Pero no todos, como te digo, obedecieron a Caligastía, representante de Lucifer en IURANCHA. Hubo seres
celestes y miembros materializados del Estado Mayor del citado príncipe, así como 9 800 de los 50 000
medianes que formaban este cuerpo especial de criaturas intermedias, creadas para el bien, que rechazaron la
rebelión. Pero tuvieron que dispersarse. Una de las expediciones que huyó de Dalamachia, la ciudad modelo,
se refugió en lo que sería llamado el Gran Reino en Medio del Mar...


Sinuhé, fascinado, recordó entonces el enigma que había encontrado en la puerta tabicada de la cripta.
-Ese Gran Reino -había proseguido el hombre blanco-no fue conocido por los actuales habitantes de
IURANCHA. Pero sí por los antiguos. Y hubo un famoso escritor y filósofo griego que, quinientos años antes de
la séptima y última efusión de Micael como Jesús de Nazaret, tuvo referencias de él a través de otro eminente
136

legislador, Solón, y éste, a su vez, recibió las noticias sobre la existencia de dicho imperio a través de los
sacerdotes egipcios de la ciudad de Sais...
-¡Atlántida!
Sin poder contenerse, el investigador pronunció el mítico nombre de la isla-continente, misteriosamente
hundida en el océano Atlántico en el transcurso de un día y una noche, hace unos 11 500 años, según los
Diálogos de Critias y Timeo, de Platón.
Su informador sonrió complacido, asintiendo con la cabeza.
-Atlántida o Atlantis, sí -repuso, adivinando las dudas que atormentaban al perplejo soror-. ¡El Gran Reino en
Medio del Mar! -continuó-. Una segunda Dalamachia que, durante milenios, resistió los continuos asedios de
las fuerzas leales al Maligno... Aquella valiente expedición había sacado de la ciudad modelo un gran tesoro:
los archivos secretos de IURANCHA. Y por espacio de casi 200 000 años pudo custodiarlo y preservarlo de la
ambición de Caligastía y sus secuaces...
Al llegar a este punto de la narración, la voz de aquel hombre se quebró. Pero, a pesar de su evidente tristeza,
añadió:
-Cuando el planeta fue sometido a cuarentena por las altas jerarquías del universo local y de la Isla
Estacionaria del.Paraíso, en espera de la captura y posterior juicio del rebelde, todas las comunicaciones de
IURANCHA fueron cortadas. Y desde entonces, como sabes, la Humanidad se halla incomunicada, sumida en
el caos y a merced de los rebeldes. Y aquellos bravos leales a Micael fueron sitiados finalmente. De común
acuerdo, trazaron un heroico plan, con el único fin de poner a salvo el Gran Tesoro. Y en una odisea, que quizá
algún día te sea revelada, seis expediciones partieron simultáneamente del Reino en Medio del Mar. De las
seis, sólo una transportaba los archivos secretos del planeta. Caligastía y sus fuerzas consiguieron interceptar
cuatro de esas misiones, pero, providencialmente, la que custodiaba el Gran Tesoro consiguió su objetivo,
desembarcando en lo que hoy es Egipto.


-¿Y la otra? -le interrumpió Sinuhé.
-Alcanzaron también la meta prevista. Llegaron a lo que hoy conocéis por América, ocultándose y mezclándose
entre los pueblos de aquel continente, Pero los rebeldes, sospechando que los leales a Micael podían intentar
sacar de Atlantis los archivos secretos, lanzaron sobre el Reino un último y feroz ataque. Y las plegarias de
aquellos heroicos hombres terminaron por ser escuchadas. Y desde Jerusem, la capital del sistema de Satania,
fue enviada a IURANCHA (a petición de los propios atlantes) una de las esferas artificiales que rodea
habitualmente el citado planeta-capital. Era la última fase del prodigioso y generoso plan trazado por los leales
a Micael. Ellos sabían que, justamente en ese tiempo (11 345 años antes de Cristo), la órbita periódica de 6
666 años de Ra (la esfera artificial) coincidía sobre nuestro sistema solar. Y eligieron su autodestrucción, en un
intento por hacer creer a los rebeldes que los archivos secretos se hundirían con Atlántida en el fondo del
océano.
El narrador hizo una pausa, visiblemente emocionado por este trágico recuerdo. Y fijando sus ojos en Sinuhé,
continuó:
-Esta ciega Humanidad no sabe del sacrificio de aquellos leales.
Tal y como cuenta Platón, el Gran Reino, con todos sus habitantes y miles de rebeldes, se hundió en el
transcurso de un día y una noche, presa de violentos seísmos y maremotos, provocados por la ronda de la
rueda de Ra. Caligastía, durante.algún tiempo, permaneció en el engaño, convencido de que el Gran Tesoro se
había perdido para siempre.
-¡Ra! -musitó Sinuhé, que había empezado a comprender la naturaleza de aquel astro intruso, captado por los
radioastrónomos de Arecibo y del que ya le había hablado su Kheri Heb...
Pero, aunque las preguntas seguían borboteando en su corazón, esperó. Su misterioso hermano de Orden no
había concluido...


-Cuando, 11 000 años antes de Cristo -prosiguió el hombre blanco-, aquella audaz expedición que transportaba
los archivos secretos consiguió varar su buque (el Dalamachia) en una de las playas de Egipto, los atlantes
supervivientes pusieron en marcha un meticuloso y secreto plan, destinado, fundamentalmente, a ocultar el
Gran Tesoro. Y partiendo del propio casco del barco, construyeron una pirámide subterránea.
Los ojos de Sinuhé se iluminaron.
-Una pirámide gigantesca que tú ya conoces -apuntó el narrador-y que, miles de años después, tendría su
réplica en la llamada Gran Pirámide de Keops.
El investigador no pudo contenerse y le corrigió:
-¿Una réplica dices? La de Keops, la que todos conocen, no dispone de algunas de las cámaras que yo he
recorrido...
El hombre blanco sonrió benevolente.
-Digamos que los egiptólogos no han tenido acceso a ellas -¿Quieres decir...?
-Sí, que ambas construcciones son gemelas. Pero aún tiene que pasar mucho tiempo antes de que los
hombres de tu mundo tengan acceso a este secreto.
-No logro entenderlo... -murmuró Sinuhé, suplicando que le sacase de aquella nueva e irritante confusión.
-Debes contener tu impaciencia y permitirme proseguir. Sólo así podrás comprender -el compañero de Logia de
Sinuhé guardó silencio y tras esta pausa añadió-: y, quizá, si lo crees oportuno, reanudar tu misión.
El investigador intuyó algo especial en aquellas últimas palabras. ¿Es que la misión de búsqueda de los
archivos secretos podía terminar allí, en la llamada cámara acorazada de IURANCHA?.-Mucho tiempo después
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que la pirámide subterránea fuera terminada y el Gran Tesoro depositado en su interior (precisamente en el
lugar donde ahora nos encontramos), aquellos leales a Micael tomaron la decisión de fundar un nuevo pueblo.
Sabían que la fórmula más segura y eficaz de salvaguardar los archivos era, justamente, alejarse de ellos y
hacer creer a los rebeldes (en el supuesto de que fueran descubiertos) que dicho Tesoro seguía con ellos.
-¡Un momento! -intervino nuevamente el soror-. ¿Los archivos secretos están aquí?
Su confidente no respondió. En sus ojos apareció aquella pesadumbre que Sinuhé ya había advertido poco
antes.


Finalmente, con voz trémula, le desveló una parte de lo que tanto interesaba al investigador:
-Desgraciadamente, no... Fueron saqueados.
-¿Cómo?, ¿cuándo?...
El hombre blanco alzó sus manos y le suplicó paciencia.
-El plan de los atlantes fue bueno. Y dio los resultados apetecidos durante 10 000 años. Unos 4 000 antes de
vuestra Era, aquella reducida y valerosa población se mezcló por fin con las tribus de los antiguos pobladores
de lo que, a partir de esas fechas, sería conocido por Egipto. Aquellos primitivos humanos, dirigidos por los
atlantes, pasaron así, casi súbitamente, del Neolítico a un estadio evolutivo envidiable. Los conocimientos de
aquella expedición hicieron florecer muy pronto las artes y las letras, proporcionando un maravilloso impulso al
comercio, las construcciones, la agricultura, las matemáticas, la astronomía y el culto a la única Divinidad.
Fueron ellos los que revitalizaron la sangre y el espíritu de aquel pueblo, transformándolo con el paso de los
siglos en lo que después sería admiración de IURANCHA.
Sinuhé recordó las ancestrales y universales creencias que han apuntado siempre a una influencia extranjera,
como posible explicación y causa del misterioso y repentino desarrollo del antiguo Egipto. El escritor e
historiador del siglo I, Diodoro de Sicilia, ya lo había insinuado cuando escribía: Los egipcios eran extraños, que
en tiempos remotos se asentaron a orillas del Nilo, llevando consigo la civilización de su país de origen, el
arte.de escribir y un lenguaje refinado. Llegaron procedentes de la dirección del sol poniente, y eran los
hombres más antiguos.
En el siglo XX, el profesor W. N. Emery, como otros muchos especialistas, señalaba en su libro Egipto arcaico
que, en el cuarto milenio antes de Cristo, Egipto pasó bruscamente de la Edad de la Piedra a reinos bien
organizados donde, al mismo tiempo que aparecía el arte de escribir, la arquitectura monumental, las artes Y
los oficios se desarrollaban de forma pasmosa, con todos los signos de una civilización bien organizada y hasta
lujosa.


Pero ¿qué pudo ocurrir? ¿Por qué el pueblo fundado por los leales a Micael terminó por extinguirse y, sobre
todo, quién fue el responsable del robo de los archivos secretos?
-Aquel admirable impulso y transformación, sin embargo –añadió el hombre blanco-, no pasó desapercibido
para las huestes de Caligastía. Y aunque los atlantes habían cruzado su sangre con los autóctonos, borrando
así las huellas de su pasado y de su verdadera identidad, las fuerzas del Maligno (intrigadas y recelosas) no
tardaron en infiltrarse. Los descendientes de la primigenia expedición (celosos depositarios de la existencia del
Gran Tesoro) adoptaron entonces una serie de medidas preventivas. Una de ellas fue precisamente la
construcción de magníficas y monumentales pirámides. Una en especial, que llevaría el nombre de su
constructor, Keops, fue levantada, siguiendo los mismos patrones y medidas que la Gran Pirámide
subterránea...
-¿Por qué? -repuso Sinuhé.
-Si los rebeldes continuaban mezclándose con el pueblo egipcio y llegaban a sospechar o desvelar el
verdadero origen de sus fundadores, la seguridad de los archivos secretos podía verse comprometida. De ahí
que, en previsión, decidieran levantar sobre la margen izquierda del Nilo, a muchos kilómetros de la auténtica
ubicación de la pirámide subterránea, otra construcción gemela, con su complejo entramado de cámaras y
galerías (unas falsas y otras genuinas) que, llegado el caso, sirviera para confundir definitivamente a los
seguidores de Lucifer..Los temores de los descendientes de los atlantes no eran infundados. Las fuerzas del
mal fueron ganando terreno e influencia, consiguiendo, poco a poco, que el noble pueblo egipcio olvidara su fe
en un solo Dios, cayendo en una maraña de costumbres idolátricas y supersticiosas. Y Amón, símbolo de
Lucifer, no tardó en ocupar un puesto de honor entre todas las divinidades. Los rebeldes se hicieron con el
control de las castas sacerdotales, llegando, incluso, al trono. A pesar de ello, en lo más profundo del espíritu
egipcio quedó vivo el recuerdo de aquellos dioses llegados un día desde el Oeste. Este sentimiento, unido a su
indestructible creencia en un más allá y sus profundos conocimientos científicos y artísticos, fueron el legado
de una raza (la de los atlantes) que terminó prácticamente por desaparecer...
-¿Se extinguieron? -preguntó con incredulidad.


-Casi por completo...
-Pero ¿y el Gran Tesoro?
-El año 1366 antes de Cristo-Micael, en tiempos de la XVIII dinastía, los escasos conocedores de la existencia
de la pirámide subterránea decidieron fundar una Orden secreta, que custodiase el Gran Tesoro. Esa Orden,
querido Sinuhé, fue llamada la Escuela de la Sabiduría...
Él, que había estudiado el remoto origen de la Logia de la que era hermano, ignoraba la íntima motivación por
la que había sido creada. De ahí que su sorpresa, al oír las palabras del portador de aquel sello, no tuviera
límite.
-¿Nuestra orden? -balbuceó.
138

-¡La Escuela de la Sabiduría! -exclamó el blanco con orgullo, La más antigua de IURANCHA, según reza
vuestro papiro número 10 474...
Sinuhé, cada vez más perplejo, no tuvo fuerzas para preguntar.
-Poco después del nacimiento de la Gran Logia, la Providencia hizo que el sucesor del rey Amenofis III, su hijo
Akhenaton o Amenofis IV, entrara a formar parte del primer Templo de la Hermandad. Y guiado por su rectitud
y sensibilidad, luchó por la implantación de una sola Divinidad, a la que designó con el nombre de Atón.
Durante su breve reinado, la Escuela de la Sabiduría se asentó definitivamente, admitiendo a nuevos
hermanos. Pero, a pesar de la escrupulosa selección, la Logia.cometió un grave e irreparable error: uno de los
rebeldes (el general Horemheb, de gran prestigio en toda la nación), después de numerosas e insistentes
peticiones, fue admitido en el Consejo de los Kheri Hebs. Y de esta forma, las fuerzas del mal terminaron por
averiguar dónde se hallaba el Gran Tesoro...
Horemheb, astuto como una serpiente, supo alcanzar el trono de Egipto a la muerte de Ay, el Padre Divino,
miembro, como sus antecesores (los faraones Akhenaton y su hermano y yerno, Tutankhamon), de la Gran
Logia. A pesar de los esfuerzos de la Escuela de la Sabiduría por impedírselo, el traidor y sus secuaces, todos
ellos al servicio de Lucifer, penetraron en la pirámide subterránea, arrebatando los archivos...
Sinuhé movió la cabeza en señal de desaprobación, comentando.


-Hay algunos aspectos que no logro entender.
Esta vez fue el hombre blanco quien interrogó al soror con la mirada.
-En primer lugar -expuso el investigador-, si la pirámide subterránea fue construida miles de años antes del
reinado de Tutankhamon, muerto en el 1343 antes de Cristo, ¿cómo es posible que aquellos primitivos atlantes
diseñaran y construyeran una réplica casi exacta de su tumba en el interior de dicha pirámide subterránea?
-Muy sencillo -replicó su interlocutor con una amarga sonrisa-.
Esa cámara sepulcral a la que te refieres, y de la que prácticamente acabas de salir, es una obra posterior.
-Sigo sin comprender...
-La réplica de la tumba descubierta en 1922 de tu Era por Howard Carter en el Valle de los Reyes fue
practicada por Horemheb, con el único fin de confundir a posibles y futuros intrusos... como tú. Las fuerzas del
Maligno, como habéis tenido ocasión de sufrir, dominan y controlan la pirámide. Nada ni nadie puede entrar y
salir de ella sin que los rebeldes lo sepan y consientan.
-Eso no es posible -estalló Sinuhé-. Nietihw y yo hemos sido ayudados e, incluso, salvados, en varios y graves
momentos.
Además, ¿cómo explicar vuestra presencia y la mía en esta cámara acorazada?.-Tanto tú, Sinuhé, como
nosotros, los hombres Pi -sentenció el blanco con tristeza-, sólo somos prisioneros.
Aquella rotunda revelación cambiaba las cosas.
-¿Prisioneros?... ¿De quién?
-De Lucifer o de sus representantes en IURANCHA..., naturalmente.
-Entonces -lamentó el investigador-, todas esas pruebas a las que hemos sido sometidos...
Su compañero de Logia movió la cabeza en señal de desaprobación.
-Pura farsa. Puras ensoñaciones para probaros, conoceros y, en definitiva, para situaros (a ti y a la hija de la
raza azul) en el punto por ellos deseado. En el más inexpugnable. En el que permaneceréis (como nosotros)
enterrados de por vida...


Las palabras de aquel hombre fueron pronunciadas en un tono tan convincente que Sinuhé, sumido en las más
densas dudas desde que se enrolara en aquella misión, se dejó caer sobre el suelo de la cámara. Durante un
largo período de tiempo permaneció sentado, con la cabeza baja, intentando ordenar sus sentimientos e ideas.
A pesar de lo expuesto, había algo que seguía vivo –que aleteaba-en su corazón. Eran las palabras de
Agurno, aquel ser gigantesco materializado en el bosquecillo de Sotillo...
Sabed que no resultará fácil -les había anunciado-. Guardaos de Belzebú. Estad prevenidos porque no habrá
tregua para vosotros. Aunque nadie puede sustituiros, otros medianes leales estarán prestos a socorreros.
Buscad a Solonia, el serafín que guardó Edén. Su espada os será necesaria. El ojo de Ra velará por ambos...
¿Qué sentido tenían ahora estas palabras? -meditó Sinuhé-.
¿Dónde estaban esos medianes leales que deberían estar prestos a socorrerlos? ¿Por qué el ojo de Ra había
sido tragado por aquel misterioso cuervo blanco?
Sin embargo, aunque su confusión iba en aumento, Sinuhé se resistía a aceptar que todo hubiera sido una
farsa o un espejismo, maquinados por los rebeldes. Cierto que antes de penetrar en el viejo buque -en el
Dalamachia-, tanto Nietihw como él habían perdido su corona con el nombre cósmico y a su.amigo, el disco,
respectivamente. Pero ¿qué sentido tenía que Vana -el medían rebelde al que habían devuelto a la vida- les
hubiera ayudado? Si las fuerzas del mal estaban conjuradas para perderles -dedujo, poniendo a prueba su
propia lógica-, aquella criatura no les habría indicado la dirección de Dalamachia... ¿0 sí?


Necesitó tiempo pero, finalmente, quedó convencido de que, por enésima vez, no podía fiarse de las
apariencias. ¿Y si aquella supuesta cámara acorazada y los hombres de colores fueran también una
estratagema o una farsa? Ya no podía estar seguro de nada... En todo caso, únicamente de su intuición. Y
luchando consigo mismo, tomó la firme decisión -pasase lo que pasase-de no rendirse. Su misión era llegar
hasta los archivos secretos de IURANCHA y batallaría hasta consumir su último aliento...
Con el ánimo algo más dispuesto levantó el rostro e, incorporándose, se dirigió de nuevo al grupo que,
silencioso, aguardaba la reacción de Sinuhé. Pero éste, prudentemente, no abrió su corazón a los hombres Pi.
139

En su mente quedaban aún muchas lagunas y, si en verdad se hallaba enterrado vivo, tenía todo el tiempo del
mundo -aunque ni los conceptos tiempo y mundo aparecían muy claros en su cerebro- para despejarlas.
Quizá por ese camino se hiciera la luz en su atormentado espíritu...
-Prisioneros. Dices que somos prisioneros -manifestó, clavando su mirada en los ojos del portavoz del grupo-.
Pero ¿y vosotros?
¿Desde cuándo estáis aquí? Acabáis de afirmar que nada ni nadie puede ingresar en la pirámide subterránea
sin el consentimiento de ellos...
-Así es -replicó el blanco-. Tus preguntas son lógicas. El primero que desafió a Horemheb fui yo, Amen-Em-
Apt. Éste es mi nombre. Figuro en los sagrados papiros de la Escuela de la Sabiduría con el sobrenombre de
El Verdadero Silencioso.
Aquella revelación casi arruinó los propósitos del investigador.
Amen-Em-Apt, según constaba en el ya mencionado papiro 10 474 de la Logia, era considerado como el
impulsor, el prime, Kheri Heb o Gran Maestro de la Escuela de la Sabiduría. Su existencia se remontaba a casi
catorce siglos antes de Cristo. Y Sinuhé, con la boca abierta, miró de arriba abajo al sacerdote.egipcio, sin
poder concebir que estuviera ante un ser humano que vivió en la dinastía XVIII y, por tanto, hacía ¡3 350 años!
-Sé lo que estás pensando, Sinuhé -le sorprendió Amen con una sonrisa-. En primer lugar debo aclararte que
no fui el primer Kheri Heb. En todo caso, uno más del Primer Gran Consejo... Y en segundo término, todo aquel
que, como nosotros, desafía el poder de las fuerzas del Maligno y es capaz de llegar hasta aquí, es condenado
al peor de los suplicios: a vivir eternamente...


Pero te decía que yo fui el primero en desafiar a Horemheb. Te contaré por qué. Cuando los rebeldes, merced
a la traición del general, se hicieron con el dominio de la pirámide subterránea, en un intento por salvar el Gran
Tesoro me aventuré en ella. Tuve que padecer idénticos sufrimientos a los que tú has experimentado. Y al fin,
cuando la segunda daga estuvo en mis manos, siendo proyectado desde la niebla de hielo hasta la cámara
acorazada, mi desilusión fue completa: el Tesoro había desaparecido. Desde ese momento, como te decía,
vivo en esta prisión... Después, al igual que tú, otros hombres Pi también lo han intentado... con el mismo
resultado.
Amen acompañó estas palabras con un gesto de sus manos, presentando a los hombres que te escuchaban.
-¿Por qué os llamáis hombres Pi?
-Somos, como tú y Nietihw, buscadores de la Verdad. Pi es un símbolo: el número trascendente, racional e
infinito que tiende a la Perfección. Como pi, toda alma evolucionaria que ansía la Verdad va modificando la
cuadratura de sus imperfecciones, hasta, quizá, algún día, cambiar su tosca personalidad por la brillante
infinitud del círculo. Pero ese momento se halla todavía muy lejos...
Y el Kheri Heb, señalando la figura de cabeza cuadrada que aparecía en su emblema, añadió:
-Por eso, con toda humildad, conscientes de nuestro largo camino hacia la Perfección, los hombres Pi hemos
incluido en nuestro escudo al hombre de cabeza cuadrada: el primer escalón hacia ese irrenunciable encuentro
con la Verdad.
Sinuhé, sin querer, se preguntó de qué servían ahora aquellas buenas intenciones. ¿Qué sentido tenían los
hombres Pi?
Amen, leyendo en su corazón, le respondió así:.-Precisamente los fracasos (o aparentes fracasos), querido
hermano, constituyen el medio más eficaz para poseer algún día la Verdad. Y puedo adelantarte que nuestro
fallido intento por recuperar el Gran Tesoro no ha sido en vano...
Sinuhé percibió una chispa de esperanza en los ojos del Gran Maestro. ¿A qué se refería Amen-Em-Apt?
-También los rebeldes cometen errores, Sinuhé...


El Kheri Heb abandonó la columna de mármol, caminando hasta uno de los altos muros del hexágono. Una vez
allí, giró sobre sus talones y, señalando la reluciente pared situada a su espalda, exclamó.
-Solonia te aguarda... Danos tiempo para abrir el año...
Sinuhé comprendió. Si la cámara acorazada se hallaba, en verdad, bajo el permanente control de los rebeldes,
lo más probable es que, en aquellos instantes, estuvieran siendo observados. Amen te había hablado en clave.
Y aunque únicamente había entendido su primera frase, aceptó el juego.
Los hombres Pi, sin duda, sabían algo. Quizá a lo largo de su milenaria estancia en la cámara habían
descubierto un medio para salir de la pirámide.
 

El sacerdote se reincorporó al grupo y prosiguió sus explicaciones:
-Horemheb y cuantos habitan la Torre de Amón (desde Belcebú hasta el último de sus 40 000 medianes
rebeldes) saben que el Gran Tesoro está a salvo, a no ser que alguien pueda penetrar en sus dominios... Y aun
así, tal misión resultaría casi imposible. Pero, para tener acceso a la Torre infernal, es necesario primero llegar
hasta Solonia, el serafín que guardó las puertas de Edén y que blande la espada iluminadora. Nosotros somos
los únicos que conocemos el medio para encontrarle y los seguidores de Lucifer lo saben. Por eso, nada mejor
para ellos que mantenernos con vida y perfectamente vigilados en esta cámara acorazada. Si alguien, alguna
vez, pudiera tomar en sus manos la espada de Solonia, los rebeldes habrían descubierto el secreto, haciendo
aún más difícil la recuperación de los archivos. Ellos, como tú sabes, son conscientes de la gran trascendencia
que tendría para el mundo el conocimiento de lo que verdaderamente sucedió en el pasado. Si la
Humanidad.alcanzase esa parte de la Verdad, las mentes de muchos nobles iuranchianos se abrirían y quizá el
caos y la confusión actuales se verían aliviados por la luz y la esperanza.
Amen pronunció entonces una palabra que trajo vicios recuerdos al investigador.
140

-Los rebeldes tienen noticias también de un Cuerpo de Reserva, llamado de la Finalidad, que congrega a una
serie de finalistas en IURANCHA y entre cuyas misiones aparece la búsqueda del Gran Tesoro...
-¡Los reservistas! -exclamó, recordando el misterioso mensaje de Ra, el disco, en el ático del viejo caserón-.
Soy tu enlace median como reservista.
El sacerdote asintió con gesto grave.
-Dime, Amen: ¿en qué consiste ese Cuerpo de Reserva de la Finalidad?


-Puesto que Belzebú y sus medianes lo saben, entiendo que puedo hablarte de ello. Este Cuerpo lo forman (en
las diferentes épocas de IURANCHA) un reducido núcleo de humanos evolucionarios, autóctonos del planeta,
hombres y mujeres, escogidos por los directores espirituales del Reino para colaborar en el ministerio de
misericordia y sabiduría junto a los hijos del tiempo, sus hermanos. Cuando seres humanos son elegidos como
reservistas o individuos destacados en los planes de los administradores celestes, el jefe de los serafines
planetarios confirma su agregación temporal al cuerpo seráfico, designando para ellos unos guardianes
personales del Destino. En general son escogidos por las siguientes razones:
Por su aptitud especial para poder ser secretamente entrenados en misiones de urgencia.
Por su sincera consagración a causas sociales, económicas, políticas, espirituales o de cualquier otra índole y
a las que se han entregado sin ánimo de recompensa o reconocimiento humanos.
Por último, por estar en posesión de un Ajustador Mental dotado de una extraordinaria variedad de talentos y
que, probablemente, ha adquirido ya una gran experiencia en otros mundos, en la lucha por la justicia y la
Perfección..Cada mundo habitado utiliza una media de 70 Cuerpos de Reserva. En IURANCHA, nuestro
planeta, hay 12 grupos de reservistas. Uno por cada bloque de supervisión seráfica. En la actualidad, en tu Era,
la totalidad de miembros de este Cuerpo de Reserva suma 962. El grupo más reducido consta de 41, y el más
nutrido de 172. Con excepción de una veintena de humanos, el resto de los reservistas no tiene conciencia de
haber sido preparado para estas emergencias planetarias. Te preguntarás cómo son (cómo habéis sido)
entrenados. La mayor parte, por una acción meticulosa, lenta y conjugada en sus mentes de sus respectivos
Ajustadores y ángeles guardianes.
Muy frecuentemente, otras muchas personalidades celestes participan también en esta preparación espiritual
inconsciente, sin olvidar, por supuesto, a los medianes leales, que rinden espléndidos servicios a dicha causa.
-Entonces -repuso Sinuhé-, Ra, el disco, no era otra cosa que uno de esos medianes leales...
Amen asintió con la cabeza.


-Estas criaturas -prosiguió el Kheri Heb, aliviando así otra de las viejas dudas de Sinuhé-nacieron hace ya
mucho tiempo y casi accidentalmente. Fueron la prodigiosa consecuencia de un experimento mental, llevado a
cabo entre dos altos miembros del Estado Mayor de Caligastía: un varón y una hembra. Esa unión espiritual dio
un fruto singular: la aparición sobre IURANCHA (no lo confundas con un nacimiento) de un ser intermedio entre
la naturaleza humana, física y densa como la nuestra, y la espiritual. Son invisibles a los ojos de los
iuranchianos, pero pueden materializarse en diferentes formas y ocasiones. Hace 500 000 años, cuando
Caligastía aún era un príncipe planetario leal a Micael, los cien miembros que formaban su Estado Mayor
procrearon así hasta un total de 50 000 medianes que prestaron valiosos servicios al maravilloso plan de
elevación física y mental de la Humanidad. Pero, al registrarse la gran revuelta, sólo 9 800 de esos 40 000
permanecieron fieles a Micael. El resto (Vana, por ejemplo) pasaron a engrosar las filas de los rebeldes. Su
cuartel general es la Torre de Amón y desde allí se extienden por el planeta, sembrando la confusión y la
iniquidad. Durante muchos siglos,.incluso ahora, en tu siglo XX, muchos humanos los han confundido con
diablos o demonios. Y quizá tengan razón.
-¿Y Belzebú? -preguntó Sinuhé, fascinado por aquella revelación.
-Ése sigue siendo el jefe de los medianes desleales. En la actualidad es el custodio del Gran Tesoro...
-Hay algo que no veo claro -intervino nuevamente el investigador-. Si esos medianes son de una naturaleza
intermedia, ¿significa eso que son inmortales?
-Lo fueron, querido Sinuhé. Lo fueron..
-¿Qué quieres decir?


-Nosotros, a pesar de llevar el título de hombres Pi, no conocemos toda la Verdad sobre el pasado de
IURANCHA. Esa Verdad, como otras de incalculable valor, está depositada en el Gran Tesoro. Sólo puedo
decirte que la pérdida de la inmortalidad por parte de Belzebú y sus secuaces tuvo mucho que ver con su
propia rebelión..., y con el Árbol de la Vida. Pero no atormentes nuestros corazones con nuevas preguntas
sobre aquellos sucesos. Si algún día alcanzas los archivos secretos, tus dudas serán satisfechas.
-Pero recuerdo que Vana, el median rebelde -agregó Sinuhé, haciendo caso omiso de la súplica de Amen-, fue
devuelto a la vida con la ayuda de los ibos.
El Kheri Heb estimó en su verdadera medida el celo del joven e impetuoso iuranchiano. Pero, en contra de lo
que esperaba Sinuhé, zanjó el tema con la siguiente insinuación:
-¿Y por qué crees que los rebeldes capturaron a Nietihw...?
El investigador cayó en la cuenta que, efectivamente, cuando la hija de la raza azul desapareció en el pozo de
la cámara dorada, conservaba el pequeño frasco con los mágicos ibos o gránulos de tiempo, con los que había
devuelto la vida a Samej, la serpiente, y a Vana.
-Entonces, Nietihw...
-Sí, fue conducida hasta la Torre de Amón. Y su preciosa carga de ibos, requisada por Belzebú. Esa arena del
tiempo, que contribuyó decisivamente a vuestro salto a esta otra realidad, puede permitir ahora a los rebeldes
141

una prolongación de su larga aunque mortal existencia....El Árbol de la Vida, los medianes, Nietihw, la Torre de
Amón, el Gran Tesoro... Todo aquello danzaba sobre el torturado ánimo de Sinuhé. Ahora, más que nunca, era
preciso consumar con éxito la misión Pero ¿cómo?
Amen-Em-Apt puso su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Sinuhé. Le miró intensamente y,
haciéndose eco de sus pensamientos, murmuró:
-Veo que tu corazón, lejos de desfallecer, se ha encendido y deseas, más que nunca, la recuperación del Gran
Tesoro...


El investigador asintió, al tiempo que cerraba los puños con rabia.
-Eres un digno reservista, Sinuhé. El verdadero temple se mide siempre ante la adversidad. Todos cuantos
aquí estamos, prisioneros de la Mentira, fuimos enviados, en su día, por los correspondientes Cuerpos de la
Reserva. Somos, por tanto, reservistas como tú. Permíteme que te los presente, ellos forman parte de la
historia de IURANCHA. Cuando conozcas a quienes representan, estoy seguro que amarás un poco más a
todos los humanos de la Tierra. Y, contigo, si vuelves a tu mundo, aquellos que, por tu mediación, sepan y
hagan suyo el testimonio que van a ofrecerte. Aunque sólo fuera por esto, querido Sinuhé, merece la pena que
hayas llegado hasta aquí...
Los miró perplejo. ¿Qué clase de información le tenían reservada? ¿A quiénes representaban?
De nuevo fue Amen, el sacerdote, quien hizo uso de la palabra, iniciando un increíble relato. Una historia que
marcaría las ideas del investigador sobre las razas humanas de la Tierra...
-La Humanidad de IURANCHA, tal y como te enseñó la Escuela de la Sabiduría, es vieja. Desde la aparición de
aquellos gemelos (Andon y Fonta) han transcurrido casi 10 000 siglos. La primera mitad de su historia
corresponde a la época que precedió a la llegada del primer príncipe planetario. La segunda dio comienzo con
la toma de posesión de Caligastía, hace ahora, como sabes, 500 000 años terrestres. Los arqueólogos y
antropólogos de tu tiempo llaman a los últimos milenios de esta segunda mitad la Edad de la Piedra...
 

La verdad es que Sinuhé no sabía adónde quería ir a parar el Gran Maestro. Todo aquello, más o menos, era
conocido por él..-Pues bien -prosiguió Amen-, hace un millón de años, aquellos hombres primitivos fueron
sometidos a una dura prueba. Por puro instinto trataron de evitar un cruce con las tribus de simios-Pero las
tierras altas del Tibet, con sus nueve mil metros, les impedían emigrar hacia el Este. Por otro lado, los
andonitas (los descendientes de Andon) tampoco pudieron encaminarse hacia el Sur o hacia el Oeste. Poraquellas fechas, el hoy mar Mediterráneo era mucho más extenso, llegando hasta el océano Índico. Cuando
lucharon por abrirse camino hacia el Norte, los hielos les cerraron el paso. Este enclaustramiento fue registrado
como una de las emociones religiosas más antiguas del hombre: montañas inaccesibles a su derecha, agua a
la izquierda, hielo al norte y, en el sur sus primos, los primates, a quienes repudiaban. Y de ese sentimiento
surgió un profundo sentido de impotencia que, con el tiempo, daría lugar a tímidas e incipientes
manifestaciones religiosas.


A diferencia de los simios, aquellos andonitas evitaron casi siempre los bosques. Como es fácil constatar, la
evolución ha progresado a mayor ritmo en terrenos abiertos y cuando, sobre todo, los humanos han tenido que
enfrentarse al frío y al hambre. Y en su peregrinación inicial, hacia el Norte, los andonitas (frenados por la
tercera glaciación: la que vuestros geólogos califican como la primera) estimularon grandemente su actividad,
fruto de las privaciones y penalidades de climas tan rigurosos.
Aquél, el de la primera glaciación, era un dato interesante –pensó Sinuhé-. De acuerdo con la Geología
moderna, dicho período pudo iniciarse hace un millón de años, con una duración aproximada de cien mil años.
Las afirmaciones de Amen, por tanto, no estaban -de momento- en desacuerdo con la ciencia del siglo XX...
Y como si el Kheri Heb hubiera leído sus pensamientos, subrayó:


-Las dos glaciaciones precedentes (que vuestros estudiosos no tienen en cuenta) apenas si se extendieron por
la Europa septentrional. Durante esa tercera, o primera época de hielo, como prefieras, Inglaterra se
comunicaba con Francia. Estaban unidas por tierra, así como África y Europa, por el puente.terrestre de Sicilia.
Estos canales, como el que vinculaba a Java por el Este, fueron de gran importancia en las migraciones
andónicas. El llamado hombre de Java, considerado por vuestros antropólogos como un pitecántropo, fue uno
de aquellos andonitas que alcanzó el Este y que después proseguirían su camino hacia Tasmania.
Al contrario de éstos, los andonitas que emigraron hacia el Oeste se vieron menos contaminados por los cruces
con las razas simiescas. Con el tiempo, fuertes contingentes de los andonitas que habían prosperado hacia el
Este, degenerándose en sus continuos cruces con los primates, retornaron hacia el Norte, uniéndose así a los
hombres más puros y situando a la primitiva raza humana al filo de su extinción como tal especie.
Fueron tiempos muy difíciles para los que aún conservaban el culto al Generador del Aliento...
Hacia el 900 000 antes de Micael, la sabiduría que Onagar había sabido infundir en los andonitas llegó a su
nivel más bajo.


El culto, la incipiente cultura y hasta el trabajo con el sílex estuvieron a punto de desaparecer.
En aquel tiempo, tribus de bastardos procedentes del sur de Francia, peligrosamente entrecruzadas con
criaturas simiescas de los bosques, llegaron a Inglaterra. Apenas si eran humanas: carecían del sentimiento
religioso y apenas si dominaban el sílex y el fuego. Poco después fueron seguidos por un pueblo prolífico y
algo superior (la denominada raza de Heidelberg), cuyos descendientes se extendieron por todo el continente:
desde los hielos nórdicos hasta los Alpes y el Mediterráneo.
En todo este período de decadencia, los llamados pueblos de Foxhall en Inglaterra y las tribus de Badonan, al
noroeste de la India, supieron conservar algunas de las costumbres de Andon, así como restos de la cultura de
142

Onagar. Aquellos hombres de Foxhall, los más occidentales de entonces, supieron transmitir sus
conocimientos sobre el sílex a sus sucesores: los remotos antepasados de los esquimales.
Aquélla, si no recordaba mal, era la primera vez que Sinuhé oía hablar de Badonan. E, intrigado, solicitó mayor
información.
-Sí, memoriza bien ese nombre (Badonan, tataranieto de Andon), porque de su estirpe proceden estos
hermanos que te contemplan....-¿Los hombres de color?
-Exacto. Pero, antes -le anunció el Kheri Heb-, permíteme que concluya esta parte de la historia de
IURANCHA.
Además de los pueblos de Foxhall, en el Oeste, el grupo de Badonan se convirtió en un foco vital para la
evolución del hombre. Ahora verás por qué...


Este núcleo humano vivía en los contrafuertes de las tierras altas del noroeste de la India. Fueron los únicos
herederos de los famosos gemelos que jamás practicaron los sacrificios humanos. Los badonitas ocupaban un
vasto terreno, rodeado de bosques y cruzado por numerosos ríos. La caza era abundante y supieron prosperar,
construyendo toscas casas de piedra o habitando en grutas y galerías subterráneas. Hay una explicación para
la elección de estos hábitats altos. Mientras las tribus del Norte temían al hielo, aquellas que vivían cerca de
sus países de origen se vieron igualmente aterrorizadas por las continuas inundaciones. Muchas de ellas
vieron desaparecer y emerger la península de Mesopotamia, y ese miedo ancestral al mar y a las riadas las
empujó finalmente a buscar refugio en las tierras elevadas. Hoy, en los actuales montes de Siwalik, al norte de
la India, se encuentra la mayor parte de los restos fósiles de los tipos que cubrieron la transición entre el
hombre y los grupos prehumanos.
Pero, hacia el año 850 000 antes de Micael, las tribus de Badonan iniciaron una serie de guerras con sus
vecinos, los bastardos cruzados con simios. Y en menos de mil años los redujeron o arrojaron a los bosques
del sur, fortaleciendo y mejorando esta rama andónica. Aquellos descendientes de Badonan ocuparían un lugar
destacado en la evolución: de ellos nacería la raza de Neanderthal.
-¿Neanderthal? -preguntó incrédulo Sinuhé-. ¿El hombre de Neanderthal?
Amen asintió con una breve y significativa sonrisa.
El investigador sabía que los huesos de este hombre primitivo, hallados originariamente en el valle de
Neanderthal, junto a la localidad de Mettmann, no lejos de la ciudad de Düsseldorf, en el año 1856, constituían
una fuente de constantes polémicas.entre los arqueólogos. Muy especialmente, a la hora de fijar su verdadero
origen. Por ello, las revelaciones del Kheri Heb, concretando la patria de la raza de Neanderthal en las tierras
altas del noroeste de la India, le dejó atónito.


-Aquellos pueblos (que después serían bautizados por tu civilización como hombres de Neanderthal) eran
excelentes cazadores y mejores viajeros. Desde su enclave inicial, en la India, partieron hacia el Este,
penetrando en China y hacia el Oeste y Sur, dominando Europa y África del Norte, respectivamente. Y su
influencia fue indiscutible durante casi medio millón de años.
En el 800 000 antes de Micael, la caza era muy abundante.
Cérvidos, elefantes e hipopótamos se desplazaban por Europa.
El ganado era numeroso, así como los caballos y lobos. Y los hombres de Neanderthal supieron aprovecharse
de esta generosa carne. Las tribus asentadas en Francia fueron las primeras en establecer la prioridad de
elección de esposa para aquellos miembros del clan que demostrasen una mayor habilidad en la caza.
El reno fue particularmente útil a los hombres de Neanderthal.
Los empleaban como fuente alimenticia, para cubrirse con sus pieles y para fabricar herramientas. No eran
humanos muy inteligentes, pero aportaron grandes mejoras en los trabajos de sílex, llegando a alcanzar casi el
mismo nivel de los tiempos de Andon. Con ellos surgieron las hachas y azadones, a base de sílex atado a
mangos de madera.
Y en el 750 000 antes de Micael, a causa de la cuarta glaciación, aquellos pueblos se vieron obligados a
desplazarse hacia el sur. Cincuenta mil años más tarde, cuando el peor período de hielo en Europa inició su
retroceso, las tribus pudieron al fin retornar a sus lugares de origen. El clima era fresco y húmedo y los bosques
volvieron a cubrir aquellas zonas. Gracias al puente terrestre de Sicilia, numerosos animales africanos pasaron
a Europa y ésta vio multiplicarse a leones, rinocerontes, hienas y elefantes.
En mitad de este nuevo período interglacial (hacia el 650 000 antes de Micael), el clima se hizo tan cálido que
el hielo y la nieve de los Alpes desaparecieron. Pero, hacia el año 550 000 a. de M., los hielos avanzaron
nuevamente y los humanos fueron.expulsados hacia el Sur. Esta vez, sin embargo, las tribus disponían de una
ancha banda de tierra que penetraba hacia el Noreste, en Asia, extendiéndose entre la capa glaciar y el mar
Negro, que formaba un gran anexo del Mediterráneo.


En las siguientes épocas a las invasiones glaciares, la cultura humana apenas si prosperó. Y las jerarquías
celestes temieron por la vida inteligente en IURANCHA. En aquel último cuarto de millón de años, los pueblos
primitivos se limitaron a pescar y cazar, retrocediendo, incluso, en relación a sus antepasados, los andonitas.
Durante esas tenebrosas edades, la Humanidad llegó al nivel más bajo de su historia. El culto del hombre de
Neanderthal no iba más allá de una vergonzosa superstición, con un miedo animalesco a las nubes, a la bruma
y a las nieblas. Y, progresivamente, fue desarrollándose una religión, nacida del pánico a las fuerzas de la
Naturaleza, que intentaba granjearse la clemencia de las mismas, a base de sacrificios humanos. Una de las
características más tristes y degradantes del hombre de Neanderthal nació, precisamente, de su horror a la
oscuridad.
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No podían comprender por qué el Sol les dejaba cada día, para sumirlos en las tinieblas. Y sólo la presencia de
la Luna aliviaba esta pavorosa situación. Por ello, cuando la Luna no aparecía en el cielo, aquella, tribus
empezaron a ofrecerle sacrificios humanos, rogando así que volviera a iluminar sus noches.
Y llegamos, por fin, al año 500 000 antes de Micael. Una fecha verdaderamente histórica para la Humanidad de
IURAUNCHA...
Sinuhé creyó que su informante, al mencionarle aquel momento álgido en la historia de la Tierra, iba a referirse
a la toma de posesión de Caligastía y, quizá, a uno de los asuntos que le había llevado hasta allí: las causas de
la rebelión de Lucifer.
Amen, el Verdadero Silencioso, y los hombres de color parecían conocer toda la verdad sobre IURANCHA.
Pero no fue así.
-Hace un momento -reanudó su exposición el blanco- llamaba tu atención un nombre: Badonan. Tu intuición no
te engañaba.


Ese tataranieto de Andon y Fonta, además de propiciar el nacimiento de la raza de Neanderthal, fue el tronco
madre del que brotarían las seis razas de color que tienes ante ti. Escucha.cómo se produjo aquel singular
acontecimiento, totalmente ignorado hoy por la ciencia de tu época...
En esas fechas (hace ahora medio, millón de años), las tribus badonitas de las tierras altas del noroeste de la
actual India se vieron envueltas en una lucha racial que se prolongó durante más de cien años. Tras aquella
sangrienta contienda, los supervivientes (apenas un centenar de familias) se convirtieron en los más
inteligentes sucesores de los gemelos. Y sucedió un misterioso acontecimiento, Un suceso que sería el origen
de todas, mejor dicho -se corrigió Amen-, de casi todas las razas humanas...
Una pareja que vivía en la zona noreste de estas tierras altas alumbró una prole tan extraña como
evolucionada: diecinueve hijos de diferentes colores. Era la familia Sangik. Todo un nombre para la Historia...
Los diecinueve hijos, como te digo, no sólo eran más despiertos que sus contemporáneos sino que, sobre todo,
llamaron de inmediato la atención por el color de sus epidermis. Cinco eran rojos; dos, anaranjados; cuatro,
azules; dos, verdes; cuatro, amarillos, y el resto (otros dos), índigos. Curiosamente, estos colores se
acentuaban cuando recibían la luz solar. Y aquella Peculiar característica de los Sangik se vio confirmada con
los años, cuando los diecinueve hijos se mezclaron con otros miembros de su tribu, procreando hijos del mismo
color que sus progenitores. La familia Sangik había puesto en IURANCHA la semilla de las razas de color.
Sínuhé examinó a sus silenciosos compañeros de prisión y empezó a intuir hacia dónde apuntaba el relato de
Amen-Em-Apt.
La Antropología moderna -la de su mundo- llevaba y lleva decenios discutiendo y polemizando sobre el origen
del hombre y de las principales razas, habiéndose formado, incluso, dos grandes escuelas: la policentrista y la
monocentrista. La primera -recordé, Sinuhé-, fundada por F. Weidenreich, supone que el hombre actual
apareció, por evolución, en varios centros o regiones del planeta, relativamente independientes y con ritmos
diferentes. Esta teoría -defendida por antropólogos tan preclaros como Debetz, V. Alexeiev, Coon y L. Brace,
entre otros- pone de manifiesto que esa diversidad de génesis dio lugar a la formación de las razas básicas de
la Tierra: la.európida, negroide, australoide, mongoloide, etc. Basan sus conclusiones en el hecho de que los
representantes de las razas de hoy siguen poseyendo algunos rasgos parecidos a los típicos de fósiles
hallados en territorios donde dichas razas han vivido en alguna época.


Los seguidores de la escuela monocentrista, por su parte, tales como Vallois, G. Olivier, Howells, K. Oakley,
Bunak y Roguinsky, por citar algunos, consideran que el hombre consumó su evolución en un solo centro o
región. Roguinsky, por ejemplo, cree que el Homo sapiens surgió en una zona bastante amplia, que abarca el
Asia occidental, parte del Asia central y meridional y el noreste de África. En esas zonas -asegura- se cruzaron
varios grupos de paleoántropos, enriqueciendo la estructura genética de sus poblaciones y desencadenando
así el desarrollo del hombre actual.
Si aquellas manifestaciones del Kheri Heb eran ciertas, la escuela monocentrista estaba en lo cierto: las
principales razas humanas habían nacido en un solo punto del planeta –al noroeste de la India-, tal y como
asegura Roguinsky, al señalar, acertadamente, al Asia meridional.
-¿Y por qué dices que aquél (el nacimiento de los diecinueve hijos de color) fue un acontecimiento singular?
-En un planeta ordinario -respondió Amen-, las seis razas básicas evolucionarlas de color se presentan una
tras otra.
Aquí, en cambio, en IURANCHA (un mundo decimal, no lo olvides), ocurrió de una sola vez y en el seno de una
familia. En otros planetas, además, la presencia de dichas razas es un hecho que acontece poco después de la
aparición de los primeros seres humanos propiamente dichos. En IURANCHA, de no haber sido un mundo
experimental, debería de haber sucedido al poco de la expansión de los andonitas. Pero aquí, tal y como
revelan los archivos secretos, todo se complicó...
Sinuhé captó la insinuación y, sin poder contenerse, le soltó a quemarropa.
-Tu conoces el contenido de ese Gran Tesoro...
Amen se mantuvo serio. Y, una vez más, vino a arruinar las esperanzas de su hermano de Logia:.-Aunque así
fuera, eres tú y, sobre todo, la hija de la raza azul, quienes debéis descubrirlo por vosotros mismos. Ésa es
vuestra misión...


Y el sacerdote, esgrimiendo una sonrisa que dejó perplejo al iuranchiano, añadió:
-Además, todo esto, y nosotros mismos, podemos ser una ensoñación más, creada por el Maligno para
confundirte..., y perderte.
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Aquella afirmación, aunque aparentemente cruel, fue de inestimable valor para el confiado Sinuhé. Pero
sigamos el curso de los acontecimientos...
-Si IURANCHA, como te estaba diciendo -continuó el Kheri Heb como si nada hubiese pasado-, hubiera sido un
planeta normal, la primera raza de color que habría prosperado y dominado el mundo, mucho antes que las
otras, habría sido la roja: la más inteligente, audaz y evolucionada de cuantas se dan en el universo...
-¿La roja? -repuso el investigador con incredulidad-. ¿La que nosotros identificamos con la de los indios pieles
rojas?
Amen se dirigió al hombre rojo y, tomándole por el brazo, le condujo frente a Sinuhé.
-Éste es Onamonalonton. Todo un caudillo y jefe espiritual de aquella primitiva raza roja de IURANCHA. Él,
mejor que yo, te hablará de su pueblo y así comprenderás el gran error que comete la Humanidad al
menospreciar a sus actuales descendientes...
El hombre rojo saludó a Sinuhé con una leve inclinación de cabeza. Y cruzando sus musculosos brazos sobre
el pecho -a la manera india-, habló así:
-Mi pueblo (la raza roja) fue un notable ejemplo para la Humanidad. En muchos aspectos fue superior a
nuestros comunes antepasados, los gemelos Andon y Fonta. Desde un principio Se destacaron Por su
inteligencia y actividad, formando el primer Gobierno conocido del planeta. Eran monógamos y supieron
preservarse de los peligrosos cruces con otras tribus inferiores o simiescas. Pero, con el paso del tiempo,
tuvieron graves dificultades con sus hermanos, los hombres amarillos de Asia. Inventaron el arco y las flechas,
siendo.reconocidos como bravos luchadores. Desgraciadamente, aquellos antepasados míos, consumidos por
continuas luchas fratricidas, se debilitaron y fueron expulsados de Asía por las tribus amarillas.
Hace ahora 85 000 años, los supervivientes rojos cruzaron el istmo de Bening, adentrándose en América del
Norte. Después, cuando este puente terrestre desapareció, quedaron aislados de los hermanos y
descendientes que poblaban otras regiones de Siberia, China, Asia central, India y Europa. Pero estos últimos
grupos, a causa de los cruces con otras razas, fueron perdiendo su color y primitiva identidad.
El resto de mi pueblo (aquel que emigró a América) llevó consigo muchas de las enseñanzas y costumbres de
su primer origen.


Sus inmediatos antepasados habían tenido oportunidad de conocer y aprender las últimas actividades y
enseñanzas del Cuartel General Mundial del príncipe planetario (Caligastía), aunque, como al resto de los
humanos evolucionarios de entonces, la rebelión les sumió en un profundo caos.
Al oír el nombre de Caligastía, Sinuhé estuvo a punto de interrumpir a Onamonalonton. Él sabía que la llegada
a IURANCHA del citado príncipe había coincidido prácticamente con el providencial suceso ocurrido en la
familia Sangik. Pero se contuvo.
-Lentamente, aquellos primeros pobladores de América fueron olvidando tales enseñanzas. Y su nivel espiritual
y cultural fue a menos. Muy pronto, como había sucedido con los primeros hombres rojos, estos pueblos se
enzarzaron en luchas, llegando al borde del exterminio.
Hasta que, hace ahora 65 000 años, la bondad del Padre Celestial me puso en medio de aquel pueblo
diezmado y degradado. Y Por espacio de 96 años me esforcé por devolver a mi pueblo el sentido del culto al
Gran Espíritu. Durante gran parte de mi vida, el nuevo centro revitalizador de los hombres rojos (mi cuartel
general) estuvo entre las grandes secoyas de la actual California.
El investigador intervino, grandemente sorprendido:
-Entonces, los indios Pies Negros...
Onamonalonton sonrió..-Sí, ese pueblo es hoy una de las ramas directamente vinculada a mi tiempo y
enseñanzas.
Sin embargo, la voz del caudillo sufrió un súbito declive.


-Desgraciadamente, con el paso de los siglos, los hombres rojos fueron olvidando y modificando mis
instrucciones y orientaciones, y las guerras aniquilaron a los elementos más valiosos. Desde entonces, ningún
otro educador ha conseguido devolverles a la luz. De haber seguido mis enseñanzas, la raza roja habría podido
extenderse en paz por el continente, dando lugar a una brillante civilización. Esta trágica realidad se vio
empeorada por el aislamiento total de los primeros hombres americanos. Sólo con la llegada de los blancos se
quebró esta situación. Pero ya era demasiado tarde... El orgullo de mi pueblo y la iniquidad de los segundos
terminaría por sumir al hombre rojo en la casi absoluta destrucción y oscuridad.
Amen llevaba razón. A partir de esos momentos -al conocer la que suponía la verdadera historia de las razas
humanas de color-, Sinuhé comprendió que el pasado de IURANCHA era mucho más intenso y rico de lo que
siempre había imaginado.
Un pasado que, de ser desvelado, sólo podría unir a todos los mortales de este confuso mundo, demostrando,
por ejemplo, que la pretendida supremacía de algunas de esas razas es sólo una quimera, fruto de la
ignorancia.
¡Quién hubiera imaginado que todos los hombres de color, en el fondo, proceden de una misma familia y que,
en consecuencia, son hermanos, en el más literal de los sentidos...!
Sinuhé, entusiasmado, se dispuso a escuchar el siguiente relato: el que hacía alusión a los enigmáticos
hombres de color naranja...
-¿Los hombres anaranjados en la Tierra?
A Sinuhé le costaba trabajo hacerse a la idea. Pero, por otra parte, ¿por qué rechazarla? ¿Qué sabemos en
realidad del pasado remoto de nuestro mundo? La historia de IURANCHA está repleta de hallazgos y
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afirmaciones que fueron estimados como científicos en las diferentes épocas en que surgieron o se
promulgaron y que hoy sólo provocan el sonrojo de esa misma casta científica... ¿Ejemplos? En el siglo XVII, el
doctor James Ussher, arzobispo de Armagh (Irlanda), pensador de reconocido.prestigio, llegó a determinar el
día exacto de la creación del mundo: el 22 de octubre del año 4 004 antes de Cristo, a las ocho de la tarde...
Esta conclusión científica, basada en laboriosos cálculos en torno a la duración de las vidas de los personajes
bíblicos, fue aceptada e, incluso, corregida y matizada por otro reconocido científico del mismo siglo: nada
menos que el vicecanciller de la Universidad de Cambridge, John Lightfoot, eminente pedagogo. El bueno de
Lightfoot, después de sesudos y científicos estudios, precisó el momento exacto de la creación de Adán: el 23
de octubre del mismo año –4 004 a. de C.-, ¡a las nueve de la mañana!, según el meridiano de Greenwich,
claro.


¿Más ejemplos? En la primera mitad del siglo pasado, lord Kelvin se atrevió a saltar la barrera del millón de
años –antigüedad establecida por la ciencia para el planeta-, anunciando, a pesar de sus principios religiosos,
que la Tierra debía tener, al menos, una edad de veinticuatro millones de años. Kelvin fue el primer científico
que se atrevía a tanto... Hoy sabemos, mediante el reloj de uranio, que IURANCHA es algo más vieja: sólo 5
000 millones de años más...
Louis S. B. Leakey, director del National Museum Centre for Prehistory and Palaeontology de Nairobi (Kenia),
uno de los grandes revolucionarios de la Paleontología, recordaba al mundo en París, en 1969, que hace másde un siglo, Darwin ya se atrevió a predecir que la cuna de la Humanidad se descubriría en África. Pero fueron
pocos los que le creyeron...
En tiempos más cercanos que los de Darwin, en 1900, el doctor Deyffarth, teólogo de Leipzig, escribía un libro
en el que decía textualmente:
...Ha quedado incontestablemente demostrado que en el día 7 de septiembre del año 3446 antes de Nuestro
Señor Jesucristo terminó el diluvio y se inventaron los alfabetos de las razas del mundo.
¿Para qué seguir enumerando ejemplos sobre verdades científicas obviamente superadas?
Amen-Em-Apt presentó entonces al segundo hombre de color: al de piel anaranjada.
-Éste es Porshunta, caudillo también del pueblo naranja....El hombre de cabellos albinos repitió la corta
reverencia y con unas escuetas palabras le expuso la no menos trágica historia de su gente:
-Mi pueblo supo aprender también de las escuelas de Dalamachia, sede del príncipe planetario. Durante mucho
tiempo destacó a sus delegaciones a la ciudad modelo, instruyéndose en la cultura y el progreso llegados de
Jerusem y Edencia, las capitales del sistema y de la constelación, respectivamente.


Cuando el Mediterráneo se retiró hacia el Oeste, mi raza fue la primera que se aventuró en un peregrinajehacia el Sur, entrando en África. Allí destacó, sobre todo, en el arte de las construcciones, Y aunque con los
milenios (y también a raíz de la rebelión del Maligno) fue hundiéndose en la oscuridad espiritual, la bondad del
Padre Celestial me condujo hasta ellos, hace ahora 300 000 años. Mi sede, en Armageddon, fue otra
oportunidad y la vida espiritual y cultural renació con fuerza.
Pero la llegada de otra raza hermana (la verde) marcaría el principio del fin de mi infortunado pueblo. Las
batallas fueron constantes y el último choque, en el valle del Nilo, dio el triunfo final a los hombres verdes. Mi
pueblo, diezmado, se dispersó, siendo absorbido por los vencedores y, finalmente, por la raza índiga. Y hace
unos 100 000 años, el hombre anaranjado desapareció por completo.
Al guardar silencio, un tercer hombre -el de color verde-tomó entre las suyas las manos de Porshunta,
exclamando con melancolía:
-Yo, Fantad, caudillo de la raza que no supo guardar en su corazón el sagrado deber de la hermandad, quiero
exponerte ahora cómo mi pueblo (en justicia) recibió el mismo pago que había reclamado de los hombres
naranjas...
Y el reservista de ojos negros y profundos como la noche, habló así:
-La historia de IURANCHA sabe que la raza verde fue uno de los grupos humanos menos capacitados, siempre
debilitado por sus continuas emigraciones. Cuando mi vida se extinguió (hace ya 350 000 años), la dispersión
de mi pueblo fue total y, con ello, su caída moral y cultural. La raza verde se dividió entonces en.tres grupos.
Los del Norte, que terminaron como esclavos de los amarillos y azules. Los de Oriente, que se unieron a otras
tribus de la India. En la actualidad aún quedan algunos descendientes entre los llamados hindúes. Y los que se
dirigieron al Sur, penetrando en Africa. Éstos, como sabes, masacraron a los hombres naranja. Los jefes de
estos últimos colonizadores verdes, de la remota orden de los gigantes, llegaron a medir hasta 2,40 y 2,70
metros. Después serían mitificados por muchas leyendas y tradiciones.


Pero estos supervivientes victoriosos serían igualmente sojuzgados por los pueblos índigos, los últimos en
emigrar desde el centro primigenio Sangik, en la India, absorbiéndolos. -Como puedes comprobar, Sinuhé intervino
el hombre amarillo-, la historia de las razas humanas ha sido siempre, desde sus orígenes, un
continuo y trágico batallar entre hermanos. La de mi pueblo, aunque su final no haya sido tan desgraciado, está
repleta igualmente de sangre, oscuridad y desventura.
El hombre de aspecto mongol guardó silencio, dejando que Amen le presentase.
-Singlanton, caudillo de la raza amarilla -anunció el Kheri Heb-, te hablará de su pueblo, el más pacífico de
IURANCHA.
-En efecto -prosiguió Singlanton-, si mi pueblo ha logrado sobrevivir, ha sido, muy especialmente, porque,
desde hace 100 000 años (fecha en que la bondad del Padre Celestial me concedió la vida en este mundo
evolucionarlo), hasta los actuales tiempos de la China moderna, las tribus amarillas, en general, han sido
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dóciles y de espíritu pacífico. Nuestros remotos y primitivos antepasados fueron los primeros en abandonar la
caza, estableciéndose en comunidades que supieron impulsar la vida familiar y la agricultura. Eran inferiores en
inteligencia a nuestros hermanos, los hombres rojos, pero, social y colectivamente, consiguieron superar a
todos los pueblos Sangik, siendo los fundadores de lo que podríamos llamar civilización radial. Ese sentido de
la fraternidad, que nunca les abandonó, les permitió vivir en comunidad, haciendo realidad su total y definitivo
dominio de Asia..Jamás se alejaron de los centros de influencia espiritual del mundo, aunque la apostasía del
príncipe planetario les sumió (quizá más que a ningún otro pueblo) en un aislamiento e impenetrabilidad que ha
llegado casi hasta los días de tu siglo XX...


Una y otra vez, conforme los hombres de color iban exponiendo sus relatos, la rebelión de Lucifer aparecía
como la gran desgracia de IURANCHA. Y Sinuhé confirmó sus sospechas: aquella remota y casi ignorada
revuelta marcó trágica y decisivamente a todas las humanidades del mundo. Pero ¿por qué? ¿Qué ocurrió en
realidad para que los pueblos de la Tierra se vieran así condenados a las tinieblas?
La respuesta -él lo sabía- estaba en el Gran Tesoro...
Sinuhé aguardó la siguiente presentación: la de los hombres azules. Aquella raza, de rasgos esquimales, le
había causado una especial emoción. Quizá, sin proponérselo, la había asociado con su querida compañera.
Ella, después de todo, era la última, o una de las últimas, descendientes de la llamada raza azul. ¿Se trataba
de la misma? ¿0, por el contrario, cono ya le habían adelantado, los ancestros de Nietihw no tenían nada que
ver con estos azules?
Orlandof, el hombre azul, tras saludar a Sinuhé con otra leve inclinación de cabeza, accedió gustoso al ruego
de Amen y expuso la odisea de su pueblo en los siguientes y parcos términos:
-Los azules, mi raza, fueron hombres inquietos. Inventaron el dardo y muchos de los rudimentos de las
actuales artes. Tenían la fuerza cerebral de su hermano, el hombre rojo, y los sentimientos del amarillo.
Durante miles de años bebieron también en las fuentes de Dalamachia. Quinientos años antes de la caída de
Caligastía (hace ahora 200 000 años), la bondad del Padre Universal me situó al frente de mi pueblo, que
conoció entonces su máximo resurgimiento espiritual. Pero, tal y como te han anunciado mis hermanos Sarigik,
la tempestad que siguió a la rebelión de Lucifer, hundió a los hombres azules en idéntica confusión,
retrocediendo en su evolución. Y estallaron mil guerras intestinas..Los hallazgos arqueológicos efectuados en
Europa y que, según vuestra clasificación, corresponden a la Edad de la Piedra, pertenecen en gran medida a
osamentas, herramientas y objetos decorativos de aquellos primitivos hombres azules. Y hoy, la que llamáis
raza blanca, es la descendiente de mi pueblo.
Sinuhé se hallaba perplejo. Y rogó a Orlandof que repitiera aquello.
-En efecto -accedió el hombre azul-, la raza blanca de IURANCHA es consecuencia directa de los pueblos
azules, ligeramente modificados por los cruces con las razas amarilla y roja. El resultado sería definitivamente
alterado con la última Y más importante aportación: la de la segunda raza azul o violeta, a la que pertenece
Nietihw...


El investigador, incansable, trató de obtener más información sobre dicha segunda raza. ¿Cómo surgió en la
Tierra? ¿De dónde procedía? ¿Por qué fue tan importante para lo que hoy es la raza blanca?
Orlandof se negó a ello. Y Amen le recordó de nuevo que esa parte de la Verdad sólo podría encontrarla en los
archivos secretos...
E ignorando las súplicas de Sinuhé, tomó por el brazo al gigantesco hombre negro, diciendo:
-Y éste, por último, es el gran caudillo Orvonón, supremo educador de la raza de los hombres índigos.
Escúchale.
El enorme negro, al sonreír, dejó al descubierto una blanca y ordenada hilera de dientes. A pesar de su talla,
había en él, como en sus compañeros, una dulzura innata.
-Como habrás imaginado -repuso con voz profunda-, mi pueblo, al dejar las tierras altas del noroeste de la
India, ocupó el continente africano. Y jamás salió de él, a excepción de aquellos que fueron esclavizados.
También debo reconocer que, al contrario de los rojos, mis hermanos fueron siempre los más atrasados, desde
el punto de vista cultural. Mi raza, aislada como la roja, no pudo beneficiarse de la elevación a todos los niveles
que representó el aporte de la segunda azul...
De nuevo salía a relucir aquel misterioso aporte. Y Sinuhé percibió cómo la curiosidad le consumía....-Después
de mis días en IURANCHA -prosiguió Orvonón-, la fe de los hombres negros en el Dios de los Dioses, que yo
me esforcé por restaurar, se fue apagando, aunque no perdieron del todo su íntimo sentido de adoración a lo
oculto y desconocido.


-Éstos que tienes ante ti -resumió Amen-Em-Apt, descendiente de los hombres azules-, fueron los seis grandes
conductores (quizá hoy, en tu tiempo, podríais llamarles profetas) de las razas de color originarias del planeta.
Pero, a lo largo de la historia de IURANCHA, otros muchos educadores fueron puestos entre los hombres para
iluminar su camino; en especial, en ese período de oscurantismo que medió entre la rebelión de Caligastía y la
llegada de los segundos azules o violetas...
-¿Por qué habláis de azules o violetas?
-Si la Suprema Inteligencia te ilumina y logras llegar a los archivos secretos te darás cuenta de que la
diferenciación no reviste mayor importancia.
Amen, una vez más, respondía con evasivas.
147

-Lo cierto es -argumentó Sinuhé, cambiando de táctica- que el plan celeste, al menos con nuestro planeta, no
parece haber dado buenos resultados. La presencia de las razas de color sólo ha servido para multiplicar la
violencia y el odio.
-Tienes razón..., hasta cierto punto. El plan de la Divinidad es bueno. Los errores posteriores son siempre
consecuencia de la ignorancia de los mortales o, como en el caso de IURANCHA, de la terrible involución
provocada por la rebelión... Pero las razas, en sí mismas, no son negativas. Al contrario. Y te daré algunas
razones: la variedad, por ejemplo, es indispensable para permitir un largo funcionamiento de la selección
natural. Con el cruce de vanos pueblos, cuando son portadores de factores hereditarios superiores, se
consiguen mejores y más fuertes razas. Pero aquí, en la Tierra, como te hemos insinuado, falló el último paso:
la revitalización de esas razas por el aporte de los segundos azules, también llamados elevadores biológicos.
-¿Elevadores biológicos? -presionó Sinuhé.
El Kheri Heb, con una sonrisa de complicidad, siguió enumerando razones que, en su opinión, justifican la
existencia de las razas de color:.-La diversificación de las razas, además, favorece una sana competitividad. Y
no olvides que los diferentes estatutos de las mismas y de los grupos que las integran son esenciales para el
desarrollo de la tolerancia y del altruismo humanos. Por último, la homogeneidad de las razas de un mundo en
evolución no es deseable hasta que ese planeta no haya alcanzado niveles relativamente altos de desarrollo
espiritual.


-¿Quieres decir que, algún día, en IURANCHA, habrá una sola raza humana?
-Es posible, querido Sinuhé, siempre y cuando el planeta sepa descubrir cuál fue su origen y cuál su
maravilloso destino. Y tanto tú, como nosotros y todos los que nos sucedan en la búsqueda de la Verdad,
jugamos un modesto pero, al mismo tiempo, insustituible papel. Y el vuestro, aquí y ahora, no es otro que llegar
al Gran Tesoro... y difundir cuanto contiene.
-Sí -se lamentó el investigador-, pero ¿cómo?
Amen, situando de nuevo sus manos sobre la plancha rojiza de la columna de mármol blanco, puso en marcha
su viejo y calculado plan de fuga...
-Cuando la fuerza del Maligno te arrastró hasta nosotros –le explicó el sacerdote-, una de tus primeras
preguntas (¿recuerdas?) fue sobre esta columna.
Sinuhé lo recordaba, naturalmente.
-Pues bien, desde que los atlantes construyeron esta gran pirámide subterránea, cuyo nombre, como sabes
(Dalamachia), recuerda la ciudad modelo de la que se vieron obligados a huir tras la rebelión de Lucifer, la que
llamamos cámara acorazada de IURANCHA -y Amen hizo un gesto con sus manos, refiriéndose al hexágono
donde se hallaban- fue siempre el depósito de los archivos secretos del planeta. ¡El Gran Tesoro, si lo
prefieres!
-¿Aquí?, ¿cómo...?
-Es lógico que Nietihw y tú hayáis imaginado esos archivos a la manera de los que habitualmente se utilizan en
tu mundo. De haber sido así, como comprenderás, no hubiera sido suficiente con esta pirámide, ni con otras
cien como Dalamachia... La historia de la Tierra, querido amigo, es más antigua y compleja de lo que creen y
pretenden los sabios de vuestra Era. Los.archivos de la misma, en consecuencia, tenían que ser...
distintos.
El investigador comprendió que estaba a punto de conocer una nueva maravilla.
-Cuando Caligastía y su Estado Mayor tomaron posesión de IURANCHA, hace 500 000 años, un cuerpoespecial de serafines transportó desde Edencia, la capital de nuestra constelación, el Árbol de la Vida y la
pluma de Thot. Del primero no me está permitido hablarte. Pero sí de la segunda, ya que es la clave de tu
misión.


La pluma de Thot es en realidad el Gran Tesoro. Entre otros sistemas, la administración de los universos utiliza
estas plumas como archivos secretos de cada mundo evolucionario.
-¿Una pluma? -preguntó impaciente-. No te comprendo.
-Lo importante no es que lo entiendas, sino que lo creas y sepas como manejarla, si es que la fuerza y la luz de
la Sabiduría te permiten llegar hasta ella...
-Tú dirás -repuso, dispuesto a aceptar lo que fuera.
Desde el instante que los Muy Altos Padres de la constelación deciden consagrar una de estas plumas al
servicio de un planeta en evolución, esos mismos seres celestes responsables de su traslado permanecen ya
en íntimo y continuo contacto con el Gran Tesoro, suministrando a la pluma toda la información concerniente al
mundo en cuestión. Estos serafines, conocidos como los archivistas celestes, dependientes de la Orden de los
conservadores del archivo del Paraíso, aunque lo pretendan, no pueden influir ni controlar el destino de la
pluma que tienen encomendada. Sólo al final de los tiempos de cada mundo deben restituirla a la capital de la
constelación. Y durante el período de vida concedido a cada esfera evolucionaria, el trabajo de los archivistas
se circunscribe al suministro informativo: el más veraz, objetivo y pormenorizado que ser humano alguno pueda
suponer y que abarca todos los sucesos protagonizados por las criaturas vivientes de dicho astro. Pero esa
pluma (indestructible y de cuya belleza no voy a hablarte) goza de una singular particularidad. Al mismo tiempo
que recibe y clasifica cronológicamente toda la información aportada por los archivistas celestes, está
preparada (programada, dirían en tu.mundo) para responder a cuantas preguntas le sean formuladas por
quienes ostentan la señal de Micael.


Amen hizo una pausa y esperó la lógica e inmediata pregunta del soror.
148

-Y yo, suponiendo que pueda llegar hasta la pluma de Thot, ¿qué debo hacer?
-No es nuestra intención ocultarte la verdad. La pluma de IURANCHA, el Gran Tesoro, como ya se te dijo, cayó
en poder de los rebeldes. Horemheb, el traidor, logró hacerse con ella, sacándola de esta cámara.
El Kheri Heb le señaló la plancha rojiza situada sobre la columna, añadiendo:
-Durante Milenios, éste fue su sagrado altar... Ahora está fuertemente custodiada en la Torre de Amón, cuartel
general de Belzebú y sus 40 000 medianes. El ingreso en dicha torre es poco menos que imposible para los
humanos. Además, aunque el éxito te acompañase, los servidores de Lucifer la han situado en otra cámara
acorazada, gemela de ésta, en la que es materialmente inviable entrar o salir, sin la ayuda de los propios
rebeldes. Como también sabes, la fuerza del mal es la primera interesada en que la sabiduría de la pluma no
trascienda a los mortales de IURANCHA. Eso representaría conocer parte de la Verdad de lo que sucedió en
nuestro mundo, y su innegable influencia sobre la Humanidad podría verse afectada.
-Un momento -terció Sinuhé-. Vayamos por partes. Si he comprendido bien, sólo los que ostentan la señal de
Micael pueden interrogar a la pluma...
Amen asintió.
-En ese caso, ni Belzebú ni sus secuaces han podido...
-No lo necesitan -intervino Amen, aclarando las dudas del investigador-. Ellos forman parte de esa Verdad. En
buena medida, la protagonizaron, aunque imagino que sentirán curiosidad por saber qué ha sido de su gran
caudillo: Lucifer...
-¿Es que no lo saben?
-Suponemos que no. Cuando estalló la rebelión, IURANCHA y el resto de los planetas leales al Maligno fueron
puestos en cuarentena y, en consecuencia, aislados del exterior..-Muy interesante... -murmuró Sinuhé,
acariciando en su mente lo que parecía una remota posibilidad.


-No te hagas falsas ilusiones -argumentó el sacerdote-. Si llegases a penetrar en la torre, ¿cómo escaparías? Y
lo que aún es más difícil: ¿cómo rescatarías la pluma?
Nuestro hombre no supo responder. Las dificultades siempre le habían estimulado aunque, en esta ocasión,
reconocía que eran casi insalvables...
-Algo se me ocurrirá -repuso, sin meditar el problema.
-Está bien. Eso, precisamente, era lo que deseábamos oír. Y ahora, por favor, escucha atentamente...
Cinco de los siete hombres -como si hubieran estado esperando aquel momento durante milenios- caminaron
despacio hacia el muro frente al que Amen-Em-Apt había pronunciado aquellas enigmáticas palabras: Solonia
te aguarda... Danos tiempo para abrir el año.
Los cinco caudillos, a excepción del negro, tomaron posiciones, situándose de cara -y a cosa de medio metro-
de la refulgente pared. Y así permanecieron, hieráticos y en silencio.
Algo planeaban y Sinuhé se dispuso para lo que suponía su salida de la cámara acorazada. Pero antes,
tomándole por el brazo, Amen le situó entre la columna y el muro frente al que montaban guardia los hombres
de color. Orvonón, el negro, con sus inmensas manos sobre la plancha rojiza de la columna, parecía esperar
órdenes.
-Escucha con atención -le expuso el sacerdote, en cuyos ojos había vuelto a chispear la esperanza-. A partir de
ahora, todo dependerá de tu capacidad de comprensión y de tus reflejos...
¿Recuerdas que te hablé de un fallo cometido por los rebeldes?
Asintió en silencio.
-Bien. ¿Y recuerdas que Dalamachia, la pirámide subterránea donde nos encontramos, está bajo el control de
los rebeldes?
El investigador repitió su afirmativo movimiento de cabeza.
-Pues no olvides que, por esa razón, lo que vas a oír de mis labios no podrá ser repetido. A pesar de haber
formado parte del Primer Gran Consejo de la Escuela de la Sabiduría (y a causa de su precipitación por
abordar Dalamachia y robar el Gran Tesoro), Horemheb no llegó a conocer la única salida secreta de.estacámara... Ése, y mantenernos con vida, han sido sus errores.


-Un instante -intervino Sinuhé receloso-. Si vosotros conocíais ese secreto, ¿por qué no lo habéis
aprovechado?
-Sería muy largo de explicar... Sólo te diré que los atlantes, al concluir la construcción de Dalamachia, en
previsión de lo que, desafortunadamente, ha ocurrido, dispusieron un mecanismo de apertura de la Sala de
Thot, o del Gran Tesoro, sumamente complejo...
El Kheri Heb dio un especial énfasis a aquella última palabra.
-Complejo -aclaró-porque, para activarlo, requiere de la presencia en la cámara acorazada de un descendiente
de cada una de las razas Sangik, únicas y verdaderas herederas del gran patrimonio que significan los archivos
secretos de IURANCHA, Y esos representantes, además, como tú mismo has tenido ocasión de experimentar
en tu búsqueda a través de la pirámide, sólo podían ser auténticos y sinceros hombres Pi o leales buscadores
de la Verdad...
-Sigo sin entender por qué no habéis escapado ya de esta cámara.
-Querido Sinuhé, la sutileza de los constructores de Dalamachia era admirable. Una vez reunidos (después de
milenios) esos seis hombres de color, los Sangik han tenido que vencer la difícil prueba de la desesperanza. Y
una vez alcanzada esa dura meta, al desvelar, mediante un paciente estudio, el mecanismo propiamente dicho
de apertura, han descubierto igualmente que esa ventana al exterior sólo puede ser abierta con el concurso
149

simultáneo de todos ellos. Eso requiere, por tanto, la presencia de un séptimo hombre: el único que puede
intentar la huida...
-¿Y tú, Amen?... Durante mucho tiempo, has sido ese séptimo afortunado. ¿Por qué no lo has intentado?
El sacerdote sonrió con amargura.


-Olvidas algo esencial. Este sofisticado sistema de seguridad de los atlantes fue pensado para, en último
extremo, poner a salvo el Gran Tesoro. Si la entrada en esta pirámide subterránea (10 sabes) resulta ardua, el
escape de la misma aún lo es más. El valor del Gran Tesoro así lo exigía. Pero la traición de Horemheb y la
fulminante sustracción de la pluma de Thot han hecho inútil mi presencia en la cámara acorazada. De haber
seguido.aquí la pluma, en efecto, yo habría sido ese séptimo hombre, responsable de su traslado a otro lugar...
Sinuhé insistió.
-A pesar de ello, ¿por qué no ocupas mi puesto? Tú eres, sin duda, un hombre sabio y sabrás llegar mejor que
yo hasta la Torre de Amón.
-No, Sinuhé. Yo no puedo...
-¿Por qué?
Amen, clavando su dedo índice en el costado izquierdo del investigador, repuso:
-Porque, ahora, las cosas son diferentes. El Juicio de Lucifer (lo sabes) está próximo. Ya no importa tanto
rescatar el Gran Tesoro como conocer la Verdad. Pero esa misión (también se os ha dicho) es sólo el primer
paso para asistir al gran juicio. Y a ese juicio sólo puede tener acceso la hija de la raza azul. Yo, o cualquiera
de estos caudillos, podríamos contarte sencillamente esa Verdad, pero no es lo establecido por Ra... Sois
vosotros, mediante vuestro esfuerzo, quienes debéis haceros dignos representantes de ese honor. Recuerda
que, en este caso, quizá más que en ningún otro, el camino hacia la Verdad forma parte de la propia Verdad.
Huelga decir que mis palabras se ven confirmadas, además, por esta señal...
El Kheri Heb presionó sobre las costillas de Sinuhé.
-¡La señal de Micael!
El investigador recordó la marca -los tres círculos concéntricos-que tan misteriosamente habían sido grabados
en su costado durante la segunda exploración del ático del Ayuntamiento de Sotillo.
-Exacto. Como ves, todo ha sido meticulosamente dispuesto por aquellos que sirven a Micael...
Sinuhé no podía creerlo.


-Entonces, ellos sabían y saben...
El sacerdote retiró su dedo índice del costado del atónito iuranchiano.
-¡Dios santo! -llamó el investigador-. Según esto, tú también sabías...
Amen sonrió maliciosamente.
-Ya te he dicho que te esperábamos; mejor dicho -rectificó-, os esperábamos... Ahora debes aprovechar
nuestra larga y.paciente espera. Escucha y que la Suprema Fuerza te guíe, Sinuhé.
-Permíteme que insista. Puesto que los rebeldes, en cuanto conozcan nuestro secreto, no tardarán en caer
sobre esta cámara acorazada, presta suma atención a cuanto voy a comunicarte. Sólo podré anunciarlo una
vez...
Sinuhé apretó sus mandíbulas.
-¡Adelante! -le animó a su vez.
En la mente del investigador habían quedado pendientes otras dudas. Por ejemplo: ¿cómo y por dónde podrían
entrar los rebeldes en aquel recinto? ¿Quizá por el mismo cuadrado de yeso blanco existente al otro lado de la
cámara? Además, si tenían el control de la pirámide, ¿por qué no actuaban de inmediato, frustrando así lo que
podía convertirse en una circunstancia adversa para ellos? Quizá tuviera razón el sacerdote y optaran primero
por conocer ese último secreto, tan celosamente guardado. ¿0 es que había otras razones?
Pero, después de todo, aquellos atropellados pensamientos sólo eran minucias; cuestiones secundarias, si las
comparaba con la máxima cuestión en juego en tales momentos: la huida de la cámara acorazada y -¿quién
sabe?-, si de la pirámide subterránea de nombre Dalamachia...
Amen-Em-Apt situó entonces a Sinuhé de cara al muro, entre la columna y las espaldas de los cinco caudillos.
Por último, antes de retirarse, abrazó al joven, susurrándole al oído: -Si no comprendes lo que vas a oír..., ¡por
Dios!, ¡salta de todas formas!
No hubo tiempo para nada más. Sinuhé apenas si pudo corresponder al abrazo. Su hermano de Logia, tras
pedirle que no se moviera hasta que no recibiera la orden, desapareció de su vista, yendo a situarse a la
derecha del hombre negro.


Intercambió una mirada con éste y Orvonón, pendiente del Kheri Heb, asintió con la cabeza, dándole a
entender que todo estaba dispuesto.
Y Amen, lentamente, procurando así que el iuranchiano dispusiera de tiempo para interpretar sus solemnes
palabras, rompió el silencio del recinto:.-¡Orocalcum!..., sagrada protección de las murallas del antiguo Reino
en Medio del Mar y hoy de la cámara acorazada de IURANCHA...
Con los nervios en tensión, Sinuhé reconoció aquella palabra -orocalcum-como la mágica y soberbia aleación
de oro y otros metales misteriosos, empleados por los atlantes en el revestimiento de la tercera muralla -la más
externa- que guardaba la ciudadela de Poseidón, el primer rey de Atlantis.
Dicha muralla, como los muros del hexágono, relucía, según la leyenda, con una espléndida luz roja.
-¡Abrenos tu secreto! -prosiguió Amen-Em-Apt-. Bajo tu luz, una sola hilada es igual a 5 e igual a un año...
150

El investigador sintió cómo la angustia se materializaba en un golpe de sangre que ascendió desde susentrañas. ¿Qué había querido decir el Kheri Heb? ¿Una hilada igual a 5?... Sinuhé forzó su cerebro. Él sabía
que Dalamachia y la Gran Pirámide de Keops, su réplica, estaban construidas a base de grandes hiladas de
piedras. Pero, ¿cuál de ellas era igual a 5 e igual a un año?
En fracciones de segundo, su mente desempolvó los viejos conocimientos de Egiptología. Pero, dominado por
los nervios, no llegó a conclusión alguna. Y la voz del sacerdote resonó de nuevo en el hexágono:
-E igual a libertad...
¿Libertad? Aquello sólo podía interpretarse de una manera: como la salida de Dalamachia... Y, súbitamente, se
hizo la luz en su atormentado cerebro.
¡Dios mío!..., ¡claro!, ahora lo comprendo.


Durante su instrucción como soror de la Gran Logia había tenido la oportunidad de conocer esta singular
circunstancia: el eje horizontal de una de las hiladas de la Gran Pirámide de Keops -y de Dalamachía,
naturalmente-coincide con la cota del vértice del triángulo isósceles del tímpano de la entrada a dicha
pirámide, en la cara norte.
Esta hilada -la número 23-, es igual, en efecto, a 5, Basta sumar ambos números. Además, también es igual a
un año. De las 226 hiladas de bloques que constituían inicialmente la supuesta tumba del rey Keops, sólo una -
¡la 23!-, equivale, por su longitud, al llamado año anomalístico de 365,2 días..(Entendiendo por año
anomalístico el tiempo que transcurre entre dos pasos consecutivos de la Tierra por el afelio o el perihelio de su
órbita.)
Sinuhé repasó sus vertiginosos cálculos, intuyendo las intenciones del sacerdote.
Bajo la luz del orocalcum, una sola hilada -la 23- es igual a 5..., e igual a un año (dicha hilera de piedra suma
365,2 pasos egipcios, siendo esta longitud igual a un año)... e igual a libertad: la hilada en cuestión coincide
con la parte superior de la secreta puerta de entrada a la Gran Pirámide, por su cara norte. Sí esto era así dedujo
Sinuhé-, en alguna parte de aquella cámara acorazada tenía que esconderse la providencial hilada 23
y, probablemente, un oculto dispositivo que permitiera franquearla y alcanzar la salida...
En esos críticos instantes cayó en la cuenta de otro serio problema. Si la memoria no le traicionaba, la roca
triangular que clausuraba la pirámide pesaba cuarenta toneladas.
¿Cómo iba a desplazarla?
-...¡Abramos el año con el arco iris de los Sangik!
Aquella parte del cabalístico conjuro de Amen-Em-Apt resultó incomprensible para Sinuhé. Pero, suponiendo
que algo decisivo estaba a punto de ocurrir, apretó sus puños, presto a saltar –esa había sido la
recomendación de su amigo-por el primer hueco o conducto que pudiera abrirse bajo la refulgente lámina de
orocalcum.


Sin embargo, de momento, nada de esto sucedió. Al finalizar aquella última y enigmática frase, el Kheri Heb
hizo una señal a Orvonón. Y éste, cerrando sus ojos, situó sus inmensas Manos sobre la plancha circular que
coronaba la columna. Y, lenta y majestuosamente, como poseídas de una fuerza sobrenatural, comenzaron a
elevarse, arrastrando tras de sí al blanco pedestal de mármol.
Aunque ajeno a lo que ocurría a su espalda, Sinuhé pudo asistir a otro prodigioso suceso, protagonizado por
los cinco hombres Sangik y prácticamente simultáneo a la ascensión de la columna. Nada más guardar
silencio, los caudillos obedecieron a Amen. Y de sus frentes brotaron sendos haces luminosos, de idéntica
coloración a la de la piel de cada uno de ellos. Así, de.esta forma, de izquierda a derecha, se formó un
bellísimo abanico, con los colores del arco iris: rojo, naranja, amarillo, verde y azul.
Maravillado por aquella nueva demostración de poder mental, Sinuhé recordó los haces de catorce colores de
su querida compañera. Y aquel pensamiento -el recuerdo de Nietihw, prisionera de los rebeldes- le fortaleció.
Durante algunos segundos, los cinco focos se pasearon sobre el muro, entrecruzándose y como buscando
algo...
Entretanto, la columna, al alcanzar los dos metros de altura, detuvo su ascenso. Orvonón abrió los ojos y,
depositando sus manos sobre la lámina circular, fijó su atención en el arco iris que seguían proyectando sus
hermanos.
De pronto, uno de los conos luminosos quedó inmóvil a poco más de metro y medio del suelo. Era el azul. Y del
pequeño círculo celeste proyectado sobre el rojizo orocalcum emergió un tímido, casi imperceptible, destello de
luz negra. Como movidos por un resorte, los restantes haces se desplazaron hacia aquel punto, fundiéndose y
concentrándose sobre el ansiado lugar. Y la luz negra -la misma que el investigador había contemplado en el
cuarto de la maquinaria del vicio reloj y por encima de la cambiante campana de luz de la playa-, fue tomando
cuerpo, propagándose por la superficie del muro.


Ante los atónitos ojos de Sinuhé, aquella luz fue derramándose sobre el orocalcum, adoptando la forma de una
estrella de cinco puntas. Cuando hubo alcanzado una longitud aproximada de un metro, la luz cesó en su
avance. Y los brazos horizontales comenzaron a prolongarse como un reguero de pólvora, dividiendo en dos la
pared del hexágono.
A su espalda sonó entonces la voz grave de Amen:
-¡La hilada, Sinuhé!... ¡Dispónte a saltar...!
El investigador, confuso, no supo qué hacer. ¿Dónde estaba el pasadizo? ¿Hacia dónde debía saltar?
Su incertidumbre no duraría mucho.
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Cuando los negros brazos horizontales de la estrella se detuvieron en las respectivas confluencias de las otras
paredes del hexágono, los cinco hombres Sangik hicieron desaparecer sus haces luminosos, retrocediendo
hasta situarse por detrás de.Amen y Orvonón. Y en el muro comenzó a palpitar aquella enorme estrella negra...
Si el iuranchiano hubiera vuelto el rostro habría comprobado cómo, al producirse la ruptura de la lámina de
orocalcum –señalando así la hilada 23 de Dalamachia-, instantáneamente, el pedestal de la pluma de Thot
desaparecía, dejando abierto en el suelo de la cámara un oscuro y estrecho túnel. Sólo la chapa circular que
remataba la columna había quedado pegada a las palmas del caudillo negro. Y éste, a una nueva señal del
Kheri Heb, sin perder un segundo, se abalanzó sobre la estrella, aplastando la lámina de orocalcum sobre el
centro geométrico de la misma. Al contacto con el mágico metal, la punta superior de la estrella, así como las
dos inferiores, se doblaron, imprimiendo al conjunto una enloquecida rotación, en el sentido de las agujas del
reloj. Inmediatamente, la estrella desapareció, transformándose en un tenebroso torbellino.
-¡Ahora!... ¡Sinuhé!, ¡salta!...
El investigador, a pesar de sus firmes propósitos, dudó. ¿Saltar al interior de aquel negro remolino que había
empezado a estremecer el muro y la totalidad de la cámara acorazada de Dalamachia? Un sudor frío fue la
única reacción. Sinuhé sintió miedo. Un terror incontenible, que parecía fundir sus pies al suelo del hexágono.
-¡Sinuhé, por Nietihw!... ¡Salta!


El segundo grito de Amen -desgarrador-le hizo volverse. Con espanto descubrió a unas viejas y olvidadas
criaturas. Por el orificio que presentaba ahora el suelo de la cámara emergían inconfundibles las golem... Y las
negras manos amputadas hicieron presa en las túnicas de los Sangik y en la del Kheri Heb. Pero, en lugar de
luchar o resistirse, los siete hombres Pi, ignorando la presencia de las diabólicas enviadas de los rebeldes,
tenían sus ojos clavados en los de Sinuhé. El investigador jamás hubiera podido describir aquellas miradas:
suplicantes, esperanzadas e imperativas a un mismo tiempo...
Nuevas oleadas de golem, empujándose unas a otras, fueron vomitadas desde la siniestra oquedad. Y trotando
sobre sus dedos, se dirigieron hacia Sinuhé. Pero el iuranchiano, catapultado por las miradas de los hombres
que no dudaban en.sacrificarse por él, había saltado ya hacia la redonda turbulencia que giraba sin cesar en la
pared.
Al penetrar, lo que, a primera vista, parecía un tobogán ascendente, oscuro como boca de lobo, un fuerte calor
le envolvió, siendo azotado por una fortísima corriente en espiral que le succionó, proyectándole como un
dardo en dirección opuesta a la cámara acorazada de Dalamachia.
Fueron segundos. ¿0 quizá no? En realidad, poco importaba.
¿Qué sentido tenía hablar de tiempo en aquel mundo?
El caso es que, atropelladamente y procurando proteger su cabeza de los constantes topetazos contra los
pétreos límites del cilíndrico pasadizo, prosiguió aquel enloquecido ascenso... hacia Dios sabe dónde.
De pronto, las tinieblas terminaron. Fue un cambio brusco.
Aquella especie de granítica cañería concluyó y Sinuhé se vio impulsado, con idéntica fuerza, pero ¡en mitad
de una atmósfera roja!
La turbulencia había cesado. Y descubrió que un sin fin manos negras habían hecho presa en sus hombros,
brazos y tórax...
¡Las golem!


El hallazgo le estremeció. Pero pronto comprendió que no podía tratarse de las macabras extremidades que
h4abían estado a punto de capturarle en la pirámide. Aquellas manos... no estaban amputadas. A la altura de
los carpos aparecían fundidas o fusionadas a otros tantos rayos igualmente negros y brillantes como la
obsidiana. Y aquellos rayos..., sí -observó el investigador al dirigir la mirada hacia lo alto-, se perdían en el
espacio. Estaba siendo transportado por los aires..., ¡por unos rayos terminados en manos humanas!
¿Por los aires?
Aquel pensamiento, unido a lo que divisaba en tierra -el viejo buque varado, la costa y las aguas del océano,
todo ello teñido en rojo-, le hicieron comprender que los hombres Pi habían logrado su propósito: Dalamachia,
la milenaria pirámide subterránea, era sólo un recuerdo... Algo o alguien había tirado de él, burlando así a los
rebeldes.
Su vuelo, ahora, era suave. Casi armonioso. Con los brazos extendidos hacia adelante, sujeto y arrastrado por
las manos-.rayos negros, experimentó una inolvidable sensación de paz.
Una paz que fue aumentando conforme ascendía...
A su paso, aquella atmósfera escarlata rozaba dulcemente su piel, enredando los cabellos. Poco a poco, sin
pri1sas, como si el tiempo no contara, la línea de la playa fue desapareciendo. Fue entonces, al seguir la
dirección de los rayos que parecían replegarse sobre sí mismos, cuando divisó en lo alto una oscura silueta.
-¡Oh, Dios!... ¡El sol negro!
Ya no había duda. Aquellos rayos habían brotado del misterioso disco y a él volvían.
Aquel incipiente miedo se tomó en confusión cuando, de improviso, abandonó el aire escarlata, entrando en,
una oscuridad sideral, apenas rota por el lejano tiritar de millones de estrellas. ¿Era aquel el firmamento que
había visto desde tierra, en compañía de Nietihw?
Sus temores le invadieron nuevamente. Al dejar atrás el cielo color sangre, la velocidad de aquellas manos
aumentó, proyectándole como un meteoro hacia la cada vez más crecida figura del sol. Su respiración casi
desapareció y su rostro, sometido a aquella formidable aceleración, se distorsionó. Sus oídos, todo su cráneo,
152

empezaron a zumbar y, espantado, vio cómo la silueta del sol negro se presentaba ante él inmensa,
kilométrica. Gigantescas lenguas de fuego y luz negros eran proyectados al espacio...
Y al momento, su visión se tomó roja, pasando, inmediatamente a negra. Después, a punto de estrellarse
contra aquella masa, la consciencia le abandonó...


-¡Soy Solonia, el que fue guardián de Edén!... ¡Levántate, hijo de IURANCHA!
¿Qué había sucedido? La sensación de Sinuhé al despertar fue remota y brumosa. Como si las manos le
hubieran depositado suave y firmemente a los pies de aquella increíble criatura...
Pero, ¿y el fuego negro? ¿Por qué no había muerto abrasado?
¿Dónde se encontraba? ¿Qué había sido de los rayos y manos que le habían transportado?
Cuando el miembro de la Escuela de la Sabiduría escuchó la voz y acertó a levantar el rostro, descubrió que se
hallaba -de.rodillas-ante un ser de una estatura y belleza desconcertantes.
Su cuerpo, en pie, aparecía enfundado en una cota de mallas de un color negro reluciente. Pero aquella
prodigiosa vestimenta defensiva, en lugar de haber sido tejida con acero, se hallaba trabajada a base de
diminutas letras. Y éstas, a su vez, formaban otros tantos miles de nombres. Un nombre que le sobresaltó:
Micael. Y de aquel maravilloso entramado protector manaba un permanente resplandor negro...
Unos largos cabellos oscuros, igualmente rodeados por un halo de luz negra, caían sobre sus musculosos
hombros.
Su rostro, corno labrado a cincel, era duro y sereno, como el del más bravo guerrero que jamás se haya visto.
Sólo sus ojos rasgados le resultaron familiares...
Sinuhé obedeció y, al ponerse en pie, comprobó atónito cómo sus ojos quedaban a la altura de la cintura de
Solonia. Aquel gigante -un serafín, sin duda-sostenía entre sus manos la empuñadura de una espada... ¡sin
hoja!
Tímidamente, movido de su insaciable curiosidad, miró a su alrededor. ¿Dónde estaba?
Fue estéril. Al apartar la mirada del guardián de Edén, su vista se nubló, no distinguiendo otra cosa que
oscuridad. Bajó los ojos hacia el lugar sobre el que indudablemente se sostenía, pero sucedió lo mismo: sólo
vio tinieblas...
Perplejo, dirigió de nuevo su rostro hacia lo único visible en el interior de aquel sol negro. ¿0 tampoco se
hallaba en el misterioso astro?


Y Solonia, señalando su pecho con la mano izquierda, repuso: -¡No temas, Sinuhé, hijo de IURANCHA!
Al momento, sobre la coraza, se iluminaron tres círculos celestes y concéntricos.
-¿Reconoces esta bandera? -le preguntó.
Sinuhé no se atrevió a hablar. Ni siquiera sabía si podía. Y se limitó a mover la cabeza en una breve, casi
imperceptible, señal de afirmación.
-Es el emblema del Soberano de Nebadon, nuestro Señor –retumbó como el trueno la voz de Solonia-. Tal y
como os anunció Agurno, el Mensajero Solitario, para dar cumplida cuenta de vuestra misión deberás utilizar mi
espada. Recíbela por tanto....El serafín extendió su mano derecha hacia nuestro hombre, invitándole a tomar la
solitaria empuñadura.
Sinuhé, a pesar de las dudas que le acosaban, recibió la espada del guardián. Se trataba de una enorme
guarnición de casi medio metro de longitud, con un mango de unos diez centímetros de diámetro que a él, al
menos, le obligaba a empuñarlo con ambas manos. A pesar de sus dimensiones, resultaba extremadamente
ligero. Quizá se deba -pensó-a esos increíbles anillos...
Efectivamente, tanto la empuñadura propiamente dicha, como el brazo horizontal, habían sido forjados a base
de aros paralelos. Cada círculo contenía en su interior otros dos, concéntricos, imitando así el triple circuito de
Micael. Y todos ellos, como ocurriera con las letras del nombre cósmico de Nietihw y con la cadena del número
pi, mágicamente cohesionados por una fuerza invisible.
Mientras permanecieron entre la negra cota de mallas que cubría las manos de Solonia, aquellos anillos de la
empuñadura conservaron un color igualmente negro y reluciente. Pero ahora, al pasar a manos de Sinuhé, se
volvieron transparentes.
El investigador, sin saber qué hacer con semejante arma, levantó su rostro hacia el serafín, interrogándole con
la mirada.


-La espada iluminadora -le aclaró Solonia-te permitirá descubrir la secreta entrada a la Torre de Amón. Pero
escucha mi advertencia, hijo de IURANCHA... Aquel que la emplee para la violencia, que sólo espere violencia.
¿Una espada iluminadora? -se preguntó el iuranchiano-. ¿Cómo debo utilizarla? ¿Y qué es eso de la
violencia...?
Solonia, a pesar de haber leído sus pensamientos, no respondió.
Por último, levantando su mano derecha como lo hiciera Agurno al despedirse entre la niebla del bosque,
exclamó: -¡Que la paz de Micael sea contigo, Sinuhé...!