SEGUNDA PARTE
por Peter Moon
INTRODUCCIÓN
Después de leer los increíbles
relatos de Preston Nichols, espero sinceramente que haya
disfrutado y, lo que es más importante, que haya aprendido algo
nuevo sobre el universo que le rodea. El objetivo de la primera
parte no era solamente informar sino también despejar de una vez
por todas algunas de las principales dudas e incertidumbres que
la gente tiene sobre el tema de los OVNI y los alienígenas.
Cualquier persona con una mente abierta y lógica debería tener
ahora una conciencia más elevada y una mejor comprensión de
estos temas. Para aquellos que siguen siendo escépticos, como
mínimo tendrán que admitir que Preston tiene una imaginación
singular pero ordenada, que no desfallece. Por supuesto Preston
no ha insistido en que sus aventuras sean definitivamente
verdaderas. Está abierto a la idea de que algunas de sus
apariciones u otras experiencias paranormales podrían haber sido
influidas por su subconsciente o ser producto de su imaginación
interior.
La imaginación es una palabra absolutamente clave en esta
ecuación porque es sinónimo de conciencia, y la conciencia es el
punto de enlace con la comprensión de todos los misterios de la
existencia, ya se trate de los OVNI o del misterio de la vida.
En la segunda parte de este libro vamos a embarcarnos en una
aventura de la conciencia que no solamente aportará nuevas
percepciones sobre el fenómeno OVNI sino que enlazará los
antiguos mitos sobre las Pléyades con las teorías de Preston
relativas a la línea temporal original.
Empezaré nuestra aventura desplegando una red de seguridad para
poder avanzar hacia los aspectos más extraños de la existencia.
A partir de allí relataré alguna de mis propias experiencias con
los fenómenos paranormales, que me llevaron a mi colaboración
con Preston Nichols y a la publicación de esta obra. A medida
que avancemos, se irá mostrando un esquema más extenso de
acontecimientos que irán revelando el misterio de las Pléyades y
el papel que juegan en la conciencia de todos nosotros.
Regresar
24 - La psicología de
los OVNI
La psicología moderna empezó con dos
personalidades fundamentales: Sigmund Freud y Carl Gustav Jung.
Freud fue el padre del psicoanálisis y descubrió un impulso
sexual tras toda disfunción psicológica. Rechazó de plano lo
paranormal y entró en conflicto con Jung, su antiguo discípulo y
colega. Jung estudió extensamente las religiones orientales y el
mundo de lo oculto, incorporando sus propias innovaciones a lo
que había aprendido de Freud. 7
Para ajustarnos al objetivo de este debate, vamos a examinar la
obra de C.G. Jung. Su labor mas sobresaliente fue desglosar toda
la psicología humana en arquetipos. El arquetipo se puede
definir como un prototipo o modelo a partir del cual se forman
todas las cosas. En términos de psicología humana, ello
significa que nuestras personalidades se pueden desglosar en
patrones básicos arquetípicos que acechan bajo la superficie de
nuestras relaciones sociales. La manera más fácil de observar
estos prototipos originales existentes en el interior de nuestra
psique es a través de las representaciones mitológicas de los
distintos dioses.
Un rápido estudio de los diversos panteones revelará héroes,
ladrones, traidores, amantes, sanadores, poetas y prácticamente
cualquier otra función básica de la humana. Para un psicólogo
junguiano, los dioses son meramente la expresión irreductible de
cómo funciona la vida. Nuestras personalidades individuales son
una combinación de los diversos aspectos. Al separar los
arquetipos negativos de los Positivos podemos tener una mejor
comprensión de quiénes somos. Siguiendo entonces la pista de los
diversos patrones de comportamiento para ver cómo asumimos un
arquetipo negativo, podemos liberarnos de él y avanzar mejor por
la vida.
Jung estudió este tema en profundidad y escribió numerosos
libros. Aceptó las cartas del tarot porque le ofrecían una
visión estrictamente arquetípica de la vida. El tarot, a su vez,
está basado en la Cábala sagrada, un sistema filosófico que
relaciona todas las religiones y mitologías en un intento de
explicar la totalidad de la experiencia humana.
7
En realidad existió una tercera figura en el instituto de Freud
que, aunque poseía más conocimientos que cualquiera de estas dos
reconocidas personalidades, sigue siendo prácticamente un
desconocido en la mayor parte de universidades porque su obra ha
sido suprimida. Esta figura fue Wilhelm Reich, que absorbió las
enseñanzas sexuales de Freud y las inclinaciones ocultistas de
Jung y les añadió sus propias investigaciones. Reich llegó a
penetrar en el reino de la psique humana como nunca se había
hecho anteriormente en términos terapéuticos. En sus últimos
años sostuvo haber construido una pistola de rayos que podía ser
disparada contra los OVNI. Fue arrestado bajo unos cargos
amañados y enviado a prisión, donde falleció. Sus libros fueron
incinerados por agentes gubernamentales. Preston Nichols ha
mencionado parte de su obra en los libros sobre Montauk.
En los últimos años de su vida Jung se percató de que el
fenómeno OVNI había penetrado en la cultura de los años
cincuenta. No solamente vio platillos volantes, sino que incluso
escribió un libro acerca de ellos. A pesar de sus extensos
conocimientos y de toda una vida de estudios ocultistas, parece
que perdió el tren por lo que se refiere al estudio de los OVNI.
Como mínimo reconoció su presencia, pero no he leído en ninguna
parte que hiciera un esfuerzo por clasificar las experiencias
asociadas con el tema en patrones arquetípicos de
comportamiento. Quizá eso fuera demasiado atrevido para la
época. Hoy en día el tema es mucho más asequible, ya que nuestra
cultura popular contiene relatos sobre seres de las Pléyades,
Orión y Sirio.
El punto principal que intento destacar con respecto a los OVNI
es que tienen que ser aceptados dentro del reino de la
experiencia humana. Lo principal no es si ha tenido o no alguna
experiencia últimos ellos, o si cree en ellos o no. El hecho
concreto es que en los últimos cincuenta años se han ido
acumulando cantidades ingentes de información sobre fenómenos
OVNI. Toda esta información se puede reducir a mitos o leyendas
que se podrían clasificar de acuerdo con la mitología
tradicional, es decir, con los arquetipos psicológicos.
Ello significa que los seres del espacio pueden existir dentro
del contexto de cualquier marco de referencia y ser demonios,
ángeles o algo intermedio. Esto no solamente nos aporta datos
psicológicos en los que poder basarnos cuando escuchamos
diferentes experiencias ufológicas, sino que también nos permite
estudiar el tema de una manera sensata, sin haber descubierto
por ahora pruebas concluyentes de que se trate de algo
totalmente diferente. El punto de referencia psicológico o
arquetípico nos ofrece una base a partir de la cual podemos
empezar a eliminar los distintos despropósitos que fácilmente
pueden contaminar el tema.
Soy perfectamente consciente de que muchos lectores habrán
tenido experiencias de abducciones o de avistamientos OVNI.
Algunos de ustedes querrán una confirmación de que sus
experiencias fueron celestiales, mientras que otros estarán
intentando deshacer un ovillo de traumas. También existen muchos
que, equivocados o no, están buscando ese tipo de contacto o
sienten curiosidad por él. El estudiar el tema OVNI y los
fenómenos relacionados con él desde el anterior punto de
referencia, y descubrir dónde encajan sus propias experiencias,
hará que su intelecto se relacione con fenómenos que de otro
modo podrían parecer inexplicables. Allí donde no alcance su
propia comprensión, siempre puede acudir a la mitología para
encontrar algún tipo de respuesta. La mitología no sólo aporta
una red de seguridad para nuestro estudio, sino que es la
columna vertebral en la cual están basadas todas nuestras
civilizaciones.
Éste es el telón de fondo que utilizaré para relatar mi historia
personal. Y realmente no importa si lo que digo que ocurrió
realmente ocurrió. Por supuesto, yo diría que sí lo hizo, porque
yo así me lo creo. Lo importante es que experimenté estos
acontecimientos y que están relacionados con una corriente de
conciencia que le incluye a usted. Si no fuera así, no estaría
leyendo este libro. Mi objetivo es el de estimular su propia
función dinámica cuántica para que pueda reconocer mejor su
propia conciencia innata y avanzar en dirección a su propio
potencial ilimitado.
Regresar
25 - INFLUENCIA
ANGÉLICA
Probablemente el aspecto más
característico de mi infancia es que era el único chico del
barrio que no había sido bautizado en la fe cristiana. Esta
distinción podría haber sido algo realmente único, aunque es
razonable pensar que probablemente habían otros que también
habían escapado de este antiguo ritual. Mis padres fueron
educados como católicos. Aunque mi madre asistió a una escuela
católica y mi padre había sido monaguillo, eso fue todo. Se
casaron por lo civil y permanecieron alejados de la Iglesia.
Sólo de mayor empecé a hacerme una idea de por qué.
Una mañana estaba desayunando con una amiga mía que tiene
facultades psíquicas y casualmente me preguntó si mi padre
podría haber estado emparentado con Nikola Tesla. Me miró de
forma penetrante e interrumpió mi conversación.
• Tu padre detestaba la
religión organizada, ¿no es cierto?
• Sí, de hecho, así era -contesté.
Mi amiga me dijo que con toda
seguridad un sacerdote había intentado abusar de mi padre. Me
dijo que mi padre había confiado en la Iglesia (el clero) y que
ésta le había traicionado. No sé si esto es verdad, pero
explicaba una pauta de conducta de mi padre. Siempre que tenía
ocasión, insultaba y hablaba en contra de la Iglesia católica.
También se refería a los curas como borrachos, diciendo que se
quedaban allí sentados y le pedían más vino después de la misa.
Por todo ello, me vi «protegido» contra la Iglesia, aunque nunca
me impidieron que asistiera a ella. A pesar de todo, lo divino
llegó a mi vida a una edad temprana.
Un día los chicos de mi vecindad estaban hablando sobre ángeles
de la guarda. La mayoría eran católicos y me solían comentar lo
que aprendían en sus clases de catequesis. Ese día en concreto
el tema fueron los ángeles de la guarda, y así es como me
encontré con un concepto totalmente nuevo. Después de escuchar a
mis amigos y volver a casa, le pregunté a mi madre si creía en
el ángel de la guarda. Ante mi sorpresa, me dijo que sí.
Al preguntarle por qué, me contó que yo había sido salvado por
un ángel de la guarda cuando era un bebé.
Ocurrió en un día caluroso en Newhall, California. Mi madre me
había puesto en el cochecito y lo había dejado bajo la sombra de
un árbol. Ella estaba sentada en el porche, no muy lejos. Según
me dijo, una gran rama empezó a desprenderse del árbol. No fue
algo gradual y estaba claro que me iba a aplastar en cuestión de
segundos. Mi madre estaba demasiado lejos para llegar a tiempo y
durante medio segundo vivió el horror de que podía perder a su
bebé. Cuando la rama empezó a caer, apareció una fuerte ráfaga
de viento que se llevó al cochecito donde no corría peligro. El
día había sido muy caluroso, sin señal alguna de viento ni antes
ni después de ese momento. Que fuera lo suficientemente fuerte
para desplazar el cochecito fue algo que impresionó a mi madre.
A pesar de haber sido educada como católica, había abandonado la
doctrina y no era en absoluto una mujer religiosa, pero esta
experiencia la llevó a creer en los ángeles custodios.
Más adelante supe que una diosa griega llamada Alcione era una
de las siete Pléyades y que controlaba el destino de los vientos
y las tempestades. Como no tengo ningún recuerdo del incidente
del cochecito, no puedo decir si se trató de la intervención
celestial de un poder más elevado o simplemente de pura suerte.
Parecería que alguna fuerza del universo quería que me quedara
por aquí durante un tiempo.
Regresar
26 - SACADME DEL
PARTIDO
Mi siguiente experiencia paranormal
fue durante la pubertad. Tenía doce años y mi proceso de
maduración estaba a punto de dar un gran salto. Recuerdo que
estaba jugando en la liguilla de béisbol y que tenía un tremendo
dolor de cabeza. Cada vez que lanzaba la pelota o movía el bate
sentía ondas de choque que me atravesaban el organismo. Lo
normal hubiera sido decirle al entrenador que me sacara del
partido, pero no lo quise hacer. De hecho, él dijo que me quería
allí y que esperaba que yo ayudara al equipo. Éramos un grupo
que casi siempre perdía, pero esa noche jugábamos contra el
mejor equipo de la liga y el entrenador quería que ganáramos. Yo
me encontraba en alguna otra zona de conciencia y decidí que
simplemente jugaría el partido sin esforzarme demasiado y
después me iría a casa.
Me producía tanto dolor hacer oscilar el bate que decidí dejar
pasar las pelotas por mi lado. Esta decisión resultó ser más
dolorosa aún porque el pitcher no realizó ningún lanzamiento
sobre la plataforma y me fui andando hasta la primera base.
Descubrí que me dolía más cuando caminaba que cuando movía el
bate. Ante mi sorpresa, me hicieron lanzamientos desde las bases
y conseguí una carrera. El dolor era intenso. Nuestro equipo iba
bien, pero yo quería que perdiéramos para poderme ir a casa.
Aun cuando me resultaba doloroso mover el bate, me di cuenta de
que lo era menos que correr por las bases. Decidí intentar
golpear las pelotas y hacer lanzamientos. Este tipo de actitud
era extraña en mí, porque hasta ese momento los deportes eran lo
único que me interesaba en la vida. No existía nada más y que yo
decidiera algo así era realmente extraño.
A pesar del dolor, golpeé la bola y realicé lanzamientos
acertados en las dos ocasiones siguientes. Ante la sorpresa de
todos, nuestro equipo se mantuvo en el juego y el marcador
andaba bastante ajustado. Para entonces, casi todos los miembros
del equipo se habían dado cuenta de mi extraño comportamiento.
Yo esperaba que el entrenador me sacara del partido pero me dejó
batear con otros corredores en la base. Subí a la base con el
único propósito de hacer un lanzamiento y marcharme. En el
tercer intento accidentalmente toqué la pelota y ese acierto nos
supuso ganar el partido. Me sentía realmente fatal. Cuando mi
equipo empezó a celebrarlo, yo esperé que el fin del juego me
deparara algún tipo de alivio. En lugar de ello, empecé a
sentirme mal del estómago. Le tocaba el turno a mi padre comprar
las coca-colas después del partido y le pedí que me comprara
dos. Con un poco de suerte la bebida gaseosa aliviaría mi
malestar. Funcionó lo suficiente para poder llegar a casa.
Al entrar en mi dormitorio vomité los espaguetis que me había
comido antes del partido. Perdí totalmente el control de las
funciones corporales. Mi madre limpió la habitación y me ayudó a
meterme en cama.
Esa noche tuve una de las experiencias más horrorosas de mi
vida. No sé si se trató simplemente de una pesadilla o de algún
tipo de abducción, pero sentí que una computadora muy grande y
potente me estaba escudriñando la mente. Recuerdo haber visto
grandes cintas, como las que utilizaban los ordenadores de los
años sesenta. Parecía que estuvieran examinando toda posible
fibra de memoria que pudiera existir en mi mente y la operación
iba acompañada de un dolor y una violencia extremos. El proceso
se iba repitiendo continuamente y yo empecé a gritar cada vez
más fuerte. Quizá estuvieran comprobando mi umbral de dolor.
He gritado antes en sueños, pero el sonido nunca llegó al plano
físico. En otras palabras, las personas que dormían en la
habitación contigua nunca habían oído nada. En este caso, mi
padre me oyó desde el vestíbulo y vino a ver qué estaba
ocurriendo. Nunca había mostrado un gran interés por lo
metafísico o paranormal, pero se sintió fascinado por lo que le
conté y quiso obtener toda la información que yo pudiera
ofrecerle. Resultó todo muy extraño.
La intensa forma de intrusión mental que experimenté duró sólo
una noche, pero descubrí que no podía retener ningún alimento.
Al cabo de unos días empecé a vomitar jugo gástrico y mi madre
se preocupó mucho.
Una semana más tarde me llevó al médico. Su diagnóstico fue
bastante desolador y comentó que me podía morir si seguía sin
poder comer durante mucho tiempo. El médico no tenía ni idea de
lo que me pasaba. Puede que me pusiera una inyección de
penicilina, pero no me acuerdo. No nos dijo nada tranquilizador
ni sugirió ningún tipo de alimentación asistida. Si no lograba
comer al cabo de diez días, tenía que volver a su consulta y
prepararme para lo peor.
Al llegar el décimo día yo ya no podía moverme de debilidad. Mis
padres y yo estábamos sobre ascuas. Mi ánimo se había visto
considerablemente fortalecido por el hecho de que el mejor amigo
de mi padre, un antiguo vecino, iba a venir a visitarnos. Yo
estaba prácticamente en los huesos y no sé si fue la presencia
de ese amigo pero conseguí retener los alimentos por primera vez
en diez días. Cuando sugirió que me fuera con él y pasara una
semana en mi antiguo barrio, mi ánimo mejoró. Pude comer un poco
más y empecé a recuperar un poco de fuerza. Pronto empecé a
caminar un poquito. Mi padre estaba preocupado porque me fuera
en esas condiciones, pero su amigo y mi propio entusiasmo lo
convencieron. Me marché y experimenté un resurgimiento total de
mis emociones, facilitado en buena parte por volver a ver mis
antiguos lugares
preferidos. Mi salud física volvió rápidamente.
Aun cuando me recuperé del todo, ocasionalmente me preguntaba si
alguien me estaba espiando y si podía ver todos mis movimientos.
Nunca lo relacioné con la experiencia que acabo de relatar, sino
que simplemente pensé que era algo que todo el mundo debía de
pensar de vez en cuando. La idea de que alguien me pudiera estar
espiando no me alarmaba demasiado porque consideraba que la
posibilidad era muy remota.
Hablando en general, esta experiencia en el inicio de mi
pubertad me había cambiado. Era algo muy raro en mí que hubiera
abandonado a mi equipo de béisbol y a mi primer amor, que había
sido el deporte. Por supuesto no es nada extraño que los
intereses cambien al llegar la adolescencia, pero mi cambio de
conducta y de intereses se vio acompañado por una intrusión
bastante violenta en mi conciencia.
Regresar
27 - UN LAPSO
TEMPORAL
Tres años después del incidente de
abducción, nos mudamos a otra ciudad y me sentí socialmente
desplazado. Al no tener amigos durante cerca de un año, descubrí
la ciencia ficción y otro tipo de literatura concebida para
abrir las esferas más elevadas de la mente.
Las obras mas influyentes que estudié durante esa época fueron
las novelas de Hermann Hesse, un autor alemán iniciado en la
escuela mistérica. Esta trayectoria llegó a su punto álgido
cuando leí un libro titulado The Master Game (El juego maestro)
del doctor Robert S. de Ropp, un bioquímico que también era
ocultista. Este libro describía el hecho de que existen
diferentes juegos en la vida. No recuerdo exactamente cómo los
clasificaba, pero eran bastante curiosos. Había el juego del
«cerdo en el comedero» para las personas que sólo se preocupaban
de su subsistencia inmediata y que no tenían tiempo para la
conciencia ni ninguna otra cosa.
Por encima estaba el «gallo en el estercolero» que se refería a
los individuos que se dejan llevar por el ego, a quienes gusta
recrearse en la gloria de su propia fama. Este juego era
aplicable a los gurús que llevan a la gente de aquí para allá o
incluso a un jefe de una pequeña oficina que se crece con su
propio poder y la admiración que necesita de los demás. Existían
otras categorías que ahora no recuerdo, pero en el primer lugar
de la lista estaba lo que él llamaba el juego maestro. Ése era
el juego de todos los juegos y tenía como objetivo que el
individuo alcanzara su máximo potencial.
Por esa época empezaron a darse algunas iniciaciones de una
naturaleza profundamente personal que culminaron en mi
compromiso total de aumentar mi conciencia hasta el punto más
elevado de su potencial. En ese momento descubrí rápidamente que
existían dos tabúes principales en la sociedad. Uno era por
supuesto el sexo, ya que por esas fechas se estaba hablando
mucho sobre la revolución sexual en los medios de comunicación.
Para ello no se requerían grandes dotes de observación. El
segundo tabú, considerablemente más importante, era el de llegar
a ser más consciente. Descubrí que la gente ni tan siquiera
podía discutir sobre el tema con un cierto grado de objetividad.
El pensamiento programado abundaba en la sociedad (y lo sigue
haciendo) y eso no resultaba muy alentador.
Dos verdades importantes que descubrí durante esa época me han
sido de gran ayuda. En primer lugar, que todo camino correcto,
de trabajo o de iniciación, empieza en el corazón. En otras
palabras, una persona no debería emprender ningún tipo de
actividad en la que realmente no crea. La segunda verdad es que
el único maestro auténtico es uno mismo. Alan Watts, en su libro
titulado Psicoterapia del Este psicoterapia del Oeste explicaba
que los gurús y los maestros zen habían sido una noble tradición
en Oriente desde tiempos inmemoriales. También decía que las
expectativas culturales acerca de esos maestros eran que todos
eran un fraude. Parte de esta expectativa también incluía el
hecho de que la mayoría de personas iban en su búsqueda a pesar
de ser potencialmente fraudulentos. Al final iban a descubrir el
engaño.
Esta observación se veía asimismo modificada por el carácter de
los distintos maestros. Algunos como mínimo era mas éticos que
otros, o más compatibles con algún discípulo en concreto. Se
podía aprender algo de un maestro, pero era imposible aprender
debidamente las lecciones a menos que uno mismo las
experimentara. Esto me sirvió como estupendo aviso entonces, y
lo sigo aplicando en la actualidad. Los gurús son un montón de
porquería. Una vez conoces las reglas básicas, puedes
relacionarte con ellos y posiblemente aprender algo. Si sabes
esto, como mínimo no te puedes quejar de que te engañaron.
únicamente uno mismo es el dueño de su propio destino.
Otro punto que me enseñó de Ropp es que cada persona necesita
generar su propio centro magnético para poder encontrar mentes
afines y grupos compatibles a través de los cuales poder
\aprender. Aunque por entonces vivía en una comunidad repleta de
hippies, la mayoría de ellos estaban demasiado implicados con
las drogas para considerar seriamente la auténtica exploración
de la conciencia. Le escribí a Ropp con la esperanza de
descubrir algún método para acelerar mi aprendizaje y proceso
evolutivo. Él no vivía demasiado lejos.
Su respuesta fue muy interesante. Me dijo que terminara la
escuela, que escogiera una carrera y que pidiera ser admitido en
la Liga. Se trataba de una referencia al grupo místico de
Hermann Hesse que éste menciona en su libro Viaje a Oriente. Me
pareció que se trataba de una jugada maestra por su parte, pero
también era un consejo práctico que me ofrecía sinceramente. Le
hice algunas preguntas mas y me habló de un hombre que vivía en
San Francisco, cuya familia se suponía que tenía una larga
tradición de servicio en «La Liga». Yo estaba interesado en
seguir este camino desde un punto de vista estrictamente
esotérico. No sospechaba que la familia de ese hombre estaba
relacionada con el mundo ufológico, y eso es algo que no
descubrí hasta años más tarde. Esta familia en concreto también
tiene un árbol genealógico entroncado con los indios montauk. No
soy libre de revelar ahora el nombre de la familia, ya que con
ello podría obstaculizar algunos de sus asuntos pendientes.
Todo ello resultaba una línea muy interesante de exploración
pero se iba a ver interrumpida por una nueva aventura. Se
trataba de la Cienciología, una palabra que evoca una respuesta
claramente emocional en todos aquellos que la oyen mencionar.
Antes de decir nada mas sobre el tema, quiero dejar claro que
hace mas de doce años que no he participado en ningún tipo de
organización cienciológica. No los critico acerbamente ni
aplaudo sus eslóganes publicitarios. Puedo mantener mi
objetividad sobre el tema, algo que al parecer es bastante
inaudito. Necesitaría un libro entero para exponer adecuadamente
todas mis experiencias dentro de un contexto apropiado y eso
sería algo realmente difícil. La Cienciología es algo
esencialmente sencillo, pero requiere un adiestramiento y una
comprensión de su propio lenguaje para poderla entender de forma
correcta. Para que alguien externo a ella pueda comprenderla
adecuadamente, él o ella tiene que convertirse en miembro. Por
lo tanto voy a reducir las cosas al máximo y contarles sólo
algunos puntos destacados.
Cienciología quiere decir «saber en el sentido más profundo de
la palabra». Viene de la raíz scio, que significa saber o
hender, penetrar. Significa cortar pero también diferenciar. La
definición básica de la palabra y su objetivo final son los
mismos que los de los gnósticos (término derivado de gnosis, que
a su vez también significa «saber en el sentido más completo de
la palabra»), pero su trayectoria es totalmente diferente.
Si se estudia y aplica la Cienciología de forma adecuada y la
persona no tiene expectativas imposibles, se puede aprender
considerablemente sobre uno mismo y cómo relacionarse con el
universo. Ello comprende una reconciliación con las vidas
pasadas y una liberación total de los bloqueos mentales y
emocionales. Tampoco es raro que un seguidor de la Cienciología
se cure a sí mismo de alguna dolencia física crónica o que se
despierten en él algunas facultades paranormales. La
Cienciología también ofrece una rehabilitación válida para la
adicción a las drogas y enseña unas habilidades básicas de
lectura, más toda una gama de temas. La política de la
organización siempre estuvo pensada para estar separada de los
procedimientos tecnológicos empleados por ésta.
El objetivo global del proceso de la Cienciología (también
llamado auditoría o asesoramiento) es elevar el tono de la
persona (referido a su carácter o cualidad emocional) y a
liberarla espiritualmente. El objetivo se va alcanzando por
etapas, con lo cual, bajo unas condiciones ideales, uno empieza
consiguiendo un poco y termina alcanzando el sol, la luna y las
estrellas.
En mi primer año en la Cienciología tuve experiencias
telepáticas, premoniciones psíquicas e incluso una experiencia
de viaje astral con total percepción visual. Unos meses más
tarde había pasado a formar parte de la elite de la Sea
Organization de L. Ron Hubbard, que estaba totalmente dedicada a
establecer organizaciones de Dianética y Cienciología de
funcionamiento elevado en todo el planeta. Por «funcionamiento
elevado» entendían que no hubiera reacciones adversas por parte
de la prensa, del público ni de nadie. Daban por supuesto que la
Cienciología, adecuadamente aplicada, aliviaría un mal karma de
esa índole.
Después de un mes en esa organización me encontré en un avión
con rumbo a un destino desconocido. Tenía que presentarme en un
apartamento de Madrid y a partir de allí estar preparado para
una cita en el yate Apollo, hogar y centro de investigación de
L. Ron Hubbard. Todo era muy estilo james Bond. En Madrid me
pusieron en un avión con destino a Casablanca, donde subí a
bordo del barco, más largo que un campo de fútbol y en el que
vivían entre 350 y 400 personas. Hubbard era un trabajador
incansable y no hablaba personalmente con los diversos
individuos que subían a bordo. Después de llegar se me asignó un
guía que me llevó a visitar toda la nave. Pude echar varias
ojeadas a Hubbard. Una de las primeras preguntas que le formulé
a mi guía era si habían avistado alguna vez un OVNI mientras
navegaban. Se trataba de un antiguo guardia del palacio de
Buckingham y era muy meticuloso en sus respuestas. Después de
haber vivido en el barco prácticamente desde el principio,
rebuscó cuidadosamente en su memoria.
«Solamente una vez -dijo-. Una vez, en alta mar, alguien del
puente dijo que había avistado un par de platillos volantes en
el cielo nocturno. Se volvió hacia el capitán (refiriéndose a
Hubbard) y le preguntó si veía lo que había en el cielo».
Comentó que Hubbard respondió inmediatamente y sin ninguna
vacilación y dijo: «Los pilotan bastante mal, ¿no es cierto?»
Hubbard era así de rápido y su campo de percepción era amplio.
Corrían innumerables anécdotas como ésta por el barco pero nadie
las coleccionaba para la posteridad. Los críticos de la
Cienciología siempre han exhibido las hojas publicitarias que su
iglesia ha publicado sobre la biografía de Hubbard y las han
acusado de estar infladas con hazañas que nunca tuvieron lugar.
En realidad, las historias que contaba la tripulación de forma
espontánea eran mucho más interesantes que los folletos
publicitarios idealizados y probablemente los críticos se
hubieran sentido muy aliviados si hubieran creído en ellas.
Al poco tiempo de estar a bordo del Apollo tuve un encuentro con
Hubbard que probablemente sea la experiencia más estrafalaria de
mi vida. Al igual que la mayoría de personal nuevo, fui asignado
a cubierta y un buen día me encontraba rascando herrumbre no
lejos de la sala de investigaciones de Hubbard, cuando éste se
deslizó sigilosamente detrás de mí y me empezó a «explorar el
cráneo». Con ello quiero decir que a veces se dedicaba a caminar
por las cubiertas y a «mirar» dentro de la cabeza de la gente.
De alguna manera yo sabía que se encontraba allí, pero
mentalmente me congelé y seguí trabajando. Me observó durante
cierto tiempo. Era difícil no notar su presencia.
No sé exactamente lo que ocurrió a continuación, pero
experimenté un lapso temporal. Es muy difícil de describir, pero
lo intentaré. Era como si me encontrara en dos lugares a la vez.
Parecía existir un entumecimiento que bloqueaba mi percepción
global de la situación. Esto fue seguido por un gran resplandor
y una sensación de ligereza. Estaba en otra parte. Lentamente se
me empezó a ocurrir la idea de que tenía una conexión distante
con un cuerpo que estaba rascando herrumbre. Simplemente no
podía explicarme lo que estaba ocurriendo, pero me percaté de
que estaba dispuesto a no darme la vuelta.
Entonces oí que Hubbard estaba hablando con mi jefe, que se
encontraba trabajando en la cubierta superior. Yo seguí con mi
ocupación. Seguía sintiéndome muy distante y mi conciencia
apenas se encontraba en el plano físico. Hasta que Hubbard no se
alejó de mí no me di la vuelta y vi cómo se marchaba. Aunque
comenté el incidente con algunos amigos, nunca hablé demasiado
sobre esta experiencia. Todo ello resultaba bastante enigmático.
Examinando lo ocurrido con la perspectiva del tiempo, sé que a
Hubbard le encantaba hacer salir a las personas de su cuerpo si
podía. Se trataba de algún tipo de afición personal y en cierto
sentido lo consideraba su don más preciado para la humanidad. Se
sabía que había «atravesado el velo» del plano físico. En mi
caso particular creo que intervino algún tipo de sutil
transmisión o comunicación que explicaré más adelante.
Hubbard no solamente estaba observando mi psique sino que al
parecer estaba evaluando mi papel potencial en el plan general.
Obviamente no se sentía amenazado por mí o bien me hubiera
echado del barco sin dilación. Aunque todo fue bastante extraño,
no resultó una experiencia traumática ni terrorífica, sino
solamente algo que no me pude explicar hasta bastantes años
después.
Regresar
28 - A TRAVÉS DEL
VÓRTICE
Después del lapso temporal, mis
encuentros y relaciones con Hubbard fueron básicamente normales.
Tuve que aprender a reconocerlo como ser humano y creo que eso
es algo que les resultaba difícil a muchos miembros de la
tripulación. Realmente no existía un modo fácil de tratar con
sus campos energéticos personales. Eran tremendamente intensos y
estaban mucho más allá del alcance de mi realidad de esa época.
Pasé los diez años siguientes estudiando y utilizando la
Cienciología conmigo mismo y con otras personas. También trabajé
para Hubbard y estudié su historia personal y sus patrones de
comportamiento lo mejor que supe. Sabía que cualquiera que
trabajara en contacto íntimo con él no podía pensar, ni por un
momento, que se trataba de una persona como cualquier otra. Me
interesaba saber qué cosas le motivaban y observaba sus actos
muy de cerca.
Para resumir una larga historia, déjenme sólo que les diga que
pasé por todo tipo de experiencias maravillosas, incluyendo lo
que Hubbard denominaba «el estado de claridad». Más allá están
los «niveles elevados» de la Cienciología que se denominaban «
Operating Thetans» (Espíritus operativos). «OT I», «OT 2» y «OT
3» representaban los distintos niveles que se podían alcanzar. «
Thetam> era el término cienciológico para espíritu; « Thetam> se
deriva de la letra griega theta, que también indica vida o
fuerza vital. Con respecto a estos niveles superiores, quiero
destacar algo que creo es muy importante y más que irónico.
De vez en cuando, los medios de comunicación se divierten de lo
lindo con los niveles superiores de la Cienciología. La Iglesia
de la Cienciología los considera escrituras sagradas y como tal
algo que debe ser confidencial para el público en general e
incluso sus propios adeptos, hasta el momento en que esos
individuos estén preparados para recibirlos. Tanto el programa
Nightline de la cadena ABC como el periódico Los Angeles Times
han hecho pública esta información y lo han hecho de una manera
muy poco favorable. Han reducido la información y la han
tergiversado de una forma que la hace parecer totalmente absurda
y ridícula. Los cienciólogos le dirían que está presentada
totalmente fuera de contexto. Sin añadir mi opinión personal en
cuanto a la verdad relativa de tal información, puedo
asegurarles que los cienciólogos tienen razón en este sentido.
Ha sido presentada de manera que queda fuera de contexto con
respecto a lo que los cienciólogos creen y practican.
Si examina los libros que critican la Cienciología podrá leer
diferentes opiniones acerca de estos niveles superiores así como
transcripciones de los mismos. Según esta información, el nivel
«OT 3» se considera uno de los más potentes y trata de la
eliminación de una serie de implantes que han sido colocados de
forma estratificada sobre los seres espirituales, de manera
generalizada. Todos estos implantes tienen sus orígenes en un
implante primordial que todos los seres espirituales han
experimentado y que se remonta a unos cuatro mil billones de
años. Este implante consistió en una serie de chasquidos
producidos por un querubín que hacía sonar un cuerno mientras se
acercaba y se alejaba. 8
No se menciona gran cosa más sobre ello aparte de que fue el
inicio de los tiempos. Aquellos que estén familiarizados con la
Biblia recordarán que los querubines eran quienes custodiaban la
entrada al jardín del Edén. Al parecer Hubbard había descubierto
una ruta de vuelta al «Jardín del -Edén» que Preston Nichols ha
denominado la línea temporal original.
De las personas que llegaban a alcanzar este nivel en
Cienciología ni se suponía ni se esperaba que dejaran totalmente
atrás esta dimensión. En general se sentían como si hubieran
descargado toneladas de basura espiritual y tenían una profunda
y penetrante conciencia acerca de su naturaleza espiritual y
quizá de lo que podríamos llamar la línea temporal original.
Una vez llegados a ese punto, el objetivo de la mayoría de esos
individuos consistía en ayudar a otros a experimentarlo.
Según mi experiencia personal de ese nivel, una de las cosas que
descubrí es que el principio de sincronicidad intervenía de
forma considerable. Empezaban a ocurrir cosas que para mí tenían
sentido, aunque quizá no para otras personas. Hay tantos
detalles que es difícil explicarlo, pero digamos simplemente que
tuve importantes iluminaciones como resultado de mis
experiencias con la Cienciología. Todo esto llegó a su punto
culminante en 1982, cuando vivía en la calle Cleveland de la
ciudad de Clearwater, Florida. Probablemente me encontraba en mi
mejor momento espiritual y había alcanzado un nivel en el que
había descubierto que cualquier cosa que deseaba podía suceder.
Esto suena muy presuntuoso y pronto descubrí que existían
límites a lo que podía manifestar. Incluso así, había muchas
cosas que podía manifestar a voluntad. Observé que lo que
obstaculizaba la voluntad y el bienestar, tanto mío como de los
demás, era todo el materialismo físico tan implantado en este
universo. Con ello no me refiero a la filosofía del materialismo
sino a la parte realmente física de este universo y a cómo está
construido. Quiero decir: ¿no sería estupendo si pudiéramos
hacer que un accidente de coche se borrara a sí mismo? Aunque
pueden ocurrir milagros y cosas notables en la naturaleza,
conseguir mediante la voluntad que un accidente de coche que ya
ha ocurrido desaparezca no es algo precisamente fácil.
Un día de 1982 me sentía tan bien que percibí que no había lugar
para el concepto de restricción en mi universo subjetivo. Excavé
profundamente en mi propia psique y llegué hasta los
pensamientos que me ataban al plano físico. Debajo de ellos
había una matriz de pensamientos perteneciente a todas las
formas de conciencia. Se puede decir que esta capa más profunda
de pensamientos es la que sostiene todo el programa del universo
físico. Entonces, por decirlo de alguna manera, es cuando hice «puf»
y apunté mi voluntad hacia el objetivo de una total disolución o
disgregación del universo físico. Era mi día libre y después
proseguí con mis cosas sin pensar más en lo que había decidido
con relación al plan cósmico general. Todo muy normal.
Al cabo de sólo unas horas, me encontraba de pie en un
aparcamiento que daba a la calle Cleveland cuando percibí una
gran explosión eléctrica en el cielo. Era algo muy parecido a
los fuegos artificiales pero fue muy rápido y totalmente
extraño. Lo primero que me dije a mí mismo es que sabía que algo
había ocurrido y que de ningún modo iba a negar lo que podía
ver. La típica reacción humana de nuestra cultura sería negarlo.
Miré a mi alrededor y vi una enorme estructura con una antena
cerca del edificio de la GTE. Me pregunté si existía alguna
relación. Una vez más experimenté el fenómeno de un lapso
temporal. Resultó todo muy raro.
Al rato vi a una muchacha china que conocía y le comenté que
había visto algo muy extraño en esa dirección. Ella confirmó lo
que yo había visto diciendo que constantemente ocurrían cosas
extrañas en esa dirección. Lo comenté con algunos amigos más,
pero eso fue todo. Tardaría años en descubrir qué es lo que
realmente había sucedido. Mis circunstancias vitales empezaron a
cambiar de forma espectacular. Tenía entonces 29 años, algo que
los astrólogos reconocen como una importante época de cambios,
ya que tiene relación con el ciclo de Saturno, de 29 años de
duración. Me casé, dejé tranquilamente atrás mi carrera en la
Cienciología y terminé por mudarme a Long Island semanas antes
de la culminación del proyecto Montauk el 12 de agosto de 1983.
Años después regresé a Clearwater para visitar a algunos de mis
viejos amigos. Tras un partido de fútbol vi la torre de la
antena que había reconocido años antes. Señalando hacia el
lugar, le comenté a mi amigo Claude Henley que en ese punto era
donde había visto una explosión años atrás. Él ya conocía la
historia y puesto que era él quien conducía el coche, le
pregunté si podíamos detenernos a explorar por un momento. En
cuanto llegamos a un solar vacío sobre el cual creí que había
ocurrido la explosión, Claude me dijo que en una ocasión él
había visto un OVNI en ese mismo lugar. Nunca antes me había
comentado que hubiera visto un OVNI de ningún tipo.
Tardé años en encontrar alguna respuesta al misterio de la
explosión y del lapso temporal.
8
Esta información procede del libro The Pied Pipers of Heaven
(Los flautistas celestiales) de L. Kin, VAS Publishers,
Wiesbaden, Alemania.
Regresar
|