del Sitio Web RedVoltaire
Como consecuencia de esa elección, con resultado contrario a lo que esperaban, numerosos "analistas" - que habían hecho campaña contra Donald Trump - tratan ahora de tranquilizarse afirmando que las prerrogativas del Presidente de Estados Unidos están estrictamente limitadas por 'la Constitución' y que, por ende, este no dispone "todos los poderes". [1]
Esta idea de que en Estados Unidos existe una rigurosa separación de poderes podría basarse en el hecho que, contrariamente a los miembros de la Unión Europea, al Congreso estadounidense goza de gran reconocimiento en el plano formal.
Por ejemplo, los miembros del Congreso pueden verse directamente asociados a las negociaciones de acuerdos comerciales de alcance internacional.
A la inversa, los Parlamentos nacionales europeos y el Parlamento de la Unión Europea sólo intervienen en la fase final de la conclusión de acuerdos como el CETA, intervención que se limita a la ratificación.
Por cierto, esta última prerrogativa ni
siquiera estaba prevista sino que es un intento de dar alguna
legitimidad a un acuerdo que encuentra gran oposición y sólo surge
en julio de 2016, o sea al cabo de 4 años de negociación, de un
cambio de estatuto de ese acuerdo, que pasa de ser un simple acuerdo
comercial a convertirse en un acuerdo mixto. [2]
Los acuerdos de extradición firmados en 2003 entre la Unión Europea y Estados Unidos fueron negociados de forma totalmente autónoma por la Oficina Europea de Policía, sin pedir la opinión del Parlamento Europeo ni la ratificación de los Parlamentos nacionales de los miembros de la Unión.
Las negociaciones se desarrollaron de
forma totalmente secreta y si la ciudadanía europea pudo finalmente
llegar a conocer este texto fue porque hubo que desclasificar parte
del documento… para que lo firmara el Congreso de Estados Unidos.
[3]
Al nivel del proceso legislativo
nacional, el gobierno busca constantemente la manera de imponer su
voluntad al Parlamento.
Este procedimiento ha sido utilizado 85
veces desde 1958 y el actual gobierno del primer ministro Manuel
Valls ya ha recurrido a él 5 veces.
El objetivo del gobierno no es entonces imponerse a una oposición sino demostrar - no a los parlamentarios, ya aceptados desde hace tiempo como simples comparsas en lo que no pasa de ser un juego tendiente a legitimar decisiones ya tomadas por otros - a los pueblos que, como dijera hace años el propio Boris Yeltsin:
El objetivo es lograr que los ciudadanos acepten que la estructura del Estado nacional ha dejado de ser un marco de toma de decisiones para convertirse en un marco de ratificación de políticas que emanan de la superpotencia estadounidense y de sus organizaciones internacionales.
La exhibición y ritualización de la sumisión de los Parlamentos a las órdenes del Ejecutivo y de las instancias internacionales conforman una imagen a la que los pueblos están invitados a someterse.
Su papel es servir de ícono de la
soberanía estadounidense, pero esa imagen se proyecta también, y
sobre todo, hacia el exterior.
Esto explica por qué, contrariamente a
lo que sucede en la mayor parte de las naciones europeas, el
Congreso de Estados Unidos mantiene un papel formal de institución a
cuyo control sería imposible escapar.
Para imponer su mando en el seno de la
estructura imperial, Estados Unidos tiene que consolidar la imagen
icónica de independencia del Estado estadounidense en relación con
las estructuras internacionales que el poder estadounidense ha
venido creando e imponiendo.
Lo cierto es que el poder del Congreso está ya en sí mismo restringido por la propia Constitución estadounidense, que otorga al Presidente una serie de prerrogativas excepcionales al concederle un derecho de veto sobre los textos provenientes de los parlamentarios.
Este tipo de declaración presidencial,
que se agrega al acta de promulgación de la ley en cuestión,
generalmente modifica substancialmente dicha ley.
Ese procedimiento autoriza al Presidente
de Estados Unidos a emitir reservas sobre el texto sometido a su
firma y le permite no aplicar al pie de la letra las leyes que él
mismo ha promulgado.
Este procedimiento fue ampliamente utilizado por los presidentes,
Pero el presidente Obama no se quedó atrás en ese sentido.
Por ejemplo, al inscribir su firma en la National Defense Authorization Act, el 31 de diciembre de 2011, Barack Obama estipuló que su administración:
Barack Obama se opuso a obligación legal de detener militarmente a los terroristas extranjeros, lo cual limitaría la "flexibilidad" de la acción del Ejecutivo.
En nombre de la "separación de poderes", que él concibe como una estricta independencia de la función ejecutiva ante la institución parlamentaria, Barack Obama defiende la opción administrativa de mantener a los prisioneros, por ejemplo, en las prisiones secretas de la CIA creadas fuera del territorio estadounidense.
En este caso, lo que prevalece no es ya el texto de la ley sino la iniciativa presidencial.
Para el pensador francés Montesquieu, el objetivo es,
Para ello, es necesario que los poderes se equilibren y se limiten mutuamente.
Por el contrario, la visión que el presidente estadounidense tiene de la separación de poderes, separa el poder del Estado de manera que evita que el Poder Legislativo pueda ejercer control sobre el Poder Ejecutivo.
Para el poder ejecutivo estadounidense se trata de restablecer la supremacía de la decisión en relación con la norma y precisar que el Ejecutivo no está obligado a observar estrictamente las leyes que emanan de la institución legislativa.
En ese contexto, la separación de
poderes se convierte en ausencia de límites para la
acción presidencial.
Las declaraciones firmadas de los presidentes, en relación con los textos legislativos que les son presentados, contienen a la vez comentarios sobre la legalidad o la constitucionalidad de las disposiciones legales así como declaraciones de oposición al contenido de ciertos artículos.
El porcentaje de este tipo de objeciones varía según los presidentes.
En el caso de
George Bush
hijo, el 78% de las leyes promulgadas durante sus dos
mandatos comportan ese tipo de objeciones.
Hacerlo le evitaría verse sometido a ciertas disposiciones de leyes a las que los presidentes anteriores ya impusieron sus comentarios y reservas en el momento de firmarlas.
Y también podrá valerse él mismo de ese
recurso, imponiendo sus propios "Signing Statements"...
Referencias
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