Reuters / Pilar Olivares
Hace pocos años un respetado oceanógrafo norteamericano escribió un artículo sobre la biología, cultura y extinción de las sirenas: anotaciones "científicas" sobre un ser mitológico.
Dotado de todo el aparato
crítico de un artículo de divulgación científica, su texto fue
recibido por algunos como una locura y por otros como un gesto de
humor e ironía, que despertaba su curiosidad.
Su texto hace un uso constante de la inferencia y la
deducción, dándole al artículo una extraña credibilidad (a pesar de
que todo esto demuestra que estos seres no existen).
John Reinhard Weguelin Mermaid 1911
Plantea que su desaparición se debe probablemente a los avances tecnológicos de la navegación y a los cambios en las poblaciones de medusas (animales letales para la especie).
Contrario a lo que se cree, esta criatura no tiene escamas, en vez tiene pliegues rugosos como los armadillos y habita en aguas cálidas.
Según la región geográfica de la que provienen, existen tres especies conocidas de sirenas:
Además, las sirenas
descritas por Banse tendrían pulgares oponibles, un cerebro
desarrollado y una frente amplia.
Por ello, Banse compara su civilización con la Era de Piedra y deduce que criaban ostras y pastos marinos para alimentarse.
Su estructura socio-política era relativamente avanzada, practicaban el comercio y usaban algún objeto a manera de dinero, tal vez conchas o caparazones de mares nórdicos, especula Banse, difíciles de conseguir en su hábitat natural.
Además, se comunicaban a
través de sonidos, como lo hacen otros animales marinos.
Giovanni Segantini A Mermaid being mobbed by Seagulls Creative Commons
En el mundo clásico eran hermosas mujeres con cuerpo de pájaro, habitantes de zonas escarpadas, hijas de la ninfa Caliope y del río Aqueloo.
Eran capaces de cantar dulcísimas melodías para atraer a los caminantes y después devorarlos.
Posteriormente, fueron representadas como mujeres con cola de pez, deidades marinas que hechizaban a los navegantes para hundir sus barcos y luego alimentarse de sus cuerpos.
Recordemos que Ulises
pide a sus compañeros (preparados con tapones de cera en los oídos)
que lo amarren al mástil del barco para poder escuchar su hermoso
canto sin perder la vida.
Símbolos de la inferioridad y la vileza de la mujer en el mundo cristiano, retratadas en los bestiarios medievales, las sirenas simbolizan a la mujer como origen de las tentaciones mundanas, de la lujuria y el deseo:
Independientemente de la finalidad del artículo de Karl Banse, su texto evoca lo mismo que las fotografías de hadas tomadas por Elsie Wright y Frances Griffiths en el siglo XIX, o incluso nos podría recordar lo que se trató de establecer en el polémico documental de Animal Planet "Mermaids, the body found" (video abajo) y los muchísimos testimonios de avistamientos:
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