por Francesc Badia i
Dalmases del Sitio Web OpenDemocracy
Verónica es una mujer indígena achuar que trabaja como partera en una cultura donde, dice, las mujeres se avergüenzan al dar a luz. A la izquierda, Verónica tumbada sobre la tierra. A la derecha, el jardín de plantas medicinales donde cultiva plantas ancestrales para tratar a sus pacientes.
asiste a las mujeres de su comunidad achuar en el parto.
Considerado sagrado, tradicionalmente las madres alumbraban solas en la selva.
Su historia es la séptima de la serie 'Rainforest Defenders' sobre líderes que luchan por
la conservación
de los bosques.
Verónica Yunkar, o Vero Cestsenk por su nombre indígena achuar, es una mujer valerosa.
Una mujer que ha tomado el control de su propia biografía. La lucha de Vero es mejorar la vida de las madres de su comunidad en la Amazonía ecuatoriana y la de sus bebés.
Esta es su manera de contribuir a la defensa de la selva, que ella sostiene con orgullo y determinación.
Pero el trabajo de Vero es complejo. Trata de combinar la dimensión sagrada de la maternidad con la mejora activa de la salud de las indígenas.
Entender el contexto en que se produce su lucha como mujer achuar es fundamental para comprender la dimensión de la labor que desarrolla.
Hace relativamente poco tiempo, a mediados del siglo XX, a caballo entre los años 40 y 50, los distintos pueblos de su etnia pasaron de vivir como cazadores-recolectores nómadas a ocupar pedazos de selva, cultivar parcelas de tierra y formar comunidades asentadas.
A partir del cambio de siglo, estas comunidades están creciendo muy rápido, y se están adaptando a este nuevo modo de vida, procurando a la vez que esto no signifique perder su fuerte identidad en el proceso.
Esto ocurre en Sharamentsa, una comunidad achuar, a varias horas de canoa a partir del final de una carretera en construcción en plena selva.
Esta infraestructura romperá el aislamiento que ha protegido a estas comunidades hasta hace muy poco tiempo.
Por el momento, a Sharamentsa solo se accede en canoa por el correntoso río Pastaza o bien por aire, con pequeñas avionetas que consiguen aterrizar en su pista de tierra, construida hace años por misioneros determinados a evangelizar incluso estos territorios remotos.
Vero controla la posición fetal de una embarazada de siete meses. PABLO ALBARENGA
Al igual que otros pueblos, los fundadores de Sharamentsa llevan pocas décadas adaptándose a la vida en asentamientos permanentes.
Un mundo donde la mujeres adquieren, necesariamente, un nuevo rol y pueden empezar a repensar su relación con el universo masculino que domina totalmente la gobernanza de la comunidad.
Persisten aún muchas barreras simbólicas, obstáculos culturales y psicológicos. Pero una de las claves de esta transformación en marcha reside en avanzar en la mejora en todo lo relacionado con la salud reproductiva.
Para las mujeres achuar, la reproducción ha sido y sigue siendo un asunto sagrado.
Las abuelas, madres y hermanas esperaban atentas a escuchar el llanto del recién nacido. Y solo entonces acudían para cortar el cordón umbilical y asistir a la parturienta.
Dar a luz sería una prueba de la fortaleza y resistencia de la mujer.
Antes, aquellas que en el momento del parto estuviesen agotadas por las cargas cotidianas, o anémicas, o mal nutridas, o si acaso el feto no estuviese en posición correcta, o surgiera cualquier complicación, morían en el trance, o quizás posteriormente, a causa de una infección.
Pero cambiar esta práctica cultural requiere tiempo, no es una tarea inmediata.
La costumbre de parir solas en la selva remite a un tiempo reciente en que estas indígenas vivían como nómadas en estos bosques primarios. Ahí, solo las más fuertes, las más preparadas para resistir las durísimas condiciones, sobreviven y prosperan.
Pero hoy este 'darwinismo' pierde sentido...
Y es aquí donde interviene Vero.
La lucha de Vero es mejorar la vida de las madres achuar y la de sus bebés y reducir la mortalidad. Esta es su manera de contribuir a la defensa de la selva, que sostiene con orgullo y determinación.
Vero conoce de primera mano los problemas de las mujeres achuar.
Ante esto, decidió revelarse, ensayar un camino nuevo. No tener hijos...
En cambio, ayudar a que otras mujeres los tengan con seguridad, dejando atrás la violencia, el silenciamiento.
Una decisión consciente
La decisión de Vero la llevó entonces a integrarse en un programa de capacitación y empoderamiento de mujeres indígenas de una ONG internacional, en el marco de un proyecto llamado Madres de la selva o Ikiama Nukuri, en su nombre achuar.
Así que viajó, aprendió el oficio junto a mujeres mayas en el Yucatán mexicano y visitó Perú para asistir a un congreso e hizo pasantías en un hospital de la ciudad.
Hoy, Vero no solo asiste a mujeres en Sharamentsa, sino que se desplaza a otras comunidades achuar, incluso más allá. Ella es ya la coordinadora para toda la provincia de Pastaza.
Y ha capacitado a Graciela, una compañera de la comunidad, que sigue sus pasos, y que ya acompaña a las mujeres que lo solicitan cuando está fuera.
Pero la decisión de Vero ha sido quedarse en Sharamentsa.
Y aunque las largas ausencias para completar su formación hicieran que, a falta del fuego permanente que seca los pilares y las cubiertas vegetales de estas viviendas, su casa acumulase tanta humedad que se vino parcialmente abajo, decidió entonces construir otra.
Frente a la vieja, ya se aprecia la estructura incipiente de la nueva construcción.
Esas vigas y travesaños de sólida madera simbolizan la voluntad inequívoca por permanecer en su comunidad. Pronto la nueva vivienda estará en pie.
Vero sabe que es en su comunidad donde está su sitio:
En su terreno, la matrona cultiva las distintas plantas tradicionales que complementan el instrumental médico moderno.
Poco a poco, las madres logran valorar los beneficios, ganar autonomía, convencer a sus maridos de las ventajas del seguimiento sanitario del embarazo y el parto.
A pesar de las limitaciones evidentes, Vero actúa con una determinación insobornable.
Mejorar la vida de las mujeres de la comunidad y de sus hijos es para ella una misión vital. Para esta mujer, el futuro de la selva y su defensa pasa también por que mejoren las condiciones de vida de sus pobladoras.
Si sus madres y bebés nacen y crecen con salud y sin violencia, la vida de la comunidad dará un paso definitivo. Pero como todo proceso complejo, el resultado no es inmediato. Tomará su tiempo.
La historia de Vero representa un paso importante en la historia de Sharamentsa y de la nacionalidad achuar.
Las nuevas generaciones que hoy están naciendo, y que tienen por delante el gran reto de hacer que la selva sobreviva a las múltiples amenazas que la rodean, tienen ya la oportunidad de venir a un mundo de manera más segura y menos hostil.
Constata que su apuesta por la maternidad y la vida, que encarna su manera de defender esa selva a la que pertenece, está ya dando sus primeros frutos.
Y hoy, en Sharamentsa, ya hay más madres sanas y robustas como la propia selva... esa selva virgen a la que Vero ha decidido entregar su vida entera.
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