por Éric Toussaint
24 Septiembre 2009
del Sitio Web
VoltaireNet
Éric Toussaint
Presidente del CADTM-Bélgica
(Comité por la Anulación de la Deuda
del Tercer Mundo).
Último libro publicado:
Banque du Sud et nouvelle
crise internationale, CADTM/Syllepse, 2008. |
La onda expansiva de
la crisis financiera estadounidense está afectando la
economía mundial.
Los recursos de los países en vías de desarrollo se van
agotando mientras que el alquiler del dinero va en aumento. Una nueva crisis
de la deuda se hace inminente y amenaza con tragarse a las economías
emergentes. Lo importante no es saber si los banqueros de los países ricos
podrán cobrar sus regalías sino cómo podrán sobrevivir las poblaciones de
los países pobres.
La situación está lejos de encontrarse bajo control y es
necesario actuar con decisión para que no sean nuevamente los pueblos
quienes tengan que pagar los platos rotos.
A pesar de representar una gran erogación en las ganancias de los poderes
públicos [1], el pago de la deuda pública no constituyó, entre 2004 y 2008,
un gran problema para la mayoría de los países con ingresos medios ni para
los países exportadores de materias primas en general.
En efecto, la mayoría
de los gobiernos de esos países obtenían fácilmente préstamos con tasas de
interés históricamente bajas que les permitían obtener los fondos necesarios.
Pero la crisis de la deuda privada que estalló en 2007 en los países más
industrializados modificó radicalmente las condiciones de endeudamiento de
los llamados «países en desarrollo» (PED), actualmente arrastrados hacia una
nueva crisis de la deuda.
Un poco de historia
Varias crisis internacionales de la deuda se produjeron durante los dos
siglos anteriores a la historia del capitalismo. Tres de ellas tuvieron
lugar en el siglo 19 y dos en el siglo 20 [2].
Esas crisis afectaron
directamente el destino de los países emergentes [3]. Los orígenes de las
crisis y el momento en que estallan están íntimamente vinculados al ritmo de
la economía mundial, principalmente a la de los países más industrializados.
Cada crisis de la deuda ha estado precedida de una etapa de recalentamiento
de la economía de los llamados países del Centro, etapa que se ha
caracterizado por una excepcional abundancia de capitales, parte de los
cuales ha sido reciclada hacia la economía de los llamados países de la
Periferia.
La crisis es generalmente consecuencia de una recesión o de una
sucesión de quiebras que afectan a algunas de las principales economías
industrializadas. La crisis que estalló a partir de 2007-2008 en la llamada
Tríada [4] confirma esta «regla».
Entre 2004 y 2008 gran parte de los PED han registrado un fuerte aumento de
sus ingresos provenientes de las exportaciones debido al alza de los precios
de las mercancías que ellos venden en el mercado mundial: hidrocarburos (petróleo
y gas), minerales y productos agrícolas. Esto les permitió, al mismo tiempo,
recurrir a sus propios ingresos en divisas para pagar la deuda y mantener el
nivel de credibilidad necesario para obtener nuevos préstamos.
Además, los bancos comerciales de los países del norte, que habían reducido
drásticamente sus préstamos a partir de los años 1990 como consecuencia de
las crisis financieras registradas en los PED, fueron reabriendo ampliamente
sus cofres a la realización de préstamos entre 2004 y 2008 [5]. Otros grupos
financieros privados (fondos de pensiones, compañías aseguradoras, fondos de
inversión libre [en inglés hedge funds]) han extendido créditos a los PED
mediante la compra de los bonos que éstos emitían en las principales plazas
financieras.
Algunos Estados han aumentado además la oferta de créditos a
los PED, desde China – que presta fondos hacia todas las regiones del mundo –
hasta Venezuela – que está financiando a Argentina y a los países del Caribe.
En general, las tasas de intereses concedidas eran mucho más ventajosas que
las que habían prevalecido hasta principios de los años 2000.
Hay que
agregar a lo anterior el abundante crédito concedido, dentro de los propios PED, por los bancos locales o extranjeros que operan en los países del sur.
El viraje del año 2007
Un cambio se produjo en 2007 a raíz de la crisis de la deuda privada en los
países más industrializados [6]. El detonante fue la explosión de la burbuja
especulativa del mercado inmobiliario en Estados Unidos, que provocó el
derrumbe de varios mercados de la deuda privada (mercados de las subprimes,
de los ABCP [7], de las CDO [8], de las LBO [9], de los CDS
[10], de las ARS [11]…).
Esta crisis está lejos de haber terminado y el mundo sólo está
comenzando a descubrir sus múltiples repercusiones.
El dinero proveniente del crédito corrió abundantemente hasta julio del año
2007, momento en que las diferentes fuentes privadas de crédito se secaron
bruscamente en los países del norte. Atrapados en montajes de deudas mal
equilibrados, los bancos privados, empezaron a desconfiar unos de otros y a
mostrarse reacios a prestarse dinero entre sí.
Los poderes públicos de
Estados Unidos, Europa occidental y Japón tuvieron que inyectar dinero de
forma masiva y reiterada (más de 2,000 millardos [Un millardo = mil millones]
de dólares y de euros en 2007-2009) para que no se paralizara el sistema
financiero de los países del norte. Mientras tanto, los bancos privados que
se financiaban vendiendo títulos no garantizados no lograron encontrar
compradores en los mercados financieros del norte.
Se vieron entonces
obligados a sanear sus cuentas pagando las enormes pérdidas provenientes de
las arriesgadas operaciones en las que se habían metido durante los últimos
años. Para poder salir de ese atolladero tuvieron que recurrir a aportes de
dinero fresco. Al principio, ese dinero fresco vino de los fondos soberanos
de los países asiáticos y de los países del Golfo Pérsico. Posteriormente,
los Estados del norte vinieron, en masa, al rescate de los bancos.
Los
bancos que no encontraron a tiempo dinero fresco fueron comprados por otros
bancos (JPMorgan compró Bear Stearns [12] y WAMU) o por el Estado (así
sucedió en Gran Bretaña con Northern Rock Bank, Royal Bank of Scotland y con
el establecimiento de crédito hipotecario Bradford & Bingley mientras que el
gobierno de Holanda compró ABN Amor, el gobierno belga compró temporalmente
el Fortis Bank para revenderlo después al banco francés BNP Paribas, el
gobierno estadounidense «nacionalizó» Freddie Mac y Fannie Mae así como AIG
[13], etc.).
La nacionalización de Freddie Mac y de Fannie Mae ilustra a la
perfección la privatización de las ganancias en tiempos de prosperidad
económica y la socialización de las pérdidas en tiempos de depresión. Ambas
instituciones fueron privatizadas en momentos en que estaban produciendo
enormes beneficios. Con la crisis del sector inmobiliario, que estalló en
2007, la situación de Freddie Mac y de Fannie Mae se degradó dramáticamente.
Al verse de pronto al borde del abismo, estas dos firmas – que habían
distribuido grandes dividendos entre sus accionistas privados en 2007 –
pidieron ayuda al Estado para que fuera éste quien asumiera sus pérdidas. El
monto de los créditos hipotecarios de ambas firmas asciende a 5,300 millardos (4 veces la deuda externa pública de todos los PED).
Hasta el muy
neoliberal The Economist reconoce en su editorial del 30 de agosto de 2008:
«Este es el peor aspecto del capitalismo: significa que los accionistas y
los dirigentes gozan de las ganancias mientras que los contribuyentes pagan
la cuenta cuando hay pérdidas».
Al principio, la mayoría de los PED no tuvo problemas
En 2007, las bolsas de valores de una serie de PED se beneficiaron con el
flujo de capital especulativo que huía del epicentro del cataclismo
financiero, o sea de Norteamérica.
Los capitales liberados por la explosión
de la burbuja inmobiliaria, explosión que atravesó el Atlántico del oeste
hacia el este (Irlanda, Gran Bretaña y España se vieron duramente
perjudicadas y la lista de naciones afectadas fue alargándose con el tiempo),
se encauzaron hacia otros mercados, como las bolsas de materias primas y de
productos alimenticios, que se encuentran en los países del norte (lo cual
acentuó el alza de precios) y hacia ciertas bolsas de valores del sur. Pero
ese fenómeno no duró mucho.
En 2008 todas las bolsas de valores del sur se
convirtieron en las grandes perdedoras. Algunas, como las de China, Taiwán,
Brasil y Rusia, volvieron a registrar un alza durante el año 2009.
Pero, ¿por
cuánto tiempo?
Por otra parte, la decisión de
la Reserva Federal estadounidense de reducir
varias veces su tasa directora de interés también alivió temporalmente el
peso de la deuda del sur. Pero la situación cambió radicalmente a mediados
del año 2008, cuando las primas de riesgo-país aumentaron fuertemente y los
bancos del norte restringieron la oferta de nuevos créditos destinados al
refinanciamiento del pago de la deuda.
De la misma manera, los
inversionistas institucionales (fondos de pensiones, aseguradoras y bancos…)
redujeron la compra de títulos de la deuda del sur para priorizar la compra
de bonos del Tesoro estadounidense. Los precios de las materias primas, que
se habían mantenido en alza hasta julio de 2008, sufrieron una caída brutal.
Además, en 2008-2009 las monedas de los países latinoamericanos se
devaluaron ante el dólar, lo cual elevó nuevamente el costo de la deuda
externa, cuyo pago se efectúa principalmente en dólares.
El Banco de Pagos Internacionales (BPI, también conocido bajo las siglas en
inglés
BIS por Bank for Internacional Settlements)
confirma que,
«La crisis económica y financiera ha golpeado de lleno a las «Economías
emergentes» (EcEm) durante el último trimestre de 2008. Tras la quiebra de
Lehman Brothers, en septiembre de 2008, se produjo un retroceso sin
precedentes de la demanda de exportaciones, lo cual coincidió con un
importante reflujo de los préstamos bancarios internacionales y de
inversiones de carteras extranjeras.
Se redujeron las tasas de cambio de
numerosos países, bajó el valor de las acciones mientras que el costo del
financiamiento exterior aumentó acentuadamente.
Con el descenso del consumo
y de los gastos de inversiones en las economías avanzadas, se produjo un
desplome de la demanda de exportaciones de las Economías Emergentes, lo cual
acentuó la inversión del sentido de los flujos de capitales y puso fin a un
largo periodo de crecimiento que había estado basado en las exportaciones y
sostenido por las entradas de fondos [14].»
Descenso de las reservas en divisas de los PED en 2008-2009
También según el Banco de Pagos Internacionales, las reservas en divisas en
posesión de los PED empezaron a reducirse:
«La reserva de haberes de cambio,
que alcanzó su punto culminante en 2008, disminuyó fuertemente en varias
Economías Emergentes llegando en enero de 2009 a más de 4,300 millardos [de
dólares] para todo el conjunto de países de ese grupo. […]
De esa forma, en
el primer trimestre de 2009, el nivel de reservas de cambio había caído en
Corea y en la India al 80% de lo que era en junio de 2008, a cerca del 75%
en Polonia y al 65% en Rusia. De continuar los choques exteriores, esas
punciones provocarán interrogantes, aunque las reservas sigan siendo
abundantes, según los indicadores clásicos [15].»
La disminución del crecimiento económico, claramente perceptible en
Norteamérica, Europa y Japón, provocó una reducción de las exportaciones de
productos manufacturados, principalmente en China, México y otros países
asiáticos.
La demanda interna china no podrá aliviar la reducción de la
demanda externa.
El reflujo de la actividad económica en los países industrializados, en
China y en otros países asiáticos grandes consumidores de materias primas (como
Malasia, Tailandia y Corea del Sur), así como la reducción de los capitales
financieros disponibles para especular al alza en los mercados del futuro
provocaron una reducción de los precios de los hidrocarburos y de casi todas
las materias primas (incluyendo los productos agrícolas):
«La caída de los
gastos en bienes durables de consumo en los países desarrollados durante el
segundo trimestre de 2008 afectó cruelmente las exportaciones en los
sectores de la industria automovilística y las tecnologías de la información»
(TI).
En el caso específico de la industria automovilística, que representa
una parte importante del PIB en varias Economías Emergentes (3% en Turquía,
6% en México, 8% en Corea y Tailandia y más del 10% en Europa central), las
exportaciones cayeron, por ejemplo, en un 45% en México en febrero de 2009 y
en un 54% en Turquía durante el primer trimestre de 2009. […]
Además, la
disminución del crecimiento mundial trajo como consecuencia una disminución
de los precios de los productos básicos. Entre julio de 2008 y marzo de
2009, los precios del petróleo disminuyeron en un 65% y los de los demás
productos básicos en un 34%. […] El problema es que los productos básicos
representan más del 40% de las exportaciones en Latinoamérica (más del 20%
en el caso de México) [16].»
A lo anterior se suma una fuerte reducción de las cantidades de dinero que
los emigrantes envían a sus países de origen.
Grandes cantidades de
trabajadores mexicanos, ecuatorianos, bolivianos que trabajan en el sector
de la construcción en Estados Unidos y España se ven directamente afectados
por la crisis inmobiliaria y se están quedando sin trabajo.
Condiciones más duras para la concesión de préstamos
Mientras que los ingresos de los Estados siguen bajando, los gastos
vinculados al pago de la deuda van en aumento. Los bancos reducen su oferta
de créditos y exigen un aumento de las primas de riesgo. Las pérdidas que
los bancos deben asumir han ido en constante aumento desde el año 2007. La
cantidad de impagos ha aumentado en los países del norte.
El mercado de los Credit default swaps, productos derivados no regulados que deberían proteger
a los prestamistas en caso de impago, se ha hecho extremadamente azaroso
debido al enorme volumen de las sumas en juego [17].
Y estamos asistiendo solamente al comienzo del endurecimiento de las
condiciones.
En junio del año 2008, el Banco de Pagos Internacionales
señalaba:
«Aunque las primas soberanas (o sea, las primas de riesgo que los
poderes públicos pagan a los prestamistas) siguen siendo muy inferiores a
los niveles observados durante los anteriores episodios de turbulencias
financieras, son mucho más elevadas que en el primer semestre de 2007, de
forma tal que las tensiones sobre los financiamientos pudieran hacerse
difíciles» [18].
Esa misma institución agregaba más adelante:
«En cuanto a
las empresas, la reciente alza de las primas de riesgo de sus obligaciones
ha sido menudo más importante que la de las primas soberanas, lo cual hace
pensar que algunos beneficiarios de préstamos están empezando a sentir los
efectos de un endurecimiento de las condiciones del crédito al cabo de
muchos años de endeudamiento fácil [19].»
Y continuaba:
«En el contexto de
turbulencia que sufren los bancos de las economías avanzadas, la segunda
gran fuente de vulnerabilidad para ciertas economías emergentes es el riesgo
de agotamiento de las entradas de capitales bancarios. En el pasado, el
sentido de esos flujos se invirtió bruscamente en varias ocasiones, como
sucedió al principio de los años 1980 en el caso de América Latina y en
1997-1997 en el Asia emergente [20].»
En la siguiente versión de su informe, en 2009, el propio
Banco de Pagos
Internacional afirma:
«En América Latina, por ejemplo, durante el primer
trimestre de 2009, varios grandes bancos internacionales sólo prolongaron un
50-60% de las líneas de crédito comercial concedidas en 2008. […] Además, en
ciertos casos aumentó la repatriación de las ganancias ya que, al igual que
los bancos internacionales, muchas multinacionales necesitaron los fondos
para utilizarlos en sus mercados de origen.
Según el Centro de Desarrollo de
la OCDE, la repatriación de los recursos financieros hacia las empresas
madres explica la caída de la reinversión de las ganancias y de los
préstamos intragrupos.
Como la actual crisis viene acompañada de una
contracción sin precedentes de la actividad económica mundial, es
extremadamente difícil prever cuándo y en qué medida regresarán los
capitales privados a las Economías Emergentes [21].»
Conclusiones
Como consecuencia de la crisis que estalló en los países más
industrializados, se ha producido un considerable endurecimiento de las
condiciones de los préstamos para los PED.
Las importantes reservas de
divisas que estos países habían obtenido durante los últimos años
amortiguaron los efectos de este endurecimiento, pero es probable que no
logren protegerlos totalmente. Algunos eslabones débiles de la cadena de
endeudamiento de los países del sur se están viendo directamente afectados
por la caída de las materias primas.
En ese caso se encuentran, por ejemplo,
Ecuador (debido a la caída de los precios del petróleo) y Argentina (a causa
de la caída del precio de sus exportaciones de soya).
La situación está
lejos de encontrarse bajo control y es necesario actuar con decisión para
que no sean nuevamente los pueblos quienes tengan que pagar los platos rotos
[22].
Referencias
[1] Muchos países dedican entre el 20 y el
35% del presupuesto del Estado al pago de la deuda pública. En el caso
de Brasil, la parte del presupuesto del Estado destinada al pago de la
deuda pública interna y externa es superior en cuatro veces a la suma de
los gastos destinados a la educación y la salud. Ver Rodrigo Vieira de
Avila, «Brésil: La dette publique est toujours bien là!»
[2] Ver Eric Toussaint, La Finance contre les peuples,
CADTM-Syllepse-Cetim, 2004, capítulo 7. Ver también, Eric Toussaint,
Banque mondiale: le Coup d’État permanent. L’agenda caché du Consensus
de Washington, CADTM-Syllepse-Cetim, 2006, capítulo 4.
[3] En el siglo 19, se trataba esencialmente de Argentina, Egipto, Túnez,
China y el Imperio Otomano.
[4] La Triada es el conjunto de países de Norteamérica, Europa y Japón.
[5] «Las obligaciones transfronterizas de los bancos que presentan
declaraciones al Banco de Pagos Internacionales sobre las Economías
Emergentes se estimaron en 2 600 millardos en 2007, o sea un aumento de
1 600 millardos en cinco años» Banco de Pagos Internacionales, 78e
Rapport annuel, Basilea, junio de 2008, p. 44.
[6] Para un análisis detallado del estallido de la crisis y del contexto
internacional, ver Eric Toussaint, Banque du Sud et nouvelle crise
internationale, CADTM-Syllepse, Lieja-París, 2008, capítulos 9 y 10.
[7] Los Commercial papers estadounidenses («asset backed commercial
paper», ABCP) son títulos de obligaciones negociables que emiten los
bancos u otras empresas en el mercado financiero por un corto plazo (de
2 a 270 días). Estos títulos de obligaciones no están garantizados por
una contraparte (como, por ejemplo, un bien inmueble) sino que se basan
en la confianza del comprador del commercial paper hacia el banco o la
empresa que lo vende.
[8] Collateralized Debt Obligations.
[9] Leveraged Debt Buy-Out. Se trata de operaciones de compra de
empresas financiadas mediante deudas.
[10] Credit Default Swaps. La compra de un CDS tiene como objetivo
proteger al comprador ante la posibilidad de no poder cobrar una deuda.
El mercado de los CDS ha conocido un amplio desarrollo a partir del año
2002. El volumen de las sumas vinculadas a los CDS se ha multiplicado
por 11 entre 2002 y 2006. El problema es que estos contratos de seguros
se venden sin que exista ningún tipo de control por parte de las
autoridades públicas. La existencia de estos CDS ha llevado a las
empresas a arriesgarse cada vez más. Al creerse protegidos contra la
posibilidad de impago, los prestamistas otorgan préstamos sin verificar
la posibilidad real de pago de los solicitantes.
[11] Auction Rate Securities. Estos títulos vendidos en Estados Unidos
representan créditos concedidos a municipios, universidades (para becas
estudiantiles) y hospitales. Cada semana, los clientes podían comprarlos
o venderlos a través de un sistema subastas («auction»). En junio y
julio de 2008, este mercado se desplomó y los bancos que habían
comercializado esas deudas tuvieron que volver a comprarlas a sus
clientes y pagar multas al Estado. Las sumas en juego se estiman en 330
millardos de dólares y las multas que tuvieron que pagar la UBS (150
millones de dólares), Citigroup (100 millones), JPMorgan, Morgan
Stanley… totalizan varios cientos de millones de dólares.
[12] Bear Stearns, el quinto banco de negocios de Estados Unidos, estaba
completamente atrapada en el mercado de los CDS.
[13] AIG, el grupo asegurador más importante del mundo, también estaba
completamente empantanado en el mercado de los CDS.
[14] Banco de Pagos Internacionales, 79º Informe Anual 2009, p. 80.
[15] Ibid, p. 84 y p. 94.
[16] Ibid, p. 84.
[17] «En particular, numerosas empresas brasileñas, coreanas, mexicanas
y polacas habían firmados contratos sobre derivados con bancos
extranjeros o locales, en 2007 y 2008, para proteger sus ingresos
provenientes de las exportaciones ante una fuerte valorización de las
monedas locales, e incluso, en ciertos casos, para especular sobre la
continuación del alza. Estas posiciones generalmente no figuraban en el
balance de las empresas. Cuando las tasas de cambio retrocedieron ante
el dólar o el euro, estas sufrieron grandes pérdidas: según los
estimados, cerca del 0,8% del PIB en Corea y más del 1% en Polonia.»
Fuente: Banco de Pagos Internacionales, 2009, Op. cit., p. 89.
[18] Banco de Pagos Internacionales, 2008, Op. cit., p. 55.
[19] El Banco de Pagos Internacionales escribe también: «El crédito
bancario del sector privado se ha desarrollado enormemente durante los
últimos 5 años: de 7 puntos porcentuales en términos de PIB en América
Latina y de 30 puntos porcentuales en los países de Europa central y
oriental. No es imposible que esta extensión haya sobrepasado la
capacidad de los establecimientos para evaluar y vigilar eficazmente su
propia exposición…», Op. cit., p. 57.
[20] Banco de Pagos Internacionales, 2008, Op. cit., p. 56.
[21] Banco de Pagos Internacionales, 2009, Op. cit., pp.92-93.
[22] Sobre las proposiciones de alternativas, ver Eric Toussaint, Banque
du Sud et nouvelle crise internationale, CADTM-Syllepse, Lieja-París,
2008, capítulo 1 al 4. Ver también: Eric Toussaint, Quelles alternatives
pour le développement humain?, asó como Damien Millet y Eric Toussaint,
60 questions/60 réponses sur la dette, le FMI et la Banque mondiale,
CADTM-Syllepse, 2008, capítulos 10 al 12.