SV- Durante
muchos años se trató al suelo como un simple lugar en donde se
agregaban fertilizantes, principalmente a base de nitrógeno y
fósforo, para que las plantas crecieran, sin importar demasiado
qué pasaba allí.
¿Hay muchos técnicos y productores que siguen
viéndolo de esta manera?
CA- Exacto. Sin darse cuenta que la planta no sólo necesita esos
nutrientes para desarrollar todo su potencial.
Además necesitan
micronutrientes y sustancias orgánicas tales como aminoácidos,
vitaminas, hormonas y antioxidantes, entre otros nutrientes.
SV- Entonces, ¿se viene un nuevo enfoque?
CA- Algo bastante más revolucionario que se podría considerar
como un nuevo paradigma:
el suelo visto como un organismo.
Al igual que una planta o un animal, el suelo funciona como un
"organismo vivo", ya que respira, se alimenta y se reproduce,
así como también se puede enfermar y hasta morir.
Pero no es
vivo por el sólo hecho de tener micro y macro organismos sino
porque esos organismos son parte inseparable de ese suelo.
Ese
mismo suelo sin ellos estaría literalmente muerto y no podría
dar vida a ninguna planta.
SV- Explique en detalle, ¿por qué está vivo un suelo?
CA- Como cualquier ser vivo, un suelo posee "órganos" o grupos
funcionales, formados, principalmente, por determinadas
agrupaciones de microorganismos que, en cantidad y diversidad
adecuadas, cumplen ciertas funciones exclusivas, como por
ejemplo:
poner disponibles los nutrientes, construir poros,
fijar nitrógeno del aire que poseen los poros, filtrar
sustancias tóxicas, evitar el desarrollo de plagas y
enfermedades, etc.
Lo mismo que hace cualquier órgano de un ser
vivo, ya que un órgano no es ni más ni menos que un grupo de
células diferenciadas que cumplen una determinada función.
Y la
diferencia entre una célula y una bacteria es muy mínima en
ciertos aspectos; ninguna de las dos ejerce la misma función
estando sola que estando agrupada.
Un grupo de células puede
formar un tejido o un órgano de la misma forma que un grupo de
bacterias puede formar una colonia que cumple una función
específica.
Esto hace que exista una relación indisoluble y simbiótica para
la vida de ambos (suelo y planta).
Por eso es que "en un suelo
sano la planta es sana".
SV- Muchas veces nos preguntamos por qué no crecen las plantas
en algunos suelos.
CA- La respuesta es simple:
porque están muertos.
Y esta nueva
forma de ver y comprender al suelo nos obliga a tratarlo de una
manera totalmente diferente a la que venimos haciendo desde los
inicios.
SV- ¿Qué requerimientos tiene un suelo para mantenerlo vivo?
CA- Primero, alimentación.
Se estima que cerca del 50% de lo que la planta genera a partir
de la fotosíntesis es exudado por las raíces para darle de
"mamar" al suelo (a sus células).
Segundo, la respiración. Desde
el punto de vista agrícola, se podría considerar que el suelo es
un organismo aerobio (respira oxígeno del aire), aunque también
puede funcionar como anaerobio facultativo cuando se cultivan
especies como el arroz.
La anaerobiosis provocada por una mala
praxis en el manejo del suelo (compactación por ejemplo) hace
que se desarrollen microorganismos anaerobios que consumen el
oxígeno de moléculas tales como el nitrato, reduciéndolo
químicamente para transformarlo en gas de amoníaco y óxido
nitroso, perdiéndose en la atmósfera.
Tercero, reproducción. Esta función tiene que ver con el
concepto de sostenibilidad que es el que hace que un suelo se
mantenga vivo en el tiempo, lo que está ligado directamente a la
perpetuación sexual y asexual de la propia
biota.
SV- ¿Qué otros factores de estrés existen con relación al manejo?
CA- Entendiendo al suelo como un organismo vivo no es difícil
darse cuenta que roturar la tierra genera estrés ya que rompe el
equilibrio existente y expone la microbiota a las inclemencias
climáticas directas (incluyendo los rayos ultravioleta), rompe
la capilaridad y acelera demasiado la oxidación de la materia
orgánica, entre otros perjuicios.
Incorporar sustancias de síntesis química (fertilizantes,
biocidas, etc.) genera estrés al modificar la acidez del suelo,
al eliminar o incrementar ciertas especies de microorganismos
desequilibrando el suelo y al inmovilizar nutrientes en el
suelo, entre otros inconvenientes.
SV- ¿Qué le sucede a la planta cuando hay estrés?
CA- El suelo se alimenta de las excreciones de las plantas,
principalmente, y es por esa íntima relación simbiótica que al
sufrir este alguna alteración, repercute directamente sobre el
cultivo provocando una serie de problemas claramente visibles.
Y esto es algo que el productor en general no conoce:
"Un suelo
estresado hará que su cultivo no alcance el potencial a pesar de
todos los esfuerzos que haga".
El problema es que se cree que la
solución está en agregar más fertilizantes o más plaguicidas, y
realmente no pasa por ahí.
Por otro lado, intentar llegar a ese
potencial con las técnicas e insumos tradicionales sólo agrava
la situación alterando aún más el sistema suelo-planta y a un
costo económico y ecológico altísimo.
Hacer más de lo mismo
lleva a un mismo resultado.
SV- ¿Cómo cuidar, mejorar o revivir un suelo?
CA- La propuesta es utilizando técnicas e insumos diferentes
conceptualmente para optimizar el recurso y para evitar que el
suelo se enferme o muera.
Todos ellos apuntan a devolver su
actividad biológica y a bajar el stress del sistema, sin
aumentar los costos.
SV- ¿Cuáles son esos insumos del futuro?
CA- Ácidos húmicos. Son moléculas complejas únicas que la
microbiota del suelo fabrica durante mucho tiempo de elaboración
bajo ciertas condiciones óptimas de presión, temperatura, pH y
humedad.
Los ácidos húmicos son los mejores indicadores de
calidad edáfica, ya que su existencia nos dice que ese suelo ha
tenido el trato adecuado.
SV- ¿Podemos reemplazar esos ácidos húmicos?
CA- No, ya que no existe otra sustancia que reemplace a los
ácidos húmicos.
SV- Entonces es fundamental medirlo.
CA- Si bien son parte de la materia orgánica, casi nunca se los
mide, y tienen propiedades muy diferentes a la otra parte de la
materia orgánica denominada "joven", que sirve, principalmente,
como fuente rápida de nutrientes.
Es por eso que una de las
principales técnicas recomendables es el aporte artificial de
ácidos húmicos y fúlvicos hasta que se logre re-equilibrar el
sistema, mientras se trabaja en buenas prácticas agrícolas que
tiendan a evitar su degradación y a permitir su elaboración
natural.
SV- ¿Qué son los consorcios microbianos?
CA- El suelo vivo contiene miles de millones de microorganismos
de cientos de especies.
Todos ellos conviven en colonias que
cumplen distintas funciones y que a su vez se unen entre sí
formando verdaderos consorcios.
Luego estos consorcios en su
conjunto forman lo que se denomina ecosistema microbiano donde
se gestan prácticamente casi todas las funciones metabólicas del
suelo y, por ende, de la planta.
SV- Son muy sensibles.
CA- Está comprobado que los microorganismos son los seres vivos
más sensibles a los cambios, por lo que son los primeros que
mueren, mutan o cambian sus proporciones ante las malas praxis.
SV- Entonces, ¿qué es lo recomendable?
CA- La recomendación apunta a incorporar ciertos grupos
funcionales microbianos naturales faltantes que tienen la
cualidad de funcionar sinérgicamente en el suelo devolviéndole
la vida que fue perdiendo.
SV- ¿Qué otro dato es importante?
CA- Buena pregunta. Los
aminoácidos. Son la base de la vida, ya
que son los eslabones que forman las proteínas.
Y como la necesidad de aminoácidos es importante en gran
cantidad durante la producción artificial de un cultivo moderno,
no siempre hay suficiente disponibilidad y la planta puede
llegar a tener algún déficit nutricional.
Lamentablemente no se tienen en cuenta estos datos cuando se
hace un análisis de laboratorio standard.
Y, en vez de fertilizantes nitrogenados tradicionales sería
mejor el uso de fertilizantes orgánicos de origen natural que
contienen aminoácidos libres.
SV- ¿Cuánto cuesta mantener vivo el suelo?
CA- Es importante comprender el fundamento y los objetivos de
estas técnicas antes de preguntarse cuánto cuesta.
Y en este
sentido hay que analizar cada caso en particular, ya que no es
lo mismo partir de un suelo totalmente degradado que de uno
sano. Pero en todos los casos lo primero que hay que hacer es un
correcto diagnóstico combinando análisis físicos, químicos y
biológicos.
Luego, bajar el stress del sistema y revivir el
suelo (procesos que se pueden lograr en 2 a 3 años dependiendo
el grado de alteración).
Y recién ahí se debe trabajar para mantener, como mínimo, el
nivel alcanzado (sostenibilidad), lo que genera mejoras
sensibles en la calidad, en el rinde y en la sanidad del cultivo
con costos menores a los de la agricultura convencional y con la
disminución de biocidas y fertilizantes de síntesis química por
el enorme aumento de la fertilidad natural y del vigor vegetal
que se genera.
En conclusión, está comprobado que estas técnicas optimizan
concretamente la relación costo-beneficio y le agregan valor a
la tierra desde el punto de vista técnico y venal.
El único capital real que tiene un productor (y la Humanidad) es
el suelo vivo...