por Dalia Acosta
19 Agosto 2001
corresponsal de IPS
del Sitio Web
Tierramerica
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El producto terminado está inscrito con el nombre de
Escoazul en la
Oficina Cubana de la Propiedad Industrial.
Aún no se han completado
las pruebas clínicas, pero ya son numerosos los pacientes que lo
solicitan |
LA HABANA
El veneno diluido del
escorpión azul es usado en Cuba
como anticancerígeno hace más de 10 años, aunque la comunidad
científica es cautelosa ante la fórmula, que aún está en
investigación.
A la puerta de los laboratorios farmacéuticos
Labiofam
en las
afueras de La Habana suele verse la fila de personas que acuden en
busca del producto, que se entrega de forma gratuita y luego de una
evaluación de cada caso.
Allí llegan también pacientes extranjeros,
atraídos por las historias que circulan sobre el veneno.
"Llevo un año tomando quince mililitros media hora antes de cada
comida para permitir que el estómago lo absorba. En mi última visita
al médico, el tumor del pulmón había desaparecido",
dijo Eva
Gutiérrez, una venezolana de 42 años.
Como la historia de Gutiérrez hay otras.
En Jaguey Grande, a 200
kilómetros de La Habana, una niña de 14 años estaba a punto de
morir, invadida de cáncer. Diez años después es una mujer de vida
normal, aunque nunca ha dejado de tomar el veneno.
El producto terminado está inscrito con el nombre de
Escoazul
en la
Oficina Cubana de la Propiedad Industrial, pero aún resta definir su
futura comercialización, que dependerá de los ensayos clínicos en
curso.
Más de tres mil personas han participado en los estudios en la
provincia de Guantánamo, 970 kilómetros al este de La Habana, y
otras tantas pueden haber recibido el veneno en los laboratorios Labiofam.
Las autoridades sanitarias, sin embargo, mantienen silencio sobre la
investigación y sus resultados preliminares. Los intentos de
Tierramérica por conseguir información oficial quedaron sin
respuesta.
Misael Bordier, investigador de la Facultad de Ciencias Médicas de
Guantánamo y jefe del equipo creador del Escoazul, reconoció que se
reportan resultados satisfactorios.
"Si bien es alto el porcentaje de recuperación de los (enfermos)
tratados con la toxina, es temprano para levantar expectativas en
torno de un medicamento en fase de experimentación",
aclaró Bordier,
que durante siete años ensayó el preparado en ratones albinos.
También dijo que el
Escoazul se ha mostrado eficaz en el tratamiento
de pacientes con diversos tipos de cáncer,
mal de Parkinson,
inflamación pélvica e insuficiencia renal.
Un despacho de la estatal Agencia de Información Nacional aseguró,
en tanto, que se ha comprobado la inocuidad del producto y su
comportamiento como antiinflamatorio y estabilizador del sistema
inmunológico.
El Escoazul se prepara a partir del veneno del escorpión azul, un
artrópodo que sólo se ha encontrado en las islas del Caribe. En Cuba
hay 32 especies de escorpiones, 29 de ellas endémicas, de las 1.600
conocidas en el mundo.
Fuentes cercanas a la investigación dijeron a Tierramérica que el
Escoazul inhibe la
proteasa, una enzima que rodea como una membrana
todo tipo de cáncer.
"Se conoce que la
proteasa funciona como una especie de hábitat en
que el tumor se reproduce y se expande célula por célula. Al impedir
la formación de esta membrana, el tumor frena su expansión y empieza
a secarse", dijo Gutiérrez.
Esa fue la información que recibió la venezolana
Gutiérrez cuando
hace un año desistió de iniciar un tratamiento de quimioterapia y
viajó a Cuba para oír otras opiniones sobre la evolución del cáncer
en su pulmón derecho.
En marzo del 2000 se le habían extraído la tiroides y de 10
ganglios. En el Hospital Oncológico de La Habana confirmó su
diagnóstico, pero también supo del veneno del escorpión por una
enferma de leucemia.
La evolución de Gutiérrez desde que empezó a tomar el veneno causa
el asombro de los médicos, comentó la cubana Milagros Rodríguez.
Los especialistas,
"no reconocen sus virtudes, pero te dicen que
no
dejes de tomarlo", afirmó.
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