por Fernando Reyes
12 Agosto 2015
del Sitio Web
RT
Colombia es un país que se ha destacado en la esfera internacional
no solo por ser una de las democracias más antiguas de América, sino
también por tener una fuerte economía en desarrollo, que con el
apoyo de los Estados Unidos como su
principal socio comercial y militar, también se ha caracterizado
por ser un aliado clave de la comunidad internacional en la lucha
contra las drogas.
Colombia es un país donde las autoridades no tienen el control
material sobre la totalidad del territorio, así como tampoco tienen
el monopolio en el uso de la fuerza
Sin embargo, este país también se ha dado a conocer por un largo
conflicto armado cuyo impacto real solo trasciende a través de,
-
la contradictoria información
que se encuentra en las declaraciones oficiales del Gobierno
-
en las noticias de los medios
tradicionales
-
en los comunicados emitidos por
los diferentes actores del conflicto armado
-
en la fragmentada información
que publican las organizaciones no gubernamentales
Si bien es cierto que Colombia es un
miembro respetado de la comunidad internacional, sus extremas
realidades brindan un panorama bastante desolador que oscurece esa
imagen positiva que brindan las elaboradas estrategias oficiales de
propaganda.
Claro, es innegable que Colombia es un país atractivo para la
inversión extranjera y que es un hermoso destino turístico para los
viajeros de otros países.
También es indiscutible que el progreso
artístico y tecnológico ha sido impresionante y que muchos de los
avances científicos allí desarrollados son de relevancia
internacional.
Además, cómo negar que su economía
formal ha crecido notablemente en la última década y que su sistema
financiero goza de una fortaleza admirable que ha sido clave para el
progreso del país, lo cual, obviamente, ha beneficiado
significativamente a muchas esferas sociales.
Lamentablemente, en Colombia existen muchas otras realidades ocultas
que en conjunto muestran un país negativamente heterogéneo.
Son diferentes contextos socioeconómicos
que van desde sociedades urbanas cosmopolitas que interactúan en un
mundo globalizado y que fácilmente se confundirían con cualquier
ciudad del primer mundo, hasta sociedades primitivas que no solo
parece que vivieran aún el el sigo XIX, sino que además son las que
ponen la mayoría de las víctimas ocultas de ese conflicto que ha
desangrado al país por décadas.
Son regiones en las que el suministro de los servicios básicos es
bastante limitado y donde millones de personas aún viven en
condiciones de extrema pobreza y abandono con nulo acceso a
servicios de salud, electricidad, agua potable, transporte y
educación.
Es tal el olvido en el que viven, que
esas áreas quedan por fuera del control estatal y los diferentes
actores armados al margen de la ley, sean de derecha o de izquierda,
ejercen el poder público como las únicas autoridades reconocidas por
la población civil.
En otras palabras, la realidad colombiana es un escenario de
múltiples aristas que se puede describir brevemente de la siguiente
forma:
-
Colombia es un país donde las
autoridades no tienen el control material sobre la totalidad
del territorio, así como tampoco tienen el monopolio en el
uso de la fuerza
-
es un Estado donde la autoridad
legítima está tan fragmentada y erosionada que el Congreso
manipula las funciones ejecutivas y el Ejecutivo manosea la
actividad legislativa
-
es una nación donde la
administración tiene extremadamente limitada su autonomía en
la toma de decisiones y acude a tácticas oscuras para
cumplir con sus objetivos
-
es un país donde las altas
cortes legislan, mientras los órganos de control manipulan a
su antojo y con amenazas a los funcionarios que no comulgan
con sus creencias personales
-
es una sociedad donde los
múltiples escándalos por corrupción ocupan a diario las
primeras planas de las medios informativos nacionales, y
donde innumerables personalidades públicas han sido
señaladas por haber sido copartícipes o cómplices de los
actores armados en la comisión de delitos execrables
¿Es Colombia un Estado fallido? Los
hechos indican que la respuesta es afirmativa
Obviamente, en el curso de los años se han ejecutado innumerables
políticas públicas cuyos objetivos principales han sido el progreso
general de la nación y el total control territorial del Estado, bien
sea a través de estrategias de paz o por medio de la confrontación
armada directa.
Tristemente, el programa bandera del Gobierno de Álvaro Uribe
(2002-2008) era la seguridad armada para el desarrollo social
y económico del país, sin que importara mucho el costo social que
iba a generar.
Si bien los resultados económicos de
dicha política fueron notables, los daños colaterales que
dejaron a su paso se materializaron en,
-
alrededor de cinco mil
ejecuciones extrajudiciales de civiles a manos de las
Fuerzas Armadas
-
casi cinco millones de
desplazados por el conflicto armado
-
cientos de masacres a mano de
los grupos paramilitares que contaban con el apoyo del
Estado
-
miles de desaparecidos
-
miles de muertos y heridos a
causa de las minas antipersonales sembradas por los actores
irregulares y de sus ataques a la población
-
ataques armados a la
infraestructura vial, minera y energética
-
homicidios selectivos, etc.
¿Es Colombia un Estado fallido? Los
hechos indican que la respuesta es afirmativa.
Si bien existe un país aparentemente
democrático que ejerce un supuesto control territorial a
través de cuestionables estructuras de poder y que además reclama
tener el monopolio sobre el uso de la fuerza, la realidad sugiere
que estas son verdades a medias que han sido difundidas y
repetidas hasta la saciedad con el fin de ocultar aquellos
escenarios que en conjunto muestran un país totalmente fragmentado,
polarizado ideológicamente y que está fuera de control.
La buena noticia es que el proceso de paz que se adelanta en La
Habana entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y
las FARC ha ido más allá de cualquier intento pasado de concertar la
reconciliación y ofrece un escenario optimista para acabar con
décadas de un conflicto que ha dejado a su paso cientos de miles de
víctimas.
Sin embargo, existe un obstáculo que puede llevar a que este proceso
fracase y que Colombia siga su camino al caos.
Ese obstáculo es la férrea
oposición del ex-presidente (y hoy senador)
Álvaro Uribe
y su grupo político, quienes demandan acabar de una
vez por todas con el proceso de paz y continuar con el conflicto a
través de las agresivas y violentas políticas armadas que ya una vez
dejaron el país bañado en sangre, hasta lograr la derrota y el total
aniquilamiento de los grupos subversivos.
Aunque el resultado del proceso de paz
es aún incierto, lo indiscutible es que Colombia se encuentra en una
disyuntiva única en su historia:
la guerra total o la recuperación
general.
¿Estado fallido o milagro
socioeconómico? El tiempo lo dirá...
|