RT: ¿Cuál es el
interés de Estados Unidos para intervenir en la situación
interna de Venezuela?
AB: Eso está absolutamente claro.
El único interés que EE.UU.
tiene por Venezuela es apoderarse del petróleo. No tiene ningún
otro. Ni la democracia, ni los derechos humanos ni la justicia
tienen para Washington el menor interés.
Y eso es válido no solo
para el caso venezolano, sino para la mayoría de los países en
los que utilizó su potencial de destrucción y de
desestabilización, como ya ocurrió en los países del Medio
Oriente, América Latina y en otras partes del mundo.
Un manifestante salta sobre un cañón de agua
durante los
disturbios en Caracas, Venezuela.
Carlos Barria
Reuters
RT: En relación a Venezuela, la OEA actúa en una dirección y la
CELAC en otra. ¿Se podrá avanzar hacia una solución política al
conflicto?
AB: ¡Sí!, siempre que la oposición venezolana deja de estar
hegemonizada por la fracción terrorista.
Esa oposición se
compone de dos sectores: uno, desgraciadamente minoritario y muy
débil, que tiene interés en una solución política, porque es
consciente del peligro de una desintegración nacional y otro
que, desgraciadamente, es el hegemónico y cree que la violencia,
la sedición, los saqueos, los incendios y los ataques son la
única manera de resolver la crisis actual.
El Gobierno ha hecho una convocatoria a una elección
constituyente, que debería ser aceptada. Pese a ello, la
oposición no quiere saber nada de las elecciones y la ultra
reaccionaria Conferencia Episcopal Venezolana se ha opuesto
también a este llamado a elecciones, que podría ser la salida
pacífica a la crisis.
Esto sorprende porque, además, la
oposición dice contar con el apoyo mayoritario de la población
y, sin embargo, rehúsa a medir fuerzas en el terreno electoral.
Para que exista una solución pacífica se requieren dos partes en
condiciones de dialogar.
Por desgracia, la fracción terrorista
de la oposición es la que tiene la voz de mando e intimida a los
sectores que sí quieren dialogar con el Gobierno, pero que temen
las represalias a las que se verían sometidos por los violentos.
RT: Usted ha sostenido que el Gobierno venezolano debe actuar
militarmente frente a los violentos ¿Es la última solución?
AB: Tomemos por ejemplo a Estados Unidos durante la lucha por
los derechos de la población afroamericana, los derechos civiles
o en contra de la Guerra de Vietnam.
Cuando se producían
desmanes, mucho menos graves que los que hoy vemos en Venezuela,
la Guardia Nacional salía a enfrentar a los revoltosos y, en
muchas ocasiones, los reducían apelando al uso de las armas.
Desgraciadamente, la idea de que se pueden detener todos estos
desmanes apelando simplemente a los llamados a la paz, a evitar
los saqueos, los enfrentamientos o los asesinatos, parece no
alcanzar para disuadir a los violentos.
Si hubiese opciones que
pudieran reducir a los violentos sin apelar a las armas, yo
sería el primero en apoyarlas.
Pero cuando uno mira lo que pasó
en Estados Unidos y lo que ha pasado en tantos otros lugares en
donde, ante intentos de ese tipo, en donde se desata una
violencia criminal que puede finalmente desembocar en una guerra
civil, lamentablemente, la única opción que ha habido fue la de
utilizar todo el poder represivo del Estado para restaurar el
orden y, a partir de allí, llegar a hacer los acuerdos
necesarios para superar pacíficamente la crisis.
Marco Bello
Reuters
RT: ¿Por qué cree que está amenazada la integridad
nacional de Venezuela?
AB: Que no le quepa a nadie la menor duda de que, en el caso de
derrocamiento violento del Gobierno de Nicolás Maduro, la
oposición venezolana, que en un gesto antipatriótico pide la
intervención del Comando Sur, simplemente va a declinar la
soberanía ante Estados Unidos.
Y con el riesgo, hipotético digo,
de convertirse en el estado 51 de la unión americana, porque una
vez que el gigante del Norte se apodere del petróleo
norteamericano no lo abandonará jamás.
Por eso hablamos de una oposición profundamente neocolonial que
desprecia la historia del bravo pueblo venezolano y que, en su
abyección, está dispuesta a entregar Venezuela a los
norteamericanos.
Por eso Estados Unidos está tan activo apoyando a sus peones
dentro del territorio venezolano.
Marco Bello
Reuters
RT: De asumir una salida militar al conflicto, ¿cómo se
enfrentan las posibles condenas de la comunidad internacional?
AB: El Gobierno de Venezuela tendría que hacer referencia clara
a casos similares que se han presentado y en los cuales,
cualquier tipo de gobierno enfrenta una situación que se sale de
control apelando a la fuerza legal y militar.
En otras palabras, tiene que tener un poder de fuego suficiente
capaz de disuadir a gente que está dispuesta a lanzarle bombas
molotov a un hospital infantil, a una escuela o a provocar o
promover desmanes como los que hemos visto en los últimos dos
meses.
Hay una crítica muy hipócrita que dice que hay otras formas de
enfrentarlos, pero no nos dicen cuál.
Pese a la gravedad de los
desórdenes, la Policía Nacional Bolivariana no cuenta con
autorización para utilizar armas de fuego. Difícilmente se puede
disuadir a los violentos con gases lacrimógenos y cañones de
agua.
Yo quisiera que me dijeran, comparativamente, viendo episodios
como los que hoy hay en Venezuela, cómo fue que se restableció
el orden social en otros países.
El Gobierno propone una solución electoral constituyente que, de
ganar el adversario, podría poner fin a la Constitución
bolivariana.
Las declaraciones del Arzobispo de Barquisimeto son realmente un
escándalo, porque llama al pueblo a incurrir en el delito de
sedición, y esto ha sido simplemente ocultado por la prensa
hegemónica. Esta es la clase de oposición que quiere restaurar
la democracia en Venezuela.
Cabe recordar que la sola tentativa de cambiar por la fuerza un
gobierno, violando las normas constitucionales, en Estados
Unidos merecería prisión perpetua y bajo ciertas condiciones la
pena capital.
Sin embargo, parecería que en Venezuela todo puede
ser permitido, todo puede ser validado, aún los actos más
atroces, y creo que eso es un gesto imperdonable.