De acuerdo con lo que se nos suele enseñar, Cristóbal Colón descubrió América, y aunque sea esto lo que nos cuenta la Historia, los indicios indican que en realidad fue el último en redescubrir lo que ya se conocía desde antiguo. La primera relación entre la civilización mediterránea y la Americana la encontramos en la cultura Egipcia.
Habría que preguntarse a qué se deben las altas dosis de nicotina halladas en momias Egipcias, cuando la única planta con considerables dosis de esta sustancia es la conocida planta del tabaco que sólo se encontraba por entonces en América.
También intriga la similitud con los Mayas, en aspectos clave de sus sociedades, tanto en la construcción de pirámides y en la momificación de sus muertos como en sus exactísimos calendarios lunares de 360 días más 5 días Nefastos.
También la correlación entre Dioses de ambas civilizaciones (Osiris- Quetzalcóalt, Anubis- Xólotl) nos hace pensar en colonias Egipcias en suelo americano. ¿Pero, cómo pudieron cruzar el Atlántico?.
El aventurero Thor Heyerdahl creía firmemente que la travesía era posible, así que se construyó un barco de papiro igual a los del antiguo Egipto de hace 4.000 años, y desde África zarpó rumbo a las Américas. Su viaje fue un éxito, y quizás otra prueba de un antiguo periplo lo constituyen las embarcaciones que aún hoy se construyen en el lago Titicaca (Bolivia-Perú), idénticas a las Egipcias, salvo que en vez de papiro son de totora. Por lo que parece, los Egipcios fueron los primeros, pero desde luego no los últimos.
En Paso Alto (Brasil) se halló la siguiente inscripción:
SOMOS CANANEOS DE SIDÓN, de la ciudad del Rey Mercader.
Y los Fenicios tampoco escatimaron en pintadas; así, en Ronan (Brasil) escribieron:
ALCANZAMOS, JUNTO A
NUESTROS COMPAÑEROS Y TREINTA ESCLAVOS EL DESEMBARCADERO.
Los Fenicios guardaban
bajo pena de muerte el secreto de las tierras más allá del
Atlántico, quizás por eso sólo nos queden pruebas de sus viajes en
la misma América, muchos investigadores aseguran que las ruinas de
ciudades como Nichteroy, Campos y Tijuca en
Brasil, en
Pattee´s Cave y en el monte Show en América del Norte,
son de factura Fenicia. Y los Cartagineses, como herederos de la
cultura Fenicia, quizás también se pasearon por tierras americanas
partiendo de sus bases en las islas Canarias y Azores. La única
prueba la constituye unas inscripciones en Virginia (EE.UU.)
escritas en una variedad alfabética del Cartaginés de los siglos
VIII y VII a. C.
Cada vez, está más aceptada la idea de colonias Vikingas en el continente Americano. Impulsados por la necesidad de tierras y su afán de navegar siempre mas allá, en el año 870 los Noruegos descubrieron y colonizaron Islandia. Un siglo después Erik el Rojo llegó hasta Groenlandia, pero fue su hijo el que llegaría a tierras americanas.
Así, en su relato describe
a la vez que nombra las nuevas tierras:
Helluland, la Tierra de Piedras Planas (probablemente la costa
sur de la Isla de Baffin, al norte de Canadá y muy cerca de la costa
oeste de Groenlandia); Markland, la Tierra de los Bosques (la
costa sur de la península del Labrador, que ocupa todo el noroeste
Canadiense); y Vinland, la Tierra del Vino, donde encuentra
viñedos y trigo salvaje (y que probablemente no sea sino el norte de
Terranova). Esta vez sí fueron divulgados los descubrimientos para
gloria de los Vikingos y quizás por la ausencia de
competidores, pero no pudieron asentarse colonias permanentes hasta
el año 1.010 de la mano de un tal Thorfinn Karlseni. Y así lo
descubrió Lánse Aux Meadows en el extremo norte de Terranova:
ocho casas de típica estructura Vikinga junto a agujas, lámparas de
piedra de estilo Islandés medieval, fragmentos de un torno de hilar,
una pequeña herrería con un yunque de piedra y un horno para extraer
hierro.
Sin perder tiempo Colón empezó las indagaciones. Interrogó a dos marinos de Palos de la Frontera (Huelva) que le informaron sobre cómo habían llegado al Caribe, islas dibujadas ya en el mapa de Toscanelli, que Alfonso V de Portugal entregó en 1.475 a F. Teles de Meneses.
También se trasladó hasta Bretaña para entrevistarse con un marino llamado Coatalem, que había estado bajo las ordenes de Jean Coustin, navegante y pirata según las circunstancias, que en 1.488 las corrientes ecuatoriales le condujeron a las costas de Brasil, y no sería sino otro más en llegar si no fuera por que curiosamente el jefe de la expedición era Español y se conocía por Pinzón.
NO HE UTILIZADO NI RAZÓN, NI CALCULI, NI MAPAMUNDIS. SIMPLEMENTE SE HA CUMPLIDO LO QUE PREDIJO ISAÍAS.
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