CAPÍTULO TRECE - Salud

¿Cómo puede uno mantenerse saludable? ¿Cómo puede deshacerse de cualesquiera enfermedades que pudieran presentarse? ¿Exactamen­te cuál es la conexión entre su estado mental y su salud? Las ideas de Seth sobre el particular han sido de gran valor para Rob y para mí, así como para todos los que han estado en contacto con ellas. Nosotros hemos puesto a funcionar estos conceptos en nuestras propias vidas y, algunas veces, ambos nos preguntamos cómo manejábamos la vida cotidiana antes de que entendiéramos la estrecha relación que hay entre pensamientos, emociones y salud.

Hace algunas semanas tuvimos noticias que una antigua vecina nuestra acababa de morir. Joanie había vivido en nuestro mismo edifi­cio de departamentos más o menos durante un año, en el mismo corre­dor, frente a nosotros. Era delgada, pelirroja y con un temperamento terrible. Creo que era una de las personas más simpáticas que he cono­cido y una gran imitadora. Pero a menudo usaba su gracia como una espada. Era de un humor cruel, aun cuando lo dirigiera contra sí mis­ma, como solía hacerlo.

Tenía un poco más de treinta años y un buen trabajo, pero solía mi­rar hacia abajo a todos los demás empleados. Su matrimonio había terminado en divorcio, antes de que se mudara aquí y, aun cuando siempre hablaba sobre la idea de volver a casarse, sentía una gran des­confianza hacia los hombres y yo pienso que realmente los odiaba. Tampoco pensaba mucho mejor de las mujeres, aunque en ocasiones podía mostrarse muy cordial. Llegó a sentir gran simpatía por Rob y por mí y a menudo solíamos sentarnos ella y yo ante la misma mesa en la que estoy escribiendo este libro, y charlábamos.

Siempre comenzaba con uno de sus fantásticos relatos, divertida­mente sarcásticos, respecto a alguien a quien conocía. Poseía una gran habilidad misteriosa para percibir los puntos débiles de las personas y divertirse a costa de ellos. Para eso, cuando no estaba enferma poseía una gran vitalidad y una agudeza natural y profunda. Jugábamos una especie de juego a mi me agradaba, pero no iba a verme sitiada por una barrera de pensamientos negativos y pesimismo durante una hora, sin importar lo graciosamente que se presentaran. . . y ella lo sabía. La peor parte estaba en que realmente era divertida y resultaba terri­blemente difícil no reír con ella, aun cuando yo sabía que no debería hacerlo. Y esto ella lo sabía también. Así pues trataba de averiguar qué tan lejos podía llegar antes de que yo la llamara al orden y empe­zara una "mini conferencia", haciéndole ver que su actitud hacia otra gente era en gran parte responsable de sus dificultades.

Y sus dificultades eran enfermedades de tal variedad y vigor que creo que era imposible, hasta para ella, llevar la cuenta de qué la había afectado en cualquier año dado. Algunas eran serias y sufrió varias operaciones. Recogía toda infección que estuviera de moda y muchas que no lo eran. Pasaba de un doctor a otro y siempre con síntomas físicos completamente definidos y a menudo asombrosos. Su dieta es­taba sumamente restringida y sus males empezaron a hacerse más y más severos.

Emocionalmente, pasaba desde alturas exageradas hasta profundas depresiones. La edad le molestaba: estaba segura de que la "vida le llegaría a su término cuando llegara a los cuarenta años". . . y para ella así fue, durante varios años. No obstante, a todos nos asombró saber de su fallecimiento. Afín cuando comprendíamos que ella se es­taba literalmente haciendo enferma, no teníamos idea de que su "en­fermedad fuera de muerte".

Recuérdese lo que dije antes, que nosotros formamos nuestra reali­dad física, como réplica de nuestras ideas internas. Esta es una premisa mayor del Material de Seth. A Joan literalmente le desagradaba todo el mundo, con pocas excepciones. Además, estaba convencida de que era desagradable y de que no nos agradaba. Se sentía perseguida, se­gura de que la gente siempre hablaba y chismeaba respecto a ella, ape­nas daba la espalda... porque esto era precisamente lo que ella hacía. La vida cotidiana tenía reservada toda clase de amenazas para ella y mantenía su sistema nervioso en un constante estado de tensión. Las defensas de su cuerpo eran sumamente bajas y estaba cansada de la constante batalla, nunca comprendiendo que mucha de la guerra era unilateral y sin garantía. Proyectaba sus ideas de realidad al exterior y éstas literalmente la llevaron a su destrucción.

No obstante, ya había sido advertida. Dos años antes de su falleci­miento, solicitó asistir a una sesión regular con Seth. Éste se mostró sumamente serio y nada jovial, como lo era usualmente y en ese enton­ces yo pensé que estaba siendo bastante duro con ella. Ahora com­prendo que estaba tratando de impresionarla con la necesidad de mo­dificar sus actitudes y reacciones. Dio a conocer sus ideas sobre la salud con tanta claridad y tan directamente como era posible, hablando de

su aplicación práctica. Casi puedo ver a Joan sentada allí, con las pier­nas cruzadas, antes de la sesión. Si hubiera sido capaz de seguir el con­sejo de Seth, estoy convencida de que ahora todavía estaría viva y bien. También estoy segura de que aquellos lectores que entienden y siguen las ideas de Seth, encontrarán las suyas considerablemente mejoradas.

"Debes contemplar los cuadros que pintas con tu imaginación -le dijo--, pues ellos le dan a tu imaginación un reino completísimo. Si lees nuestro material anterior, verás que tu ambiente y las condiciones de tu vida, en cualquier momento dado, son el resultado directo de tus propias expectativas internas. Tú formas materializaciones físicas de estas realidades dentro de tu propia mente.

"Si imaginas circunstancias desagradables, mala salud o soledad desesperada,- estas cosas se materializarán automáticamente, puesto que estos pensamientos por si mismos crean las condiciones que les da­rán realidad en términos físicos. Si deseas buena salud, entonces debes imaginar esto tan vívidamente como el temor con que imaginas lo opuesto.

"Tú creas-tus propias dificultades. Esto es cierto para cada indivi­duo. El estado psicológico interno se proyecta al exterior, logrando rea­lidad física, y esto sea cual fuere la índole del estado psicológico.... las reglas se aplican a todo el mundo. Puedes usarlas para tu propio beneficio y modificar tus propias condiciones, una vez que compren­das qué son.

"No puedes esperar a tus propias actitudes, puesto que éstas forma­rán la naturaleza de lo que tú ves. De una manera por completo literal, ves lo que quieres ver y te das cuenta de tus propios pensamientos y ac­titudes emocionales materializadas en forma física. Si van a ocurrir cambios, éstos deben ser cambios mentales y psíquicos. Se reflejarán en tu ambiente. Las actitudes negativas, de desconfianza, de temor o desprecio hacia cualquiera, operarán contra el yo."

Joan se mantuvo sentada golpeando el piso nerviosamente con el pie. No hubo comentarios chistosos. Por ese entonces estaba saliendo con un hombre que bebía demasiado. "Su manera de beber hace que sea irritable y de mal carácter -nos informó-. Él es mi problema. Es él quien me hace sentir nerviosa."

Rob rió; ella sonaba tan afectada, tan determinada a arrojar la cul­pa a alguien más.. .

"Debes entender algo más -dijo Seth-. La telepatía funciona constantemente. Si continuamente esperas que un individuo se com­porte de determinada manera, entonces siempre le estarás enviando sugerencias telepáticas para que proceda así. Cada individuo reac­ciona a estas sugerencias. De acuerdo con las condiciones específicas que existan en ese momento, tal individuo, en un grado u otro, actuará de acuerdo con las sugestiones masivas que recibe.

"Estas sugestiones masivas incluyen no sólo las hechas a él por

otros, tanto verbal como telepáticamente, sino también aquellas que se ha impartido a sí mismo, tanto en estado de vigilia como en los esta­dos de sueño. Si un individuo se halla en una condición de desaliento, esto se debe a que ya se ha convertido en presa de sugestiones negati­vas, tanto suyas como de otros. Ahora bien, si lo ves y piensas que su apariencia es miserable -y Seth miró a Joan de una manera aguda pe­netrante- o que es un borracho incurable, entonces estas sugestiones son recogidas por el subconsciente, aunque no hayas pronunciado una palabra. Y en su condición, ya sumamente debilitada, serán aceptadas y actuadas.

"Si, por otro lado y bajo las mismas circunstancias, te contienes y te dices a ti misma con gentileza: `Él empezará a sentirse mejor ahora, o su forma de beber es sólo temporal y ciertamente hay esperanzas', en­tonces ya le has proporcionado ayuda, pues tus sugestiones por lo me­nos representarán cierta pequeña munición telepática para ayudarle a combatir la guerra contra el desaliento.

"Existen formas obvias en las que puedes moldear tus propias con­diciones y protegerte de tus sugestiones negativas y las de otros. Debes .aprender a borrar todo pensamiento o cuadro negativo, reemplazán­dolo por su opuesto.

"Si piensas: `tengo jaqueca' y si no sustituyes esta sugestión por otra positiva, entonces automáticamente te estás sugestionando para que el cuerpo establezca las condiciones que resultarán en la conti­nuación de la enfermedad. Te daré un anuncio comercial que como verás, es mejor que tu Excedrin, para curar la jaqueca. Te diré cómo no tener nada en lo absoluto." Éste fue el único toque de humorismo en toda la sesión. En una sesión dedicada a una persona en particular, Seth por lo regular se sale del camino para ofrecer algunos comenta­rios joviales a fin de hacer que la persona se tranquilice.

Tuvimos un breve descanso y Joan continuó quejándose de los há­bitos de beber de su amigo y cómo contribuían éstos a su propio ner­viosismo. Estaba segura que si no tuviera que luchar contra esto, reco­braría la salud. De una manera vehemente, ella empezó a culpar a su amigo de casi todos sus problemas. Cuando Seth reanudó la sesión, se mostró todavía más severo que antes.

"Ahora no estás hablando de temas básicos -dijo-. Estás crean­do dragones de papel para atacarlos, pero éstos no son dragones rea­les. Debes aprender a escuchar la voz del yo interior. Difícilmente puede considerarse que eso sea algo de temer. Has permitido que el ego se convierta en un yo falso y aceptas su palabra, porque no es­cuchas la voz silenciosa que está dentro de ti.

"Has estado examinando a otros, más que a ti misma. Lo que ves en otros es la materialización, es decir, la proyección de lo que tú crees que eres; aunque no necesariamente, sin embargo, de lo que en verdad eres. Por ejemplo, si otros te parecen engañosos, esto se debe a que tú te engañas a ti misma y luego proyectas este pensamiento sobre los otros.

"Ahora bien, estos son sólo ejemplos. Si un individuo ve únicamen­te maldad y desolación en el mundo físico, la razón es porque está ob­sesionado con la maldad y la desolación, proyecta estas cosas al exte­rior y cierra los ojos a todo lo demás. Si quieres saber lo que piensas de ti misma, entonces pregúntate lo que piensas de otros y encontrarás la respuesta.

"Otro ejemplo: un individuo muy industrioso piensa que la mayo­ría de los hombres son flojos y buenos para nada. Nadie pensaría nun­ca en llamarlo a él flojo o bueno para nada; no obstante, tal vez esto sea precisamente el cuadro subconsciente que tenga de sí mismo, contra lo cual pugna constantemente. Y todo esto, sin comprender su concepto básico de sí mismo y sin reconocer que proyecta su temida debilidad en otros.

"El verdadero conocimiento de sí mismo es indispensable para la salud y la vitalidad. El reconocimiento de la verdad respecto al yo, simplemente significa que tú debes primero descubrir lo que subcons­cientemente piensas de ti mismo. Si es una buena imagen, construye sobre ella. Si no es tan buena, reconócela Únicamente como la opinión que tienes de ti mismo y no como un estado absoluto."

Con todas sus demás dificultades, Joan frecuentemente se sentía perturbada por severas jaquecas. Antes de cerrar, Seth le dio un con­sejo que cualquiera puede usar:

"Debes repetirte frecuentemente: `Únicamente reaccionaré a suges­tiones constructivas', puesto que., esto te imparte cierta protección contra tus propios pensamientos negativos y los de otros. Un pensa­miento negativo, si no se borra, casi seguramente resultará en una condición negativa: una desolación momentánea, un dolor de cabeza, de acuerdo con la intensidad del pensamiento.

Ahora bien, si encuentras friendo jaqueca, di de inmediato: `Esto está en el pasado. Ahora, en este nuevo momento, este nuevo presente, estoy empezando a sentirme mejor'. Luego, inmediatamente desvía tu atención lejos de la condición física. Concéntrate en algo agradable e inicia otra tarea.

"De esta manera ya no estás sugiriendo que el cuerpo reproduzca condiciones de jaqueca. Este ejercicio puede repetirse."

Esto no hace que se repriman pensamientos negativos, como temo­res, ira o resentimiento. En otras sesiones Seth hace ver claro que estas cosas deben reconocerse, encararse y luego sustituirse.

La represión ha sido uno de nuestros propios hábitos, particular­mente después de que supimos en qué forma los pensamientos negati­vos pueden ser tan destructivos. Al principio me pasé de la raya o estuve a punto de ello, pues me encontré abrigando un pensamiento lleno de resentimiento, respecto a cierta persona o situación y casi me espanté: "Demonios, es terrible pensar una cosa así", me dije a mí misma.

"Si dirijo un pensamiento agresivo hacia alguien, entonces pue­do herirlo -le dije a Bob-. Si lo entierro, puedo herirme a mí y hacer surgir síntomas físicos de algún tipo. Así pues, ¿me haces el fa­vor de preguntar a Seth en nuestra próxima sesión, qué es lo que sugiere?"

Durante esta sesión Seth explicó la diferencia entre la represión y el enfoque correcto.

"Ruburt debe recordar reconocer el resentimiento cuando lo siente y luego comprender que ese resentimiento puede combatirse y de­secharse. No obstante, debe hacerse el reconocimiento inicial. Ense­guida, hacerle imaginar que arranca el resentimiento desde la raíz y lo reemplaza con un sentimiento positivo. Pero debe imaginar el proceso de desyerbar el mal sentimiento.

"Esta es la diferencia entre la represión y la acción positiva. En la represión el sentimiento se entierra, se esconde o se ignora. Con nues­tro método se le reconoce, imaginativamente se le arranca como algo indeseable y se le reemplaza por el pensamiento de paz y energía cons­tructiva." (Seth frecuentemente ha advertido contra el tratar de repri­mir agresiones debido al temor a ellas. Rob dice que resulta sumamente chistoso, para él, cuando Seth, hablando a través de mí, me hace ac­tuar de este modo. Sus sugerencias, sin embargo, siempre han sido ex­celentes.)

Posteriormente hizo ver un punto bueno: "Si el deseo de salud, en vez de ello, lleva a una preocupación sobre los síntomas que se deben vencer, lo mejor es que trates de evitar todos los pensamientos sobre la salud y te concentres en otras direcciones, como el trabajo. Tal énfasis puede conducir a enfocarse sobre los obstáculos que se interponen en el camino y esto refuerza la condición negativa."

Seth siempre dice que la vida es abundante, vigorosa y fuerte. Cada uno de nosotros posee sus propias defensas contra sugestiones negati­vas y deberíamos confiar plenamente en nuestra propia inmunidad. La gente reacciona a sugestiones negativas únicamente cuando su propio „ marco mental es negativo. Entonces nos cerramos a nosotros mismos y a las energías constructivas que necesitamos.

También en este caso, Seth no está sugiriendo que reprimamos la emoción. Sobre todo, la espontaneidad es la regla. Si fuéramos verda­deramente espontáneos, dice Seth, no necesitaríamos preocuparnos respecto a sugestiones positivas, porque nuestra salud se mantendría normalmente.

Uno de mis estudiantes, un hombre de empresa, siempre se preocu­pa cuando Seth habla sobre espontaneidad, pues equipara esto con la falta de disciplina. Seth llama a este hombre: "el decano", con cierto humorismo afectuoso, porque es uno de mis mejores estudiantes y los demás escuchan sus aventuras psíquicas con una buena dosis de inte­rés. Pero él es en gran parte un hombre tradicionalista y la palabra "espontaneidad" puede ser como un paño rojo a un toro, por lo me­nos en lo que a él concierne. Y yo tengo que admitir que muchos de nosotros abrigamos el sentimiento de que nuestras emociones internas son demasiado calientes para manejarse.

Cierta noche, estábamos hablando sobre esto a nuestra clase, cuan­do de pronto Seth entró: "Las emociones fluyen a través de ti como nubes de tormenta o como cielos azules y tú debes mostrarte abierto y reaccionar a ellos -dijo Seth-. Tú no eres tus emociones. Ellas fluyen a través de ti. Tú las sientes y entonces desaparecen. Cuando pretendes retenerlas atrás, las haces crecer hasta convertirse en montañas. He dicho a nuestro decano que la espontaneidad conoce su propia dis­ciplina. Tu sistema nervioso sabe cómo actuar, si reacciona espontá­neamente cuando se lo permites, únicamente cuando tratas de negar tus emociones, éstas se tornan peligrosas."

Esa noche teníamos un nuevo estudiante y alguien hizo la observa­ción de que Seth podía ser sumamente severo. Ahora él dijo en broma: "He sido drásticamente maligno esta noche y, por lo tanto, he venido a demostrar a nuestro nuevo amigo aquí que soy un individuo jovial. Esa, por lo menos, será mi intención inicial. Ahora ya ha cambiado, pues debo decirte de nuevo que el yo interior, al actuar con espon­taneidad, automáticamente muestra la disciplina que tú todavía no entiendes."

Ahora Seth, a través de mis ojos, paseó la vista por todo el salón. Alguien recogió mis anteojos y los colocó en la mesa para café. (Como ya mencioné antes, cuando Seth se presenta, siempre me quita los an­teojos y a menudo los arroja con fuerza sobre la alfombra.) Las luces estaban encendidas, como siempre. Él se enfrentó al grupo y dijo en­fáticamente: "Ustedes no son sus cuerpos. Ustedes son sus emociones. Tienen emociones, tienen pensamientos, como tienen huevos para el desayuno; pero ustedes no son los huevos y tampoco son sus propias emociones. Ustedes son tan independientes de sus pensamientos y emo­ciones, como lo son del tocino y los huevos. Ustedes usan el tocino y los huevos en su composición física y usan sus pensamientos y emo­ciones en su composición mental. Seguramente no se identifican con un trozo de tocino; entonces no se identifiquen con sus pensamientos y emociones. Cuando establecen barreras y puertas, entonces encierran las emociones dentro de ustedes. . . como si almacenaran toneladas de tocino en sus refrigeradores y luego se preguntaran por qué no queda­ba espacio para nada más."

Luego se dirigió al "decano": "¿Por qué resulta tan difícil para ti aprender lo que es la libertad?"

-La libertad, en el sentido total, parece como irresponsabilidad, casi.

"Tal es ciertamente tu interpretación -hizo ver Seth- y eso se debe a que tú estableces demandas. Ahora yo te pregunto, ¿qué tan lejos piensas que una flor llegará si en la mañana vuelve su cara hacia el cielo y dice: `pido sol; y ahora necesito lluvia, así que, la pido. Y pido que las abejas vengan y tomen mi polen y pido, por tanto, que el sol brille durante cierto número de horas y que la lluvia se precipite durante otro cierto número de horas... y que las abejas vengan: abejas A, B, C, D y E, pues no aceptaré que vengan otras abejas. Demando que la disciplina funcione y que el suelo obedezca mi mandato; mas no permito al suelo ninguna espontaneidad por sí mismo; y no estoy de acuerdo en que el sol sepa lo que está haciendo. Demando que todas estas cosas obedezcan mis ideas de disciplina?´

"¿Y quién, te pregunto, escucharía? Pues en la milagrosa esponta­neidad del sol hay una disciplina que se te escapa por completo y un conocimiento más allá de cualquiera que conozcamos. Y en el vuelo espontáneo de las abejas de flor en flor, existe una disciplina más allá de cualquier otra que tú conozcas, y leyes que siguen su propio conoci­miento y el gozo que está más allá del mandato. Pues la verdadera dis­ciplina, sabes, sólo se encuentra en la espontaneidad. La esponta­neidad conoce su propio orden."

De nuevo Seth dirigió la vista al "decano", pero ahora se dirigió a los otros en el grupo. "En el trabajo espontáneo de sus sistemas ner­viosos, ¿qué encontramos? Vemos aquí la cabeza del "decano" que descansa sobre sus hombros, y el intelecto que demanda disciplina. Y no obstante todo esto descansa en las obras espontáneas del yo inte­rior y del sistema nervioso del cual el intelecto sabe muy poco. Y sin esa disciplina espontánea, no habría ego que se asentara sobre los hombres y demandara disciplina. . . Ahora que he probado cuan jo­vial soy, pueden tomarse un descanso."

Todo el mundo rió. Después de nuestro periodo de descanso, Seth reanudó su perorata para dar respuesta a algunas otras preguntas, pero puso fin a la última discusión con una sonrisa condescendiente al "de­cano". . . "Ahora bien, las estaciones vienen cada año igual a como se han presentado durante siglos en su planeta, y llegan con magnífica espontaneidad y con una creatividad que explota bañando al mundo. Y, no obstante, llegan de una manera altamente ritualizada y discipli­nada, pues la primavera no se presenta en diciembre; y existe una fu­sión de la espontaneidad y la disciplina verdaderamente maravillosa para contemplarse. Y ustedes no temen la llegada de las estaciones.

"Cada uno de ustedes, a su manera, contribuye, pues pueden consi­derar el cuerpo de la tierra y todo lo que conocen. . . los árboles, las estaciones y los cielos, hasta cierto punto como si fuera la aportación de ustedes. . . la combinación de espontaneidad y disciplina que da fruto a la tierra."

Toda la naturaleza funciona espontáneamente. Nuestros cuerpos estarán saludables automáticamente, si no proyectamos falsas ideas en ellos.

Pero, claro está, no todo es tan sencillo como esto. Al hablar direc­tamente a la gente en sesiones de clase, Seth trata de explicar las cosas con tanta claridad como le es posible y de una manera que puedan en­tenderse. En nuestras propias sesiones privadas llega mucho más pro­fundamente en estos temas. En los siguientes extractos de una sesión privada, explica los elementos biológicos y psíquicos del dolor y la conciencia y, asimismo, asevera que la enfermedad misma es, en oca­siones, una actividad con propósito definido.

Conforme el lector lea esto, piense, recordando las varias enferme­dades que ha tenido, y vea cómo se aplica esto. Aquí Seth discute la enfermedad en su relación no sólo con la personalidad superficial, sino con nuestros más hondos marcos biológicos, Seth había hablado ante­riormente respecto a la necesidad de Sally (la esposa de Jon), de diso­ciarse de su identidad "enferma". Ahora dijo:

"Toda enfermedad es momentáneamente aceptada por la personali­dad como parte del yo y aquí es donde está el peligro. No es aceptada simbólicamente, y no estoy hablando en términos simbólicos. Una ac­ción de impedimento, como una enfermedad, es literalmente aceptada por la estructura de la personalidad y, una vez que esto ocurre, se crea un conflicto. El yo no quiere entregar una porción de sí mismo, aun cuando esa porción sea dolorosa o desventajosa. Existen multitud de razones tras esto.

"Por una cosa, si bien el dolor es desagradable, también es un mé­todo de familiarizarse al yo contra los bordes de conciencia acelera­dos. Cualquier sensación elevada, placentera o no, ejerce un efecto es­timulante sobre la conciencia, hasta cierto grado. Hasta cuando el estímulo sea tal vez humillante y desagradable, ciertas partes de la estructura psicológica lo aceptan indiscriminadamente, porque es una sensación, y muy vívida por cierto."

Ahora Seth llega a este punto, muy importante, en sus teorías. "Esta aquiescencia hasta a estímulos penosos, es una parte básica de la índo­le de la conciencia. La acción no diferencia entre estímulos agra­dables, dolorosos o gozosos. Estas distinciones vienen mucho más tar­de y en otro nivel (aquí Seth está considerando la personalidad como compuesta por energía o acción).

"La acción acepta todo estímulo de una manera afirmativa. Sólo cuando se convierte en comportamientos, por decirlo así, en la con­ciencia altamente diferenciada, es cuando ocurren tales refinamientos. No quiero decir que los estímulos desagradables no se sentirán como desagradables y se reacciona contra ellos en los organismos conscien­tes. Lo que quiero decir es que se regocijarán, incluso en su reacción automática, pues cualesquiera estímulos y reacciones representan sen­sación y la sensación es un método por el cual la conciencia se conoce a sí misma.

"La complicada personalidad humana, con su estructura física, ha desarrollado, junto con algunas otras estructuras, la conciencia alta­mente diferenciada del "yo" (en otras palabras, el ego), cuya misma naturaleza es tal que intenta preservar las aparentes fronteras de iden­tidad. Para hacerlo, elige entre varias acciones; pero, debajo de este sofisticado gestalt, se hallan los fundamentos más simples de su ser y, ciertamente, la misma aceptación de todos los estímulos, sin los cuales toda identidad sería imposible.

"Sin esta aquiescencia hasta para estímulos penosos, la estructura nunca se mantendría a sí misma, pues los átomos y moléculas dentro de ella constantemente aceptan-tales estímulos y sufren gozosamente incluso su propia destrucción. De percatarse de su identidad dentro de toda acción, y no teniendo la complicada estructura del "yo", no exis­te razón para que ellas teman la destrucción. Se dan perfecta cuenta de sí mismas, como parte de la acción.

"Ahora bien, todo esto sería conocimiento básico si se entendiera por qué la personalidad acepta hasta una acción de impedimento, como la enfermedad, a pesar de la resistencia del ego al dolor."

Seth continúa diciendo que la enfermedad puede ser una reacción "saludable", aun cuando implica problemas de personalidad: "Debe ser entendido por la personalidad, que la enfermedad es una pena por parte de toda la estructura y... no una parte básica de la personali­dad original.

"El foco total de la personalidad puede cambiar, de áreas construc­tivas a una concentración de sus energías principales en el área de la acción de impedimento o malestar. En tal caso, la enfermedad repre­senta realmente un nuevo sistema unificador. Ahora bien, si el viejo sistema unificador de la personalidad está despedazado, la enferme­dad, que sirve como una medida temporal de emergencia, puede man­tener la integridad de la personalidad intacta hasta que un nuevo prin­cipio unificador constructivo reemplaza al original.

"Los principios unificadores son grupos de acciones alrededor de las cuales la personalidad se forma a sí misma en un tiempo dado. Es­tos por lo regular cambian de una manera relativamente tranquila, cuando se permite a la acción fluir sin ser impedida. (Véase cómo esto se eslabona con el consejo que Seth da a los estudiantes, sobre el valor de la espontaneidad y las dificultades de la represión.) Estos impedi­mentos (enfermedades), pueden entonces preservar en ocasiones la in­tegridad de todo el sistema psicológico, y señalar la existencia de problemas psíquicos internos. La enfermedad es una parte de la ac­ción de la que se compone la personalidad y, por tal razón, tiene un propósito y no puede considerarse como fuerza extraña que invada la personalidad desde fuera.. .

"La enfermedad no puede calificarse de acción impedidora, a me­nos que persista mucho tiempo después de que ha llenado su propósito. Incluso entonces, no se podría juzgar, sin conocer todos los hechos... . pues la enfermedad podría todavía ser de utilidad al impartir a la per­sonalidad un sentido de seguridad, estando a la mano como un dispo­sitivo de emergencia omnipresente, en caso de que el nuevo sistema unificador fracase.

"En otras palabras, no puede juzgarse una acción como impedidora, sin un perfecto conocimiento de las acciones que resultan en la confección de cualquier personalidad dada. Esto es en extremo impor­tante. Pasar desapercibido este punto, es arriesgarse a contraer una enfermedad más severa.

"Cuando a la acción se le permite fluir libremente, entonces no ocu­rrirán los rechazos neuróticos; y es este rechazo neurótico el que oca­siona enfermedades innecesarias.

"Toda enfermedad es casi siempre el resultado de otra acción que no puede seguirse por completo. Cuando las líneas de la acción origi­nal se liberan y se abren los canales, desaparece la enfermedad. Sin embargo, la acción frustrada puede llegar a ser de consecuencias de­sastrosas, que la enfermedad puede prevenir. La personalidad tiene su propia lógica."

Una y otra vez Seth nos dice que los síntomas físicos son comunica­ciones provenientes del yo interior, indicaciones de que estamos come­tiendo errores mentales de uno u otro tipo; y compara el cuerpo, en una sesión, con una escultura "nunca realmente acabada y en la que el yo interno está ensayando diversas técnicas en su ejemplar de prueba. Los resultados no siempre son los mejores; pero el escultor es indepen­diente de su producto y sabe que habrá otros."

Asimismo, ofrece algunos fascinantes comentarios sobre la relación de varios tipos de síntomas con los problemas internos involucrados. "No hay que olvidar que se es una parte del yo interior. No lo está usando a uno, sino que uno es la parte de él que experimenta la reali­dad física. Ahora bien, las enfermedades físicas que no son críticas, sino observables y que no involucran, digamos, la pérdida de un miembro o de un órgano, generalmente representan problemas que se hallan en el proceso de ser resueltos, problemas que se hallan `afuera, a la vista de todos'.

"Tales enfermedades son el producto final de un proceso de des-, cubrimiento. Los problemas son literalmente llevados al exterior, don­de puedan encararse, reconocerse y conquistarse, usando los síntomas como puntos de medición de progreso. Un sistema de prueba y error está involucrado; pero los procesos internos los reflejan con bastante rapidez por la condición física."

Como Seth lo aclara en otras sesiones, los síntomas en tales casos forman ellos mismos parte del proceso de curación. Lo que se supone que nosotros hagamos con ellos, entonces, es modificar nuestra acti­tud mental, buscar en nosotros mismos cuál es el problema interno que los síntomas representan y medir nuestro progreso cuando subsisten los síntomas.

            "En casos donde el síntoma mismo es interior, como en las úlceras, esta es una señal de que la personalidad no se halla todavía dispuesta a enfrentarse al problema y el síntoma mismo está escudado contra la vista física... de manera muy adecuada, hablando simbólicamente.

La relativa observabilidad de un síntoma es, por lo tanto, un indicio de la actitud de la personalidad hacia el problema.

            "Muchos problemas nunca llegan a materializarse, sino que permanecen como puntos en blanco, áreas no cultivadas e improductivas dentro de la psique, áreas en las que no hay problemas porque no se permite la experiencia... Existe entonces una falta de visión mental, psíquica o emocional y un bloqueo completo. Tal negación de la experiencia es mucho más perjudicial que un problema específico, puesto que existe una total ineptitud por parte de la personalidad para expresarse a sí misma en esa área."

El padre de Rob ha desarrollado endurecimiento de las arterias y se encuentra en un hospital para ancianos. No reconoce a ninguno de nosotros. Cuando lo visitamos, nos vemos rodeados por personas ya viejas, que se encuentran más o menos en la misma condición. En tal vir­tud, nos preocupan muchísimo los problemas de la edad avanzada.

De acuerdo con Seth, cada caso de senilidad es diferente; pero, hablando en términos generales, la personalidad transfiere las partes vitales de la conciencia a la siguiente área de existencia y a menudo se da perfecta cuenta de que está allí y está funcionando. Gradualmente, el foco mental de la personalidad abandona esta vida y empieza a fun­cionar enteramente en otro nivel. La enfermedad física, el endureci­miento de las arterias, es causado por el rechazo gradual de la perso­nalidad a aceptar nuevos estímulos físicos, evitando de este modo la experiencia física (bien sea a propósito o por algún error). La gente que se siente aterrorizada por la muerte física, adopta esta senda, puesto que, cuando tiene lugar la muerte física, la conciencia ya está familiarizada con su nuevo ambiente v la muerte del organismo relati­vamente carece de sentido. En cualquier caso, la decisión interna del individuo ocasiona los síntomas físicos, no lo contrario.

Se puede incluso hacer continuar algunos síntomas después de la muerte. Por ejemplo, la señorita C, que vivía en nuestro mismo edifi­cio de departamentos, murió finalmente debido al endurecimiento de las arterias. Cierta noche me encontré fuera de mi cuerpo en una casa extraña, digo extraña porque, si bien ya era en extremo vieja, de algu­na manera daba la impresión de nuevecita. La señorita C apenas esta­ba saliendo a la puerta cuando yo llegué. Era sumamente distraída. De pronto "supe" que la casa era una alucinación que ella había creado, réplica del hogar de su infancia y yo me di cuenta que ella no compren­día que estaba muerta.

En el mismo momento comprendí que mi labor era explicar los hechos a ella. Muy suavemente la tomé del brazo y la conduje de nuevo al interior de la casa, mientras le decía: "señorita C, usted ya no tiene que preocuparse por morir. Eso ya ocurrió. Ahora su mente puede estar perfectamente clara. Todo está bien." Ella pareció enten­der y, cuando terminé de hablar con ella, llegó otra persona para to­mar mi lugar.

Yo había leído sobre casos semejantes, pero tengo que admitir que pensaba que eran sólo relatos sumamente imaginativos, hasta que me encontré guiando a la señorita C. El punto está en que ella tenía tanto miedo a la muerte, que no se daba cuenta que ésta ya había tenido lu­gar. Puesto que su cuerpo físico estaba completamente yerto, ella se encontraba en su cuerpo astral; no obstante, estaba actuando suma­mente confundida y su mente todavía no se aclaraba, como si todavía padeciera el endurecimiento de las arterias.

Según Seth, durante nuestras existencias reencarnacionales debe­mos comprender que proyectamos nuestros pensamientos y emociones hacia afuera, para formar la realidad. Cuando se comprende, por ejem­plo, que la mala salud es la proyección de ideas distorsionadas en el cuerpo, entonces se trabaja para aclarar y solucionar los problemas in­ternos. Esta comprensión puede curar enfermedades que están relacionadas con vidas pasadas. Puesto que Seth dice que estas existencias se viven en realidad espontáneamente, entonces estos yos "paralelos" existen en nosotros ahora y podemos alcanzarlos a través de terapia.

¿Se acuerda el lector de nuestra amiga que continuamente se ena­moraba de hombres que no podía tener? Finalmente se tornó más y más malhumorada e intentó el suicidio varias veces. Cierta noche, en su ausencia, celebramos una sesión para ella y el consejo de Seth sobre esto posee importantes implicaciones generales.

"No has aceptado la vida en términos de vida -dijo-; estás de­mandando que se comporte en ciertas formas y siga cursos que tú mis­ma decidiste conscientemente. Te estás rehusando a aceptar la vida con gusto y su propia razón y causa dentro de ti.

"La idea de que debes encontrar a un hombre que te ame, no es sino una cubierta para ocultar una renuencia más honda a aceptar la vida en sus propios términos. . . Te dices: `a menos que la existencia satis­faga mis condiciones, no existiré' y nadie tiene el derecho de colocarse en contra de su propia vitalidad innata.

"Una vez que aceptas la vida de todo corazón, en los términos de la vida, entonces tal vez ciertamente obtengas lo que persigues; pero no mientras insistas en ello como condición para la existencia conti­nuada. . . Tu propio propósito hará de la vida un gozo diario cuando dejes que tus condiciones desaparezcan. Olvidas lo que tienes: salud y vitalidad. Olvidas tu intelecto y tus intuiciones. Olvidas qué bendi­ciones son tuyas.

"No puedes pervertirlas tratando de obligarlas a servir propósitos que tú te has fijado como condición de existencia. Debes vivir con la fe de que tu propósito está y será satisfecho. Debes vivir con la fe de que tienes tal propósito y significado o no estarías aquí.

"La característica única que posee tu propia personalidad, debe cuidarse y respetarse. Los propósitos particulares de tu presente personalidad únicamente pueden alcanzarse, en las actuales circunstancias, en la forma que es generalmente mejor. Los desafíos pueden enfrentarse en otra ocasión y en otra vida, esto es cierto; pero la gente a quienes puedes ayudar en particular ahora, y el bien específico que puedes hacer, nunca pueden llevarse a cabo en la misma forma precisamente.. .

"Muchos hombres y mujeres han honrado gozosamente la noche y el amanecer, y escuchado el latir del corazón dentro de ellos como una bendición y un placer; sin embargo, no han tenido una centésima parte de tus bendiciones y ni una tercera parte de las razones para ver hacia adelante, en espera de otro día, pero se han satisfecho a sí mismos y dado felicidad a otros. Aceptaron la vida en sus términos y al aceptarla así, se llenaron de gracia. . . eso proviene de dar vida a todo lo que tienes."

-Pero ¿exactamente qué es una buena salud? -preguntó nuestro "decano" a Seth en una reciente sesión de clases.

"Debes desear una buena salud porque éste es el estado natural de tu ser. Debes confiar en la inteligencia innata de tu propio ser. La salud es su estado natural. A través de tu imagen física, la energía del universo se expresa a sí misma. Tú, como individuo, como conciencia individualizada, eras parte de esto y no puedes expresarte plenamente ni cumplir tu propósito como identidad, si no gozas de buena salud, pues los efectos del cuerpo se sienten en la mente y los efectos de la mente se sienten en el cuerpo."

El "decano" arrugó las cejas.

-¿Quieres decir que si yo tengo buena salud, espiritualmente me encuentro en buena forma?

"Si te encuentras en mala forma física, esto no quiere decir que seas una persona mala. Aclaremos este punto. Significa que tienes algún bloqueo en aquella área particular en la que estás incapacitado para utilizar energía constructivamente. . . Teóricamente, si estás usando energía en la forma en que deberías hacerlo, te encontrarías en perfec­tas condiciones de salud y lleno de abundancia. Sin embargo, varios ti­pos de carencia pueden mostrarse en muchas formas.

"No quiero que mantengas la actitud de que la salud o estado, por ejemplo, sea automáticamente un indicio de riqueza espiritual... Al­gunos de ustedes actúan bien en ciertas áreas y están bloqueados en otras. Lo ideal es usar todas sus aptitudes y, al hacer esto, ayudarán automáticamente a otros y a la raza misma de la que forman parte."

Seth sugiere que la autohipnosis y los estados de trance ligeros, se usen como formas para descubrir problemas internos que están oca­sionándonos dificultades. Asimismo, sugiere que simplemente pida­mos al yo interior que haga accesible la respuesta sobre una base consciente. Si no se descubren los problemas interiores, sencillamente intercambiaremos un conjunto de síntomas por otro. Diversas se­siones incluyen pasos específicos que deben emprenderse en estas y otras áreas. Los sueños son muy importantes, tanto para descubrir problemas como para proporcionar soluciones a ellos. De hecho, co­menzaré el siguiente capítulo con las sugerencias que da Seth sobre el uso de los sueños como terapia. Las instrucciones son sencillas y puede usarlas cualquiera.

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