por Thomas Harrington
03 Mayo 2025
del Sitio Web BrownstoneEsp

 

 

Thomas Harrington

es catedrático emérito de Estudios Hispánicos en Trinity College en Hartford, Connecticut en los EE.UU., así como Senior Brownstone Scholar, Brownstone Fellow y co-fundador de Brownstone España.

Su investigaciones académicas se centran en los movimientos ibéricos de identidad nacional, las relaciones culturales intra-ibéricas y las emigraciones ibéricas hacia las Américas.

Sus escritos sobre la política y la cultura han aparecido con frecuencia en la prensa estadounidense, así como en varios medios de comunicación en España.

Es autor de cinco libros, siendo el último de ellos

The Treason of the Experts - Covid and the Credentialed Class (2023).

Varios de sus artículos de prensa y una muestra de su fotografía se encuentran en Words in The Pursuit of Light.

Se puede acceder a una selección de sus trabajos académicos en https://trincoll.academia.edu/tharrington

 

 

 

 

 

 

 

Hablar sin ambages

de temas considerados hasta hace poco

como el culmen de la seriedad

(la muerte, la soledad, el amor,

la belleza, la amistad o la crueldad),

hace que parezcas

'frívolo' ante los demás...

 

 


Fita essa gente que anda por aí
Brincando com a vida
Cuidado, companheiro!
A vida é pra valer
E não se engane não, tem uma só….
.....A vida não é de brincadeira, amigo
A vida é a arte do encontro
Embora haja tanto desencontro pela vida...
"Samba da Benção"

Vinicius de Moraes

 



Pertenezco a una generación de "frívolos" surgidos de una sociedad construida durante las últimas cuatro décadas, más que nada, para desempeñar el ejercicio de la frivolidad.

 

Recibimos la dote social y económica posiblemente más lujosa en la historia de las sociedades humanas, y tras gastarla en un tiempo record en guerras inútiles y productos efímeros, nos dedicamos al saqueo sistemático de las instituciones que hicieron posible la creación de casi todo que heredamos.

 

Y siendo los norteamericanos tan 'generosos' como somos, hemos hecho todo para compartir la,

increíble ligereza de nuestra forma de pensar y actuar con los grandes amigos europeos, pueblos que durante décadas resistieron el canto de sirena de nuestro show materialista, solo para acabar cediendo poco a poco en los años recientes a su lógica corrosiva...

Hablar de la frivolidad es hablar implícitamente de su antagonismo:

¡la seriedad...!

En los EE.UU. hay muy pocas cosas que puedan generar más reacciones alérgicas en los espacios sociales, o incluso en los recintos académicos, que hablar sin ambages de las cosas que, hasta hace poco, eran consideradas por muchos como los temas por excelencia de la seriedad:

  • la muerte

  • la soledad

  • el amor

  • la belleza

  • la amistad

  • los misterios infinitos de la crueldad humana...

En una curiosa inversión de papeles las personas que quieren integrar estas temáticas en las conversaciones diarias se ven hoy en día como frívolos, mientras que las personas que huyan de ellas, ocupándose de las cosas supuestamente prácticas, como por ejemplo ganar mucho dinero o controlar el destino vital otros, se consideran 'gente seria'...

O como me dijo mi hija después de haberse graduado de una de las universidades supuestamente más prestigiosas del país, esto es, una institución "seria" por antonomasia:

Papá, estudiar en universidades como esta es recibir invitaciones constantes a entrar de por vida en una elevada autopista que te permite observar la suciedad de la realidad de las personas en las ciudades, en los pueblos, o sea, abajo, con una sonrisa auto-complaciente, mientras tú lamentas con sutil, aunque clara, condescendencia la incapacidad de esta gente de hacer lo que tú has hecho...

Me dirán que los poderosos siempre han sido frívolos y siempre han estado poseídos de una gran capacidad de presentar sus programas de saqueo a la mayoría de la gente en tonos solemnes, cuando no trascendentales. Y es la verdad...

Pero creo que hoy en día hay una gran diferencia.

El control casi total de los grandes medios de comunicación por parte de las élites económicas les ha permitido convencernos a muchos de nosotros, de que su egoísmo disfrazado de 'bondad' no es un rasgo particular de su clase, sino un atributo básico y absolutamente predominante de todos los seres humanos.

Y de este modo nos han robado, sin que la mayoría se haya dado plenamente cuenta, lo que habían sido siempre nuestras armas más poderosas para la lucha en pro de la justicia:

la sinceridad, la empatía, la compasión y la indignación...

En fin, todos los grandes motores de la imaginación moral.

Por ejemplo,

tengo buenos amigos que, admitiendo abiertamente su desconocimiento casi total de la historia - esto es, el archivo de cómo los seres humanos han reaccionado ante retos morales en contextos distintos en el pasado - son capaces de decir taxativamente, y con gran vehemencia, que el ser humano no ha sido nunca otra cosa que un buscador de intereses unipersonales.

¡Y esto en boca de personas que han mostrado una y otra vez a largo de los años de nuestra amistad y enormes capacidades altruistas!

¿Cómo se explica esta paradoja?

En el fondo es un problema de lenguaje.

 

Las personas solo pueden articular sentimientos para los cuales tienen palabras.

 

Si durante toda la vida te han dicho que los saqueadores son serios y los solidarios unos frívolos, es muy difícil imaginar cualquier otra configuración mental de la realidad.

¿No les parece que ya es hora de atacar frontalmente, con una constancia feroz, la absurdidad de las narrativas maestras de "essa gente que anda por aí brincando [jugando] com a vida" y recordarles a todos, una y otra vez, que "a vida é a arte do encontro" como manifiesta Vinicius de Moraes en su "Samba da Benção", y que el encuentro cara a cara es la raíz de la dignidad y de la justicia?