CAPÍTULO ONCE - Reencarnación

¿Ha vivido desde antes y vivirá después? De acuerdo con Seth, todos nosotros hemos reencarnado y, cuando terminamos de vivir nuestra serie de vidas terrestres, continuamos existiendo en otros sistemas de realidad. En cada vida experimentamos condiciones que hemos elegi­do de antemano, circunstancias y desafíos diseñados para que encajen dentro de nuestras propias necesidades y así podamos desarrollar nuestras propias facultades.

Piense en esto: algunos de nosotros nacemos brillantes y algunos lo­cos, algunos con cuerpos ligeros y elegantes, otros carentes de órganos vitales o miembros completos. Algunos de nosotros nacemos para ver­nos tan colmados con riquezas, que vivimos en un mundo difícilmente imaginable para la mayoría de los mortales, mientras que otros enve­jecen y mueren dentro de oscuros rincones de pobreza, igualmente incomprensible. ¿Por qué? únicamente la reencarnación teje estas con­diciones aparentemente dispares y dentro de un marco que tiene senti­do. De acuerdo con Seth, estas situaciones no son impuestas en noso­tros, sino escogidas por propia voluntad.

¿Por qué escogería cualquiera una vida de males o de pobreza? ¿Y qué hay de los niños que mueren jóvenes o corno soldados en servicio en la guerra? Todas estas preguntas se agolparon en nuestras mentes, cuando Seth empezó a hablar respecto a la reencarnación. Como ya mencioné antes, cuando empezaron las sesiones yo no creía que sobre­viviéramos a la muerte, ni siquiera una vez y, mucho menos, muchas veces. Si vivimos antes, pensaba y no nos es posible recordarlo, enton­ces ¿qué bien nos hace eso?

-Además -decía a Rob—, Seth dice que vivimos en el "Espacioso presente" y que realmente no existe ningún pasado, presente y futuro. ¿Así pues, cómo podemos vivir una vida "antes" de otra?

Algunas de las respuestas se cosecharon en conferencias impartidas a otros, donde Seth estaba refiriéndose a casos específicos. Yo no suelo dar conferencias, o sesiones para el público (ni tampoco cobro o acepto contribuciones), por lo que las conferencias sobre la reencarnación eran aquellas que teníamos preparadas para estudiantes, amigos o para aquellos que habían solicitado ayuda en algún problema trágico par­ticular. En ese sentido, Seth no da tales conferencias, a menos que tengan relación con el tema que estamos tratando.

¿Por qué algunos niños mueren tan jóvenes, concretamente niños favorecidos, con padres devotos? No creo que pueda haber una res­puesta sencilla o explicación completa; pero hemos sostenido dos con­ferencias involucradas con tales niños y puedo dar ahora las explica­ciones que se ofrecieron en estos casos específicos.

El primer episodio involucró a una pareja, a quienes llamaré Jim y Ann Linden. Ann, una completa extraña para mí, me llamó por telé­fono cierta mañana. Puesto que marcó mi número directamente, no había indicación alguna de que se tratara de una llamada de larga dis­tancia y yo pensé que me estaba llamando desde mi localidad, particu­larmente porque mencionaba tener parientes en Elmira. Me informó que su hijo, Peter, había muerto apenas hacía unos meses, a la edad de tres años. Ella y su marido se sentían enloquecidos y me dijo que un amigo suyo, Ray Van Over, un parapsicólogo de la ciudad de Nueva York, le había sugerido que me llamara.

-Sólo he tratado con Ray una vez -le informé-. Debe haberle dicho a usted que yo no suelo dar sesiones particulares, sino que me concreto a nuestro trabajo privado y a las sesiones con Seth.

-Sí, me lo dijo -contestó Ann-; pero pensó que usted podría hacer una excepción. Me informó que algunas veces usted lo hace, en casos como éstos -e hizo una pausa.

Guardé silencio por un largo rato, pensando.

-Bueno, hoy es una noche de sesión regular. Si usted quiere asis­tir. .

-Allí estaremos -contestó con rapidez-. Mi esposo se encuentra en Nueva York, donde pasó el día; pero estará de regreso esta tarde, antes de la noche.

Bueno, tal vez estará demasiado cansado.

Ella insistió que una buena ducha y una rápida y frugal cena lo pon­dría como nuevo. Así pues, convenimos en que ella y Jim estuvieran en nuestro departamento alrededor de las ocho.

Informé a Rob y, si bien me contestó que era yo la que tenía que de­cidir, no estaba muy feliz con la idea.

-Recuerda lo que ocurrió la última vez que trataste de ponerte en contacto con el pariente fallecido de alguien -me recordó-. De cual­quier modo, deja que sea Seth quien se encargue.

Asentí, mientras recordaba demasiado nítidamente el incidente a que se refería Rob. Había permanecido en el fondo de mi mente en todo momento, mientras hablaba con Ann Linden por teléfono.

-No querrías que nada semejante ocurriera de nuevo ¿o sí? -pre­guntó Roba

-En verdad -asentí- y los detalles del episodio anterior acudieron a mi recuerdo una vez más. Había sido una tarde dominical, soleada y brillante, varios meses antes. Yo me encontraba en pantalones cortos aseando la casa, cuando llamó una estudiante. Tenía un problema particularmente complicado y quería que yo tratara de ponerme en contacto con su suegra, ya fallecida. La estudiante había asistido sólo a unas cuantas clases y su suegra vivía y murió en Florida. Yo no co­nocía a su familia en lo absoluto.

Le pedí que viniera a mi casa y Rob salió de su estudio para tomar notas. Durante el curso de la sesión, sentí que yo era la mujer fallecida, reviviendo una discusión que había tenido alguna vez con su marido. Como esa mujer, agité el puño hacia arriba y hacia abajo, con tanta fuerza sobre nuestra mesa, que Rob tuvo miedo que me rompiera la mano. La discusión fue bastante violenta. La otra personalidad se apo­deró casi por completo de mí y Rob en realidad se preocupó muchísi­mo por mi seguridad física. Sin embargo, fui capaz de "salir avante" sin ningún músculo dañado o huesos rotos. Obviamente, ella estaba acostumbrada a un cuerpo mucho más grande y fuerte que el mío; pero desde entonces Rob y yo hemos sido sumamente cautos.

No obstante, empecé a sonreír, recordando el incidente: de acuerdo con Rob, la lata de polvo limpiador en verdad había saltado cuando mi puño golpeó la mesa por primera, vez y los enseres de limpieza próximos a mi codo habían salido volando. Difícilmente había habido algo oculto esa vez, mientras el sol brillaba con todo su esplendor a través de las ventanas que daban a la bahía. Mi estudiante estaba convencida que su suegra se había expresado perfectamente a través de mí, porque yo usé sus gestos y su lenguaje, incluyendo ciertas frases favoritas que eran sumamente pintorescas.

Rob estaba pendiente de mi rostro.

-Sin embargo, entonces no creíste que fuera tan divertido ¿o sí?

Tuve que admitir que no. No obstante, la mayoría de los nombres y fechas que yo había mencionado ese día, habían sido exactos y cierto punto en particular, desconocido por mi estudiante, posteriormente lo corroboró un pariente.

-Seth simplemente no estaba por allí -recordé-. De haber esta­do, probablemente me hubiera dado la información y yo no hubiera tenido que pasar por todo eso.

-O nada más querías intentarlo por ti misma --dijo Rob.

Hice una mueca, sintiéndome un poco culpable. Varias veces había pensado respecto a ese episodio. ¿Había yo decidido probar mis pro­pias alas para ver qué evidencia para la vida después de la muerte podría lograr por mí misma?

Si se trataba de asumir un papel subconsciente por mi parte, enton­ces fue un trabajo bastante bueno y, si se hallaba involucrada la telepatía, entonces también era un trabajo bastante bueno, porque mi es­tudiante tuvo que verificar algunos de los hechos con otras personas. Pero a mí no me gustó y no quería que nada como eso volviera a suce­der. Generalmente me muestro bastante selectiva respecto a quién per­mito que entre en mi casa y, viva o muerta, gente como esa no iba a recibir un tapete de bienvenida aquí.

-No obstante, no quiero exagerar mis reacciones -dije-. Los Linden únicamente quieren tener noticias sobre su niño. Además, de­jaré que Seth maneje esto. Después de todo, es noche de sesión.

A pesar de todo, sabía que Rob tenía razón. Es necesaria cierta autoprotección por mi parte. Además del episodio con la suegra, habían habido otros muy desquiciantes que involucraban situaciones emo­cionales que yo "había recogido" de personas vivas. En cualquier caso, cuando puedo obtener el excelente material de Seth, parece que mi res­ponsabilidad principal está en esa dirección. Todos estos sentimientos estaban escondidos en mi mente esa noche, cuando llegaron Jim y Ann.

Me estaba reservada otra sorpresa. Alrededor de las 6 p.m. Ann llamó diciendo que se encontraba en Binghamton, N.Y., una ciudad a más de una hora en automóvil de distancia. ¡No sabía que Elmira se en­contrara tan lejos de Brooklyn!

-¿Brooklyn? -y dejé caer el teléfono-. Pensé que quisiste decir que tu marido se encontraba en Nueva York por un día, pero que tú vivías aquí...

-Oh, no -repuso Ann-; pero Jim llegó a casa temprano esta tarde y pensamos que nos tomaría sólo algunas horas llegar a Elmira.

-¡Caray! -exclamé y Rob hizo a un lado el periódico vespertino-. ¿Quieres decir que vendrán manejando para acá, nada más por una sesión? Nueva York está plagado de excelentes médiums.

-Pero a usted me la recomendaron muchísimo. Llegaremos tarde y es por eso que la llamo. Me da mucha pena pedirle esto, pero ¿no podía usted aguardar hasta que lleguemos allí?

Le contesté que sí, con una especie de mareo y colgué. Rob tenía temor de que yo me sintiera bajo una fuerte presión, sabiendo que ellos venían manejando desde tan lejos y que regresarían esa misma noche, nada más por una sesión. Ya había explicado a Ann que no podía darle ninguna garantía en lo absoluto de lo que pudiera ocurrir. A propósito había sacado de mi mente todo el asunto y ya al atardecer, me puse a ver televisión. Luego, como broche de oro, alrededor de las ocho se presentó Phil, explicando que se encontraba en el pueblo para pasar la noche y le gustaría asistir a una sesión.

Jim y Ann arribaron alrededor de las 10 p.m. A Rob y a mí nos sim­patizaron de inmediato. Ambos se hallaban ya cerca de los treinta años, eran inteligentes y, al igual que nosotros, informales. Saboreando una copa de vino nos informaron respecto a su hijo:

-Era excepcionalmente brillante -dijo Jim-. Era fantástico y no lo digo nada más porque era nuestro hijo. Desde el principio siempre estuvo muy por arriba del promedio, era rápido en sus reacciones, tan­

to que, en cierta forma, casi nos atemorizaba. Y luego, una noche, murió de anemia aplástica. Nadie sabe siquiera qué es lo que la causa.

¿Qué se puede decir en una situación como esa? Yo quería ayudar. Me daba cuenta de su terrible necesidad, pero también comprendía que era casi imposible probar la vida después de la muerte. Suponga­mos que yo pudiera establecer contacto con el niño o pensara que lo hubiera logrado. ¿En qué forma ayudaría esto? En vez de hacer que ellos se enfrentaran al hecho irreversible de su separación ¿no podría tal incidente simplemente hacer las cosas peores? Y surgieron mis pro­pias dudas: si estuviera involucrado sólo un juego subconsciente.. .

Rob debe haber leído mis pensamientos.

-Relájate, querida -me dijo. Di a conocer a los Linden mi acti­tud y Ann sonrió:

-Ray dijo que usted era una de las médiums más objetivas que conocía.

-Demasiado objetiva, me temo. En ocasiones eso me contiene para usar mis facultades plenamente.

Esa es la última cosa que recuerdo haber dicho yo misma. Al mo­mento siguiente la fuerte voz de Seth se presentó apresuradamente a través de mí:

"El niño estuvo brevemente con ustedes por sus propias razones. Su objetivo era iluminarlos a ustedes y lo logró. Ustedes ya lo conocían en vidas anteriores y, en una ocasión, el fue el tío de su actual padre.

"No pretendía permanecer dentro de la realidad física. Únicamente vino para mostrar a ustedes lo que era posible y traer a ambos cierta comprensión de la realidad interna. Él escogió su enfermedad, no se le impuso. No fabricaba suficiente sangre, pues no quería continuar siendo un ser físico, más allá del tiempo que se había fijado.

"Quería dar a ustedes ímpetu y su efecto fue mucho más poderoso que si hubiera seguido viviendo y él sabía esto. Sentía horror a vivir hasta llegar a ser un joven adulto, pues no quería conocer a una joven, sentir atracción por ella y continuar con otra vida física.

"Fue una luz para ustedes y la luz no se ha extinguido. Los conduci­rá a ustedes al conocimiento que de otro modo nunca hubieran cono­cido, puesto que no lo hubieran buscado con intensidad. Se percataba perfectamente de esto y quería que ustedes iniciaran el peregrinaje, pero este peregrinaje es dentro de ustedes mismos."

Ahora Seth miraba fijamente a través de mis ojos abiertos. Mis ges­tos eran suyos. Miraba a Jim directamente a la cara mientras hablaba. Ann y Rob tomaban notas. Phil tan sólo se mantuvo sentado, escuchando.

"Él se hallaba involucrado en trabajos científicos en la Atlántida y en Egipto, mas no tenía ya deseo de continuar con estos trabajos ahora. Ya había llegado mucho más lejos. Tú (Jim), también estuviste involu­crado con él en dos vidas anteriores, en la misma relación, y como sacer­dotes ambos estaban interesados en las obras internas del universo."

Seth prosiguió diciendo que Jim se había salido del camino en ciertos aspectos, olvidando lo que había aprendido en el pasado. "Él (Peter) no podía forzarte a recordar, pero podía darte un suave codazo y un empujoncito, y en esta existencia así lo hizo.

"No es tiempo para que te pongas a hacer tonterías buscando la ver­dad en la rama de un árbol. La verdad está dentro de ti mismo. Tu hijo ya no tiene tres años de edad. Ahora es más viejo que tú y ha tratado de indicarte el camino. . . No fue un niño eliminado antes de que lograra su objetivo, sino una personalidad que te dejó cuando terminaron sus propias reencarnaciones. Ya no regresará, sino que proseguirá en otra realidad en la que puedan utilizarse sus facultades con mayor ven­taja."

Según Seth, las reencarnaciones de Peter en realidad se habían com­pletado antes de que naciera esta vez. Había retornado para morir joven, a fin de que Jim y Ann se vieran forzados a formular las preguntas que ahora estaban haciendo.

En ese momento Seth sonrió ampliamente y agregó:

"Ahora bien, yo he vivido y muerto muchas veces y pueden palpar mi vitalidad. Y te aseguro que la vitalidad de ese niño existe en térmi­nos vitales. Hubiera sido casi una penitencia para él haber permaneci­do más tiempo. Tú le ayudaste a `salvar su alma' en cierta ocasión (en una vida anterior) y ahora estaba pagando el favor. En una ocasión él estuvo tentado a utilizar sus facultades para obtener poder y usar el sa­cerdocio para su propia ganancia. En esa ocasión tú lo detuviste."

Seth prosiguió para dar un análisis de la personalidad presente de Jim, en relación con sucesos de vidas anteriores y para ofrecerle algún consejo respecto al futuro. Jim nos había dicho antes que él había sido un animador de discotecas. Ahora Seth dijo: "Nadie puede decirte qué camino seguir. Tú tienes las respuestas dentro de ti. _Ten cuidado con aquellos que te ofrecen soluciones rápidas. Estoy hablando en tér­minos de probabilidades, pues el futuro es moldeable."

Sugirió que Jim se mantuviera fuera del campo de la actuación por­que, en su caso, ello llevaba a una confusión en cuanto a la índole de su propia identidad. Seth le aconsejó que se mantuviera dentro del ramo de comunicaciones, diciendo que si continuaba en la radio habría otro trabajo en ese ramo y luego se le presentaría otra línea de trabajo.

Seth proporcionó más información concerniente a las vidas pasadas de todos los involucrados y luego añadió: "Te estoy dando lo que creo que es la información más importante, tanto si puedes verificarla como si no... sus yos internos digieren lo que he dicho y eso es mucho más importante que diez cuartillas de notas y fechas que no puedas confron­tar, puesto que estas vidas tuvieron lugar hace muchísimo tiempo."

Habló más sobre el simbolismo de la enfermedad de Peter y asimis­mo, sobre las relaciones anteriores de Jim con Ann y dijo que Jim poseía habilidades matemáticas que no estaba usando: "Éstas son re­sultado de tus dos existencias sacerdotales, cuando ambos estaban in­volucrados con cálculos que tenían que ver con el movimiento de los planetas."

Y terminó de esta manera:

'Es natural que te acerques a otros por ayuda en tu situación y, en mi propia forma, espero haberte ayudado. Sin embargo,, existe una di­ferencia entre que se te digan cosas y el saberlas. Y el conocimiento proviene de tu interior. Cuando sabes, no necesitas que se te diga y tú' puedes tener ese tipo de conocimiento. Me daría mucho gusto ayudarte a encontrarlo, pero nadie puede hacerlo, sino tú mismo."

Durante un descanso, nos quedamos sentados saboreando galletas y tomando unos tragos de vino. De pronto, ciertas impresiones se agol­paron en mi propia mente. Muchas de ellas se comprobaron de inme­diato allí mismo. Dije a Ann, por ejemplo, que su hermano utilizaba varios nombres y usaba bisoñé, cosa que era correcta, junto con otras muchas aseveraciones. Al mismo tiempo, continué recibiendo impre­siones respecto a los síntomas del niño.

Cuanto esta clase de cosas ocurre, yo simplemente me relajo y digo cualquier cosa que me viene a la mente. "Hubo un episodio con las uñas de los pies y con zapatos demasiado pequeños" -dije-. "Esto ejercía presión sobre la uña grande del pie derecho, que afectaba una arteria de la pierna. Un raspón que daña la función, siempre ocurre en tal caso, aunque la herida sea pequeña.­

Y hubo algo más, mucho de lo cual se verificó allí mismo. Aun cuando nada tenía que ver con la reencarnación, estas impresiones tenían mucho en relación con demostrar a Jim y a Ann que poseíamos la capacidad de recibir conocimientos, aparte de los que teníamos a través de los sentimientos físicos. Los eventos que "escogí" fueron a veces emo­cionalmente significativos para los Linden aunque triviales en otros aspectos.

Estas impresiones incluían asimismo algunas aseveraciones concer­nientes al origen de la enfermedad que mató a Peter. Su causa es des­conocida y no hay razón para entrar en una explicación aquí; pero los síntomas característicos del mal que yo di también describieron con exactitud la condición de Peter. Los Linden no habían discutido estas cosas con nosotros, pues quizás encontraban el tema demasiado peno­so. En virtud de que esta información era correcta, no hay razón para suponer que las impresiones concernientes a las causas del mal estu­vieran equivocadas, aunque son desconocidas.

En este mismo sentido, no hay razón para suponer que el material sobre la reencarnación fuera menos correcto, aun cuando no podemos comprobarlo debido al largo tiempo que representan los periodos. (Al­gunos datos sobre la reencarnación son mucho más recientes y pueden comprobarse, hasta cierto punto, si la gente involucrada tiene tiempo y deseo de hacer el esfuerzo. Hasta el momento hemos llegado a cono­cer a varios sacerdotes pero ninguno que viviera en la Atlántida.)

Seth dedicó la última parte de la sesión a Phil y ya había pasado la una de la mañana, antes de que termináramos. Jim y Ann se retiraron convencidos de que la vida y muerte de su hijo tenía mucho significa­do y que había sentido y propósito en sus vidas, y que hasta esta tragedia aparente indicaba hacia un bien mayor.

Cuando todo esto terminó yo me sentía muy humilde. Jim y Ann es­taban casi transformados y, antes de la sesión, yo había abrigado tan­tas dudas, que titubeaba. (La cuestión es saber si cuando consciente­mente pienso en esa forma limitada, mi yo intuitivo interno se eleva y me muestra que hay algo mucho más involucrado que el ego. Actual­mente pienso que estas habilidades fluyen a través de nosotros como el viento fluye a tras -s de las ramas.) Poco tiempo después Ann me escri­bió una carta diciéndome que ella y Jim ya no sentían la tremenda pena que los embargara antes.

Más y más he visto cómo la reencarnación tiene sentido en base a tales tragedias aparentemente inexplicables y proporciona una estruc­tura interna a situaciones que, de otro modo, parecerían caóticas e in­justas. Me sentí sumamente complacida de haber podido ayudar a Ann y Jim, y esa sesión y otras semejantes, me han ayudado también a mostrarme el valor de ideas que originalmente no podía yo aceptar. Lo mismo se aplica a Seth: estoy literalmente asombrada de su capaci­dad para ayudar a otros, de su entendimiento psicológico y todas las facultades que aporta y enfoca en nuestras sesiones.

Otro caso similar, que involucraba el fallecimiento de un niño, se refería a una mujer que asistió a varias de mis clases. Su hijo adoptivo, de quince años de edad, se había ahogado meses antes. En una sesión Seth dijo que el joven había sido marino en varias de sus vidas ante­riores y todavía consideraba la muerte por agua como preferible a mo­rir en tierra. En otra vida, el muchacho había estado relacionado con su madre adoptiva y también regresó para ayudarla a ganar desarrollo interno. Murió pronto a fin de que su fallecimiento la hiciera pregun­tarse y buscar respuestas. Esta señora había venido consultando a mé­dium tras médium, tratando de ponerse en contacto con su hijo. Con términos claros, Seth le dijo que abandonara esta práctica y que, en vez de ello, se dedicara a buscar su desarrollo interno.

De acuerdo con Seth, nosotros elegimos nuestras enfermedades y las circunstancias de nuestro nacimiento y muerte. Esto se aplica a todo mal, bien sea una pierna rota sufrida en un accidente o una úlce­ra. Esto no quiere decir que conscientemente tomemos la elección de la manera en que solemos hacerlo con otras cosas; no simplemente nos sentamos y decimos: "Bueno, creo que tendré una pierna rota esta tar­de, a las tres, frente a la farmacia de Rand." Alguna parte de nosotros está desquiciada y prefiere una enfermedad o accidente, como forma de expresar esta situación interna. Explicaremos esto en el capítulo sobre la salud, junto con instrucciones de Seth sobre el mantenimiento de la buena salud y vitalidad.

Pero ¿qué hay respecto a enfermedades graves y dónde encaja la reencarnación en el cuadro? Para empezar, Seth no utiliza la palabra "castigo". No somos "castigados" en una vida por las "transgresio­nes" en otra anterior. Tampoco elegimos la enfermedad per se como situación de una vida dada, aun cuando tal vez utilicemos tal enferme­dad como parte de un plan mayor, como método de enseñarnos a nosotros mismos alguna verdad importante o como medio de desarrollar ciertas habilidades.

He aquí cómo funciona este proceso en un caso específico. También aquí estuvo involucrada una llamada telefónica, mas esta vez de un hombre a quien llamaré Jon, que me llamó desde otra parte del país, poco tiempo después de que se publicara mi primer libro, hace dos años. Jon y su esposa se hallaban en sus años veintes. Llamaré a su es­posa Sally. Después de que se le presentó una esclerosis múltiple a Sally se le había pronosticado sólo un año de vida y Jon quería pre­guntar a Seth si habría algo que pudiera hacer por ella.

De nuevo sentí ese fuerte deseo de ayudar y aquí también estaba llena de dudas. Supongamos, nada más supongamos, que Seth celebrara una sesión y sugiriera tratamientos o medicina que hicieran que Sally mejorara; ¡yo era Jane Roberts, no Edgar Cayce! y ¿cómo podría una persona extraña tener tal fe en Seth y sus facultades, cuando yo misma me hallaba embargada por dudas?

-Estoy seguro de que Seth podría ayudar -Declaró Jon-. Lo supe tan pronto como leí el libro de usted. Incluso en el caso de que Sally no pudiera ser curada, quizás podría explicar las cosas de tal manera que su enfermedad tuviera alguna especie de sentido. ¿Por qué Sally? Ella nunca hizo daño a nadie en su vida.

Me sentí verdaderamente acorralada, principalmente porque quería de todo corazón ayudar. Luego, otra vez me las arreglé para recordar que el yo interno era mucho más fuerte que el yo-Jane y que Seth sabía mucho más que ninguno de nosotros. Así pues, acepté.

En el curso de un periodo de dos años hemos celebrado varias se­siones para Jon y Sally. No obstante, en esa primera sesión, Seth nos ofreció algunos consejos excelentes que son de gran ayuda para cual­quiera, cuando lo azota la enfermedad. Antes de entrar en los antece­dentes de la reencarnación, que eran muy importante en este caso, enfatizó la importancia que jugaban la sugestión y la telepatía en las enfermedades. Debido a que esto tiene tan grande aplicación general, incluyo aquí porciones de este pasaje:

"La actitud mental de todos los involucrados debe cambiar por otra que ofrezca más esperanzas. La mujer está recogiendo y reaccionando a los pensamientos negativos de quienes creen que su recuperación es imposible.

"El mal no puede revertirse físicamente. La mejoría física será re­sultado de un cambio espiritual. Todos aquellos que la rodean deben abstenerse de mostrar actitudes de desesperanza y sugestiones negati­vas, bien sea implícita o hablada. . . Esto por sí mismo le permitirá mejorarse, hasta cierto grado.

"El marido debe seguir este ejercicio tres veces al día: debe imaginar que la energía y vitalidad del universo llenan la figura de su esposa con salud. Este no debe ser un mero pensamiento de deseo o algo así, sino un esfuerzo definido por entender que la figura de ella está compuesta por esta energía y de este modo él puede ayudarla a usarla con ventaja. De ser posible, debe tocarla durante este ejercicio y debe hacerlo por la mañana, por la tarde y por la noche.

"No fabriques falsas seguridades hueca, sino que honesta y persis­tentemente recuerda que la materia física de tu esposa está llena y for­mada por energía universal. Un bloqueo le, ha estado impidiendo a ella usar esta energía con efectividad normal. Tú puedes compensar par­cialmente esto mediante tu propia actitud y los ejercicios que te he dado. Esto por sí solo le dará a ella un respiro, cuando la enfermedad detenga su avance. Si mis instrucciones se siguen al pie de la letra, en­tonces dentro de muy poco tiempo tendrá lugar alguna mejoría.

"Si no se siguen las instrucciones concernientes a un cambio benéfico en su ambiente mental, entonces ningún consejo o medicina será de ayuda... "

Seth también dijo que el esposo deberías preparar un programa con el designio de modificar las expectativas de Sally y, asimismo, sugirió tratamiento por parte de un hipnotizador acreditado, quien podría instilar sugestiones positivas para elevar su voluntad de vivir.

Recomendó que los miembros de Sally se frotaran con aceite de ca­cahuate y que se agregara hierro a su dieta. Enfatizó que se sentiría más feliz en otro cuarto y dijo: "Creo que tienes una sala de estar pe­queña y soleada. Esta pieza posee connotaciones benéficas para ella. Procura que se mude allí." De paso habló de varios episodios en la vida presente de Sally, algunos que Jon corroboró en su siguiente carta y uno en particular, que ignoraba, hasta que Seth lo mencionó. Seth dijo, por ejemplo, que ella había trabajado en una tienda de cinco y diez centavos con una amiga suya y que una visita por parte de esta amiga sería de mucha ayuda. Jon no sabía que Sally hubiera trabajado en tal lugar, pero la madre de ella lo recordaba.

Hay que observar que Seth no mencionó otros asuntos, sino hasta que dio el consejo anterior; y que éste estaba dirigido para el marido y aquellos que cuidaban de la paciente, más que para ésta misma. Al final de la primera sesión, Seth dijo: "Están actuando algunas cone­xiones de una vida pasada. Por ahora no les tan importante que las co­nozcas, como dar los pasos que estoy esbozando."

En el intervalo entre las dos sesiones, Ion escribió diciéndonos que había notado cierta mejoría y que estaba siguiendo las instrucciones de Seth. Asimismo nos decía que, en efecto, tenía un saloncito como el que mencionaba Seth y que Sally se había mudado allí.

La segunda sesión para Jon se dedicó enteramente a influencias reen­carnacionales y es un excelente ejemplo de la forma en que éstas pueden afectar los patrones básicos. La sesión contiene asimismo algunos con­sejos de tipo general y de respuesta a varias preguntas específicas que se referían a la relación entre vidas pasadas y la salud presente.

Seth empezó por decir que el karma no implica castigo. "El karma presenta la oportunidad de desarrollo y capacita al individuo a aumen­tar su comprensión, a través de la experiencia; a llenar los vacíos de la ignorancia, a hacer lo que se debe hacer. Siempre se halla involucrado el libre albedrío."

El relato de la vida pasada de Sally es fascinante. Obsérvese que ésta no fue la vida inmediatamente anterior, sino otra más anterior, en la que los problemas se "almacenaron" hasta esta existencia:

"La mujer fue un hombre italiano, en una aldea de las montañas. Él perdió a su esposa y quedó con una hija inválida, sumamente neu­rótica, a quien cuidó durante muchos años. Como hombre, Sally se llamaba Nicolo Vanguardi (interpretación fonética de Rob) y la hija se llamaba Rosalina. Él estaba muy resentido con su hija y aun cuando la cuidaba con todo esmero, no lo hacía con bondad.

"Quería volver a casarse, pero nadie lo aceptaba debido a su hija. Siempre que le era posible, ella lo desafiaba. Era una mujer joven, de agradable apariencia, inválida mas no deforme. Cuando llegó a sus años treinta, su apariencia era más juvenil que la de muchas mujeres más jóvenes que estaban obligadas a laborar en los campos. Poseía una pequeña granja y contaban con ayuda temporal. Un hombre viudo, sin hijos, llegó a una aldea vecina para ayudar en las labores de la granja. Se enamoró de la muchacha y, a pesar de su condición, la llevó consi­go a su aldea nativa.

"El padre (Sally en la vida anterior), se sintió completamente amar­gado. La hija lo había abandonado demasiado tarde; ya era dema­siado viejo y nadie lo aceptaría y ahora no tenía absolutamente a nadie con quien hablar. Odiaba más intensamente a su hija y se quejaba constantemente de que ella lo hubiera olvidado ya a su edad, después de que la cuidara tanto."

Seth prosiguió diciendo que en su exitencia siguiente, Sally volvió a nacer como una mujer de cierto mérito artístico, en una existencia de éxitos, también en Italia. Era madre de dos hijos. "Aquí la personali­dad nació a sólo setenta y cinco kilómetros de distancia del sitio ante­rior y, como esposa de un rico terrateniente, a menudo paseaba por la misma tierra donde todavía se encontraba la pequeña casa (de su vida anterior), con su granja. Esta es una población que se vio fuertemente bombardeada durante la segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, después de esa vida, la personalidad de Sally decidió asumir los problemas no terminados de su desarrollo. "Esta vez la personalidad está siendo cuidada, en vez de ser ella la que cuide -está siendo físicamente dependiente-. La personalidad en la existencia an­terior no intentó ni pudo tratar de comprender las circunstancias y la posición de la hija inválida. Ni por un momento entonces pudo la per­sonalidad luchar por contemplar la realidad interna en términos per­sonales.

"Esta vez Sally desempeña esa parte y se siente sumergida por completo en ella. Jon fue el hombre a quien la hija abandonó en la vida ante­rior. Ahora Sally lo ama y ha aprendido a ver los puntos humanos de la personalidad de él.

"Mediante el cambio de papeles, Sally ahora gana conocimiento inter­no de sus fracasos pasados y también ayuda a su actual marido a ser más contemplativo y buscar respuestas a preguntas que de otro modo nunca hubiera hecho. Ella está coadyuvando al desarrollo de él y, asi­mismo, trabajando en serios defectos que existieron en su propia per­sonalidad."

Siguió adelante para decir que el nombre de la población italiana era algo así como Ventura y estaba situada al sureste del país y que en esa área ocurrió un trágico descarrilamiento de trenes un poco después de 1930.

"Si bien tales situaciones en la enfermedad de Sally son escogidas por la personalidad, el individuo siempre tiene a su cargo trabajar en su propia solución. La recuperación completa, la enfermedad o la muerte prematura, no están predeterminadas por parte de la entidad (o el yo total). La situación general es establecida en respuesta a profundos compromisos internos.

"El problema es un desafío impuesto por la entidad para una de sus propias personalidades; pero el resultado es responsabilidad de la mis­ma personalidad involucrada. Este fue el último bloque principal de tropiezo para esta personalidad. . . Uno no escoge la enfermedad per se para una situación de vida. En este caso, con el fin de que la perso­nalidad vea sus propias actividades pasadas con claridad, consideró que debía crear una posición de completa dependencia."

Seth prosiguió diciendo que, incluso en tales condiciones aparente­mente trágicas, no se abandona la personalidad. "El yo interior, en distinción subconsciente más accesible, se da cuenta de la situación y encuentra la liberación a través de frecuentes comunicaciones inter­nas, donde se recuerdan y reexperimentan los éxitos. El estado de sueño se torna un momento en extremo vívido, pues tales experiencias asegu­ran la personalidad de su naturaleza más grande. Sabe que es más que el yo que por un tiempo ha escogido ser."

Sin embargo Sally se encontraba en una situación terrible, se estaba quedando ciega y era incapaz de hablar o moverse voluntariamente. ¿Por qué, escribió Jon, no podía ella haber escogido algo menos noci­vo? ¿Por qué no podía ella haber estado simplemente enferma durante tres vidas, digamos, en vez de verse atacada por un mal tan mortal en ésta?

Seth respondió: "Esto es característico de esa entidad, su impaciencia y, no obstante su osadía, porque la situación representaba tal desafío. Todos los puntos débiles se intensifican, en vez de tener una serie de dificultades menores. En esto, Jon estuvo de acuerdo subconsciente­mente, para aprender paciencia y tolerancia, aceptar lo que considera­ba su medicina, como si dijéramos toda en una dosis."

Seth enfatizó que en la vida inmediatamente anterior, Sally había tomado un descanso de los problemas, había gozado de excelentes cir­cunstancias y satisfecho sus aptitudes creativas.

"Tal situación permite a la personalidad aplicar la experiencia nece­saria en una situación de vida, excavar profundamente y enfrentarse de una vez a problemas que de otro modo hubieran requerido varias vidas. Únicamente una personalidad osada y valerosa intentaría esto."

En la actualidad, más de dos años después, Sally todavía vive pero en pésimas condiciones. Seth dijo que había logrado resolver los desa­fíos que ella misma se había fijado pero, al hacerlo, había dañado su cuerpo físico a tal grado que había decidido descartarlo. En el momento de escribir este libro, ella se encuentra en coma. Jon quería saber qué le estaba ocurriendo en este estado. "Se halla ella consciente en algún otro lugar? ¿O nada más sueña? ¿Y qué ocurre después de la muerte?"

En una reciente sesión Seth dio respuesta a estas interrogantes, muchas de las contestaciones se aplican a la muerte en general, por lo que en el siguiente capítulo incluiré algunos extractos de esta sesión y, asimis­mo, entraré en las ideas de Seth sobre la reencarnación, con mayor profundidad.

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