Pregunta: Señor Castaneda,
durante años usted permaneció en el más absoluto anonimato. ¿Qué
le ha impulsado a dejar esa condición para dedicarse hoy a
difundir públicamente las enseñanzas que, junto a sus compañeras
actuales, recibió del nagual Juan Matus?
Respuesta: Lo que nos obliga a difundir las ideas de don
Juan Matus es la necesidad impostergable de aclarar lo que él
nos enseñó.
Yo y sus otras tres estudiantes hemos llegado a la
unánime conclusión de que el mundo que nos presentó don Juan
Matus está al alcance de los medios perceptivos de todos los
seres humanos. Argüimos entre nosotros cuál sería el camino
adecuado.
¿Permanecer en el anonimato como don Juan nos propuso? Esto no encontraba entre nosotros un eco placentero.
El otro
camino disponible era el de difundir las ideas de don Juan: un
camino inmensamente más peligroso y agotador, pero el único que
creemos tiene la dignidad con la que don Juan embebió sus
enseñanzas.
P: Considerando que usted ha dicho que los actos de un
guerrero son impredecibles, y de hecho así lo hemos comprobado
durante tres décadas, ¿podemos esperar que esta etapa pública
suya se prolongue en el tiempo?
¿Hasta cuándo?
R: No hay manera de establecer un criterio temporal para
nosotros. Vivimos de acuerdo a las premisas propuestas por don
Juan y jamás nos apartamos de ellas.
Don Juan Matus nos dio el
terrible ejemplo de un hombre que vivía como él lo describía. El
ejemplo de un hombre monolítico que no tiene dos caras.
Y digo
que es un ejemplo terrible porque es lo más difícil de emular:
ser monolítico y al mismo tiempo tener la flexibilidad para
encarar lo que fuera; ésa era la manera de vivir de don Juan.
Dentro de estas premisas lo único que se puede ser es un
conducto impecable. Uno no es el jugador de esta partida de
ajedrez cósmico, uno es simplemente una ficha de ajedrez.
Quien
decide todo es una fuerza impersonal consciente que los brujos
llaman el Intento o el Espíritu.
P: Según he podido comprobar, la Antropología ortodoxa resta
credibilidad a su obra, lo mismo que los pretendidos defensores
del patrimonio cultural precolombino de América.
Subsiste la
creencia de que su obra es puramente el fruto de su talento
literario, por cierto, excepcional; mientras que otros sectores
lo acusan de un doble comportamiento, porque, supuestamente, su
estilo de vida y sus actividades son contrarios a lo que la
mayoría espera de un chamán.
¿Cómo puede zanjar estas
suspicacias?
R: El sistema cognitivo del hombre occidental nos fuerza a
movernos a través de ideas preconcebidas.
Basamos nuestros
juicios en algo que es siempre "a priori", por ejemplo la idea
de "lo ortodoxo". ¿Qué es la antropología ortodoxa? ¿La que se
enseña en el aula? ¿Y, cuál es la conducta de los chamanes?
¿Ponerse plumas en la cabeza y bailar a los espíritus?
Han acusado a Carlos Castaneda durante treinta años de crear un
personaje literario, simplemente porque lo que yo les decía no
coincidía con el "a priori" antropológico, con las ideas
establecidas en el aula o en el campo de acción antropológico.
Sin embargo, lo que me presentó don Juan sólo podía caber en un
campo de acción total, y bajo tales circunstancias sucede muy
poco o casi nada de lo preconcebido.
Nunca he podido llegar a conclusiones acerca
del chamanismo,
porque para hacer esto se necesita ser un miembro activo del
mundo de los chamanes.
Es muy fácil para un científico social,
digamos por ejemplo un sociólogo, llegar a conclusiones
sociológicas acerca de cualquier tema relacionado con el mundo
occidental, porque el sociólogo es un miembro activo del mundo
occidental.
Pero, ¿cómo puede un antropólogo que pasa a lo más
dos años estudiando otras culturas, llegar a conclusiones
fidedignas acerca de ellas?
Para adquirir membresía en un mundo
cultural se necesita una vida entera. Yo he estado trabajando
más de treinta años en el mundo cognitivo de los chamanes del
México antiguo y sinceramente creo que no he llegado aún a
adquirir la membresía que me permita llegar a conclusiones, o
siquiera proponerlas.
He discutido acerca de esto con personas de diferentes
disciplinas y siempre parecen entender y estar de acuerdo con
las premisas que estoy exponiendo. Pero luego se dan vuelta, y
se olvidan de todo lo que acordaron y continúan manteniendo los
principios académicos "ortodoxos" sin importarles la posibilidad
de un error absurdo en sus conclusiones.
Nuestro sistema
cognitivo parece ser impenetrable.
P: ¿Qué finalidad tiene el hecho de que usted se niegue a ser
fotografiado, a que se grabe su voz o se conozcan sus datos
biográficos? ¿Podría algo de esto afectar, y de qué manera, los
logros alcanzados en su trabajo espiritual?
¿No cree que sería
útil para algunos sinceros buscadores de la verdad conocer quién
es usted realmente, como una forma de comprobar que realmente es
posible seguir el camino que pregona?
R: En cuanto a fotografías y datos personales, yo y los otros
tres discípulos de don Juan Matus seguimos los dictados de éste.
La idea principal detrás de abstenerse de dar datos personales
es muy simple para un chamán como don Juan. Es imprescindible
dejar a un lado lo que él llamaba la "historia personal".
Alejarse del "yo" resulta algo bastante engorroso y difícil.
Lo
que buscan los chamanes como don Juan es un estado de fluidez
donde el "yo" personal no cuenta.
El creía que este hecho afecta
indiscutiblemente a quien entra dentro de ese campo de acción, y
afecta de una manera positiva aunque subliminal, ya que estamos
muy acostumbrados a fotografías, grabaciones, datos biográficos,
todos ellos engendrados por la idea de la importancia personal.
Él decía que es mejor no saber nada de un chamán; de ese modo,
en vez de una persona uno se encuentra con una idea sostenible,
lo opuesto a lo que pasa en el mundo cotidiano, donde sólo
encontramos personas con problemas psicológicos y sin ideas, y
todos ellos repletos hasta el tope del "yo, yo, yo".
P: ¿Cómo deben entender sus seguidores la existencia de todo un
mecanismo comercial y publicitario - al margen de su obra
literaria - en torno al conocimiento que usted y sus compañeras
difunden?
¿Qué relación tiene usted realmente con Cleargreen
Incorporated y las otras empresas (Laugan Producciones, Toltec
Artists)? Me refiero a vínculos comerciales.
R: A estas alturas de mi trabajo necesitaba de alguien que
pudiera representarme en la difusión de las ideas de don Juan
Matus.
Cleargreen es una corporación que tiene una gran afinidad
con nuestro trabajo, lo mismo que Laugan Productions y Toltec
Artists. La idea de difundir las enseñanzas de don Juan a un
mundo moderno como el nuestro implica el uso de medios
comerciales y artísticos que no están al alcance de mis medios
individuales.
Como corporaciones afines a las ideas de don Juan, Cleargreen Incorporated, Laugan Productions y Toltec Artists son
capaces de proporcionarme los medios para difundir lo que quiero
difundir.
El afán de las corporaciones impersonales es siempre el de
dominar y transformar todo lo que se les presenta y adoptarlo a
su propia ideología.
De no ser por el sincero interés de Cleargreen, Laugan Productions y Toltec Artists, todo lo que don
Juan dijo habría ya sido transformado en otra cosa.
P: Existe un sinnúmero de personajes que de una u otra manera se
han "colgado" de usted para adquirir notoriedad pública.
¿Qué
opinión le merece el accionar de Víctor Sánchez, quien ha
interpretado y reordenado sus enseñanzas para elaborar una
teoría personal? ¿O las afirmaciones de Ken Eagle Feather, quien
asegura que ha sido escogido como discípulo por el mismísimo don
Juan, vuelto a esta dimensión sólo para ello?
R: Efectivamente hay una serie de personas que se titulan a sí
mismos estudiantes míos o del mismo don Juan, a quienes yo nunca
he conocido y que puedo asegurar que don Juan nunca conoció.
Don
Juan Matus estaba interesado exclusivamente en la perpetuación
de su linaje de chamanes. Él tuvo cuatro discípulos que perduran
hasta el día de hoy. Tuvo otros que partieron con él. Don Juan
no estaba interesado en enseñar su conocimiento, lo hizo con sus
discípulos a fin de que continuaran su linaje.
Sus discípulos,
como no pueden continuar el linaje de don Juan, se han visto
obligados a esparcir sus ideas.
El concepto del maestro que enseña su conocimiento es parte de
nuestro sistema cognitivo, pero no es parte del sistema
cognitivo de los chamanes del México antiguo. Para ellos enseñar
era un absurdo. Transmitir su conocimiento a quienes iban a
perpetuar la vida del linaje era otro asunto.
El hecho de que haya una serie de individuos empeñados en usar
mi nombre o el de don Juan es simplemente una maniobra fácil
para beneficiarse sin mucho trabajo.
P: Consideremos el significado de la palabra "espiritualidad"
como un estado de conciencia en que los seres humanos son
plenamente capaces de controlar las potencialidades de la
especie, logro que se obtiene trascendiendo la simple condición
de animal, por medio de un arduo acondicionamiento psíquico,
moral e intelectual.
¿Está de acuerdo con esta afirmación? ¿Cómo
se integra el mundo de don Juan en este contexto?
R: Para don Juan Matus, como un chamán pragmático y lleno de
cordura, "la espiritualidad" era una idealidad vacía, una
aseveración sin fundamento que nos parece muy bella porque está
incrustada en conceptos literarios y expresiones poéticas, pero
que nunca pasa de ahí.
Los chamanes como don Juan son esencialmente prácticos.
Para
ellos sólo existe un universo predatorio, donde la inteligencia
o la conciencia de ser son el producto de desafíos de vida o
muerte. Él se consideraba un navegante del Infinito y decía que
para navegar en lo desconocido, como lo hace un chamán, uno
necesita pragmatismo ilimitado, cordura sin medida y "agallas de
acero".
En vista de todo esto don Juan creía que "la espiritualidad" es
simplemente una descripción de algo imposible de lograr bajo los
patrones del mundo cotidiano, y no es un modo vivo de actuar.
P: Usted ha señalado que su actividad literaria se debe a las
instrucciones de don Juan, lo mismo que la de Taisha Abelar y
Florinda Donner-Grau.
¿Con qué objetivo?
R: El objetivo de escribir los libros fue dado por don Juan.
Él
aseveraba que si uno no es escritor, aún puede escribir, pero el
escribir se transforma de una acción literaria en una acción
chamanística. Quien decide el tema y el desarrollo de un libro
no es la mente del escritor, sino una fuerza que los chamanes
consideran como la base del universo y a la que llaman el
Intento.
Es el Intento quien decide la producción de un chamán,
ya sea literaria o cualquier otra.
De acuerdo con don Juan, un practicante de chamanismo tiene el
deber, la obligación de saturarse con toda la información
disponible. El trabajo de un chamán es el de informarse de una
manera plena de todo lo posible relacionado con el tópico de su
interés.
El acto chamanístico consiste en abandonar todo interés
de dirigir el curso que tal información tome.
"Quien arregla las
ideas que nacen de tal fuente de información no es el chamán - decía don Juan-, sino
el Intento. El chamán es simplemente un
conducto impecable".
El escribir era para don Juan un desafío
chamanístico, no una tarea literaria.
P: Si me permite la siguiente afirmación, su obra plantea
conceptos estrechamente relacionados con las doctrinas
filosóficas orientales, pero resulta contradictoria con lo que
se conoce comúnmente de la cultura indígena mexicana.
¿Dónde se
encuentran las similitudes y diferencias entre una y otra?
R: No tengo la menor idea. No soy erudito ni en lo uno ni en lo
otro. Mi trabajo consiste en una información fenomenológica del
mundo cognitivo al que me introdujo don Juan Matus.
Desde el
punto de vista de la fenomenología como método filosófico, no es
posible llegar a aseveraciones relacionadas con el fenómeno bajo
escrutinio.
El mundo de don Juan Matus es tan vasto, misterioso
y contradictorio que no se presta a un ejercicio de exposición
lineal; como mucho, se puede describir, y esto haciendo un
esfuerzo supremo.
P: Asumiendo que las enseñanzas de don Juan han pasado a formar
parte de la literatura ocultista, ¿qué opinión le merecen otras
enseñanzas, por ejemplo, las filosofías masónica, Rosacruz, el
Hermetismo, y disciplinas tales como la Cábala, el Tarot y la
Astrología, comparándolas con el nagualismo?
¿Ha tenido alguna
vez o mantiene contacto con alguna de estas vertientes o con sus
seguidores?
R: De nuevo no tengo ni la menor idea de cuáles son las
premisas, los puntos de vista, ni los temas de tales
disciplinas. Don Juan nos presentó el problema de navegar en lo
desconocido y esto nos toma todo el esfuerzo disponible.
P: ¿Algunos de los conceptos de su obra, como el punto de
encaje, las emanaciones de energía que componen el universo, el
mundo de los seres inorgánicos, el Intento, el Acecho y el
Ensueño, tienen una contrapartida en el conocimiento occidental?
Por ejemplo, hay quienes ven en el hombre como huevo luminoso
una expresión del aura…
R: No, nada de lo que don Juan nos enseñó parece tener una
contrapartida en el conocimiento occidental, que yo sepa.
Una vez, cuando don Juan aún estaba presente, pasé un año entero
a la búsqueda de gurús, maestros, sabios que me dieran un
indicio de lo que estaban haciendo.
Quería saber si había algo
en el mundo de entonces que fuera similar a lo que don Juan
decía y hacía.
Mis recursos eran muy limitados y sólo me llevaron a conocer a
los maestros establecidos que tenían millares de seguidores, y
desgraciadamente no pude encontrar nada parecido.
P: Concentrándonos ahora específicamente en su obra, sus
lectores nos encontramos a Carlos Castaneda diferentes.
Primero,
a un académico occidental algo inepto y permanentemente
desconcertado ante el poder de ancianos indios cono don Juan y
don Genaro (principalmente en
Las Enseñanzas de don Juan, Una
Realidad Aparte, Viaje a Ixtlán, Relatos de Poder y El Segundo
Anillo de Poder); luego, con un aprendiz de chamán avezado (en
El Don del Águila, El Fuego Interior, El Conocimiento Silencioso
y, especialmente, en El Arte de Ensoñar).
Si está de acuerdo con
esta apreciación, ¿cuándo y cómo desapareció uno para dejar paso
al otro?
R: No me considero ni chamán, ni maestro, ni estudiante avanzado
de chamanismo, ni tampoco me considero un antropólogo o
científico social del mundo occidental.
Mis presentaciones han
sido todas descripciones de un fenómeno imposible de discernir
bajo las condiciones del conocimiento lineal del mundo
occidental.
Jamás pude dar a lo que me enseñaba don Juan una
explicación de causa y efecto o tuve la posibilidad de predecir
lo que él iba a decir o lo que iba a pasar.
Bajo estas
condiciones, el paso de un estado a otro es subjetivo y no algo
elaborado o producto de premeditación o sabiduría.
P: En su obra es posible encontrar episodios francamente
increíbles para la mentalidad occidental. ¿Cómo podría alguien
no iniciado comprobar que son verdaderas esas "realidades
aparte" que usted describe?
R: Se puede comprobar de una manera muy simple.
Prestando el
cuerpo entero en vez del intelecto. Al mundo de don Juan no se
puede entrar intelectualmente como un diletante en pos de un
conocimiento rápido y pasajero, ni tampoco se puede comprobar
nada.
Lo único que se puede hacer es llegar a un estado de
conciencia acrecentada que nos permita percibir al mundo que nos
rodea de una manera más amplia.
En otras palabras, la meta del
chamanismo de don Juan es romper los parámetros de la percepción
histórica y cotidiana, y entrar a percibir lo desconocido. De
ahí que él se llamara a sí mismo un navegante del Infinito.
Él
sostenía que mas allá de los parámetros de la percepción diaria,
está el Infinito. Llegar a eso era la meta de su vida, y puesto
que él era un chamán extraordinario, nos inculcó a nosotros
cuatro ese deseo.
Nos forzó a trascender el intelecto y a
encarnar el concepto de la ruptura de los parámetros de la
percepción histórica.
P: Usted sostiene que la característica básica de los seres
humanos es su condición de "perceptores de energía". Señala el
movimiento del punto de encaje como un imperativo para percibir
energía directamente.
¿Para qué puede servir eso a un hombre del
siglo XXI? ¿Cómo ayuda la consecución de esta meta a la
superación espiritual, según el concepto antes definido?
R: Los chamanes como don Juan sostienen que todos los seres
humanos poseemos la capacidad de percibir energía directamente a
medida que fluye en el universo.
Consideran que el punto de
encaje, como ellos lo llaman, es un punto que existe en el campo
de energía total del hombre. En otras palabras, cuando un chamán
percibe a un hombre como energía que fluye en el universo, "ve"
a una bola luminosa.
En esa bola luminosa el chamán puede "ver"
un punto de gran brillo que está situado a la altura de los
omóplatos y a la distancia de más o menos un metro detrás de
ellos.
Los chamanes sostienen que allí es donde se realiza la
percepción, que la energía que fluye en el universo se
transforma allí en datos sensoriales y que esos datos
sensoriales son luego interpretados para dar como resultado el
mundo de la vida cotidiana.
Los chamanes mantienen que se nos
enseña a interpretar, por lo tanto, se nos enseña a percibir.
El valor pragmático de percibir la energía directamente a medida
que fluye en el universo para el hombre del siglo XXI o del
siglo I es el mismo. Le permite ampliar los límites de su
percepción y utilizar dentro de sus medios ambientales tal
ampliación.
Don Juan decía que sería extraordinario "ver"
directamente la maravilla del orden y del caos del universo.
P: Recientemente usted ha presentado una disciplina de
ejercicios físicos que denomina
Tensegridad. ¿Puede explicarnos
de qué se trata exactamente? ¿Qué finalidad persigue?
¿Qué
beneficios espirituales puede encontrar en ella quien la
practique de forma individual?
R: Según lo que nos enseñó don Juan Matus, los chamanes que
vivieron en México en tiempos antiquísimos descubrieron una
serie de movimientos, ejecutados con el cuerpo, que los llevaron
a un estado de desarrollo físico y mental de tal magnitud que
decidieron llamar a tales movimientos pases mágicos.
Don Juan nos dijo que por medio de sus pases mágicos, dichos
chamanes adquirieron un nivel de conciencia acrecentada que les
permitió ejecutar proezas de percepción indescriptibles.
Los pases mágicos fueron enseñados a través de generaciones
solamente a los practicantes de chamanismo, en medio de un
tremendo secreto y de complejos rituales. Así es como se los
enseñaron a don Juan Matus, y así es como él los transmitió a
sus cuatro discípulos.
Nuestro esfuerzo ha consistido en extender la enseñanza de tales
pases mágicos a quien quiera aprenderlos. Los hemos llamado
Tensegridad y los hemos convertido, de movimientos enteramente
personales y propios de cada uno de los cuatro discípulos de don
Juan, en movimientos genéricos aplicables a cualquier persona.
La practica de la Tensegridad en forma individual o colectiva
promueve la salud, el vigor, la juventud y el bienestar general.
Don Juan decía que la práctica de los pases mágicos ayuda a
acumular la energía necesaria para acrecentar la conciencia y
ampliar los parámetros de la percepción.
P: Aparte de sus tres compañeras, los asistentes a sus
seminarios han conocido a otro grupo de personas, como los
Chacmoles, las Rastreadoras de Energía, los Elementos, el
Explorador Azul… ¿Quienes son ellos? ¿Se trata de una nueva
partida de videntes dirigida por usted?
Si es así, ¿cómo podría
alguien integrarse en este grupo de aprendices?
R: Cada una de esas personas acerca de las que usted pregunta
son seres definidos que don Juan Matus como director de su
linaje nos encargó esperar. Él predijo la llegada de cada uno de
ellos como parte integral de una visión.
Puesto que su linaje no
podía continuar debido a configuraciones energéticas propias de
sus cuatro estudiantes, su misión se transformó de perpetuar el
linaje a cerrarlo, si fuera posible con broche de oro.
Nosotros no estamos en posición de cambiar esta directiva.
No
podemos buscar ni aceptar aprendices o miembros vigentes de la
nueva visión de don Juan. Lo único que podemos hacer es acceder
a los dictámenes del Intento.
El hecho de que se estén enseñando los pases mágicos, guardados
con celo por tantas generaciones, es una muestra de que sí se
puede llegar a ser parte de esta nueva visión de una manera
indirecta a través de la práctica de la Tensegridad y de la
observación de las premisas del camino del guerrero.
P: En Lectores del Infinito usted ha utilizado el término
"navegación" para definir lo que los brujos hacen. ¿Están
prontos a izar velas y levar anclas para iniciar el viaje
definitivo? ¿Acabará con ustedes el linaje de guerreros toltecas
depositario de este conocimiento?
R: Sí, efectivamente, el linaje de don Juan acaba con nosotros.
P: ¿Incluye el camino del guerrero el trabajo espiritual de la
pareja, como se encuentra en otras propuestas?
R: El camino del guerrero incluye todo y a todos.
Puede haber
una familia entera de guerreros impecables. La dificultad está
en el terrible hecho de que las relaciones individuales están
basadas en inversiones emocionales, las cuales se desmoronan en
el momento en el que el practicante realmente practica lo que
aprende.
Por lo regular, en el mundo diario, las inversiones
emocionales nunca son examinadas y vivimos una vida entera
esperando que nos correspondan.
Don Juan decía que mi manera de
vivir y de sentir se describía de una manera muy simple:
"yo
sólo doy lo que me dan",
...y que yo era un inversor empedernido.
P: Si alguien quisiera emprender el trabajo espiritual
ajustándose al conocimiento difundido en sus libros, ¿a qué
posibilidades de avance puede aspirar?
¿Qué recomendaciones
formularía a quienes desean poner en práctica por propia cuenta
las enseñanzas de don Juan?
R: No hay manera alguna de poner un límite a lo que uno puede
lograr de un modo individual si el intento es un intento
impecable.
Las enseñanzas de don Juan no son espirituales, lo
repito de nuevo, puesto que esta cuestión ha salido a la
superficie una y otra vez. La idea de la espiritualidad no
encaja con la disciplina férrea del guerrero.
Lo que más cuenta
para un chamán como don Juan es la idea del pragmatismo.
Cuando
conocí a don Juan yo me creía un hombre práctico, un científico
social lleno de objetividad y pragmatismo. Él acabó con mis
ínfulas y me hizo ver que como verdadero hombre occidental, yo
no tenía nada de pragmático y nada de espiritual.
Llegué a
entender que yo simplemente repetía el vocablo "espiritualidad"
para oponerlo a lo mercenario del mundo de todos los días.
Quería alejarme de la manera más certera del mercantilismo de la
vida diaria y a ese afán yo le llamaba espiritualidad. Cuando
don Juan me exige llegar a una conclusión, a una definición de
lo que yo consideraba espiritual, me di cuenta de que él estaba
en lo cierto.
Yo no sabía lo que decía.
Suena un poco petulante decir lo que estoy diciendo, pero no hay
otra manera de decirlo.
Lo que quiere un chamán como don Juan es
el engrandecimiento de la conciencia de ser, esto es, poder
percibir con todas las posibilidades humanas de percepción, lo
que implica una labor descomunal y un propósito sin medida,
cosas que no pueden ser suplidas por la espiritualidad en el
mundo occidental.
P: ¿Hay algo que le gustaría explicarnos a los sudamericanos,
especialmente a los chilenos? ¿Quisiera exponer otros
planteamientos, además de los formulados?
R: No tengo nada más que añadir.
Todos los seres humanos estamos
en el mismo nivel. Al comienzo de mi aprendizaje con don Juan
Matus él trató de hacerme ver lo común de la situación del
hombre.
Yo, como sudamericano, estaba muy involucrado
intelectualmente con la idea de la reforma social. Un día le
planteé la pregunta que yo creía era fatal.
Le dije:
¿cómo es
posible, don Juan, que usted permanezca impasible ante la
situación espantosa de sus congéneres, los indios yaquis de
Sonora?
Yo sabía que un porcentaje de la población yaqui sufría de
tuberculosis y que no tenía remedio por su condición económica.
Sí - me dijo don Juan - es una cosa muy triste, pero figúrate que
también es muy triste tu situación, y si tú crees estar en
condiciones mejores que los indios yaquis, te equivocas.
Es la
condición del hombre en general el permanecer en un estado
espeluznante de caos.
Nadie está mejor que otro. Todos somos
seres que vamos a morir, y a menos que tomemos en cuenta cabal
esta situación, no hay remedio para nosotros.
Este es otro punto del pragmatismo de los chamanes:
el darse
cuenta de que somos seres que vamos a morir.
Los chamanes
afirman que así todo adquiere una medida y un orden
trascendental.