por Manasee Wagh
05 Octubre 2024
del Sitio Web Esquire

 

 

 

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"Una nueva era

en nuestra compresión

de lo que somos".


Esta última pista sobre

la arquitectura de la conciencia

respalda la teoría de un Premio Nobel

sobre el funcionamiento de

la física quántica en el cerebro...




Un reciente e innovador experimento en el que se administró anestesia a ratas ha convencido a los científicos de que unas diminutas estructuras del cerebro de los roedores son las responsables de la experiencia de la conciencia.

 

Para lograrlo, estas estructuras microscópicas en forma de tubo hueco, denominadas "microtúbulos", no se basan en nuestra física clásica cotidiana.

Los expertos creen que los microtúbulos realizan operaciones increíbles en el reino quántico.

Citando el trabajo de investigadores anteriores, el estudio infiere que es probable que en el cerebro humano se produzcan el mismo tipo de operaciones quánticas.

Durante sus experimentos con cerebros de rata, los científicos del Wellesley College de Massachusetts administraron a los roedores isoflurano, un tipo de anestésico general inhalado utilizado para inducir y mantener la inconsciencia en procedimientos médicos.

 

Un grupo de ratas drogadas también recibió fármacos estabilizadores de los microtúbulos, mientras que el otro no.

 

Los investigadores descubrieron que las moléculas estabilizadoras de microtúbulos mantenían a las ratas conscientes durante más tiempo que las ratas no estabilizadas, que perdían más rápidamente su "reflejo de enderezamiento", es decir, la capacidad de recuperar la postura normal, según sus conclusiones, publicadas en la revista revisada por pares eNeuro en agosto de 2024 (Microtubule-Stabilizer Epothilone B delays Anesthetic-Induced Unconsciousness in Rats).

El estudio de Wellesley es significativo porque el origen físico de la conciencia ha sido un misterio durante décadas.

 

Es un paso importante hacia la verificación de la teoría de que nuestros cerebros realizan operaciones quánticas y que esta capacidad genera nuestra conciencia, una idea que ha ido ganando fuerza en las últimas tres décadas.

La idea de que la física quántica debe ser el mecanismo subyacente de la conciencia surgió por primera vez en los años 90, cuando el Premio Nobel de Física Roger Penrose y el anestesista Stuart Hameroff popularizaron la idea de que,

los microtúbulos neuronales permiten procesos quánticos en nuestro cerebro, dando lugar a la conciencia.

En concreto, postularon en un artículo de 1996 (Orchestrated reduction of Quantum Coherence in Brain Microtubules - A model for Consciousness) que la conciencia puede funcionar como una onda quántica que atraviesa los microtúbulos del cerebro.

 

Esto se conoce como teoría Orch OR, en referencia a la capacidad de los microtúbulos para realizar cálculos quánticos mediante un proceso matemático que Penrose denomina "reducción objetiva".

En física quántica,

una partícula no existe de la forma en que la observa la física clásica, con una ubicación física definida.

 

En su lugar, existe como una nube de probabilidades.

 

Si entra en contacto con su entorno, como cuando la observa un aparato de medición, la partícula pierde su "superposición" de múltiples estados.

 

Colapsa en un estado definido y medible, el estado en el que fue observada.

Penrose planteó la hipótesis de que,

"cada vez que una función de onda quántica colapsa de este modo en el cerebro, da lugar a un momento de experiencia consciente".

Si esta teoría quántica de la conciencia ligada a los microtúbulos resulta ser correcta, podría revolucionar nuestra comprensión de la conciencia e incluso reforzar la teoría pionera de que,

a nivel quántico, la conciencia es capaz de estar en todos los lugares al mismo tiempo.

En otras palabras,

puede existir en todas partes simultáneamente, lo que sugiere que tu propia conciencia puede hipotéticamente conectarse con partículas quánticas más allá de tu cerebro, tal vez enredándose con la conciencia de todo el universo...



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Muchos científicos desestiman la orquesta o teoría porque los efectos quánticos sólo se han producido en el laboratorio a temperaturas extremadamente frías.

 

Por ejemplo, nuestra tecnología incluye ahora ordenadores quánticos, pero su funcionamiento depende de temperaturas cercanas al cero absoluto (alrededor de - 273º centígrados) para mantener sus estados quánticos.

 

El cerebro caliente se encuentra muy lejos de esos límites, a unos 32-40º Celsius en las regiones más profundas del cerebro, según un estudio de 2022 (A daily Temperature Rhythm in the Human Brain predicts Survival after Brain Injury).

 

Sin embargo,

los científicos han ido recopilando a lo largo de los años una prometedora serie de datos que indican que ciertas operaciones a nivel quántico en animales y plantas pueden ser realmente responsables de las funciones vitales.

Por ejemplo,

los científicos teorizan que las plantas, que viven a temperaturas muy superiores al cero absoluto, probablemente utilizan procesos quánticos para convertir eficazmente la luz en energía.

En primer lugar,

las plantas transforman los fotones, o partículas de luz, en una forma de materia llamada excitones, transportándolos a los cloroplastos de la planta para iniciar la fotosíntesis.

 

Durante este viaje, los excitones deben sortear otras estructuras internas de la planta lo bastante rápido como para conservar su energía hasta llegar a su destino.

Los científicos sugieren que las plantas deben utilizar la propiedad quántica de superposición para probar todos los caminos posibles simultáneamente.

 

De este modo, los excitones pueden llegar a su destino de la forma más eficiente posible.

Del mismo modo, puede tener sentido que los miles de millones de neuronas que se disparan simultáneamente en el cerebro trabajen bajo la propiedad de "acción a distancia" del entrelazamiento quántico, es decir,

la posibilidad de que dos partículas muy alejadas entre sí estén conectadas.

Los científicos ya habían observado este fenómeno en partículas atómicas.

 

Cuando estudiaban una partícula, otra muy distante cambiaba también sus propiedades, aunque las dos no estuvieran aparentemente conectadas de ninguna manera.

 

Un estudio (Entangled Biphoton Generation in the Myelin sheath) publicado en agosto de 2024 en la revista Physics Review E propone que,

un material graso llamado mielina, que recubre el axón de las células cerebrales, proporciona el entorno ideal para este entrelazamiento.

Dado que el cerebro parece ser capaz de realizar operaciones quánticas para facilitar nuestros pensamientos, algunos científicos conjeturan que este proceso da lugar a nuestra conciencia...

Dos estudios históricos anteriores también apoyan una perspectiva quántica de la conciencia.

 

Ambos consistían en experimentos en los que se proyectaban partículas de luz en los microtúbulos y se observaba que la señal no se degradaba.

 

De hecho,

según estos estudios, los experimentos demostraron que los estados quánticos en la señalización de los microtúbulos pueden existir y, probablemente, existen.

Uno de los estudios, un experimento del físico y profesor de oncología Jack Tuszyński, Ph.D. (Electronic Energy Migration in Microtubules), utilizó fotones ultravioleta para crear reacciones quánticas durante hasta cinco nanosegundos.

 

Esta coherencia quántica duró miles de veces más de lo que los investigadores esperaban en un microtúbulo.

 

Del mismo modo,

en la Universidad de Florida Central, los investigadores proyectaron luz visible en un extremo de los microtúbulos y midieron cuánto tiempo tardaban los microtúbulos en emitir esa luz.

 

Observaron la reemisión de esta luz durante cientos de milisegundos o segundos, tiempo más que suficiente para que el cerebro realice todas sus funciones.

Esta observación aporta pruebas concretas de que las neuronas son capaces de funcionar a velocidades que permiten operaciones quánticas.

 

Nos acerca un paso más a la comprensión exacta de cómo nuestros cerebros - y quizá nuestra propia conciencia - están vinculados a un universo quántico.

"La mente, como fenómeno quántico, daría forma a nuestra forma de pensar sobre una amplia variedad de cuestiones relacionadas, como si los pacientes en coma o los animales no humanos son conscientes", afirma el neurocientífico y profesor del Wellesley College Mike Wiest en un comunicado de prensa sobre el reciente estudio de su equipo sobre la anestesia.

Además de que el nuevo trabajo nos ayudará a comprender mejor cómo tratar los problemas de salud relacionados con el cerebro, afirma que,

"habremos entrado en una nueva era en nuestra comprensión de lo que somos".