2 - “Y OCURRIÓ”
Es altamente significativo que en esta documentación de Súmer y de
la temprana civilización sumeria, la Biblia escogió dar relevancia
al incidente de la conexión espacial—aquel conocido como el relato
de la ‘Torre de Babel’:
Y ocurrió mientras viajaban desde el oriente que encontraron un plano en la tierra de Shin’ar y ahí se establecieron. Y se dijeron unos a otros: “Vengan, hagamos ladrillos y los cocemos por fuego.” Y los ladrillos servirán como piedras, y el betún servirá como mortero. Y ellos dijeron: Vengan, construyámonos una ciudad Y una torre cuya cabeza alcance al cielo.”
Génesis 11: 2–4
Así es como la Biblia grabó el intento más audaz—¡Por Marduk!—por
imponer su supremacía al establecer su propia ciudad en el corazón
de los dominios enlilitas y, más aun, para construir ahí su propia
instalación espacial con su propia torre de lanzamiento. El sitio es
llamado en la Biblia Babel, Babilonia en español.
Este relato bíblico es notable en varios aspectos. Documenta, antes
que nada, la instalación humana en el valle Tigris-Éufrates después
del Diluvio, luego que el suelo se había secado lo suficiente para
permitir el re-asentamiento.
Menciona correctamente la nueva tierra Shin’ar, el nombre hebreo
para Súmer. Contribuye con la importante clave desde donde—de las
regiones montañesas hacia el oriente—los asentados habían venido.
Reconoce que fue ahí donde comenzó la primera civilización urbana—la
edificación de ciudades. Señala correctamente (y explica) que en esa
tierra, donde el suelo consistía de capas de fango seco y no hay
roca nativa, la gente empleaba ladrillos de barro para construir y
que por endurecer los ladrillos al horno podían ser empleados en vez
de la piedra.
También habla del uso del betún como mortero en la
construcción—una asombrosa cantidad de información, ya que el betún,
un producto natural del petróleo, escapaba del suelo en la zona sur
de Mesopotamia pero era totalmente ausente de la Tierra de Israel.
Los autores de este capítulo de Génesis estaban bien informados en
lo que se refiere a los orígenes y las innovaciones clave de la
civilización sumeria; también reconocieron la significancia del
incidente de la Torre de Babel.
Como en los relatos de la creación
de Adán y del Diluvio, mezclaron varias deidades sumerias en el
plural ‘Elohim’ o dentro de un omni-abarcante y supremo
Yahweh, pero
dejan en el cuento el hecho que le tocó a un grupo de deidades
decir:
“descendamos y pongamos fin a esta insolencia
(Génesis 11:7).
Los documentos sumerios y más tarde los babilonios dan testimonio de
la veracidad del relato bíblico y contienen muchos más detalles,
enlazando el incidente con las ya tensas relaciones entre los dioses
que causaron el estallido de las dos ‘Guerras de las Pirámides’
después del Diluvio. Los arreglos para la ‘Paz en la Tierra’, cerca
del 8.650 a.C. dejó al antiguo Edin en manos enlilitas. Eso conforme
a las decisiones de Anu, Enlil, e incluso Enki—pero jamás fue
aceptado por Marduk/Ra.
Y fue tanto así que cuando las Ciudades del
Hombre comenzaron a ser ubicadas en el antiguo Edin de los dioses,
Marduk sacó a juicio el asunto,
¿Qué hay conmigo?
Aunque Súmer era el corazón de los territorios enlilitas y sus
ciudades eran ‘centros de culto’ enlilita, hubo una excepción: al
sur de Súmer, al borde de la marisma, estaba Eridu; fue reconstruida
después del Diluvio en el exacto sitio donde estuvo el original
asentamiento de Ea/Enki en la Tierra. Fue insistencia de Anu, cuando
la Tierra fue dividida entre los clanes anunnakis rivales, que Enki
retuviera a perpetuidad Eridu como propia. Cerca de 3460 a.C. Marduk
decidió que él podía extender el privilegio de su padre al tener
también su propio punto de apoyo en el corazón de la tierra
enlilita.
Los textos disponibles no proveen la razón por qué Marduk escogió
ese específico sitio en los bancos del Éufrates para su nuevo
cuartel general, pero su ubicación provee una clave: estaba situada
entre la reconstruida Nippur (el Centro de Control de la Misión) y
la reconstruida Sippar (el puerto espacial pre-Diluvio de los
anunnakis), de modo que lo que Marduk tenía en mente pudo haber sido
una instalación que sirviera ambos propósitos.
Un mapa posterior de
Babilonia, dibujado en una tableta de arcilla (Fig. 10) lo
representa como el ‘Ombligo del Mundo.’—cercana al título-función
original de Nippur. El nombre que Marduk le dio al lugar, Bab-Ili en
acadio significa ‘Portal de los dioses’—un sitio desde el cual los
dioses pudieran ascender y descender, donde la apropiada instalación
iba a ser una ‘torre cuya cúspide pueda alcanzar los cielos’— !una
torre de lanzamiento¡
Figura 10
Como en el relato bíblico, se halla contado en paralelo (y antes) en
versiones mesopotámicas que este astuto intento por establecer una
instalación espacial se desplomó por completo. Aunque fragmentados,
los textos mesopotámicos (primero traducidos por George Smith en
1876) dejan claro que los actos de Marduk enfurecieron a Enlil,
quién “en su ira decretó” un ataque nocturno para destruir la torre.
La documentación egipcia reporta que un período caótico que duró 350
años precedió el inicio del reinado faraónico en Egipto, cerca del
3110 a.C. Es el marco de tiempo que nos conduce a fechar el
incidente de la Torre de Babel cerca del 3460 a.C., para el fin del
caótico período que marcó el retorno de Marduk/Ra a Egipto, la
expulsión de Thot, y el inicio del culto a Ra.
Esta vez frustrado, Marduk nunca desistió de sus empeños por dominar
las instalaciones espaciales oficiales que servían como el “Enlace
Cielo-Tierra”, el puente entre Nibiru y la Tierra—o disponer de su
propia instalación. Dado que, al final, Marduk alcanzó sus objetivos
en Babilonia, la pregunta interesante es: ¿Por qué falló en 3460
a.C.?
La igualmente interesante respuesta es: Fue una cuestión de
oportunidad.
Un texto muy conocido describe una conversación entre Marduk y su
padre, Enki, en la cual un descorazonado Marduk pregunta a su papá
en qué había fallado por aprender. En donde se equivocó fue en tomar
en cuenta el hecho que en esa época—el Tiempo Celeste—era la Era de
Tauro, la Era de Enlil...
Entre las miles de tablillas inscritas desenterradas del antiguo
Cercano Oriente, una buena cantidad proveyó información relacionada
con los meses asociados con una deidad particular. En un complejo
calendario iniciado en Nippur en 3760 a.C., el primer mes, Nissanu,
era el EZEN (tiempo festivo) para Anu y Enlil (en un año bisiesto
con trece meses lunares, el honor se dividía entre ambos).
La lista de ‘honores’ cambió a medida que pasó el tiempo, igual que
la composición de los miembros del supremo Panteón de Doce. Las
asociaciones mensuales también cambiaban localmente, no sólo en
varias tierras sino a veces en reconocimiento del dios local.
Sabemos, por ejemplo, que el planeta que llamamos Venus fue
inicialmente asociado con Ninmah y más tarde con Inanna/Ishtar.
Aunque tales cambios dificultan la identificación de quién estaba
ligado celestialmente a qué, algunas asociaciones zodiacales pueden
inferirse con facilidad a partir de escritos o dibujos.
-
Enki
(llamado primero E.A., “Aquel cuyo hogar es el agua”) estaba
claramente asociado con el ‘Portador de Agua’ “Acuario” (Fig. 11), e
inicialmente aunque no permanente también con los Peces, Piscis.
-
La constelación que fue llamada Los Gemelos, ‘Gemini’, sin duda fue
nombrada en honor de los únicos mellizos divinos nacidos en la
Tierra—los hijos de Nannar/Sin, Utu/Shamash e Inanna/Ishtar.
-
La
femenina constelación de ‘Virgo’ (la ‘Soltera’ más que el inexacto
‘Virgen’) que, como el planeta Venus, fue probablemente nombrada
primero en honor a Ninmah, fue renombrada AB.SIN, ‘Cuyo padre es
Sin’, lo que sólo podría ser correcto pata Inanna/Ishtar.
-
El Arquero
o Defensor, ‘Sagitario’, hizo juego con los numerosos textos e
himnos ensalzando a Ninurta como el Arquero Divino, guerrero y
defensor de su padre.
-
Sippar, la ciudad de Utu/Shamash, que después
del Diluvio no fue más el puerto espacial, era considerada en los
tiempos sumerios como el centro de la Ley y la Justicia, y el dios
era considerado (incluso por los últimos babilonios) como el Jefe de
Justicia del reino; es cierto que la Balanza de la Justicia
representó su constelación.
Y estaban los sobrenombres comparativos de fuerza, destrezas, o
características de un dios con un animal agarrado en
sobrecogimiento; Enlil, como lo reiteran texto tras texto, era el
Toro. Fue representado en sellos cilíndricos, en tablillas
relacionadas con astronomía, y en el arte.
Figura 11
Entre los más bellos
algunos son objetos descubiertos en las Tumbas Reales de Ur donde
había cabezas de toro esculpidas en bronce, plata, y oro, adornadas
con piedras semipreciosas. Sin duda, la constelación del
Toro—Tauro—honró y simbolizaba a Enlil. Su nombre, GUD.ANNA,
significa ‘El Toro del Cielo,’ y los textos que tratan de un ‘Toro
del Cielo’ real vincularon a Enlil y su constelación a uno de los
más únicos sitios en la Tierra.
Era un lugar llamado El Sitio de Aterrizaje—y hay ahí una de las más
asombrosas estructuras en la Tierra, incluyendo una torre de piedra
que llega al cielo, aun de pie.
Muchos textos de la antigüedad, incluyendo la Biblia Hebrea,
describen o se refieren al elevado y gran bosque único de cedros en
Líbano. En los tiempos antiguos se extendía por millas, rodeando un
sitio especial—una vasta plataforma de piedra construida por los
dioses como su primer sitio terrestre enlazado con el espacio, antes
que sus centros y el verdadero puerto espacial fueran establecidos.
Era, atestiguan los textos sumerios, la única estructura que
sobrevivió al Diluvio, y pudo entonces servir después del Diluvio
como una base de operaciones para los anunnakis; desde donde
revivieron las devastadas tierras con cultivos y animales
domesticados. El lugar, llamado ‘Sitio de Aterrizaje’, en la Epopeya
de Gilgamesh, era el destino del rey en su búsqueda de la
inmortalidad; sabemos por el relato épico que era ahí, en el sagrado
bosque de cedros, que Enlil guardaba el GUD.ANNA—el ‘Toro del
Cielo,’ el símbolo de la Era de Tauro de Enlil.
Y lo que sucedió entonces en el bosque sagrado tuvo relación con el
curso de los asuntos de dioses y hombres.
El viaje al
Boque de Cedros y su Sitio de Aterrizaje, aprendemos del
cuento épico, comenzaba en Uruk, la ciudad que Anu otorgó como
regalo a su bisnieta Inanna/Ishtar (un nombre que significa ‘Amada
por Anu’). Su rey, a comienzos del tercer milenio a.C., era
Gilgamesh (Fig. 12).
No era un hombre ordinario, porque su madre era
la diosa Ninsun, miembro de la familia de Enlil.
Figura 12
Esto hacía a
Gilgamesh no un mero ‘medio-dios’, sino uno que era ‘dos tercios
–divino.’ Cuando creció y comenzó a contemplar los asuntos de la
vida y la muerte, se le ocurrió que ser dos-tercios divino debía
hacer una diferencia; ¿por qué debería ser como un mortal
ordinario?, preguntó a su madre.
Ella estuvo de acuerdo, pero le explicó que la apariencia inmortal
de los dioses era en realidad una longevidad debida al largo período
orbital de su planeta.
Para lograr tal longevidad él tenía que unirse a los dioses en
Nibiru; y para hacer eso, él debía acudir al sitio donde las naves
cohete ascendían y descendían.
Aunque advertido de los peligros del viaje,
Gilgamesh
estaba
determinado a ir. Si fallo, decía, al menos seré recordado como
alguien que trató. Por insistencia de su mamá, un doble artificial, Enkidu (ENKI.DU significa ‘Hecho por Enki’), tenía que ser su
compañero y guardián. Sus aventuras, relatadas una y otra vez en las
12 tablillas y sus muchas interpretaciones antiguas, pueden ser
seguidas en nuestro libro ‘Escalera al Cielo.’
Hubo, en efecto, no
uno sino dos viajes (Fig. 13):
Figura 13
En el primer viaje hacia 2860 a.C.—al
Bosque de Cedros del Líbano—el
dúo fue asistido por el dios Shamash, abuelo de Gilgamesh, y la
marcha fue relativamente rápida y tranquila. Cuando llegaron al
bosque fueron testigos durante la noche del lanzamiento de una nave
cohete.
Así es como lo describe Gilgamesh:
¡La visión que tuve fue del todo asombrosa! Chillaron los cielos, tronó la tierra. Aunque el día estaba amaneciendo, vino la oscuridad. Estallido de relámpago, un incendio brota. Las nubes se hinchan, ¡¡ llovió muerte ¡! Entonces el brillo se desvaneció, el fuego se extinguió. Y todo lo caído se volvió cenizas.
Figure 14
Impresionados pero inmutables, al día siguiente Gilgamesh y Enkidu
descubrieron la entrada secreta que era empleada por los anunnakis,
pero apenas entraron, fueron atacados por un guardián automático
armado con rayos mortales y un fuego rotatorio. Se las arreglaron
para destruir al monstruo, y se relajaron en un arroyo pensando que
su camino ya estaba despejado.
Pero cuando se aventuraron más profundo en el Bosque de Cedros,
apareció un nuevo desafío: el Toro del Cielo.
Infortunadamente, la sexta tablilla de la epopeya está demasiado
dañada para que las líneas describan la creatura y la batalla de
forma completamente asequible. Las porciones legibles dejan en claro
que los dos camaradas corrieron por sus vidas, perseguidos por el
Toro del Cielo todo el viaje de regreso a Uruk, allí donde Enkidu se
las ingenió para darle muerte.
El texto se hace legible cuando el jactancioso Gilgamesh, quién
cortó el cuerno al toro, “llamó a los artesanos y los armeros” de
Uruk para admirar el cuerno del toro. El texto sugiere que eran
artificiales—“cada uno está formado por treinta piezas de
lapislázuli, la cubierta tiene dos dedos de espesor.
Hasta que otra tablilla con caracteres legibles sea descubierta, no
sabremos de seguro si el símbolo celeste de Enlil en el bosque de
cedros era un toro viviente especialmente seleccionado, decorado y
embellecido con oro y piedras preciosas, o una creatura robótica, un
monstruo artificial.
Lo que ciertamente sabemos es que sobre su
muerte,
“Ishtar, en su morada, lloró” todo el camino hasta Anu en
los cielos.
El asunto fue tan serio que Anu, Enlil, Enki y Shamash
formaron un consejo divino para juzgar a los camaradas (sólo Enkidu
terminó siendo castigado) y considerar las consecuencias del
fallecimiento...
La ambiciosa Inanna/Ishtar tenía razón en sus aullidos: la
invencibilidad de la Era de Enlil había sido perforada, y la Era
misma fue simbólicamente acortada por el desmembramiento del cuerno
del toro.
Sabemos por fuentes egipcias, que incluyen descripciones
pictóricas en papiros astronómicos (Fig. 15), que el simbolismo del
asesinato trascendió más allá de Marduk: fue tomado para significar
que en los cielos, también, se había recortado la Era de Enlil.
Figura 15
El intento de Marduk para fundar una instalación espacial
alternativa no fue tomado a la ligera por los enlilitas; la
evidencia sugiere que Enlil y Ninurta estuvieron preocupados con la
fundación de sus propias instalaciones espaciales alternativas al
otro lado de la Tierra, en las Américas, cerca de las fuentes de oro
post-Diluvio.
Esta ausencia, sumada al incidente del Toro del Cielo,
marcó el inicio de un período de inestabilidad y confusión en sus
centros mesopotámicos, sometidos a incursiones desde las tierras
vecinas.
El pueblo de los Gutianos, luego los Elamitas vinieron del
oriente, gente de lengua semítica vino desde el poniente. Pero
mientras los orientales rendían culto a las mismas deidades
enlilitas que los sumerios, los ‘Amurru’ (“Occidentales”) eran
diferentes. A lo largo de las costas del ‘Mar Superior’ (el
Mediterráneo), en las tierras de los cananeos, la gente era
inclinada hacia los dioses egipcios de Enki. Ahí yacen las
semillas—quizá hasta el presente—de las Guerras Santas emprendidas
‘En Nombre de Dios’, excepto que diferentes pueblos tenían
diferentes dioses nacionales…
Fue Inanna quién tuvo una brillante idea; que puede ser descrita
como “si no puedes contra ellos, invítalos a unirse.” Un día,
mientras navegaba los cielos en su Cámara Celeste—sucedió alrededor
de 2360 a.C.—aterrizó en un jardín vecino a un hombre durmiendo que
le había despertado las ganas. Quería sexo, quería al hombre.
Él era
un occidental, que hablaba una lengua semítica. Como él mismo
escribió después en sus memorias, no sabía quién era su padre, pero
sabía que su madre era una Entu, una sacerdotisa divina, que lo puso
en una canasta que fue arrastrada por el flujo del río hasta un
jardín al cuidado de Akki el Regador, quién lo hizo crecer como un
hijo.
La posibilidad que el fuerte y buen-mozo hombre pudiera ser un hijo
descastado de algún dios fue suficiente para que Inanna recomendara
a los otros dioses que el siguiente rey de esas tierras fuera este
Amurru. Cuando estuvieron de acuerdo ella le otorgó el
nombre-epíteto Sharru-kin, el viejo y querido título de los reyes
sumerios.
Al no provenir de algún linaje antiguo real y reconocido
de sumeria, estaba impedido de ascender al trono en cualquiera de
las viejas capitales, y se fundó entonces una nueva ciudad que
sirviera como capital. Fue llamada ‘Aggade’—“Ciudad Unión”—Nuestros
libros de texto llaman ‘Sargón de Akkad a este rey, y a su lengua
‘acadio’. Su reinado, que añadió provincias al norte y al noroeste
al antiguo Súmer, fue llamado Súmer y Akkad.
Sargón perdió poco tiempo en realizar la tarea para la cual fue
escogido—poner a las ‘tierras rebeldes’ bajo control.
Himnos a Inanna—de ahí en adelante conocida por el nombre acadio
Ishtar—contienen lo que decía ella a Sargón: que sería recordado
‘por la destrucción de la tierra rebelde, la masacre de su gente,
haciendo que sus ríos fluyan con sangre.’
Las expediciones militares
de Sargón fueron escritas y glorificadas en sus propios anales
reales; sus logros fueron sintetizados así en las Crónicas de
Sargón: Sharru-kin, rey de Akkad.
Afloró al poder en la época de Ishtar. No dejó ningún rival ni oponente. Él esparció su sobrecogimiento que inspira terror en todas las
tierras. Cruzó el mar en el oriente. Conquistó el país del poniente en toda su extensión.
El alarde implica que el sitio sagrado relacionado al espacio, el
‘Sitio de Aterrizaje’ en lo profundo del ‘país del oeste’, había
sido capturado y sujeto en nombre de Inanna/Ishtar—aunque no sin
oposición.
Incluso textos escritos para glorificar a Sargón dicen que “cuando
viejo todas las provincias se revolvieron contra él.”
Anales que
documentan los hechos desde el punto de vista de Marduk, revelan que
Marduk encabezó una agotadora contraofensiva:
En cuenta del sacrilegio cometido por Sargón, el gran dios Marduk se puso enfurecido… Desde oriente a poniente él distanció a la gente de Sargón, y lo castigó con una aflicción de permanecer sin descanso.
El territorio de Sargón incluía, es necesario apuntarlo, sólo uno de
los cuatro sitios ‘espaciales’ post-Diluvio—sólo el Sitio de
aterrizaje en el bosque de Cedros (ver Fig. 3). Sargón fue
rápidamente sucedido por hijos en el trono de Súmer y Acadia, pero
su verdadero sucesor en espíritu y letra fue un nieto llamado
Naram-Sin. El nombre significa ‘Favorito de Sin’, pero los anales e
inscripciones concernientes a su reino y campañas militares muestran
que él fue de hecho un favorito de Ishtar.
Textos y representaciones dicen que Ishtar animó al rey a buscar
grandiosidad y grandeza mediante incesantes conquistas y la
destrucción de los enemigos de ella, asistiéndolo de forma activa en
los campos de batalla.
Representaciones de ella, que acostumbraban a mostrarla como una
atractiva diosa del amor, ahora la mostraron como una diosa
guerrera, atestada de armas (Fig. 16).
Figura 16
No fue una guerra sin un plan—uno para frenar las ambiciones de
Marduk mediante la captura de todas las instalaciones espaciales en
nombre de Inanna/Ishtar. Las listas de ciudades capturadas o
subyugadas por Naram-Sin indican que no sólo llegó hasta el Mar
Mediterráneo—asumiendo el control del Sitio de Aterrizaje—sino
también viró hacia el sur para invadir Egipto.
Tal incursión en los
territorios de Enki fue algo inaudito, y pudo tener lugar, como
revela un cuidadoso examen de los documentos, porque Inanna/Ishtar
había formado una poco honrosa alianza con Nergal, el hermano de
Marduk casado con una hermana de Inanna. La ofensiva contra Egipto
requirió además penetrar y cruzar la Sagrada Región neutral en la
Península de Sinaí, donde se hallaba el puerto espacial—otra
rajadura al viejo Tratado de Paz. Jactancioso, Naram-Sin se
auto-confirió el título de ‘Rey de las cuatro regiones’…
Podemos escuchar las protestas de Enki. Es posible leer textos que
registran las advertencias de Marduk. Era tanto que incluso el líder
de los enlilitas no pudo dejarlo pasar. Un extenso escrito conocido
como ‘La Maldición de Acadia’, que relata la historia de la dinastía acadiana, afirma claramente que su fin llegó ‘luego del ceño
fruncido en la frente de Enlil.’
Y así la ‘palabra de Ekur—la
decisión de Enlil en su templo de Nippur—fue ponerle fin:
“La
palabra del Ekur se enfocó en Acadia” para ser destruida y borrada
de la faz de la Tierra.
El fin de Naram-Sin llegó cerca del 2260
a.C.; textos de esa época reportan tropas del territorio oriental,
llamados Gutium, leales a Ninurta, que fueron el instrumento de la
ira divina; Acadia jamás fue reconstruida, nunca reinstalada; esa
ciudad real, de verdad, nunca ha sido hallada.
La saga de Gilgamesh al comienzo del tercer milenio a.C. y las
incursiones militares de los reyes acadios cerca de fin del milenio,
proveen un claro trasfondo de los eventos del milenio: los blancos
fueron las instalaciones espaciales—para Gilgamesh alcanzar la
longevidad de los dioses, para los reyes una deuda hacia Ishtar para
obtener supremacía.
Sin duda, fue el intento de Marduk con la Torre de Babel lo que puso
el control de los sitios espaciales al centro de los asuntos de
dioses y hombres; y como veremos, esa localidad dominó mucho (si no
casi todo) de lo que vino después.
La fase acadiana de la Guerra y la Paz en la Tierra no ocurrió sin
aspectos celestiales o ‘mesiánicos.’
En sus crónicas, los títulos de Sargón siguieron la costumbre
honorífica:
“Capataz de Ishtar, rey de Kish, gran ‘Ensi’ de Enlil’,
pero además se llamaba a si mismo “sacerdote ungido de Anu.”
Fue
esta la vez primera que el ser divinamente ungido—que es lo que
‘Mesías’ literalmente significa—aparece en las inscripciones
antiguas.
Marduk, en sus pronunciamientos, advirtió de agitaciones por venir y
fenómenos cósmicos:
El día se tornará en oscuridad, el flujo del río será desordenado, las tierras serán abandonadas la gente buscará perecer.
Mirando hacia atrás, buscando profecías bíblicas similares, queda
claro que al inicio del siglo 21 a.C. dioses y hombres esperaban un
venidero Tiempo Apocalíptico.
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