atravesadas por los intereses,
las miradas y las demandas de otros...
La mayoría de las terapias psicológicas tienen el objetivo de que el paciente se deshaga de malos hábitos o cambie o elimine las conductas que le hacen daño, para que finalmente pueda alcanzar su bienestar, tranquilidad y felicidad...
Del lado del "paciente", una de las expectativas más comunes que se tienen respecto a cualquier tipo de atención psicológica es que esta nos ayudará a ser felices y estar bien con nosotros mismos.
En ese sentido, una de las observaciones que pueden hacerse a ese tipo de dinámicas es que no promueven del todo el compromiso de la persona consigo misma.
Fomentar el compromiso con uno mismo implicaría aclarar desde el inicio que la solución a nuestras dificultades subjetivas no puede ser inmediata, sin dolor y tampoco a través de procedimientos establecidos de antemano y válidos para todas las personas, sin distinción alguna de circunstancias (aunque, paradójicamente, estas mismas terapias repitan hasta el cansancio que cada persona es diferente).
En general no muchas personas - pacientes pero a veces incluso terapeutas - están dispuestas a aceptar que el cuidado de la psique es en principio un trabajo difícil, duro, no exento de dolor y que además toma su tiempo...
De ahí que la constancia y el compromiso sean requisitos verdaderamente importantes para,
A pesar de la aparente flexibilidad que ofrecen este tipo de servicios, cabe preguntarnos qué tanto ayuda esta alternativa y con qué fin se acude a ella:
En nuestras vidas puede
haber muchos tipos de problemas, sin duda, y probablemente algunos
de ellos tengan solución, probablemente en algunos casos la solución
dependa sólo de nosotros, pero es importante tener claro que hay
situaciones y problemas que nos trascienden como personas y que no
podemos tener el control de absolutamente todo lo que nos sucede.
Aprender a lidiar, a
vivir, a dejar sentir, no sólo a pretender "eliminar" lo "negativo"
de nuestras vidas.
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