Hitler venía de una familia pobre, absolutamente
carente de posición social. Se retiró de sus estudios escolares antes de
terminar, y nadie nunca lo sindicó de culto. Sin embargo, este hombre trató
de conquistar el mundo. En el inicio de su carrera, se sentó en una fría
buhardilla y vació al papel sus ambiciones de gobernar el mundo. Eso lo
sabemos.
Tiene que admitirse que es teóricamente posible.
Julio César, un rico aristócrata, lo admitió. Y tal hombre podría formar una
alianza o asociación con otros de pensamiento similar, ¿O no podría ser
posible? César la formó. Estos hombres tendrían una educación soberbia,
impondrían un enorme prestigio social y serían capaces de manejar cuantiosas
sumas de dinero para llevar a cabo sus propósitos. Estas son las ventajas
que Hitler y Lenin no tuvieron.
Su ambición llega hasta ahí. No tiene deseo alguno de ejercer poder sobre otros, conquistar otras tierras o gentes, ni llegar a ser rey. Quiere preocuparse de sus propias cosas y gozar de la vida. Como no tiene codicia por el poder, es difícil para él imaginar que hay otros que..., otros que marchan al son de otro tambor.
Pero debemos darnos cuenta que ha habido muchos Hitler y Lenin y Stalin y César y Alejandro Magno a través de la historia. ¿Por qué debemos suponer que hoy no existen tales hombres con esos pervertidos anhelos de poder?
Y si estos hombres son billonarios, ¿no es
posible que usen a individuos como Hitler y Lenin como prendas para
adueñarse ellos del poder?
Los hombres de la cúspide de este movimiento no son comunistas en el tradicional sentido de ese término. No sienten lealtad alguna hacia Moscú o Pekín. Son solamente leales a sí mismos y a sus compromisos. Y, ciertamente, estos hombres no creen en la trampa de la pseudo-filosofía del comunismo. No tienen intención alguna de dividir su riqueza.
El socialismo es una filosofía que los
conspiradores explotan, pero en la cual sólo los ingenuos creen. En este
libro se explicará exactamente cómo el capitalismo financiero es usado como
el yunque y el comunismo como el martillo para conquistar el mundo.
Mucho de lo que sabe el autor lo ha aprendido de
ellos. Y la historia es conocida por muchos otros miles. Altos círculos de
la inteligencia militar están en
conocimiento de esta urdimbre. Además, el
autor ha entrevistado a seis hombres que han sido investigadores, por un
tiempo considerable, de Comités del Congreso. En 1953, uno de estos hombres,
Norman Dodd, encabezó la investigación sobre fundaciones
Según el señor Dodd, es permisible investigar a
los radicales lanzadores de bombas en las calles, pero cuando uno empieza a
seguir la pista de actividades desde sus orígenes, en el "mundo legítimo",
la cortina de hierro de la política cae pesadamente. (Mr.
Norman Dodd - “The hidden agenda”)
En realidad, es un argumento muy lógico y razonable. Los americanos son, de hecho, anticomunistas.
Supóngase que usted dejara este libro en este mismo minuto, tomara un block de anotaciones y partiera al centro comercial más próximo para realizar un estudio sobre la actitud de los americanos ante el comunismo.
La mayor parte de la gente pensaría que usted le está "tomando el pelo". Si nos atenemos a nuestro estudio, encontraríamos que el noventa y nueve por ciento de la gente es anticomunista.
Probablemente sería difícil encontrar a alguien
que tomara una posición favorable con respecto al comunismo.
Pero antes que nuestro entrevistado imaginario se vaya, disgustado por lo que él cree ser un estudio en broma, usted le agrega:
La próxima pregunta es:
De inmediato se desarrolla una situación enteramente diferente. En lugar de encontrar una casi unanimidad, como en el caso anterior, en este punto tendremos una increíble diversidad de ideas. Hay una multitud de opiniones acerca de lo que el comunismo es.
Algunos dirán:
Otros sostendrán:
Un tipo más erudito puede manifestar:
Si, por casualidad, uno de los hombres a quien usted pidiera definir el comunismo fuera profesor de Ciencias Políticas de alguna universidad local, probablemente replicaría:
Si usted piensa que estamos siendo graciosos,
quiere decir que no ha hablado con un profesor de Ciencias. Políticas
últimamente. Porque lo anterior es la visión predominante en nuestros campus
universitarios; ni mencionar la de nuestro Departamento de Estado ...
¿Ustedes se podrán imaginar cuán efectiva podría ser la defensa del equipo si los cuatro delanteros no se pusieran de acuerdo con los defensas laterales, quienes no podrían conciliarse con los defensas de las esquinas, que, a su vez, no podrían ponerse de acuerdo con los reservas, los que, a su vez, no se entenderían con los ayudantes del entrenador, quienes, a su turno, no concordarían con el propio entrenador en cuanto al modo de defensa que se debiera emplear ante la ofensiva presentada?
El caos sería su resultado obvio.
Se puede formar un equipo con hombres de valor y puede tener éxito al echarlo contra los Green Bay Packers, si los Packers no se ponen de acuerdo en qué consiste aquello a lo cual se están oponiendo. Eso es académico.
El primer principio para cualquier encuentro, ya
sea en el fútbol o en la guerra (en el frío o en el calor), es: conocer al
enemigo. Los americanos no conocen a su enemigo. Consecuentemente, no es de
extrañarse que por tres décadas hayamos estado observando país tras país
caer bajo la cortina comunista.
Comunismo:
Notarán que no mencionamos a Marx, Engels, Lenin, Trotsky, la burguesía, el proletariado ni el materialismo dialéctico.
No dijimos nada sobre la pseudo-economía ni la filosofía política de los comunistas. Estas son las TÉCNICAS del comunismo y no deben ser confundidas con la conspiración comunista en sí. La llamamos una campaña internacional y conspiracionista por el poder.
Sin comprender previamente la naturaleza
conspiracionista del comunismo, no entenderemos en absoluto de qué se trata.
Estaremos eternamente estancados en el nivel del Hall Gus del comunismo. ¡Y
no es allí donde se encuentra, querido!
Podemos creer cualquiera otra cosa que se nos ocurra acerca de él.
Podemos creer que es brutal, tiránico, diabólico o aun que pretende enterrarnos, y ganaremos los aplausos de la vasta mayoría de los americanos. Pero nunca, nunca use la palabra conspiración si usted espera el aplauso, porque ése es el momento cuando la ira del Liberalismo caerá sobre su cabeza.
Se nos permite creer en todo tipo de conspiración,
menos en la conspiración política moderna.
¿No es posible la existencia de una conspiración
política que esté en espera de un “Joseph Valachi” para atestiguar? ¿Es el
Dr. Carroll Quigley el Joseph Valachi de las conspiraciones políticas?
Hombres como Lucky Luciano, que han arañado y
subido hasta el tope del crimen organizado, deben. por necesidad, ser
diabólicamente brillantes, sagaces y absolutamente despiadados. Pero, casi
sin excepción, los hombres en la jerarquía del crimen organizado han sido
personas carentes de una educación formal. Son nacidos en la pobreza y han
aprendido su oficio en los escondidos callejones de Nápoles, Nueva York o
Chicago.
Después de graduarse en tan ilustres establecimientos de educación superior, ¿Es probable que lo encontremos en la calle vendiendo entradas de 50 centavos para un -partido? ¿Lo encontraremos proporcionando marihuana a los escolares o sosteniendo una cadena de casas de prostitución? ¿Estará involucrado en matanzas callejeras? No, en absoluto.
Porque con ese tipo de educación, esta persona se da cuenta de que si uno quiere tener el poder, el verdadero poder, las lecciones de historia dicen:
La conspiración para obtener el poder del
gobierno es tan antigua como el gobierno mismo. Podemos estudiar las
conspiraciones que rodeaban a Alcibíades en Grecia o a Julio César en la
antigua Roma, pero no se supone que pensemos que los hombres de hoy hagan
planes para lograr el poder político.
En la realidad, el comunismo es una tiranía planeada por los buscadores de poder, cuya arma más efectiva es la gran mentira. Y si uno toma todas las mentiras del comunismo y las hierve, se destilan desprendiéndose en dos mentiras mayores, de las cuales nacen todas las demás.
Ellas son:
Volvamos atrás en nuestro estudio imaginario y analicemos la primera gran mentira del comunismo - que es inevitable. Se recordará que le preguntamos a nuestro entrevistado si estaba a favor o en contra del comunismo, y luego le pedimos que lo definiera.
Ahora le preguntaremos:
Y en casi todos los casos, la respuesta será algo así:
Después preguntamos:
La respuesta, en todo caso, será algo similar a esto:
Cuando le preguntamos a nuestro entrevistado:
Su respuesta será:
¿Usted no sabe que los muchachos ahí en la municipalidad están tratando de hacer todo lo que pueden para convencerlo de eso? ¿Cuán efectivo será oponerse a algo, si siente que su oposición es en vano?
Darle la sensación al opositor que su defensa es inútil, es tan antiguo como la misma guerra.
Alrededor del año 500 A. C., el lord chino, filósofo de la guerra, Sun Tsu, estableció:
Lo que llamamos hoy "guerra psicológica". En
póquer se llama "marcarse un buen farol". El principio es el mismo.
Si estudia el Manifiesto Comunista, de Marx, usted encontrará que, en esencia, Marx dijo que la revolución proletaria establecería la dictadura SOCIALISTA del proletariado. Para alcanzar la dictadura SOCIALISTA del proletariado, tres cosas deben ser logradas:
Marx llegó a afirmar que cuando la dictadura del proletariado hubiera llevado a cabo estos tres puntos a través de todo el mundo, y después de un período de tiempo no determinado (como pueden ver, era muy vago con respecto a este punto), el Estado todopoderoso milagrosamente se marchitaría y el socialismo estatal daría paso al comunismo. No se necesitaría gobierno alguno. Todo sería paz, dulzura y luz, y todos vivirían por siempre muy felices.
Pero, primero, todo comunista debe trabajar para
establecer el SOCIALISMO.
* Karl Marx fue contratado por un misterioso grupo, que se daba el nombre de Liga de los Justos, para, escribir el Manifiesto Comunista como un anzuelo demagógico para atraer a la multitud. De hecho, el Manifiesto Comunista estuvo en circulación muchos años antes que el nombre de Marx fuera suficientemente reconocido como para establecer su calidad de autor de este manual revolucionario.
Todo lo que Karl Marx hizo fue poner al día y
codificar los mismos planes. y principios revolucionarios expuestos setenta
años, antes por Adam Weishaupt, el fundador de la Orden de los Illuminati,
en Baviera. Y es ampliamente reconocido por serios letrados del tema que la
Liga de los Justos era solamente una prolongaci6n de las Illuminati, que se
vieron obligados a permanecer en secreto después de ser descubiertos por una
redada conducida por las autoridades bávaras en 1786
Si escucha a un orador comunista oficial, nunca
mencionará el comunismo. Sólo hablará de la lucha para completar la
socialización en América. Si va a una librería comunista, encontrará que
toda su literatura promueve este tema. No llama al establecimiento del
comunismo, sino del SOCIALISMO.
El número de septiembre de 1970 de la revista New York contiene un artículo del profesor John Kenneth Galbraith, de Harvard, un socialista declarado, titulado "Richard Nixon y el Gran Renacimiento Socialista".
Describiendo lo que él llama “Plan de Juego de Nixon”, Galbraith expresa:
El Dr. Galbraith empezó su artículo afirmando:
Luego Galbraith proporciona una lista de los gigantescos pasos dados hacia el socialismo por la Administración Nixon. La conclusión que se saca del artículo es que el socialismo, proveniente del Partido Demócrata o Republicano, es inevitable.
El amigo de Harvard, el Dr. socialista Arthur Schlesinger, ha dicho algo muy parecido:
Muchos individuos extremadamente patriotas han caído inocentemente en la línea de la conspiración.
Walter Trohan, columnista retirado del Chicago Tribune y uno de los más sobresalientes comentaristas políticos de América, ha dicho con precisión:
Y el Sr. Trohan también ha sido llevado a creer que el rumbo es inevitable:
El Establishment promueve la idea de la inevitabilidad del comunismo a través de la perversión de términos usados en su descripción del espectro político (Ver Cuadro 1).
Se nos dice que en la extrema izquierda del espectro político encontramos el comunismo, admisiblemente dictatorial. Pero también se nos dice que igualmente temible está lo opuesto a esta extrema izquierda, la extrema derecha, marcada como fascismo. Constantemente se nos dice que todos debemos tratar de quedarnos en la mitad del camino, lo que recibe el nombre de democracia, pero es lo llamado socialismo Fabiano (o rastrero) por el Establishment. (El hecho de que la mitad del camino se haya estado moviendo inexorablemente hacia la izquierda, durante cuarenta años, es algo ignorado.)
Aquí hay un excelente ejemplo del uso de falsas
alternativas. Se nos da a elegir entre comunismo (socialismo internacional),
en un extremo del espectro, y nazismo (nacional socialismo en el otro, o
socialismo Fabiano en el medio. ¡El espectro completo es socialista!
Es todo bastante parecido, para el punto de vista de las personas que deben vivir y sufrir bajo el sistema. Si el gobierno total (por cualquiera de sus seudónimos) está en la extrema izquierda, entonces, por lógica, la extrema derecha debería representar la anarquía o ausencia de gobierno.
El Cuadro nº 1 representa un falso espectro
político de la Izquierda -Derecha usado por los Liberales, el cual tiene el
comunismo (Socialismo Internacional) en el extremo izquierdo y su gemelo, el
fascismo (Nacional Socialismo), en el extremo derecho, quedando el
socialismo Fabiano en la "mitad del camino". ¡El espectro completo es
Socialista!
Ellos sabían que los hombres prosperaban en libertad.
Aunque el sistema de libre empresa no esté específicamente mencionado en la Constitución, es lo único que puede existir bajo la República Constitucional. Todos los sistemas colectivistas requieren poder en el gobierno, que la Constitución no concede. Nuestros Padres Fundadores no tenían intención alguna de permitir que el gobierno se transformara en un instrumento para robarle el fruto del trabajo a un hombre para dárselo a otro que no lo había ganado. Nuestro gobierno debe ser de poderes severamente limitados.
Thomas Jefferson dijo:
Jefferson sabía que si el gobierno no estaba
esclavizado, la gente pronto lo estaría.
Los tiempos cambiaron, la tecnología cambia, pero los principios son eternos. Primero, el gobierno debía proporcionar la defensa nacional y establecer un sistema de tribunales, pero hemos roto las cadenas de las cuales hablaba Jefferson, y ahora, por muchos años, nos hemos estado moviendo hacia la izquierda del espectro político, hacia un gobierno colectivista total.
Cada proposición de nuestros líderes políticos
(incluyendo algunas que se supone que tienen un efecto muy opuesto, como la
proposición de participación de rentas de Nixon) nos lleva más hacia la
izquierda, hacía un gobierno radicalizado. Esto no es por ser el socialismo
inevitable. No es más inevitable que el faraonismo. Es, en gran parte, el
resultado de un inteligente planeamiento y paciente graduación.
Todos los controles son "controles de gente". Si
el gobierno controla todas estas áreas, puede eventualmente hacer con
exactitud lo que Marx manifestó: destruir el derecho de propiedad privada,
eliminar a la familia y barrer con la religión.
Si tuviésemos la oportunidad de sentarnos y tomar una taza de café con el hombre de la calle que hemos estado entrevistando, él tal vez diría:
¿No es divertido?
En realidad, hay una enorme diferencia entre lo que los promotores definen como socialismo y lo que es en la práctica. La idea que el socialismo es un programa de participación de riqueza, es estrictamente un juego de confianza, para lograr que la gente renuncie a su libertad en bien de un gobierno colectivista todopoderoso.
Mientras los Privilegiados nos dicen que estamos
construyendo un paraíso en la tierra, estamos, en realidad, construyendo una
cárcel para nosotros mismos.
Hombres como Rockefeller, Ford y Kennedy están a favor de todo programa socialista existente que va a incrementar sus impuestos. Sin embargo, ellos mismos pagan poco o nada en impuestos. Un artículo publicado por el Diario de la Alianza de Norteamérica, en agosto de 1967, cuenta cómo los Rockefeller, prácticamente, no pagan impuesto a la renta, a pesar de su riqueza.
El artículo revela que uno de los Rockefeller pagó personalmente el gran total de US$ 685 de impuesto a la renta durante uno de los años recién pasados. Los Kennedy tienen su gran Chicago Merchandise Mart,* sus mansiones, yates, aviones, etc., todos de propiedad de sus millares de trusts y fundaciones familiares.
¡Los impuestos son para los criados!
* Un gran mercado comercial.
No obstante, hipócritas como Rockefeller, Ford y Kennedy posan como grandes campeones de los “oprimidos”.
Si realmente estuvieran interesados en los pobres, más bien que usar el socialismo como un medio para lograr poder político personal, se desprenderían de sus riquezas. No hay ley que les prohíba entregar sus propias fortunas. No hay ley que les prohíba entregar sus riquezas a los golpeados por la pobreza.
¿No deberían estos hombres dar el ejemplo? ¿Y
practicar lo que predican? Si ellos abogan por una participación de la
riqueza, ¿no deberían empezar con la suya en lugar de abusar con la clase
medía, que paga casi todos los impuestos? ¿Por qué Nelson Rockefeller y
Henry Ford II no dan toda su riqueza, dejándose lo suficiente para ubicarse
en el promedio nacional? ¿Se pueden imaginar a Teddy Kennedy entregando su
.mansión, aeroplano y yate, y mudándose a una casa de US$ 25.000 con una
hipoteca de US$ 20.000 como el resto de nosotros?
¿Pero es así como funciona? Examinemos los únicos países socialistas - de acuerdo con la definición socialista de la palabra - existentes hoy en el mundo. Estos son los países comunistas. Los mismos comunistas se refieren a éstos como a los países socialistas, como en el caso de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Aquí en la realidad del socialismo hay un
pequeño grupo oligárquico en la cima, no más del tres por ciento de la
población total aproximadamente, que controla la riqueza total, la
producción total y las mismas vidas del noventa y siete por ciento restante.
Evidentemente que hasta el más ingenuo se da cuenta que el Sr. Brezhnev no
vive como uno de los pobres campesinos de las extensas estepas rusas. Pero,
de acuerdo con la teoría socialista, ¡él debería hacer exactamente eso!
En cambio, se transforma en la lógica y hasta
perfecta herramienta de los megalomaníacos buscadores de poder. El comunismo
o dicho con mayor exactitud, el socialismo, no es un movimiento de las masas
oprimidas, sino de la élite económica. El plan de los conspiradores
Privilegiados es, entonces, un plan para socializar a los Estados Unidos, no
para “comunizarlo”.
El Cuadro 3 muestra la estructura de nuestro gobierno como fue establecido por nuestros Padres Fundadores. Usando todos los medios a su alcance, la Constitución fraccionaba y subdividía el poder gubernamental. Los Padres Fundadores creyeron que cada rama del gobierno, fuera ésta federal, estatal o local, estaría celosa de sus poderes y nunca los entregaría al control centralizado.
Muchas fases de nuestras vidas también (como la caridad y educación) fueron total o casi totalmente puestas fuera del alcance de las garras de los políticos. Bajo este sistema no se podría tener dictadura. Ningún segmento del gobierno podía acumular suficiente Poder como para formar una dictadura.
Para que se ejerza una dictadura, se debe tener una rama única sosteniendo la mayoría de las riendas del poder. Una vez que esto sucede, la dictadura es inevitable.
Una dictadura en nuestra República era imposible, porque el poder estaba ampliamente difundido. Hoy, a medida que nos aproximamos al socialismo democrático, todo el poder está siendo centralizado en el ápice de la rama ejecutiva del gobierno federal. Esta concentración de poder hace inevitable la dictadura. Aquellos que controlan al Presidente, indirectamente ganan el control virtual de todo el país.
El filósofo inglés Thomas Hobbes manifestó:
Woodrow Wilson, antes de convertirse en instrumento de los Privilegiados, observó:
Y el historiador inglés Lord Acton comentó:
A pesar que estos hombres vivieron después que
nuestra Constitución fuera escrita, nuestros antepasados comprendieron
cabalmente estos principios.
A medida que nos movemos por la izquierda hacia el socialismo en el espectro político, todas las riendas del poder están siendo centralizadas en una rama ejecutiva del gobierno federal. Mucho de esto se está llevando a cabo comprando todas las otras entidades con la legislación o con las concesiones federales "gratuitas".
El dinero es usado como cebo y el anzuelo es el
control federal. La Corte Suprema ha ordenado, y en este caso en forma
lógica, que "es apenas la falta de un proceso apto la causa que el
gobierno regule aquel que subvenciona".
Si usted quisiera controlar la manufactura, el comercio, finanzas, transportes y recursos naturales, sólo bastaría controlar el ápice, el pináculo de poder de un todopoderoso gobierno SOCIALISTA. Entonces, usted tendría un monopolio y podría hacer salir a todos sus competidores. Si quiere un monopolio nacional, debe controlar un gobierno nacional socialista. Si quiere un monopolio mundial, debe controlar un gobierno de socialismo mundial. De eso se trata el juego.
El "comunismo" no es un movimiento de las masas oprimidas, sino un movimiento creado, manipulado y usado por los billonarios buscadores de poder para ganar el control sobre el mundo, primero, estableciendo gobiernos socialistas en diversas naciones, y, luego, consolidándolas a todas en una sola "Gran Combinación", en un Super-Estado del todopoderoso mundo socialista.
Todo esto, probablemente, bajo el auspicio de las Naciones Unidas.
El balance de este libro destacará, claramente,
cómo han usado el comunismo para acercarse a su objetivo.
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