CAPITULO OCHO - Un año de ensayos.Seth "ve dentro" de los sobres e imparte a Rob algunas lecciones de arte

Durante los siguientes once meses, las sesiones con Seth tuvieron que ver principalmente con datos de prueba de uno u otro tipo. A las 9 p.m., como era lo usual, Seth empezaba con el material teórico en el que estábamos cada vez más interesados. A las 10 p.m., daba impre­siones para el Dr. Instream y, después de ello, Rob me entregaba un sobre, si es que esa noche iba a tener lugar tal tipo de prueba. Si ocurría que teníamos que hacer uno de nuestros propios ensayos, entonces nos sentábamos, después de la sesión y tratábamos de evaluar los resulta­dos. Para entonces por lo regular ya era más de la media noche y está­bamos verdaderamente exhaustos.

Aun cuando mi confianza había crecido con los dos episodios fuera del cuerpo, sentía que estaba poniendo a Seth y a mí misma en línea con cada sesión de prueba. Nunca sabía si tendríamos o no un ensayo con so­bres. A menudo abrigaba temores, antes de celebrar una sesión, por miedo de que tuviéramos una prueba con sobres y los resultados sim­plemente no resultaran buenos. (Incidentalmente, esto nunca ocurrió, aun cuando las impresiones dadas no siempre resultaban tan específi­cas como nos hubiera gustado.) La verdad es que no me importaba lo que se hallara en los sobres: nada más quería saber si Seth podía decír­noslo y yo de todo corazón anhelaba que él estuviera correcto en cada ocasión. Mi actitud por fuerza iba a tener un efecto. Ahora me pre­gunto y me admiro de que Seth fuera capaz de hacer cualquier cosa en aquellos días; pero la mayoría de las veces se las arreglaba para hacer bien todo en verdad.

Aquí tenemos un caso donde Rob estaba tratando de poner a prueba la clarividencia, más que la telepatía. Como muchas otras, esta prueba tuvo sorprendentes resultados. Las notas de Rob muestran claramente el procedimiento que siguió para escoger el sujeto del ensayo:

 En mi estudio se hallaba una pila de periódicos viejos. La ma­yoría de ellos eran de The New York Times, ejemplares tanto diarios como dominicales. Un poco antes de la sesión, retiré al­gunos periódicos locales del montón. Luego, dando la espalda a la pila, saqué una sección, sin verla en lo absoluto y arranqué un pedazo de la página. Doble éste contra mí, hasta estar seguro que cabría dentro del papel bristol doble regular y dentro de los sobres dobles.

Todavía sin mirar el periódico que yo había escogido como objeto, lo guardé en los sobres sellados. Luego, con los ojos ce­rrados, tomé la sección de la que se había sacado el objeto, la co­loqué a tientas en un librero que abarcaba desde el piso hasta el techo y la coloqué en un anaquel elevado, donde yo no la viera.

Este procedimiento me dejó sabiendo únicamente una cosa sobre el objeto: que procedía de alguna sección de The New York Times de fecha desconocida. Una vez que terminó el experimen­to, Jane abrió los sobres que contenían el objeto de ensayo; luego, yo me dirigí al estudio y, de la sección oculta tomé la página de la que se había arrancado el objeto Resultaron ser las páginas 11-12 de la Sección Uno del Times, correspondiente al domingo 6 de noviembre de 1966.

Seth dio treinta y nueve impresiones. Casi todas ellas tenían aplica­ción directa. He aquí varias de ellas, pertenecientes al objeto de prueba, agrupadas para fines de conveniencia:

"Una cosa de papel, más bien corriente y no de fondo liso". (El ob­jeto era un trozo de periódico, impresión burda en vez de, digamos, papel lustroso y fino de revista.)

"Vista gris". (Porciones de las ilustraciones eran visibles en ambos lados del objeto, todas en tonos grises.)

"Entregas liberales". (En el objeto aparecen las palabras "descuen­tos liberales".)

"Conexión con un teléfono o llamada telefónica". (En un lado del objeto encontramos "No ordene por correo o por teléfono" y, en el otro, "Se aceptan órdenes por correo o teléfono", más una larga serie de números telefónicos de intercambio.)

"Algo idéntico a alguna otra cosa. . .dos o dos de un tipo." (En el objeto aparece la palabra "gemelos", refiriéndose al tamaño de un cobertor en venta. Sin embargo, tuve la fuerte impresión subjetiva que ésta era una referencia al hecho que el objeto en el sobre era parte de un objeto similar.)

Las anteriores impresiones se referían al objeto de prueba mismo. Ahora aquí tenemos algo respecto a la página de la que se tomó el ob­jeto. Seth dijo, en orden consecutivo: "un método de disposición... algo vernáculo... gubatoria". (Yo buscaba la palabra "gubernativa", aquí, pero, como es lo usual, Rob lo apuntó de acuerdo con la forma en que yo la pronunciaba cuando estaba en trance.)

Por un minuto estos datos nos dejaron perplejos, mientras repasá­bamos los resultados de la prueba. Luego, Rob miró la página entera.

Ambos nos repusimos de inmediato: "¡Vamos!" -exclamé--: un método de disposición: eso deben ser ventas; pero qué manera tan ton­ta de expresarlo.

--Y mira esto -dijo Rob, sosteniendo el objeto en una mano y la página entera en la otra.

" `Ventas de día de elecciones' o `valores' está impreso en encabe­zados negros, al tope de ambos lados de la pagina. Y gubatoria o gu­bernativa, se aplica debido a las elecciones para gobernador del estado de Nueva York el 9 de noviembre. También diría que la frase Ventas del día de elecciones' se halla ciertamente en el terreno de lo vernáculo."

Refirámonos a la sección ilustrada para la reproducción del objeto de prueba y la página de la que se arrancó. Ambos lados del objeto de prueba contenían partes de anuncios que se hallaban ligados con el día de elecciones; no obstante, las palabras "día de elecciones" no parecían ser el objeto mismo; y sólo la página entera del periódico que había queda­do en un elevado anaquel del librero que estaba en el estudio de Rob.

-Pero ¿por qué Seth no dijo sólo "ventas" -pregunté exasperada.

-Mira -repuso Rob sonriendo-, tenemos que ajustarnos a la for­ma en que se presentan los datos y tratar de aprender de ella. Lo hicis­te bien.. .

Ahora pienso que éste es un excelente ejemplo de la forma en que las percepciones extrasensoriales se reciben algunas veces. Las ventas son un método de disposición aunque, verbalmente, la conexión final no es tan concisa como nos gustaría que fuera. Hay algo más que la sola idea de concisión involucrada: tales respuestas son asimismo un poco diferentes, inesperadas y nos hacen considerar viejos objetos o ideas en formas nuevas e igualmente válidas. Posteriormente en este capítulo tendré más que decir respecto a este tipo de cosas.

Existieron algunas otras sorpresas en esta prueba. No sólo Seth reco­gió excelente información para identificar el objeto, sino que propor­cionó otras impresiones concernientes a la página de la que se había tomado. Además de todas las ventas, había cuatro artículos en la sec­ción grande. El objeto en el sobre no los incluyó, no obstante Seth proporcionó impresiones referentes a tres de ellos.

"Una misión con consecuencias imprevistas... 1943... Illia y quizá un F y R. . . Algo ocurriendo todo de nuevo, como conmemoración... Una conexión con algo verde, como un prado... un niño...

Januarious."

Todo este se refería a un artículo que tenía que ver con un seminario dominico fundado en  Aldeia Nova, Portugal, en 1943. Creemos que "Illia" era un intento de poner "Al deia". La fecha que se daba era correcta y el artículo continuaba hablando sobre un joven sacerdote, el padre Fernández (F y R: la abreviatura de "padre" en inglés, es Fr.), que se hallaba en una misión en este país para recabar fondos con qué modernizar el seminario.

También se le describía como organizando una peregrinación para conmemorar las celebraciones por el quincuagésimo aniversario de Fátima, que se halla a sólo quince kilómetros del seminario. El artícu­lo dice que el seminario incluye, entre otras cosas, su propia granja, viñedos y jardines de legumbres y árboles frutales. Creemos que la impresión de "verde, como prado", se refería a ellos. La conexión "Januarious" parece no tener relación alguna; no obstante, es suma­mente importante porque, para mí en lo personal, tenía una fuerte connotación religiosa: una de mis maestras favoritas en la escuela pri­maria, fue una monja, la hermana Januarious. El artículo habla de los tres niños que atestiguaron la aparición de Fátima y Seth mencionó a un niño.

Otras impresiones se referían a otro artículo cuyo encabezado re­zaba: "Portugal muestra preocupación por los prisioneros". Éste se refería específicamente a la necesidad de modernizar las "grandes y anticuadas prisiones" que eran "de muy bajo nivel" y hacía varias ob­servaciones concernientes a la proporción de crímenes en Portugal. El artículo también decía que Portugal tiene el más bajo ingreso per cápita en Europa. Las impresiones de Seth eran sumamente obvias aquí: "conexión con una monstruosidad, como de un edificio monstruoso.. . un disturbio. . . una determinación y una desventaja. . . un inadecua­do desempeño."

Seth asimismo daba algunas otras impresiones de la página de la que se había tomado el objeto del sobre, además de aquellas a que se referían los artículos. "Una fecha arriba... botones. . . algunas figu­ras y una conexión distante con formas de cráneo... los colores azul, púrpura y verde. . . otras formas redondas."

La fecha del periódico estaba al tope de la página, claro está. Boto­nes, muchos de ellos, aparecen con toda claridad en las fotografías de la ropa en venta. Estos mismos modelos son también las figuras que Seth menciona y, como se podrá ver por la fotografía de la página, los rostros de las mujeres dan una impresión de semejanzas con sus crá­neos con el cabello echado para atrás. Los colores mencionados por Seth se ven en la lista del anuncio de la página. Púrpura, según creo, se refiere a "tono orquídea".

Esta prueba, no obstante, me trajo a la mente varias otras pregun­tas. ¿Cómo había sacado Seth la información respecto a la página ente­ra, cuando sólo una pequeña sección de ella estaba en el sobre? ¿Había involucrada alguna especie de proyección de mi parte, allá en el librero del estudio? Seth nos había dado primero impresiones del objeto en el sobre en sí, y luego pasó nítidamente a tratar sobre la página entera; había pasado de un lado a otro entre las dos, como si estuviera viendo ambas a la vez. ¿Y por qué no confirió sus datos nada más al objeto en el sobre?

En una sesión ulterior preguntamos a Seth respecto a estos puntos y recibimos algunas respuestas sumamente interesantes: "Un fragmento siempre está conectado con el total del que forma parte -dijo-. Viendo

la sección arrancada, entonces, para mí estaba presente la totalidad (de la página) y por el fragmento del total puede leerse todo. Con sufi­ciente libertad, por una parte y el adiestramiento por la otra, Ruburt, hablando por mí, podía darte todo el número de The New York Times con sólo una esquina arrancada."

-Esto no involucra proyección.

"Hubo otros tópicos que tienen que ver con las características pro­pias de Ruburt. Ahora bien, es verdad, hablando en términos genera­les, que el material de índole emocional en realidad posee una vitalidad más poderosa y es más fácil de percibir. Sin embargo, fuera de esto Ruburt no tiene amor por el detalle -Seth sonrió- y siempre lo usará como indicio para ver adónde lleva.

"No se contentará simplemente con dar los detalles sobre el trozo de papel. Esta es una tendencia bastante automática de su vida men­tal. La utilizamos, espero que con ventaja, en nuestras sesiones en otras formas. . . Sin embargo, en las pruebas tratamos de aprovechar esta característica, puesto que no podíamos negarla. Las aptitudes de Ruburt son con las que tengo que trabajar de modo completo, ade­más, claro está, de las mías propias. Así pues, usamos esta tendencia aquí para agrandar el cuadro y aportar mayores detalles que te dieran datos más respetables. . . y en una forma que fuera bastante natural a Ruburt."

Respecto a las pruebas en general, Seth dijo: "Yo le estaba enseñan­do y procedí en concordancia con sus intereses e inclinaciones natura­les. El antagonismo que tenía por las pruebas, no provenía de la idea en sí, tanto como de la idea de enfocarse en el detalle, por amor al de­talle mismo. Únicamente cuando tenía ese tipo de prueba, él se tornó antagonista. En la percepción extrasensorial, como en la llamrda per­cepción normal, las inclinaciones naturales de la personalidad dictan el tipo de información que se buscará de cualquier campo disponible de datos.

"Existen muchas áreas de conocimiento en las que cualquier individuo dado no se halla interesado. No se molestará al usar (incluso) la percepción normal, para obtenerlo. Yo doy a Ruburt acceso a grandes campos de enfoque. Le ayudo a virar la energía que usa en la percepción, hacia otras direcciones, a girarla hacia dentro. Hago accesible para él información. Luego, de acuerdo con sus características básicas, él usa la información."

La prueba solamente describía clarividencia reforzada. Una prueba

anterior fue en extremo iluminadora desde un punto de vista diferente, convenciéndonos de que la percepción extrasensorial original es general, como la perspectiva general de un área grande. En algún lugar debe ocurrir un proceso que se estrecha para dar un enfoque más específico.

Esta prueba fue realmente divertida, porque Seth lo estaba haciendo magníficamente por sí solo. Luego me pasó la pelota y casi me fui de boca. El objeto en el sobre era una factura de Rob, fechada el 15 de julio de 1966. La sesión tuvo lugar el 1 de agosto. Yo había estado con Rob en la maderería cuando recibió la factura (véase la sección ilustrada).

Rob había comprado dos trozos de cuatro por ocho pies de masonite y un rodillo para pintar. El vendedor que nos atendió se hizo muy conversador, cuando supo que Rob iba a usar el masonite para sus pinturas y nos informó que un artista europeo había hecho un retrato de él cuando era soldado, durante la segunda Guerra Mundial. De una manera hasta cierto punto humorística, describió cómo el artista había dibujado su rostro como si fuera simétrico y sin defecto alguno, cuan­do en realidad era totalmente asimétrico y tenía un ojo dañado. El vendedor también usaba anteojos.

He aquí algunas de las impresiones de Seth: "cuatro cuadrados o cuatro y cuatro cuadrados". (Nosotros pensamos que esto era muy bueno. Rob hizo que los dos trozos de masonite se cortaran a la mitad, a fin de que cupieran en nuestro automóvil. Esto le dio cuatro trozos, cada uno de ellos un cuadrado de cuatro pies.)

"Escribir o pintar en la esquina inferior izquierda, muy pequeña, sosteniendo el objeto horizontalmente. Algo también en el dorso." (Ambas de estas cosas eran aplicables, excepto que la muy pequeña impresión se hallaba en el lado izquierdo, no precisamente en la es­quina izquierda.)

"1966, viendo hacia 1967". (Escrito en la factura está la fecha y el año, 1966 y, abajo, "cuenta remitida".)

"Una conexión con una fotografía u otro objeto semejante". (Esto, según creemos, se refiere de una manera vívida al retrato.)

"Una figura oval o la forma de un ojo, es decir, este tipo de ojo, dentro de un rectángulo o triángulo, ¿ves?" (De acuerdo con las notas de Rob, yo señalé uno de mis propios ojos cerrados. El vendedor, como mencioné antes, específicamente mencionó su ojo malo en relación con su retrato, así como sus anteojos.)

"La conexión con transporte y agua" (una forma hasta cierto pun­to única, de referirse a un viaje de quince kilómetros en automóvil, a Wellsburg. El nombre de la población aparece en la factura. Así, inci­dentalmente, aparecen las palabras "carro entero", en el dorso).

"Una palabra que comienza con ma y otra M, esta vez la inicial de un nombre". (Rob había comprado masonite, por su nombre mercan­til; pero el vendedor en la factura lo anotó como "madera comprimi­da". Una M mayúscula aparece en el membrete de la factura: Glenn M. Schuyler.)

"Un objeto rectangular con un colorido oscuro en él, quizás azul oscuro" (la factura es rectangular y el dorso de ella está impreso con negro fuerte).

En términos generales, Seth proporcionó veinticuatro impresiones. Cada una de ellas era aplicable, aunque no eran tan específicas como las otras. Por ejemplo Seth dijo: "La conexión con negro, simbólico de muerte; y con un torneo, a su vez simbólico, como de un cruce de espadas". Creemos que ésta era una referencia a la segunda Guerra

Mundial, cuando al vendedor que nos atendió se le había hecho un retrato como soldado. Otro ejemplo era éste: "Números. . . quizás 01913". La factura mostraba en ella varios números y en una serie que empezaba con 0 (esto nos pareció inusitado a nosotros), mas no en el orden dado por Seth. Una serie empieza con 09 (no 019); y los últimos dos dígitos, 1 y 3, aparecen al frente de la factura.

Hasta este punto, las impresiones habían llegado sin preocupación alguna por mi parte. Yo me hallaba en un trance profundo. Entonces Seth dijo: "La sensación de algo colgando, amenazante o voladizo en la parte superior del objeto, y negro." Cuando pronuncié estas pala­bras por Seth, pareció abrirse una duda en cuanto a la interpretación de la información. Yo sabía que Seth quería decir que solucionara esto yo misma y que ello formaba parte de mi adiestramiento.

Tuve la sensación de algo muy pesado que pendía sobre mi. ¿Iba esto a traducirse como si se tratara de un objeto, digamos, un techo pesado sobre mi cabeza o un sentimiento emocional que "colgaba sobre mí"? No lo sabía y en ese momento no pude imaginármelo. La cone­xión específica correcta no estaba hecha. Seth me lanzó otra: "Algo brillante y también pequeño, abajo de esta porción colgante o amena­zadora." También aquí, dejada a mis propios medios, no pude en­contrar el camino a los datos específicos que queríamos.

No obstante, Seth estaba tratando de llevarme a la palabra "techa­do". Esto se hallaba en el membrete de la factura, en la mitad supe­rior. Véase cuán correcta pero a la vez ambigua, había sido esa impre­sión no terminada: "la sensación de algo colgado arriba, amenazador o voladizo" iba a llevarme a la palabra "rodillo" para pintar, que también aparecía en la factura, abajo de la palabra "techado". Un ro­dillo es pequeño, brillante y lustroso y el que Rob comprara ese día había sido de un color de aluminio lustroso.

Hasta aquí las impresiones de Seth habían sido sumamente literales, como si las palabras en la factura cobraran vida y estuvieran siendo descritas como objetos, en vez de como palabras que describían obje­tos. Posteriormente yo lo iba a hacer mucho mejor, cuando Seth dejó para mí algunas impresiones; pero este tipo de adiestramiento fue muy valioso. Aun cuando no llevé a cabo un buen trabajo, algo aprendi­mos respecto a la índole de la percepción, que era precisamente la in­tención de Seth. Esta prueba nos hizo sospechar que todas las impre­siones, extrasensoriales o de cualquiera otra especie, son inicialmente no verbales ni visuales, sino más como un sentimiento puro que sólo posteriormente es interpretado en términos de sentidos.

Intentamos toda suerte de cosas con los sobres. En la prueba con The New York Times, Rob mismo ignoraba qué había en el objeto de prueba. No siempre sabía qué era el objeto de prueba, en cualquier caso y, en ocasiones, ni siquiera sabía que se llevaría a cabo un ensayo. Por ejemplo, ocasionalmente llegaban amigos sin anunciarse, a una sesión y traían consigo su propio sobre de prueba. Éste simplemente se me entregaba a la mitad de la sesión, sin que yo supiera de antemano si se efectuaría o no una prueba. En ocasiones, Rob usaba tal sobre de inmediato y, en otras, lo guardaba para una sesión futura.

No parecía constituir ninguna diferencia en los resultados el que Rob supiera o no lo que contenía el sobre de prueba. Cierta noche, Nora Stevens (no es su nombre real), llegó sin anunciarse. Ella era amiga de una amiga y ya había asistido a dos sesiones con anteriori­dad. Durante este periodo solíamos alentar a personas para que se pre­sentaran con sobres de prueba, aun cuando la verdad fueron pocas las que lo hicieron. (Antes y después de esto, preferíamos mantener priva­das nuestras sesiones.)

Sabíamos que Nora era secretaria en una oficina de hospital y que tenía que ver con la compra de medicinas y enseres, pero que nada tenía que tratar con pacientes, sus registros o procedimientos médicos. Yo ignoraba que había traído un sobre. Se lo deslizó a Rob después de que había empezado la sesión.

Seth dijo: "Una conexión con un registro de familia, como una pá­gina, por ejemplo, de un libro... conectado también con un suceso turbulento o desagradable... cuatro números en fila y otros núme­ros, la inicial M, una conexión con otra ciudad."

Después de la sesión, abrimos el sobre. Contenía la hoja de registro de un paciente, la página de un cuaderno que Nora había recogido de un cesto de papeles en otra oficina. En la esquina inferior estaban cuatro números en fila, con otros números en la parte superior, donde aparecía el nombre del paciente, Margaret. El pueblo de donde ella venía tam­bién empezaba con M: venía de fuera de la ciudad. La estancia en un hospital ciertamente es desagradable y a veces turbulenta. Seth tam­bién dio otras impresiones concernientes a los antecedentes de la seño­ra, más no pudimos verificarlas.

No obstante, en ocasiones yo me sentía desalentada hasta con los buenos resultados. Una prueba me había complacido por completo al principio. Fue la trigésima séptima y se llevó a cabo en la sesión 237, del 2 de marzo de 1966. El objeto que teníamos como blanco, era una impresión que Rob había tomado de su propia mano una semana an­tes, cuando estábamos leyendo algunos libros sobre quiromancia. Las impresiones de Seth no podían haber sido más concisas. Durante va­rios días caminé por la casa, con una amplia sonrisa en el rostro, pen­sando en esa prueba.

Estaba lavando los trastos, cuando de pronto me ocurrió una cosa desagradable. Rob se encontraba en la sala. Yo entré lentamente y dije: "Apuesto que el Dr. Instream habría deseado los resultados de esa prueba de impresión de la mano porque ambos estuvimos estu­diando quiromancia la semana pasada."

-Tal vez -admitió Rob-; pero el hecho es que hemos recibido una gran cantidad de cartas que pude haber usado, desde entonces. También estudiamos algo de análisis de escritura; yo pude haber usa­do uno de esos ejemplos. Pude haber utilizado alguna cosa más vieja que tú, como lo he hecho antes. Pude haber usado cualquier cosa. Sin

importar lo que usemos, Seth todavía tiene que describir un objeto de­terminado, las impresiones que recibió no eran generales; únicamente podían referirse a esa impresión específica de la mano.

Estuve de acuerdo con él. Pero, después de eso, a menudo preparó varios sobres de prueba al mismo tiempo, los barajó y luego escogió uno al azar, antes de la sesión.

¿Y qué hay sobre las pruebas de Instream? Antes que nada, yo me mantuve esperando tener noticias sobre lo que el Dr. Instream pensa­ba respecto a mis dos episodios fuera del cuerpo y él simplemente nun­ca los mencionó. Para mí esto resultaba sumamente decepcionante. Los resultados habían sido verificados, tanto si podían considerarse científicos como si no. Si ellos no le convencieron de que algo estaba ocurriendo, entonces no sabía yo qué podía hacerlo.

En general, los resultados de nuestras pruebas con sobres nos alen­taron a abrigar la confianza de que Seth lo estuviera haciendo bastante bien en los datos regulares de Instream también. Empezamos éstos con verdadero celo y energía.

Durante un año, dos veces a la semana, Seth dio a conocer sus impre­siones de las actividades del Dr. Instream. Entre ellas estaban refe­rencias sobre nombres, iniciales, fechas y lugares. Algunos de estos datos podían verificarse fácilmente. No obstante, el Dr. Instream que­ría que Seth se concentrara a nombrar un objeto en particular sobre el que se estaría concentrando en la distante población en que vivía. Re­sultó obvio que los elementos emocionales eran más importantes; que las actividades de una naturaleza emocional "entraban" con más cla­ridad que las impresiones de un objeto más neutro. Seth proporcionó material perteneciente a objetos también; pero era más apto para dar información específica sobre la vida cotidiana del Dr. Instream.

Uno de nuestros tópicos favoritos de conversación ese año, fue sobre cuándo tendríamos noticias del Dr. Instream. Durante meses intermi­nables nada supimos de él. Quizá, pensamos, quería no darnos infor­mes sino hasta que se terminaran los experimentos. De ser así, ¿por qué no simplemente nos lo decía? Cuando finalmente el suspenso fue demasiado para mí, le escribí: ¿íbamos a recibir algunos indicios o no? El Dr. Instream siempre nos aseguró sobre su continuo interés; nos in­dicó que continuáramos con las pruebas y dijo que no tenía aún evi­dencia lo bastante fuerte para "convencer a un psicólogo muy exigen­te". Pero eso era todo. Nada decía respecto a los numerosos nombres y fechas, los visitantes o cartas que se mencionaron en las sesiones. ¿Estaba esta información equivocada? ¿Parcialmente correcta? Nunca lo llegamos a saber. Nunca nos lo dijo.

El saber que el Dr. Instream se estaría concentrando, me puso bajo tensión quizás debido a mi propia actitud. Ahora yo sentía que real­mente teníamos que celebrar una sesión cada lunes y miércoles por la noche, tronara o lloviera. Y aun cuando estuviéramos solos, como por lo regular estábamos, sentía que las sesiones ya no eran privadas, que un invisible Dr. Instream era el auditorio. Raras veces perdimos una sesión antes de las pruebas del Dr. Instream; pero ahora mi idea de gran desafío era perder una sesión, salir y tomar una cerveza y dejar que el psicólogo se pusiera a contemplar su vieja vasija, tintero o cual­quier cosa que eligiera para la prueba de esa noche.

No me sentía yo de este modo al principio; pero estaba realmente furiosa por el hecho de que no nos diera a conocer los resultados de las pruebas; todas esas horas parecían haberse ido por el caño. Cierta noche, verdaderamente disgustada por no haber sabido de él, fui con Rob a un bar cercano. . . sólo para correr a casa en el último minuto a fin de no perder la sesión.

Sin tener alguna idea de cómo lo estábamos haciendo, no me hu­biera importado menos, finalmente, saber en qué se estaba concentrando el Dr. Instream. Las pruebas se convirtieron en nada más que una pér­dida de tiempo, recortando la cantidad de material teórico que pudié­ramos recibir. Una vez más escribí al buen doctor, sugiriendo que no lastimaría mis sentimientos saber que los datos nada más estuvieran equivocados. De ser así, estábamos perdiendo su tiempo y también el nuestro. De nuevo nos escribió dándonos a conocer su continuo inte­rés y sugiriendo que continuáramos; mas no decía si lo estábamos ha­ciendo bien, regular o mal y no nos daba informes sobre los muchos detalles específicos que le habíamos proporcionado.

Estaba obsesionado con la prueba estadística de la existencia de la telepatía y la clarividencia y esperaba que pudiéramos lograrla. Al principio me parecía a mí tremendamente excitante ser parte de tal tra­bajo; pero cuando continuamos leyendo todo aquello que nos caía en las manos sobre el tema, la excitación se convirtió en asombro. Hasta donde podíamos decir, la existencia de la telepatía y la clarividencia ya había sido científicamente probada, una y otra vez, por el Dr. J. B. Rhine, en la Universidad de Duke y demostrada por otros, como Croisset, un psíquico que trabajaba con el profesor Wilem Tenhaeff en la universi­dad de Utrecht, de los Países Bajos. El trabajo de Harold Sherman y otros psíquicos ciertamente sumaba al menos más evidencia circuns­tancial. ¿Estaba Instream haciendo a un lado todos estos resultados e incontables otras evidencias obtenidas en laboratorios de parapsicolo­gía de todo el mundo?

Aparentemente así era; y nuestros propios resultados estaban pre­sentando dificultades. El Dr. Instream admitía que no sabía cómo evaluarlos estadísticamente. Un buen golpe seguramente debía tener una gran probabilidad negativa en su contra antes de que se le diera crédito y era casi imposible fijar las probabilidades sobre cualquier declaración particular hecha por Seth.

Por ejemplo, Seth aseguró al Dr. Instream que en breve se mudaría a una universidad del medio oeste, a fines del año. No tengo idea de si el Dr. Instream ya tenía algún indicio de esto con antelación; pero sí se mudó cuando Seth dijo que lo haría y a una universidad en el medio oeste. Nunca supimos qué tantas impresiones correctas, incluso de este tipo pudieron comprobarse. Suficientes de ellas se hubieran sumado

para constituir algo; y lo mismo ocurría con un porcentaje bastante elevado de aciertos sobre nombres específicos, fechas y otras cosas, trátese o no de estadísticas.

Comenzamos todas las pruebas sobre PES precisamente antes de que nuestros amigos los Gallagher tomaran sus vacaciones en 1965. Mientras tanto, hicieron otro viaje y decidimos tratar de efectuar el mismo tipo de experimento con ellos como lo habíamos hecho antes.

Esta ocasión Peg y Bill fueron a Nassau. También esta vez ni Rob ni yo habíamos estado allí. De nuevo no intercambiamos tarjetas, cartas o comunicaciones de ninguna especie; pero, para mi gran deleite, Seth ciertamente sabía dónde se hospedaban los Gallagher. En una serie de impresiones, cierta noche (17 de octubre de 1966), describió con toda exactitud su hotel.

"Un edificio con una sección larga y estrecha; un techo soportado por postes. El techo también es largo y estrecho. Con un piso de piedra y cemento, color de arena. Un corredor fuera de su puerta y un cubo grande lleno de arena. Abajo del corredor hay piedras y, más allá, el océano o la bahía. Allí en la playa, abajo y adelante, hay una hendidu­ra circular excavada donde hay una leve corriente debido a las rocas; y en este punto particular donde está esta hendidura, no hay playa, aun cuando sí las hay a la izquierda y a la derecha, que son bastante grandes."

Cada una de estas cosas era correcta. A su regreso, repasamos el material con los Gallagher; pero había mucho más. Seth había descri­to correctamente un club nocturno que habían visitado y después pro­siguió mencionando que se había presentado una "molestia allí". Bill y Peg convinieron de todo corazón. Habían sido molestados por un turista inglés que hablaba con voz muy fuerte. Obviamente también lo habían sufrido otros. El inglés insistía en silbar con la banda de músi­ca. Seth también dijo que había dieciocho arbustos frente al club noc­turno; pero Bill tuvo que admitir que, aunque había visto arbustos allí enfrente, no se le había ocurrido contarlos.

Seth parecía escoger cosas que tuvieran un significado emocional particular para Peg y Bill. Por ejemplo, entre otras impresiones inclu­yó: "una conmemoración de un asesinato... una estatua..." Ocurrió que los Gallagher habían pasado frente a una estatua conmemorativa a Sir Harry Oakes, quien había sido asesinado en 1943, en un caso que recibió gran publicidad. Peg tuvo tanta curiosidad por esto que llegó a preguntar al conductor de un taxi lo que sabía respecto a los sucesos concernientes al asesinato.

Luego, de manera extraña, Seth proporcionó una descripción muy específica de cierto lugar que Peg y Bill visitaron, pero con una distor­sión, aparentemente cuestión de palabras: "Una fuente con. escalones que llevaban a ella; una formación circular rodeada por flores, con estructuras sumamente abigarradas, ya antiguas y de dos pisos a la izquierda de la calle y, muy cerca de ella, en filas." Todo estaba co­rrecto, excepto que había una torre con un tanque de agua, en vez de fuente.

Todas juntas, un total de cuarenta impresiones correctas fueron dadas en las tres sesiones que celebramos mientras Peg y Bill se encontraban en Nassau; en realidad más, puesto que muchas impresiones consistían en va­ríos puntos. ¡Pero es tanto el trabajo que se halla involucrado en tal experimento! La memoria es falible, por lo que siempre procuramos hacer que la persona involucrada escriba sus informes de inmediato, para una verificación más fácil y confiable.

En cualquier caso, siempre pienso que ese "año de prueba" tuvo sus inicios con el viaje de los Gallagher a Puerto Rico y terminó con el viaje a Nassau. En lo que a nosotros concernía, Seth se había probado a sí mismo. Tras un año de trabajo, escribimos al Dr. Instream po­niendo fin a los ensayos y dando nuestras razones. Después de algunas pruebas más con sobres, también pusimos fin a éstas.

En verdad no lamento de ningún modo que dedicáramos tanto tiem­po para las pruebas; pero me da gusto haberlas terminado cuando lo hicimos. Ya no me siento emocionalmente preparada para someterme a fuego dos veces por semana, que es lo que estaba haciendo con la acti­tud que ofrecía por entonces. Emocionalmente me desagradaban estos ensayos; intelectualmente los consideraba necesarios. A Seth parecía que no le importaban en lo absoluto; pero me obligué a proseguir de­bido a que pensaba que debería hacerlo. Subsiste el hecho que en nuestras sesiones los mejores casos de PES han ocurrido espontáneamente o en respuesta a la necesidad de alguien y no cuando nosotros estábamos tratando de probar algo. Sabía que no estaba desilusionada por no tener alguna especie de "certificado de legitimidad" por parte del Dr. Instream. Por otro lado, no solicitamos ninguno; estábamos demasiado dolidos por no tener reportes sobre los resultados.

Ahora podíamos concentrarnos en el Material de Seth. Libres de la estructura de prueba, las sesiones estaban listas para alcanzar objeti­vos concretos. Estábamos allí en busca de muchas sorpresas. Sí yo hu­biera tenido más fe en las facultades de Seth y las mías propias, podría haberme ahorrado multitud de dificultades. En realidad, incluso mien­tras llevábamos a cabo pruebas sobre PES, otras cosas estaban ocu­rriendo y no sólo en sesiones.

Muy poco tiempo después de que empezaron las sesiones, Rob em­pezó a ver visiones o imágenes. Algunas de ellas eran subjetivas, mas otras fueron objetivas, tridimensionales o casi. Algunas fueron de per­sonas y Rob empezó a usarlas como modelos para sus pinturas. En la actualidad nuestra sala está llena de retratos de personas a quienes no "conocemos". Seth ha dicho que algunas de ellas son retratos nuestros en vidas pasadas. Una de ellas, usada en este libro, es un retrato de Seth, en la forma en que él prefirió aparecérsele a Rob. (Desde enton­ces, un estudiante y un amigo nuestro han visto ambos a Seth, como aparece en este retrato.)

Rob posee una magnífica memoria visual. Una vez que ve una ima­gen, la retiene y puede volver a verla a voluntad. En contraste, mí me­moria visual es mala y también lo es mi vista (no poseo una percepción profunda). Rob es un artista profesional, un excelente dibujante y téc­nico. No obstante, en las sesiones Seth ha dado a Rob excelentes con­sejos e información sobre la técnica y filosofía del arte. Esto nos parece a nosotros sumamente divertido, puesto que yo pinto como afición, con una terca carencia de perspectiva. Rob solía tratar de enseñarme perspectiva, pero las lecciones simplemente no se me quedaban. Nun­ca he estudiado arte y mis pinturas son más bien infantiles, en cuanto a ejecución y hechas con un colorido burdo. No obstante, Seth dijo a Rob cómo mezclar y usar ciertos pigmentos y Rob ha añadido esta in­formación a su repertorio. Seth dice que tampoco posee habilidad ar­tística, pero preguntó a artistas que han estado dentro de su propio campo de realidad.

En cierta sesión, Seth me dio algunas indicaciones que Rob usó de inmediato. El cuadro es uno de mis favoritos y pertenece a la "serie de gente" de Rob, retratos de personas que nunca hemos conocido. La inspiración para esta pintura en particular, llegó a Rob de súbito algunos días después de la sesión en cuestión y usó las técnicas que Seth le diera para su ejecución.

He aquí algunos extractos de esa sesión:

"En un cuadro -dijo Seth-, haz el mismo ejercicio que te di antes (es decir), imagínate al individuo como centro de toda vida, de modo que, cuando el cuadro quede terminado, automáticamente sugiera todo el universo del que el individuo es parte. Nada existe aisladamente y éste es el secreto que los viejos maestros conocían perfectamente.

"En el detalle más pequeño se las ingeniaron para sugerir la reali­dad del universo espiritual del que ese detalle formaba parte y a través del cual hablaba la energía del universo. Usa tus talentos, que son con­siderables, para este fin. No puedes hacer menos...

"Ahora bien, los aceites sugieren la tierra. Deja que ese medio re­presente la apariencia física de la permanencia del objeto, la continui­dad física de cualquier forma humana dada en una pintura. Deja que los colores del aceite transparente representen la constante renovación de energía que siempre escapa a la forma.

"Uno de los atractivos del retrato que hiciste de mí, es que automática­mente sugiere una audiencia invisible a quien parece que estoy hablando. No un auditorio formal, sino escuchas invisibles que representan a 1 humanidad en general. Lo invisible está allí. La figura se las arregla para sugerir el universo de hombres y el mundo que los contiene, no obstante en ninguna parte aparecen éstos.

"Ahora bien, esta información es la de un artista que siempre usaba el color siena para los tonos iniciales de carne, con un toque, suma­mente leve, de violeta. Ambos eran después muy ingeniosamente re­saltados con un ocre transparente que él tenía y un verde en particular, velado. El tono principal se apoya levemente sobre éstos, como sí un viento fuerte pudiera llevárselo."

Después de la sesión, Rob me dijo que estaba completamente seguro que, conscientemente, yo no poseía tal conocimiento y que mí mente "no funcionaba de ese modo". Rob nunca había intentado este méto­do particular de preparar tonos de color en el trabajo de retratos y es esta técnica la que usó en la idea de pintar la que "le llegó a él" varios días después de esta sesión. Más tarde Seth agregó algo a esta informa­ción. Todavía estamos acumulando material sobre arte, filosofía del arte y técnicas de pintura.

Seth ha dejado caer algunas insinuaciones respecto a la identidad del artista que está transmitiendo estos datos. De acuerdo con lo que ha dicho hasta ahora, el artista fue un danés o noruego del siglo xiv y que fue reconocido por sus escenas domésticas y naturalezas muertas. Se nos ha dicho que su nombre nos llegará en futuras sesiones, junto con más información sobre arte.

Sin embargo, Seth dijo que el cuadro de Rob utilizando la técnica de preparación de color, es un retrato del artista en cuestión. (Véase sec­ción ilustrada.) También dijo que Rob haría otras pinturas, tanto del artista como de su ambiente, incluyendo posiblemente el estudio de aquel pintor.

En el pasado, los retratos de Rob eran representaciones de persona­lidades involucradas con nosotros personalmente, a través de la asocia­ción o relaciones de una vida pasada, hasta donde sabernos. Algunas de ellas todavía tienen que ser identificadas. Sin embargo, posterior­mente la gama de retratos se ha extendido. Por ejemplo, Rob hizo re­cientemente uno de un hombre joven (véase sección ilustrada). No tenía idea de quién fuera. Más tarde uno de mis estudiantes, George, recogió la pintura y manifestó que era retrato de una personalidad lla­mada Bega, que suele comunicarse con él mediante escritura automá­tica. Seth corroboró esto y dijo que Bega es una de sus estudiantes en otro nivel de realidad.

Aún cuando las sesiones continuaron como de costumbre, nos en­contramos entonces teniendo otras experiencias, como visiones de Rob, que también nacieron del Material de Seth, de una u otra manera. Como para reforzar nuestro sentido de libertad e incrementar mi confianza y adiestramiento, Seth iba a enviarme a California durante una sesión, mientras él y Rob conversaban en la sala de nuestro departamento en

Elmira, Nueva York. De este modo habría más diversión que tratar de adivinar el contenido de los sobres sellados. Esta vez se vieron invo­lucradas personas por completo extrañas en una experiencia que real­mente satisfaría mi aparentemente interminable búsqueda de prueba tras prueba.

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