CAPITULO 4
FINANCIANDO LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE
El establecimiento del Sistema de Reserva Federal dio a la “conspiración" un
instrumento por medio del cual los banqueros internacionales podían llevar
la deuda nacional hasta el cielo, recogiendo enormes sumas de interés y
también ganando control sobre el prestatario. Durante la Administración
Wilson, solamente, la deuda nacional se expandió en un 800 por ciento.
Dos meses antes del envío de la Acta de la Reserva Federal, los conspiradores
habían creado el mecanismo para recaudar los fondos para pagar el interés de
la deuda nacional. El mecanismo era el impuesto progresivo a la renta, el
segundo renglón del Manifiesto Comunista, de Karl Marx, que contiene diez
renglones para SOCIALIZAR un país.
Uno naturalmente supone que el impuesto graduado a la renta recibiría la
oposición de los acaudalados. El hecho es que muchos de los americanos más
ricos lo apoyaron. Algunos, sin duda, por altruismo y porque, al principio,
los impuestos eran muy bajos. Pero otros apoyaban el proyecto porque ya
tenían un plan para evadir en forma permanente el impuesto a la renta y el
subsiguiente impuesto de herencia.
Lo que pasó fue esto: A la vuelta del siglo, los Populistas, un grupo de
socialistas rurales, estaban ganando fuerzas y desafiando el poder de los
banqueros de Nueva York y el de los industriales monopolistas. Mientras los
Populistas tenían las respuestas equivocadas, hacían muchas de las preguntas
correctas. Desafortunadamente, los indujeron a creer que el control
banquero-monopolista sobre el gobierno, a lo cual ellos se oponían, era el
producto de la libre empresa.
Como la amenaza de los Populistas a los cartelistas era desde la Izquierda
(no habiendo movimiento político organizado alguno para el laissez. faire),
los Privilegiados se movilizaron para conquistar a la Izquierda. El Profesor
Quigley muestra que más de 50 años atrás, la firma Morgan decidió infiltrar
el ala izquierda del movimiento político en los Estados Unidos.
Esto no fue
difícil de hacer, ya que los grupos de Izquierda necesitaban fondos y
estaban ansiosos de ayuda para trasmitir su mensaje al público. Wall Street
daba ambas cosas. No había nada nuevo acerca de esta decisión, dice Quigley,
ya que otros financistas habían hablado de ello y aun lo intentaron
anteriormente.
Quigley continúa:
"Lo que, lo hizo decisivamente importante en este momento fue la combinación
para su adopción por el influyente financista de Wall Street, en instantes
en que la política de impuestos llevaba a todos los financistas a buscar
refugio para que sus fortunas estuvieran exentas de tributos...".
(p. 938)
Los movimientos radicales nunca son exitosos, a no ser que atraigan mucho
dinero y/o apoyo externo. El gran historiador del siglo XX, Oswald Spengler,
era uno de esos que vieron aquello que los Liberales americanos rehúsan ver,
que la Izquierda está controlada por su enemigo declarado, los agentes de la
gran fortuna.
Escribió en su monumental Decadencia de Occidente (Biblioteca
Moderna, Nueva York, 1945):
"No hay ningún movimiento proletario, ni siquiera uno comunista, que no haya
operado en intereses de dinero, en la dirección indicada por el dinero y,
durante un tiempo, autorizado por el dinero, y todo esto sin que los
idealistas, entre sus lideres, tengan la menor sospecha del hecho."
Mientras el movimiento Populista era básicamente no-conspirativo, su
ideología y plataforma izquierdista fueron hechas para mandar a los
Privilegiados de
la élite, porque aspiraba a concentrar el poder en el
gobierno. Los Privilegiados sabían que podían controlar el poder y usarlo
para sus propias intenciones. Ellos no estaban interesados, por supuesto, en
promover la competencia, sino en restringirla.
El profesor Gabriel Kolko ha
preparado un largo volumen presentando la innegable prueba que los gigantes
manipuladores de las corporaciones promovieron mucho de la llamada
"legislación progresiva" de las eras de Roosevelt y Wilson, legislación que
ostensiblemente aspiraba al control de sus abusos, pero que estaba escrita
de tal manera que sólo servía a sus intereses.
En The Triumph of
Conservatism (por lo que Kolko erróneamente quiere decir gran negocio),
anota:
" ... la razón significativa por la cual muchos hombres de negocios dieron
la bienvenida y trabajaron para aumentar la intervención en sus asuntos, ha
sido virtualmente ignorada por historiadores y economistas. Esto se debía a
la pretensión de que la industria americana estaba centralizada y
monopolizada a tal punto, que podría racionalizar la actividad (regular la
producción y precios) en sus diversas ramas, voluntariamente. La verdad era
algo muy opuesto.
A pesar del gran número de combinaciones y el crecimiento
de su tamaño absoluto en muchas corporaciones, la tendencia dominante en la
economía americana, a principios de este siglo, llevaba a la creciente
competencia. La competencia era inaceptable para muchos negocios claves e
intereses financieros..."
La mejor manera para los Privilegiados de eliminar esta creciente
competencia era imponer un impuesto progresivo a la renta a sus
competidores, mientras redactaban las leyes adecuadas para incluir puertas
de-escape para ellos.
En realidad, muy pocos de los que propusieron el
impuesto graduado a la renta se dieron cuenta que estaban jugando con las
manos de aquellos a quienes pretendían controlar.
Como Ferdinand Lundberg
anota en The Rich and the Super-Rich:
"Por último, llegó a ser (el impuesto a la renta) un sifón encajado
gradualmente en las billeteras del público en general. Impuesto al son de
los hurras populares, el impuesto a la renta fue como un impuesto de clase,
que paso a paso, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en un tributo
de masas"
El principal portavoz de los Privilegiados en el Senado durante este período
era Nelson Aldrich, uno de los conspiradores involucrados en el manejo de la
creación de la Reserva Federal y el abuelo materno de Nelson Aldrich
Rockefeller.
Lundberg dice que,
“cuando Aldrich hablaba, los periodistas
comprendían que, aunque las palabras eran suyas, la línea dramática.
seguramente era aprobada por el 'Gran John (D. Rockefeller) ...”
En años
anteriores, Aldrich había denunciado el impuesto a la renta como "comunista
y socialista", pero en 1909 propició una dramática e impresionante
reversión.
El American Biographical Dictionary comenta:
"Justo cuando la oposición llegó a ser formidable, él (Aldrich) aquietó sus
velas y, con el apoyo del Presidente (Taft), impulsó la propuesta de una
modificación a la Constitución, dándole poderes al Congreso para establecer
impuestos a la renta."
Howard Hinton recuerda, en su biografía de
Cordell Hull, que éste había
bregado en la Cámara por la aprobación del impuesto a la renta.
Sorprendido, Hinton escribió:
"Durante las últimas semanas, el inesperado espectáculo de los líderes
Republicanos del Congreso, llamados "conservadores de la línea-antigua", que
súbitamente cambiaron su actitud de toda una vida, defendiendo, a través de
una mal disimulada repugnancia, la modificación del impuesto a la renta, ha
sido ocasión de sorpresa y admiración."
La puerta de escape para los Privilegiados, usada con el propósito de evadir
el pago de impuestos, estaba lista. Cuando la Modificación hubo sido
aprobada
por los Estados (aun antes que el impuesto a la renta fuera
sancionado), las fundaciones Rockefeller y Carnegie estaban en plena
operación.
Se debe recordar que fue para quebrar esos monopolios de la Standard Oil
(Rockefeller) y de la U. S. Steel (Carnegie) que varios proyectos
anti-trusts fueron presentados. Estos monopolistas, ahora, podían disponer
de su riqueza libre de impuestos, mientras que sus competidores debían
enfrentar un impuesto a la renta que hacía difícil acumular capital.
Como
hemos dicho, el socialismo no es un programa de participación-de-riquezas
como a los socialistas les gustaría hacernos creer, Sino un programa
consolidador-y-controlador-de-riqueza para los Privilegiados.
El Comité Reece, que investigó las fundaciones para el Congreso, en 1953, probó, con
sorprendente evidencia, que las numerosas fundaciones Rockefeller y Carnegie
han estado promoviendo el socialismo desde su comienzo (Ver: Foundations:
Their Power and Influence, de René Worniser, Devin Adair, Nueva York, 1958).
Los conspiradores habían creado el mecanismo para aumentar la deuda, para
cobrarla y para evadir ellos los impuestos destinados a pagar el interés
anual de la deuda. Pero nada aumenta más la deuda nacional como una guerra.
Y la Primera Guerra Mundial se estaba fraguando en Europa.
En 1916, Woodrow Wilson fue reelegido por escasa mayoría.
Basó su campaña en
el slogan:
"¡Él nos mantuvo fuera de la Guerra!"
El pueblo americano estaba
en extrema oposición al hecho de que América se viera involucrada en la
guerra europea. Quedarse al margen de las permanentes discusiones externas
había sido una tradición americana desde George Washington.
Pero a medida
que Wilson recorría el país, dando su palabra de honor que los soldados
americanos no serían enviados a una guerra externa, él se preparaba para
hacer justo lo contrario. Su "otro yo", como llamaba al 'Coronel" House,
estaba llegando a acuerdos secretos con Inglaterra, que acorralaban a
América para que entrara a la guerra. Sólo seis meses más tarde estábamos en
ella. El mismo grupo que manipulaba el proyecto del impuesto a la renta y el
Sistema de Reserva Federal, quería a América en la guerra.
J.P. Morgan, John D. Rockefeller, el "Coronel" House, Jacob Schiff, Paul
Warburg y el resto de los conspiradores de la Isla Jekyll, estaban todos
profundamente confabulados en comprometernos a nosotros.
Muchos de estos
financieros habían prestado a Inglaterra grandes sumas de dinero. De hecho,
J.P. Morgan y Cía. sirvieron como agentes financieros británicos en este
país durante la Primera Guerra Mundial.
Muchas eran las razones de peso que se daban para explicar el estallido de
la Primera Guerra Mundial, pero había algunas que involucraban a los
conspiradores. Estos habían estado planeando la guerra por más de dos
décadas. El asesinato de un Archiduque austriaco fue meramente un incidente
que sirvió como excusa para empezar una reacción en cadena.
Después de años de lucha, la conflagración europea devino en un punto
muerto, pudiendo haberse llegado a la paz si los Estados Unidos no hubieran
declarado la guerra a Alemania.
Tan pronto como la reelección de Wilson hubo sido orientada con el slogan "un cambio de línea radical en la propaganda fue instituido."
En aquellos
días, anteriores a la radio y televisión, la opinión pública estaba
controlada casi exclusivamente por la prensa. Muchos de los diarios
principales estaban dominados por el grupo de la Reserva Federal. Después
empezaron con el cuento de la “inevitabilidad de la guerra”.
Arthur Ponsoby, un miembro del Parlamento
británico, admitió, en su libro Falsehood in War Time (E. P. Dutton y Cía.,
Inc. Nueva York, 1928):
"Debe haber habido más mentira deliberada en el
mundo desde 1914 a 1918, como nunca la hubo en otro período de la historia
mundial".
La propaganda referente a la guerra era extremadamente unilateral.
Aunque después del conflicto muchos historiadores admitieron que un lado era
tan culpable como el otro al iniciar una guerra, Alemania era pintada como
un monstruo militar que deseaba gobernar el mundo.
Recuerden que este cuadro
fue pintado por Gran Bretaña, que tenía más soldados distribuidos alrededor
del mundo que todas las demás naciones juntas. El llamado "militarismo
Prusiano", de hecho, existía, pero no era una amenaza de conquista mundial.
¡Mientras tanto, el sol nunca se ponía en el Imperio británico!
En realidad,
los alemanes estaban demostrando ser serios competidores en los negocios de
los mercados mundiales y los británicos no lo aprobaban.
Para generar fiebre de guerra, el hundimiento del "Lusitania" - un barco
inglés torpedeado dos años antes - fue revivido y puesto una y otra vez en los
titulares de los periódicos. La guerra submarina de Alemania resultó ser el
principal evento en el periodismo.
La guerra submarina era un problema falso. Alemania e Inglaterra estaban en
guerra. Cada uno bloqueaba al otro país. J.P. Morgan y otros financistas
vendían municiones a Gran Bretaña. Los alemanes no podían permitir que
aquellas provisiones fueran entregadas, tanto como los ingleses no
permitirían entregarlas a Alemania. Sir Morgan quería tomarse los riesgos y
obtener las recompensas (o sufrir las consecuencias) de vender municiones a
Inglaterra, ése era su negocio.
Por supuesto, no era éste un motivo como
para que la nación entera fuese arrastrada hacia la guerra.
El "Lusitania", en el tiempo que fue hundido, llevaba seis millones de
libras de municiones. En realidad, era ilegal que ciudadanos americanos
estuvieran a bordo llevando proyectiles a los beligerantes.
Casi dos años
antes que el barco fuera hundido, el New York Tribune (19 de junio de 1913)
establecía:
"Los oficiales del "Cunnard" reconocieron al Tribune, correspondiente al día
de hoy, que el veloz vapor (“Lusitania”) está siendo equipado con rifles
navales de alto poder ...”
El "Lusitania", en realidad, estaba registrado
como crucero auxiliar en la Marina Británica.
(Barnes, Harry E., The Genesis
of the War, Alfred Knopf, Nueva York, 1926,
p. 611).
Además, el gobierno alemán publicó grandes avisos en todos los
diarios de Nueva York advirtiendo a los pasajeros potenciales que el barco
llevaba municiones y diciéndoles que no cruzaran el Atlántico en él.
Aquellos que eligieron hacer el viaje, sabían el
riesgo que tomaban. Sin embargo, el hundimiento del “Lusitania” fue usado
hábilmente por los propagandistas para mostrar a los alemanes como inhumanos
asesinos de inocentes.
La guerra submarina fue convertida en una cause
célebre para empujarnos al conflicto. El 6 de abril de 1917, el Congreso
declaró la guerra.
El pueblo americano aceptó, en la seguridad de
que sería una de que sería una "guerra para terminar con todas las guerras".
Durante la “guerra para terminar con todas las guerras”, el banquero Privilegiado
Bernard Baruch fue convertido en
dictador absoluto del negocio americano, cuando el Presidente Wilson lo
designó como Presidente del Consejo de Industrias Bélicas, donde él tenía
control sobre todos los contratos domésticos para los materiales de la
guerra aliada.
Baruch se hizo de muchos amigos mientras ponla decenas de
billones en contratos de gobierno, y era rumor muy extendido en Wall
Street que, aparte de crear un mundo a salvo para los banqueros
internacionales, recogió US$ 200 millones para él.
El “Coronel” House (dra. arriba) era el hombre de primer plano de la fraternidad de
la banca internacional. El manipulaba al Presidente Woodrow Wilson (dra.
abajo)
como a un títere.
Wilson lo llamaba “mi otro yo”.
House jugó un papel
importante en la creación de¡ Sistema de Reserva Federal, imponiendo el
impuesto graduado a la renta y llevando a América a la Primera Guerra
Mundial.
La influencia de House sobre Wilson es un ejemplo de que en el
mundo de los superpolíticos, los verdaderos gobernantes no siempre son los
que el público ve.
Nacido en Alemania, el financiero internacional Paul Warburg, ideólogo del establecimiento de la Reserva Federal para
ejercer control sobre la economía nacional en manos de los banqueros
internacionales.
La Reserva Federal controla la oferta de dinero que permite
a los manipuladores crear cielos alternos de auge y recesión,
característicos de una economía arrolladora.
Esto permite que aquellos que
estén en conocimiento previo de los hechos se hagan de fabulosas sumas de
dinero, pero aún más importante: permite que los Privilegiados controlen la
economía y luego centralicen el poder en el gobierno federal.
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Mientras el banquero Privilegiado Paul Warburg controlaba
la Reserva Federal
y el banquero internacional Bernard Baruch colocaba contratos del gobierno,
el banquero internacional Eugene Meyer, ex socio, de Baruch e hijo de un
miembro de la casa internacional de la banca de los Rothschild, en Lazard
Fréres, por elección de Wilson, fue nombrado jefe de la Corporación de
Finanzas de Guerra, donde también pudo hacer un poco de dinero.*
* Meyer después ganó el control del altamente influyente Washington Post,
que más tarde se hizo conocido como el Washington Dally Worker.
Hay que hacer notar que Sir William Wiseinan, el hombre enviado por la
Inteligencia británica para que ayudara a llevar a los Estados Unidos a la
guerra, fue ampliamente recompensado por sus servicios. Se quedó en este
país después de la I Guerra Mundial, como un nuevo socio en el banco de
Jacob Schiff, Paul, Kuhn, Loeb y controlado por Warburg.
La I Guerra Mundial fue una operación lucrativa para los banqueros
internacionales. Pero fue una catástrofe de tal magnitud para los Estados
Unidos, que aun hoy pocos se dan cuenta de su importancia. La guerra alteró
nuestra tradicional política externa de no intervención y hemos estado casi
constantemente atrapados, desde entonces, en perpetuas guerras para lograr
una paz permanente.
Winston Churchill observó, en una oportunidad, que todas
las naciones hubieran salido mejor si los Estados Unidos se hubiesen
preocupado solamente de lo suyo.
"Si hubiéramos hecho eso", dijo, "la
paz, se habría logrado con Alemania; no hubiera habido colapso alguno en que
Rusia optara por el comunismo; ni caída del gobierno en Italia, seguida por
el fascismo, y el nazismo nunca hubiera ganado ascendencia en Alemania".
(Social Justice Magazine, 3 de julio de 1939, p. 4).
La Revolución Bolchevique en Rusia fue, obviamente, uno de los
acontecimientos decisivos, en la historia del mundo.
Es un hecho histórico
sobre el cual hay mucha falta de información. Los formadores-de-mitos y re-escritores de la historia han hecho su labor de pintores de paisajes muy
bien. El establecimiento del comunismo en Rusia es el clásico ejemplo de la
segunda "gran mentira" del comunismo, esto es, que el movimiento es de las masas
oprimidas que se levantan en contra de los patrones explotadores. Esta
astuta decepción ha sido fomentada desde antes de la primera Revolución
Francesa, en 1789.
La mayor parte de la gente cree hoy que los comunistas tuvieron éxito en
Rusia, porque fueron capaces de reunir detrás de ellos la simpatía y
frustración del pueblo ruso, que estaba ya hastiado de la tiranía de los
Zares. Esto es ignorar la historia de lo que realmente sucedió. Mientras que
a todo el mundo se le recuerda que la Revolución Bolchevique tuvo lugar en
noviembre de 1917, pocos saben que el Zar había abdicado siete meses antes,
en marzo.
Cuando el Zar Nicolás II abdicó, un gobierno Provisional fue
establecido por el Príncipe Lvov, quien quería imitar al gobierno nuestro.
Pero, desafortunadamente, el gobierno de Lvov permitió el régimen de
Kerensky.
Kerensky, un llamado socialista democrático, pudo haber estado
dirigiendo un gobierno de vigilancia frente a los comunistas.
Permitió que
la guerra contra Alemania y los otros Poderes Centrales siguiera, pero él
dictó una amnistía general para los comunistas y otros revolucionarios,
muchos de los cuales habían estado exiliados después de la infructuosa
Revolución Roja de 1905. De vuelta a la madre Rusia, llegaron 250 mil
decididos revolucionarios y la condena del gobierno del propio Kerensky fue
sellada.
En la Unión Soviética, como en todo país comunista (o como se llaman a sí
mismos - países socialistas), el poder no ha venido a las manos, de los
comunistas por el deseo de las masas oprimidas. El poder ha venido desde el
tope hacia abajo, en cada circunstancia. Reconstruyamos brevemente la
secuencia de la toma de posesión de los comunistas.
El año es 1917. Los Aliados luchan con los Poderes Centrales. Los Aliados
incluyen a Rusia, el Commonwealth Británico, Francia y, por abril de 1917,
los Estados Unidos. En marzo de 1917 se pusieron en movimiento fuerzas
planificadas para obligar al Zar Nicolás II a abdicar. El lo hizo bajo la
presión de los Aliados, después de severos desórdenes en el capitolio
Zarista de Petrogrado, desórdenes causados por los trastornos en el sistema
de transportes, que aisló a la ciudad de provisiones alimenticias y llevó al
cierre de las fábricas.
Pero ¿dónde estaban Lenin y Trotsky mientras todo esto sucedía?
Lenin se
hallaba en Suiza y había estado en Europa Occidental desde 1905, cuando fue
exiliado por tratar de derribar al Zar en la infructuosa revolución
comunista de ese año. Trotsky también estaba en exilio, de reportero de un
diario comunista en el barrio bajo de Nueva York. Los Bolcheviques no eran
una
fuerza política decisiva en el momento en que el Zar abdicó.
Llegaron al
poder no porque las masas oprimidas de Rusia los llamaran de vuelta, sino
porque hombres muy influyentes de Europa y los Estados Unidos los enviaron
para allá.
Lenin fue enviado a través de la Europa-en-guerra, en el famoso "tren
sellado". Lenin llevaba consigo algo así como US$ 5 a US$ 6 millones en oro.
Todo estaba arreglado por el alto mando alemán y Warburg, a través de otro
socialista de toda una vida, un hombre muy rico llamado Alexander Helphand,
alias "Parvus".
Cuando Trotsky dejó Nueva York, a bordo del “S. S. Christiania” el 27 de
marzo de 1917, lo hizo rodeado de 275 revolucionarios; la primera escala
fue en Halifax, Nueva Escocia. Allí los canadienses agarraron a Trotsky y su
dinero y los acorralaron a ambos.
Para el gobierno canadiense ésta fue una
actitud muy lógica, ya que Trotsky había dicho muchas veces que sí él tenía
éxito en llegar al poder en Rusia, él pararía inmediatamente lo que llamaba
la "guerra imperialista" y pediría una paz separada con Alemania. Esto dejaría libres a
millones de tropas alemanas para cambiarlas desde el frente oriental al
occidental, donde podrían matar canadienses.
Trotsky fue a prisión por cinco
días. Después, de improviso, los británicos (a través del futuro socio
de Kuhn, Loeb - Sir William Wiseman) y los Estados Unidos (a través del
ubicuo "Coronel" House) presionaron al gobierno canadiense, para que dejara
en libertad a Trotsky. Por lo tanto, con un pasaporte americano, Trotsky
volvió a encontrarse con Lenin.
Se juntaron y, en noviembre, a través de
soborno, astucia y brutalidad, pudieron, con la punta de las bayonetas,
obligar a las masas a aceptar el traspaso de "todo el poder a los
soviéticos".
Los comunistas llegaron al
poder capturando un mero puñado de ciudadanos claves. De hecho,
prácticamente toda la Revolución Bolchevique tuvo lugar en una ciudad
- Petrogrado. Fue como si todos los Estados Unidos se volvieran comunistas,
porque una chusma dirigida por los comunistas se tomara Washington D. C.
Pasaron años antes que los soviéticos consolidaran el poder a través de
Rusia.
Los alemanes, con el problema encima, tuvieron una excusa plausible para
financiar a Lenin y Trotsky. Los dos alemanes más responsables del
financiamiento de Lenin eran Max Warburg y un ruso desplazado llamado
Alexander Helphand. Ellos podían argumentar que estaban sirviendo a la causa
de su país al ayudar y financiar a Lenin.
Sin embargo, estos dos “patriotas”
alemanes no se preocuparon de informar al Kaiser de su plan para fomentar
una revolución comunista en Rusia.
El cuadro toma otra dimensión cuando se
considera que el hermano de Max Warburg era Paul Warburg, el más interesado
en establecer el Sistema de Reserva Federal y quien, desde su posición en el
Consejo de Directores de la Reserva Federal, jugó un papel clave en el
financiamiento del esfuerzo de guerra americano (cuando las noticias
goteaban en diarios americanos acerca del hermano Max manejando las finanzas
alemanas, Paul renunció a su puesto en la Reserva Federal, sin pena ni
gloria).
De aquí en adelante la trama es repugnante.
El suegro del hermano de Max Warburg, Félix, era Jacob Schiff, el socio
principal de Kuhn, Loeb y Cía. (Paul y Félix Warburg, ustedes
recordarán, también eran socios en Kuhn, Loeb y Cía, mientras Max operaba el
banco de la familia Rothschíld en Francfort).
Jacob Schiff también ayudó a
financiar a León Trotsky.
De acuerdo al N.Y. Journal-American, del 3 de
febrero de 1949:
"Hoy el nieto de Jacob, John Schiff, estima que el viejo
botó 20 millones de dólares por el triunfo final del Bolchevismo en Rusia".
(Ver Cuadro 6)
Una de las mejores fuentes de información sobre el financiamiento de la
revolución Bolchevique es Czarism and the Revolution, escrito por un
importante General ruso blanco, llamado Arséne de Goulevitch, quien fue el
fundador de la Unión de los Ciudadanos Oprimidos en Francia.
En este libro,
escrito en francés y luego traducido al inglés, De Goulevitch anota:
"Los principales proveedores de los fondos de la revolución, sin embargo, no
eran ni los ricos millonarios rusos ni los bandidos armados de Lenin. La
'verdadera' plata venía principalmente de ciertos círculos británicos y
americanos que, por mucho tiempo, hablan prestado su apoyo a la causa
revolucionaria rusa..."
De Goulevitch continúa:
"El importante papel jugado por el acaudalado banquero americano Jacob
Schiff en los eventos de Rusia, aunque todavía está sólo Parcialmente
revelado, ya no es más un secreto"
El General Alexander Nechvolodov es citado por De Goulevitch, de haber
manifestado en su libro sobre la Revolución Bolchevique:
"En abril de 1917, Jacob Schiff declaró públicamente que era gracias a su
aporte financiero que la revolución en Rusia había tenido éxito."
"En la
primavera de ese mismo año, Schiff comenzó a subvencionar a Trotsky..."
"Simultáneamente, Trotsky y Cia. también estaban siendo subvencionados por
Max Warburg y Olaf Aschberg, del Nye Banken de Estocolmo..., el Rhine
Westphalian Syndicate y Jivotovsky..., cuya hija casó después con Trotsky."
Schiff gastó millones por derrocar al Zar y más millones para derrocar a
Kerensky.
Mandaba dinero a Rusia hasta mucho después que las verdaderas
intenciones de los bolcheviques fueran conocidas en el mundo. Schiff juntó
US$ 10 millones, supuestamente para ayuda de guerra a los judíos en Rusia,
pero eventos posteriores revelaron ser un buen negocio de inversión (Forbes,
B. C. Men Who Are Making America, pp. 334-5).
De acuerdo a De Goulevitch:
"El señor Bakhmetiev, el último Embajador imperial ruso en los Estados
Unidos, nos cuenta que los bolcheviques, después de la victoria,
transfirieron 600 millones de rublos en oro, entre los años 1918 y 1922, a
Kuhn, Loeb y Compañía" (firma de Schiff).
La participación de Schiff en la revolución bolchevique, aunque ahora
naturalmente negada, fue bien conocida entre los Servicios de Inteligencia
de los Aliados de la época.
Esto llevó a que se hablara mucho que el
bolchevismo era un plan judío. El resultado es que el tema del
financiamiento de la toma de posesión comunista sobre Rusia se hizo tabú.
Evidencia posterior indica que el financiamiento de los bolcheviques estaba
en manos de un sindicato de banqueros internacionales que, además del grupo Schiff-Warburg, incluía los intereses de Morgan y Rockefeller.
Los
documentos dan testimonio que la Organización Morgan puso por lo menos US$ 1
millón en el equipo revolucionario rojo.*
*
Hagedorn, Herman, The Magnate, John Day. N. Y. También ver Washington Post,
2 de febrero de 1918,
p.195
Había aun otro financista de la revolución bolchevique muy importante: era
un inglés extremadamente rico llamado Lord Alfred Milner, el organizador y
jefe de una sociedad secreta llamada el "Grupo de la Mesa Redonda", que era
respaldada por Lord Rothschild (discutido en el próximo capítulo).
De Goulevitch nos hace notar más adelante:
"El 7 de abril de 1917, el
General Janin hizo la siguiente introducción en su diario ('Au G. C. C.
Russé'. Le Monde Slave, Vol. 2, 1927, pp. 296-297): Larga entrevista con R.,
quien ,confirmó que yo había sido descubierto por M. Después de referirse al
odio alemán suyo y de su familia, se va al tema de la revolución que, según
dice, estuvo manejada por los ingleses, más precisamente por Sir George
Buchanan y Lord (Alfred) Milner.
Petrogrado, en ese momento, estaba lleno de
ingleses... El podría, aseguró, nombrar las calles y los números de las
casas en que los agentes británicos estaban alojados. Ellos fueron
informados, durante el levantamiento, de haberse distribuido dinero a los
soldados y haberlos incitado a amotinarse".
De Goulevitch continúa revelando:
"En entrevista privada, he sido informado
que más de 21 millones de rublos fueron usados por Lord Milner en el
financiamiento de la revolución rusa".
Debería ser anotado, entre paréntesis, que Lord Milner, Félix y Max Warburg,
representaban a "sus" respectivos países en la Conferencia de Paz en París,
al concluir la I Guerra Mundial.
Si de alguna manera podemos atribuir el financiamiento de Lenin al
"patriotismo" alemán, ciertamente no podemos pensar que fue "patriotismo"
el que inspiró a Schiff, Morgan, Rockefeller y Milner a financiar a los
bolcheviques. Gran Bretaña y América estaban en guerra con Alemania y eran
aliados de la Rusia Zarista. Librar a docenas de divisiones alemanas para
cambiarlas del frente oriental a Francia y matar cientos de miles de
soldados británicos y americanos, fue algo más que traición.
En la revolución bolchevique vemos muchas de las antiguas caras que fueron
responsables de crear el Sistema de Reserva Federal, iniciar el impuesto
graduado a la renta, establecer fundaciones libres-de-impuesto y empujarnos
a la I Guerra Mundial. De cualquier modo, si usted concluye que esto es nada
más que coincidencia, su nombre será inmediatamente borrado del registro
socialista.
Ninguna revolución puede tener éxito sin organización y dinero.
"Las masas
oprimidas", generalmente, dan poco de lo primero y nada de lo último. Pero
los Privilegiados de la cima se las pueden arreglar con ambas.
¿Cuál era la posible ganancia de estas gentes en el financiamiento de la
revolución rusa? ¿Qué ganaban manteniéndola viva y a flote, o, durante los
años de 1920, invirtiendo millones de dólares en lo que Lenin llamaba su
Nuevo Programa Económico, salvando a los soviéticos de la ruina?
¿Por qué estos "capitalistas" hacían todo esto?
Si el destino de uno es la
conquista global, hay que empezar en alguna parte. Puede o no puede haber
sido coincidencia, pero Rusia era uno de los países europeos más importantes
que carecían de Banco Central. En Rusia, por primera vez, la conspiración
comunista ganó una sede geográfica desde la cual podía enviar ataques contra
las otras naciones del mundo. El Occidente ahora tenia un enemigo.
En la revolución bolchevique tenemos a los hombres más ricos y poderosos del
mundo financiando un movimiento que sostiene que su propia existencia está
basada en el concepto de despojar de sus fortunas a hombres como:
Pero, obviamente, estos hombres no tienen temor del
comunismo internacional.
Es lógico suponer que si ellos lo financiaron y no
le temen, debe ser porque ellos lo controlan. ¿Puede haber otra explicación
que tenga sentido? Recuerden que por más de 150 años ha sido procedimiento
normal de operación de los Rothschild y sus aliados el de controlar ambos
lados en todo conflicto. Debe tener un "enemigo" si va a cobrar al rey.
El
balance de poderes Oriente-Occidente es la política usada como una de las
principales
excusas por la socialización de América. Aunque no era su principal
propósito, nacionalizando a Rusia los Privilegiados adquirieron un gran bien
raíz, pleno de derechos mineros, por un monto cercano a los
US$ 40 millones.
Lord
Alfred Milner, acaudalado inglés y hombre de primer plano de los
Rothschild, sirvió de contador de los banqueros internacionales en
Petrogrado durante la revolución bolchevique.
Después encabezó la sociedad
secreta conocida como , que se dedicaba a establecer un gobierno mundial
dondequiera que un grupo de super-ricos financieros controlaran el mundo
bajo la guisa del socialismo.
El subsidiario americano de esta conspiración es
el llamado,
Concejo de Relaciones Exteriores (CRE) y fue iniciado, y aún es
controlado,
por los banqueros internacionales izquierdistas.
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Según su nieto John, Jacob Schiff
(arriba), asociado a los Rothschild por largo tiempo, financió la
revolución comunista en Rusia llegando a los US$ 20 millones.
Según un informe de los archivos del
Departamento de Estado, su empresa, la Kuhn, Loeb y Cía., financió
los cinco primeros años del plan de Stalin.
El socio y pariente de Schiff Paul
Warburg dirigió el establecimiento del Sistema de Reserva Federal,
al mismo tiempo de estar en la nómina de la Kuhn, Loeb.
Los descendientes de Schiff son hoy
participantes activos en el Consejo de Relaciones Exteriores. |
Casa del Consejo de Relaciones Exteriores, en la Calle 68 de Nueva York.
El
objetivo admitido del CRE es abolir la Constitución y reemplazar la
República, que fue un día independiente, por un Gobierno Mundial.
Los
miembros del CRE han tenido el control de las últimas seis
administraciones, Richard Nixon ha sido miembro y ha designado al menos a
100
miembros del CRE en altas Posiciones en su gobierno. |
Sólo podemos tener teorías sobre el modo en que Moscú es controlado desde
Nueva York, Londres y París. Mucho de este control es económico, sin duda,
pero es seguro que los banqueros internacionales tienen a alguien dentro de
Rusia que les exige a los líderes soviéticos mantenerse en línea.
La entidad
puede ser SMERSH, la organización de asesinato comunista internacional,
descrita en testimonios ante los comités del Congreso y por Ian Fleming en
sus libros de James Bond. Porque aunque las novelas de Bond eran
salvajemente imaginativas, Fleming había estado en la Inteligencia de la
marina británica, mantuvo excelentes contactos secretos alrededor del mundo
y tenía reputación de ser un agudo estudiante de la conspiración
internacional.
Sin embargo, sabemos que un grupo de financistas americanos no sólo ayudó a
establecer el comunismo en Rusia, sino que se esforzó poderosamente para
mantenerlo vivo.
Desde 1918 este grupo ha estado comprometido en transferir
dinero y, probablemente, lo que es más importante, en transferir información
técnica a la Unión Soviética. Esto lo demuestra claramente el letrado
Anthony Sutton, del Instituto Hoover sobre Guerra, Revolución y Paz, de la
Universidad de Stanford, en su historia en tres tomos llamada Western
Technology and Soviet Economy Development.
En su mayoría usando documentos
del Departamento de Estado, Sutton muestra terminantemente que todo lo que
los soviéticos poseen ha sido virtualmente adquirido del Occidente.
No es
una exageración decir que la URSS fue hecha en USA. Los pintores de
paisajes, incapaces de refutar el monumental saber de Sutton, sencillamente
lo pintan fuera del cuadro.
En Versalles, este mismo grupo se dedicó a esculpir Europa y a preparar el
escenario para la I Guerra Mundial.
Como Lord Curzon comentó:
"No es un
tratado de paz, es un simple quiebre de hostilidades".
En 1933, los mismos
Privilegiados empujaron a FDR a reconocer a la Unión Soviética, salvándola
de la ruina financiera, mientras que al mismo tiempo firmaban, bajo la mesa,
enormes préstamos en ambos lados del Atlántico para el nuevo régimen de
Adolfo Hitler.
Haciendo esto, ellos ayudaban en gran parte a la preparación
del escenario de la II Guerra Mundial y a los eventos que siguieron. En
1941, los mismos Privilegiados corrieron a ayudar a nuestro "noble aliado"
Stalin, después de su ruptura con Hitler. En 1943, estos mismos
Privilegiados partieron a la Conferencia de Teherán y procedieron al inicio
del despedazamiento de Europa, después de la segunda gran "guerra para
terminar con la guerra".
De nuevo en Yalta y Potsdam, en 1945, establecieron la política de China..., después
resumida por Owen Lattimore:
"El problema estaba en cómo hacerla (a China)
caer sin que se notara que los Estados Unidos la habían empujado".
Los
hechos son ineludibles. El comunismo ha sido impuesto en un país detrás del
otro, en la población local de arriba hacia abajo.
Las fuerzas más
sobresalientes en la imposición de esa tiranía vinieron de los Estados
Unidos y Gran Bretaña. Este es un cargo que ningún americano formula
gratuitamente, pero los hechos no llevan a otra conclusión posible. La idea
que el Comunismo es un movimiento de las masas oprimidas es un fraude.
Nada de lo anterior tiene sentido si el comunismo es realmente lo que los
comunistas y el Establishment nos dicen que es. Pero si el comunismo es un
brazo de una conspiración mayor, que aspira a controlar el mundo a través de
billonarios con poder desquiciado (y brillantes, pero despiadados académicos
que les han mostrado cómo usar su poder), todo se vuelve perfectamente
lógico.
Es en este punto cuando deberíamos nuevamente dejar en claro que esta
conspiración no está compuesta sólo de banqueros y capitalistas
internacionales, sino que incluye a inteligencias representativas de los más
diversos estratos de la sociedad.
Empezando con Voltaire y
Adam Weishaupt y
pasando por John Ruskin, Sidney Webb, Nicholas Murray Butter, y siguiendo al
presente con
Henry Kissinger y John Kenneth Galbraith, siempre ha sido el
erudito buscador de caminos de poder el que ha mostrado a los "hijos de
los muy poderosos" el modo en
que la riqueza puede ser usada para gobernar el mundo.
No podemos someter al lector a un esfuerzo demasiado grande, ya que es de
importancia que recuerde que este libro sólo está discutiendo un segmento de
la conspiración, la labor de ciertos banqueros internacionales.
Otros
segmentos igualmente importantes, que trabajan para fomentar la lucha
laboral, religiosa y racial, para promover el socialismo, han sido descritos
en numerosos otros libros. Estas otras divisiones de la conspiración operan
independientemente de los banqueros internacionales, en la mayoría de los
casos, y sería ciertamente desastroso ignorar el peligro que representan
contra nuestra libertad.
Sería igualmente absurdo englobar a todos los hombres de negocio y banqueros
en la conspiración. Uno debe distinguir entre la libre empresa competidora,
el más moral y productivo sistema jamás ideado, y el capitalismo de cartel
dominado por industriales monopolistas y banqueros internacionales.
La
diferencia está en que el empresario privado opera ofreciendo productos y
servicios en un mercado de libre competencia, mientras que el capitalista de
cartel usa al gobierno para obligar al público a hacer negocios con él.
Estos socialistas corporativos son mortales enemigos de la empresa privada
competidora.
Los Liberales están esperanzados de que estos "barones ladrones" fijarán precios, equiparán
mercados, establecerán monopolios, comprarán políticos, explotarán a los
empleados y los despedirán antes de jubilar, pero ellos no creen en absoluto
que estos mismos hombres desean gobernar el mundo o usar el comunismo como
el puñal de su conspiración.
Cuando uno discute las maquinaciones de estos
hombres, los Liberales generalmente responden diciendo:
“¿Pero ¿no crees que
tienen buenas intenciones?”
Sin embargo, si usted piensa con lógica, razón y precisión en este campo, y
trata de descubrir a los buscadores de poder, la gran masa del Establishment
lo acusará de ser un peligroso paranoico, que está "dividiendo" a nuestra
gente.
En todas las demás áreas, por supuesto, ellos alientan la disidencia,
por ser saludable en una "democracia".
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