A lo largo de muchas existencias hemos sufrido situaciones muy dolorosas, de
hecho, cada sensación, cada gesto, cada emoción queda grabado en nuestra
memoria extracerebral (diferente a la memoria física o genética).
La realidad, es que
nuestro alma necesita revivir la experiencia que originó nuestro conflicto
actual, a través de un vehículo físico, como es el cuerpo, para que aquellas
situaciones traumáticas de otras existencias, tales como la muerte, el
nacimiento, la esclavitud, la tortura, la impotencia frente a una catástrofe,
la traición, la mentira, la infidelidad, el abuso de poder, el sentirse
rechazado tanto en vida como en algún aborto, que dejaron su impronta en el
alma tengan una salida, y sólo así podamos descargar, limpiar y liberar esas
energías subconscientes que al fin y al cabo son restos de las experiencias
del pasado, que de alguna manera quedaron grabados en la memoria del alma y
lamentablemente nos condicionan en nuestra vida cotidiana (los antiguos
sabios hindúes identificaron estas fuerzas del subconsciente con el nombre
de samskáras y vasanas, impresiones pasadas y tendencias latentes,
respectivamente), con miedos, fobias, elecciones de vida equivocadas, pautas
de conducta, atracción de situaciones autodestructivas e incluso
enfermedades que mediante mandatos muy frecuentemente hemos hecho antes de
la muerte, nos condicionan actualmente.
Bien es cierto que la terapia de vidas pasadas por sí sola es tremendamente terapéutica, pero si además, una vez finalizada la sesión de regresión se crea sinergia con esencias florales, éstas pueden complementar el proceso de una manera extraordinaria.
El hecho de que el terapeuta floral pueda
disponer de “cierta información del subconsciente” que condiciona la vida de
la persona en estos momentos, le permitirá “afinar” en la terapia floral
tratando de una manera directa el conflicto del alma, siendo entonces cuando
las esencias florales, desde nuestro punto de vista, actuarán como “un laser
floral”.
Tras la primera regresión se pudo
observar que su desequilibrio actual estaba muy relacionado con la
indiferencia, la falta de apoyo, la falta de sostén, de seguridad, de
comprensión que ella sintió ante una situación traumática que experimentó en
otra vida con su madre de entonces; estas sensaciones o esta impronta, ha
estado arrastrándolas hasta su vida actual, y este desequilibrio emocional
ha terminado reflejándose en un desequilibrio físico, como son los mareos
que actualmente sentía.
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