por James F. Tracy
23 Junio 2012 traducción de Editorial-Streicher 23 Abril 2013 del Sitio Web Editorial-Streicher
El Veneno es el
Tratamiento:
El episodio es instructivo ya que sugiere la enorme capacidad de poderosos intereses para reformar el medioambiente social, apuntando por consiguiente a que los individuos piensen de manera incauta y que actúen de modos que son a menudo dañinos para ellos y sus seres queridos.
El ejemplo es especialmente pertinente
hoy cuando los gobiernos occidentales retienen datos y utilizan
técnicas de propaganda para suprimir el conocimiento de nuevas
tecnologías y desastres que amenazan la vida, como el colapso
nuclear que
aún se está desarrollando en Fukushima.
El potencial para que el mito popular eclipse el hecho histórico es enormemente acelerado cuando los pilares políticos e informativos de la civilización apoyan activamente tales distorsiones.
Por ejemplo, un reciente editorial del New York Times señala a,
Citando la afirmación del Centro para el Control de Enfermedades (Center for Disease Control) de que la fluoración es uno de los mayores logros en la salud pública durante el siglo pasado, el New York Times (18 de Marzo de 2012) evoca la difícil lucha del fluoruro con segmentos supuestamente no informados del público.
El estribillo es familiar en todos los medios de comunicación corporativamente controlados que incondicionalmente amplifican las declaraciones de las agencias del gobierno acerca de la presunta seguridad del fluoruro y su valor para la salud dental.
Habiendo
sido aparentemente examinadas y confirmadas por el periódico
referido y sus homólogos, esas radicales declaraciones son rara vez
cuestionadas posteriormente por los lectores, mucho menos por el
público más amplio.
Dicha sustancia se acumula biológicamente en los mamíferos, y ha sido relacionada con el intelecto embotado en los niños [3] y es una causa de las crecientes fracturas de hueso y del osteosarcoma.
Posteriores y recientes estudios indican que el papel
del fluoruro en la prevención de caries, ya sea mediante su
ingestión [4] o su aplicación tópica,[5] es casi inexistente.
En efecto, agregar flúor al abastecimiento nacional de agua en una localidad a la vez parece haber sido un plan cuidadosamente coordinado que procuraba proteger a los principales productores de aluminio y de acero de las innumerables responsabilidades derivadas de la sustancial contaminación con flúor que sus plantas generaban.
Esta contaminación aumentó junto con la incrementada fabricación de aviones militares y armamentos durante la Segunda Guerra Mundial.
Las fábricas de acero en California y Utah, y las plantas
productoras de aluminio en Washington y Oregon, generaron un aire
saturado con flúor que inevitablemente envenenó el ganado, las
cosechas y a las familias que cultivaban la tierra.
De esa manera, los intereses industriales estadounidenses eran las fuerzas principales que estaban detrás de la fluoración del agua, no debido a avaricia ni a altruismo sino más bien por el miedo a asumir su responsabilidad por la contaminación continuada y potencialmente aumentada cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial y comenzó la Guerra Fría.
Ésta fue la conclusión del doctor F.B. Exner, un resuelto abogado de la salud pública y opositor a la fluoración del agua, quien observó que en el cambio de siglo,
En un agudo ensayo de 1955 Exner señala la extraña ausencia de investigación sobre el flúor en la literatura médica estadounidense, que comienza a fines de los años '30, mientras que,
Exner posteriormente señala la aparente estrategia detrás de la fluoración: una que puede estar ocurriendo a lo largo de líneas similares en los esfuerzos del gobierno japonés para distribuir e incinerar el desecho radiactivo del desastre nuclear de Marzo de 2011 a través de todo el archipiélago japonés. [7]
La Campaña de
Relaciones Públicas para Vender la Fluoración
El abogado principal de Alcoa, Oscar Ewing, pasó a servir en la administración de Truman desde 1947 hasta 1952 como jefe de la Agencia de Seguridad Federal (FSA), de la cual el Servicio de Salud Pública (Public Health Service) era una parte.
Con tal facultad Ewing autorizó la
fluoración del agua para el país entero en 1950 y contrató los
servicios de Bernays para promover la fluoración del agua entre el
público.[9]
Bernays reconoció a la ciudad de Nueva York como el
principal campo de batalla y un premio táctico particularmente
valioso dado el predominio de los medios de comunicación liberales.
Una vez que la prensa de Nueva York estuviera toda comentando sobre
la eventual fluoración de la ciudad, otras municipalidades serían
más fácilmente persuadidas a formar filas.
Pero principios de los años '50, justo cuando Bernays fue llevado a bordo, el sentimiento público hacia la fluoración estaba claramente en el lado del campo anti-fluoracionista que incluía a doctores e investigadores principales.
Desplegados contra aquellos que se oponían a la fluoración estaban el Comisionado de Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, el Comisionado de Salud del Estado de Nueva York, la Fundación Rockefeller y el Servicio de Salud Pública.
Una estrategia tal para la persuasión de la opinión pública implicaba la correspondencia del Departamento de Salud de la ciudad con los presidentes de las redes de televisión CBS y NBC, informándoseles que,
Otro método implicaba sentar las bases para hacer de la "fluoración" un término familiar con una pátina científica.
Él aconsejó que sus clientes enviaran cartas a los editores de las principales publicaciones hablando de los aspectos específicos que la fluoración requería.
En 1957 surgió repentinamente el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros Niños para publicitar la fluoración con varias figuras de celebridades en su lista, incluyendo a,
Financiado
por subvenciones de la Fundación W. K. Kellogg (23.350 dólares) y la
Fundación Rockefeller (2.500 dólares), el maquillaje del Comité
también incluía a figuras principales de la investigación de armas
atómicas e intereses industriales.
Pero fue primeramente utilizado por los abogados defensores de la Reynolds Aluminium Company en la corte federal de apelaciones de Oregon contra acusaciones de haber causado daños por fluoruro presentadas por una familia de agricultores.
Los abogados de la Reynolds le recordaron al tribunal cómo el folleto "Los Dientes de Nuestros Niños" estaba lleno de testimonios de,
El American Journal of Public Health notó cómo el folleto no contenía ninguna nueva información sobre la fluoración del agua sino que estaba más bien,
"Los Dientes de Nuestros Niños" hacía referencia a los 300 miembros que comprendían el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros Niños.
Esta lista apareció junto a dos listas adicionales de,
A la luz de la ráfaga de nombres y títulos "la verdadera pregunta", comentaba el doctor Exner,
Intrigado por cómo fueron compiladas las listas, Exner personalmente escribió a cada uno de los químicos señalados en la publicación para preguntar,
Exner posteriormente encontró que de los 360 "químicos" y "autoridades en nutrición" cuyos nombres aparecían en el folleto, 201 trabajaban para 87 instituciones, incluyendo universidades, que recibieron más de 151 millones de dólares en subvenciones.
A fines de los años '50 una mayoría de tales subvenciones se originó en el defensor principal de la fluoración del agua: el Servicio de Salud Pública (Public Health Service, PHS).
Otro importante receptor de la
financiación del PHS era la American Dental Association (ADA). La
investigación y los datos colectados por Exner resultaron ser
especialmente valiosos en demandas interpuestas contra la industria
y los defensores de la fluoración. En 1978, poco después de su
muerte, todos sus archivos se perdieron en un extraño incendio.[16]
El Servicio de Información de Fluoración Nacional de la División de Salud Dental del Servicio de Salud Pública estadounidense, un sistema de recolección de inteligencia que funciona de los Institutos Nacionales de Salud, controlados por el PHS, fue formalmente establecido para supervisar y crear bases de datos sobre personas críticas a la fluoración en las profesiones médicas.
Los
herejes del fluoruro estaban expuestos a ser vapuleados en la prensa
o a la expulsión absoluta de sus organizaciones profesionales.[17]
Detrás del esfuerzo final para fluorar el agua estaban Mary y Albert Lasker. La primera estaba involucrada en el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros Niños y el segundo era un ejecutivo publicitario y socio de Bernays que ayudó a la American Tobacco Company a hacer de Lucky Strike los cigarrillos más vendidos de Estados Unidos.
Los Lasker organizaron
una exclusiva fiesta cóctel para celebrar la victoria, con invitados
que incluían al alcalde de Nueva York Robert Wagner y a los miembros
del Consejo de Notables y del Ayuntamiento.
Cuando el Comité para Proteger los Dientes de Nuestros Niños fue formado en 1957 sólo el 5% del suministro de agua estadounidense estaba fluorado.
Después de una masiva campaña de relaciones públicas que preparó el terreno para fluorar el agua de la ciudad de Nueva York, más del 60% del agua a través de EE.UU. estaba finalmente fluorado.
Actualmente más de dos terceras partes de la población
estadounidense bebe agua fluorada,[19] y casi toda la población consume
flúor a través de los alimentos y bebidas procesadas que han usado
tal agua.[20]
En
1983 cuando un inusual panel reunido por el PHS compuesto por
científicos menos inducidos descubrió que la propia investigación
del gobierno que sostiene la seguridad del fluoruro era casi
inexistente, se emitió una recomendación de precaución enfatizando
una particular atención a la exposición de los niños a la sustancia.
Los miembros del panel,
Respondiendo al consejo del comité de que el agua potable debería contener no más de 1,4 a 2,4 partes por millón (ppm) para niños menores de 10 años, el gobierno insertó una declaración que afirma:
Basado en el adulterado
informe final de Koop la Agencia de Protección Medioambiental (EPA)
aumentó la cantidad del fluoruro aceptable en el agua potable de 2 a
4 ppm para niños y adultos.[21]
En 2001 los investigadores encontraron que los SIFs pueden causar una absorción más alta del plomo en niños y disminuir la colinesterasa, una enzima necesaria para la regulación de los neurotransmisores.
Ni la Agencia de Protección del Medioambiente, ni
la Food and Drug Administration, ni ninguna otra agencia reguladora
hasta ahora ha investigado los efectos internos a largo plazo de
consumir el ácido fluorisílico, un subproducto de la industria de
fertilizantes de fosfato que es ahora el sustituto predominante para
el fluoruro de sodio dado su relativo bajo costo.[22]
En 1994, por ejemplo, 4.500 galones [17.000 litros] del elemento fueron liberados en el condado Volusia en Florida cuando un camión cisterna que llevaba la carga perdió un juego de ruedas en la carretera interestatal 4.
El derrame envió a 47 personas al hospital, obligó a la evacuación de más de 2.300, y cerró la carretera durante dos días. Los espectadores experimentaron,
Los motoristas que condujeron a través del derrame fueron aconsejados de que sus vehículos debían ser profesionalmente descontaminados porque,
Conclusión
El caso de la fluoración del agua proporciona un ejemplo convincente de un plan para engañar y difundir propaganda entre las masas.
Una década completa antes de la
advertencia del presidente Eisenhower de "una permanente industria
de armamentos de enormes proporciones", la fluoración de los
suministros de agua de Estados Unidos estaba ya en pleno juego con
el oculto conocimiento previo entre aquellos en sitios de poder de
que tal campaña casi ciertamente conduciría a la puesta en peligro
de la salud pública para muchas generaciones por venir.
La práctica se sustenta
en gran medida por el mito extensamente sostenido que Bernays diseñó
y llevó adelante, por autoridades médicas y reguladoras aprobatorias,
y quizá sobre todo por una prensa rutinariamente crédula y dócil.
Notas
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