24 Marzo 2017
del Sitio Web PijamaSurf

 







Según la autora del estudio,

Kathleen H. Corriveau,

la exposición constante a la religión

reduce la habilidad de los niños

de distinguir entre

la realidad y la fantasía

 


 

En psicología y psiquiatría, la incapacidad de distinguir entre realidad y fantasía es un síntoma derivado del consumo de alguna sustancia psicoactiva y, si es recurrente, de la psicosis.

 

¿Y si hubiesen otros factores desencadenantes, como la educación y la religión?

 

Sorprendentemente un estudio realizado en la Universidad de Boston, en Estados Unidos, parece confirmar este hecho al menos en cuanto a los pacientes infantiles. 

 

Según la autora del estudio (Judgments about Fact and Fiction by Children from Religious and Nonreligious Backgrounds), Kathleen H. Corriveau, la exposición constante a la religión reduce la habilidad de los niños de distinguir entre la realidad y la fantasía.

 

Es como si la exposición a la religión, a edades tan tempranas, hiciera que los niños tengan pequeños o esporádicos rasgos de psicosis

 

Para llegar a esta conclusión, los investigadores presentaron tres tipos de historias - religiosa, fantástica y realista - a un grupo de niños de entre 5 y 6 años de edad.

 

Entre ellos se encontraban tres grupos de niños religiosos:

  • aquellos que van a una iglesia cristiana y a una escuela pública

  • aquellos que no van a la iglesia pero sí a una escuela religiosa

  • aquellos que van a la iglesia y a la escuela religiosa

Y además, un grupo de niños que no tiene contacto alguno con aspectos religiosos - no va a la iglesia ni a una escuela religiosa.

 

El objetivo era averiguar si los niños eran capaces de identificar si los personajes de los cuentos eran reales o ficticios. 

 

 

 

 

Los resultados demostraron que los niños que van a la iglesia o a una escuela religiosa requieren más tiempo para diferenciar entre realidad y fantasía, mientras que los niños sin ningún contacto con la religión lograban distinguirlo casi de inmediato.

 

Para Corriveau:

"Los resultados sugieren que la exposición a ideas religiosas tiene un impacto poderoso en la capacidad infantil de diferenciación entre realidad y ficción, y no sólo por las historias de religión sino también las de fantasía".

De alguna manera, los cuentos de fantasía y religión pueden influir en el juicio de los niños.

 

Todos los niños, sin importar su bagaje religioso, identificaron,

  • al protagonista de las historias realistas como un personaje real

  • al de las historias religiosas, los niños que van a la iglesia o a una escuela religiosa lo identificaron como real

  • al de las historias ficticias, el mismo grupo lo juzgó también como real

La autora sugiere que:

incluso si los niños no poseen inclinación para creer en suposiciones divinas o superhumanas, la educación religiosa puede llevarlos a creer que sí es posible.

 

[…]

 

La enseñanza religiosa, en especial la exposición a historias milagrosas, lleva a los niños a recibir información genérica hacia lo imposible; esto es, produciendo un mayor rango de tolerancia al aceptar la fantasía como una realidad.

Actualmente el 28% de los estadounidenses creen que la Biblia es la palabra exacta de Dios y que debe interpretarse literalmente...

 

Mientras que un 47% cree que la Biblia está inspirada en la palabra de Dios.

 

Esto significa que la educación religiosa influye en la cosmovisión de las personas, así como en su capacidad de diferenciar entre la fantasía y la realidad, dándole a la religión la habilidad de forjar la personalidad de los individuos