por
Manuel Freytas
06 Marzo 2013
del Sitio Web
IARNoticias
Manuel Freytas es periodista,
investigador, analista de estructuras del poder, especialista en
inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más
difundidos y referenciados en la Web. |
Hoy es un día de
rutilante alegría y celebración para los que odiaron y
demonizaron a Chávez desde las estructuras más
reaccionarias de las potencias imperiales y sus clases
sociales racistas y contrarrevolucionarias. Y están los
que lo lloran. Y los que bailan con su muerte.
Con Chávez se muere un
tiempo. Y la simbología de su muerte trasciende su
proyección política regional o internacional.
Chávez fue
el ultimo grito masivo del antiimperialismo militante. La expresión verbal del
antisistema. El verbo contrainformativo contra el
dominio mediático de un imperio que sustituyó los
fusiles por la manipulación y el control masivo de de
cerebros.
Chávez fue la palabra y la
denuncia. El gran rupturista del mensaje unificado y
blindado del sistema capitalista erigido como "mundo
único". Fue la piedra en el estanque. El gran
despertador de conciencias desde los propios medios del
sistema que adormecen la conciencia.
Chávez fue un guerrero
inclaudicable contra los nuevos ejércitos mediáticos de
dominación que utilizan el mensaje "informativo" como
arma de guerra. Murió Chávez.
Murió el ícono del discurso
antiimperialista masivo a escala global.
El mundo de la
contrainformación hace silencio. Y el sistema, y el
antisistema, continúan con otros protagonistas.
Murió Chávez. Murió el ícono del discurso antiimperialista masivo a escala
global. Murió el líder del discurso contrainformativo en las grandes cadenas
mediáticas internacionales.
Y con Chávez murió el punto de referencia aglutinante y motivador para las
organizaciones y militantes populares que todavía resisten el avance de las
estructuras de dominio capitalista trasnacionalizado.
Chávez y su habilidad comunicativa conformaban un "espectáculo" en si mismo.
Y gracias a esa situación, las mayorías mundiales pudieron acceder a un
discurso contrainformativo que solo puede encontrarse en el mundo reducido
de la prensa alternativa o de izquierda.
El presidente venezolano mantenía una alianza estratégica (de orden
comercial y militar) tanto con Irán como con Rusia y China, potencias
capitalistas emergentes que compiten con el eje USA-UE por el control de las
redes energéticas y las reservas petroleras del triángulo Eurasia-Cáucaso-Medio
Oriente, en una versión aggiornada de la "guerra fría" por áreas de
influencia, esta vez protagonizada a niveles intercapitalistas.
Pero, y analizado desde una perspectiva global, lo más impactante y "polarizante"
que tuvo Chávez fue su discurso contrainformativo del sistema capitalista
masificado y nivelado planetariamente desde las mismas cadenas imperialistas
que siempre lo proyectaron como un producto "marketinero" y rentable.
Como contenido, el discurso mediático de Chávez, movilizaba una descripción
correcta del sistema capitalista en su funcionamiento político, tanto como
sistema de dominio regional como planetario.
Era muy preciso en sus
descripciones del funcionamiento de las estructuras políticas y militares
del sistema capitalista imperial.
A través del discurso "atrapante" de Chávez las grandes mayorías del mundo
accedieron a "contramensajes alternativos" como cuando el presidente de
Venezuela acusó a Israel de cometer un genocidio militar en Líbano y
Palestina, parecido
al Holocausto, o cuando acusó indirectamente a
Bush de
planificar y ejecutar
el 11-S en EE.UU.
Cuando el presidente venezolano resumía a Colombia como una "base" de
EE.UU. y
a Uribe como un títere USA, precisaba con claridad el rol de ese país y sus
gerentes de turno en la estructura del control regional de Washington.
Lo de Chávez con las grandes cadenas parecía avanzar por el lado de una
modalidad comunicacional de aprovechamiento común donde las estructuras
mediáticas utilizaban el "producto Chávez" para captar audiencia y el líder
bolivariano se valía de ellas para lanzar a escala masiva sus mensajes y
denuncias contra el Imperio.
Chávez, al contrario de lo que todo el mundo creía, no improvisaba. en todo
momento, y por medio de sus discursos contra el Imperio, lanzaba globos de
ensayo con técnicas de guerra psicológica a través de las portadas,
titulares e imágenes de las grandes cadenas internacionales.
El mandatario venezolano le "tomó el tiempo" a la metodología funcional de
las cadenas internacionales y decidió salirse del papel burocrático de
presidente para convertirse en un formidable editor de noticias (el mejor)
que en vez de un medio especifico utilizaba a toda la estructura de la
prensa mundial para "publicar".
Chávez, para el buen observador, no decía los discursos comunes y
esquemáticos de un presidente vulgar: titulaba, presentaba y desarrollaba
noticias que luego el aparato mediático distribuía por todo el planeta.
Si se observaba con atención, los grandes conglomerados mediáticos que "rebotaban"
los discursos de Chávez contra el Imperio, simultáneamente, y durante las 24
horas, también desarrollaban campañas embozadas o directas contra el
presidente venezolano a través de "información" o de "análisis" de
operadores de la CIA o del Departamento de Estado insertados como "columnistas".
Esto no les impedía mostrar sus pantallas y titulares con Chávez generando
audiencia con sus dardos envenenados e irónicos que convirtieron a Bush, el
entonces presidente del Imperio, en el hazmerreír del mundo.
Este fenómeno quedó demostrado cuando Chávez mostró en pantalla el libro de
Noam Chomsky, "EE.UU.: Hegemonía o supervivencia", durante sus célebre
discurso contra "Bush Diablo" en la Asamblea de la ONU.
Casi por arte de magia, y demostrando el nivel de penetración del mensaje de
Chávez, el libro se convirtió en un best seller mundial citado y comentado
en todas las grandes cadenas de diarios, radio y televisión.
Publicado hacía tres años, el libro dormía plácidamente en los sótanos de
las librerías, en la lista de Amazon estaba en el puesto 26.000, y se
convirtió en número uno en ventas tras la mención de Chávez, a tal punto - y
según el mismo lo expresó - que el primer sorprendido fue el propio Chomsky.
A nivel de evaluación, la promoción del libro de Chomsky le permitió al
presidente venezolano comprobar hasta que punto podía movilizar opinión
pública internacional, y qué niveles de difusión masiva y planetaria
alcanzaban sus discursos.
Es un día de profunda tristeza para los que todavía luchan (y resisten)
contra el sistema capitalista criminal que niveló el planeta a su imagen y
semejanza.
Y es un día de rutilante alegría y celebración para los que odiaron y
demonizaron a Chávez desde las estructuras más reaccionarias de las
potencias imperiales y sus clases sociales racistas y contrarrevolucionarias.
Y están los que lo lloran... y los que bailan con su muerte. Con Chávez se
muere un tiempo. Y la simbología de su muerte trasciende su proyección
política regional o internacional.
Chávez fue el ultimo grito masivo del antiimperialismo militante. La
expresión verbal del antisistema. El verbo contrainformativo contra el
dominio mediático de un imperio que sustituyó los fusiles por la
manipulación y el control masivo de de cerebros.
Chávez fue la palabra y la denuncia. El gran rupturista del mensaje
unificado y blindado del sistema capitalista erigido como "mundo único". Fue
la piedra en el estanque, el gran despertador de conciencias desde los
propios medios del sistema que adormecen la conciencia.
Chávez fue un guerrero inclaudicable contra los nuevos
ejércitos mediáticos
de dominación que utilizan el mensaje informativo como arma de guerra.
Murió Chávez. Murió el ícono del discurso antiimperialista masivo a escala
global. El mundo de la contrainformación hace silencio. Y el sistema, y el
antisistema, continúan con otros protagonistas.