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RevistaFusion
Nada podrá evitar el derrumbe
del sistema...
Los comentaristas, que se limitan a interpretar la política al nivel de los politiqueros y han perdido desde hace tiempo el conocimiento verdadero de los juegos de intereses regionales, se han focalizado en los detalles de una campaña absurda, protagonizada por dos bandos:
Sin embargo, lo que realmente está en juego en esta decisión nada tiene que ver con esos temas.
La diferencia entre la realidad y el discurso político-mediático es la mejor muestra de la enfermedad que padecen las élites occidentales:
La campaña a favor del Brexit contó con amplio apoyo de parte de la clase adinerada y del palacio de Buckingham, que movilizaron la prensa popular para llamar los electores a recuperar
la independencia del país.
En un futuro muy próximo, asistiremos - siguiendo esa misma mecánica - a,
La decisión de organizar esa consulta
fue impuesta al primer ministro David Cameron por un grupo de
miembros del Partido Conservador.
Así que ya no hay razones para tratar de
seguir siendo sus socios más cercanos.
La campaña a favor del Brexit contó con
amplio apoyo de parte de la gentry [la nobleza media y clases
adineradas] y del
palacio de Buckingham, que
movilizaron la prensa popular para llamar los electores a recuperar
la independencia del país.
En el pasado, los Estados miembros del CAME no tuvieron que negociar su salida de ese órgano de integración económica ya que este simplemente dejó de funcionar en cuanto comenzó el movimiento de centrífuga.
Los Estados miembros de la Unión Europea que se aferran a las ramas y se empecinan en querer salvar lo que queda de la Unión, van a dejar pasar la posibilidad de adaptarse a la nueva situación y se verán en peligro de sufrir las dolorosas convulsiones que caracterizaron los primeros años de la nueva Rusia:
Para el centenar de miles de empleados, funcionarios electos y colaboradores europeos que inevitablemente perderán sus empleos y para las élites nacionales que también dependen de ese sistema, lo más conveniente sería reformar urgentemente las instituciones para tratar de salvarlas.
Todos creen, erróneamente, que el Brexit
abre una brecha que los euro-escépticos van a tratar de aprovechar.
Pero el Brexit no pasa de ser una respuesta a la decadencia de
Estados Unidos.
La dominación de Washington sobre el
resto del mundo ha llegado a su fin.
Los soviéticos y sus aliados querían
construir una sociedad solidaria, que pondría en común la mayor
cantidad posible de cosas. Pero acabaron lastrados por una enorme
burocracia y dirigentes anquilosados.
Querían refundar el ideal comunista sin la tutela soviética, sin policía política, ni burocracia. Pero las traicionaron sus élites que, después de haber servido los intereses de los soviéticos, se dedicaron con el mismo celo a servir los intereses de Estados Unidos.
Los electores más comprometidos con el Brexit quieren, en primer lugar, recuperar su soberanía nacional y hacer pagar a los dirigentes del oeste de Europa la arrogancia con la que les impusieron el Tratado de Lisboa, a pesar de que los pueblos habían rechazado, en 2004-2007, el proyecto de Constitución Europea.
Pero es posible que esos electores
también sufran una decepción ante lo que viene.
Al contrario de lo que escribe la prensa europea, el Brexit no afectará directamente a la City de Londres, o sea a la gran finanza.
En 1941, en su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente estadounidense Roosevelt las definió como,
Si los ingleses quieren volver a sus
propias tradiciones, los ciudadanos de Europa continental volverán a
los cuestionamientos de la Revolución Francesa y la Revolución Rusa
sobre la legitimidad del poder y modificarán profundamente sus
instituciones, llegando incluso a correr el riesgo de ver resurgir
el conflicto franco-alemán.
Yo redactaba hace poco una nota sobre esa política ante Siria.
Analicé todos los documentos internos de la Unión Europea, los públicos y los que no se han publicado, y llegué a la conclusión de que fueron redactados sin ningún conocimiento sobre lo que realmente pasa en el terreno, pero a partir de las notas del ministerio alemán de Relaciones Exteriores, que a su vez reproduce las instrucciones del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Hace varios años hice un trabajo similar
para otro país y llegué a una conclusión también similar, sólo que
en aquel momento el "intermediario" no era el gobierno alemán sino
el gobierno francés.
En este momento, varios sindicatos franceses luchan contra el proyecto de ley sobre el Trabajo redactado por el gobierno de Manuel Valls y basado en un informe de la Unión Europea, informe que a su vez retoma las instrucciones del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Aunque la movilización de la CGT ya permitió que los franceses descubrieran el papel de la Unión Europea en el asunto, el hecho es que todavía no acaban de entender la relación entre la UE y Estados Unidos.
Han entendido que, al invertir las normas y anteponer los acuerdos a nivel de empresa a los acuerdos ramales, el gobierno cuestiona el predominio de la Ley sobre los contratos.
Pero no conocen la estrategia de Josef Korbel y sus dos hijas:
El profesor Korbel aseguraba que, para dominar el mundo, Washington no tenía más que imponer una reescritura de las relaciones internacionales en términos jurídicos anglosajones.
Efectivamente, al poner el contrato por
encima de la Ley, el derecho anglosajón privilegia a la larga a los
ricos y poderosos en relación con los pobres y los miserables.
¿Cuánto puede durar esa lucha? Es imposible predecirlo, pero es indudable el resultado.
En todo caso, en medio del periodo de
cambio que ya se anuncia, manipular a los obreros franceses
resultara muy difícil. No será así con sus homólogos ingleses,
actualmente desorganizados.
Su sucesor, que sería en principio Boris Johnson, tiene así tiempo para preparar el cambio y aplicarlo en cuanto entre en Downing Street.
El Reino Unido no esperará hasta su
salida definitiva de la Unión Europea para seguir su propia
política, comenzando por apartarse de la política de
sanciones contra Rusia y Siria.
desorganizará temporalmente la economía británica es muy probable que el Reino Unido se reorganice rápidamente para sacar el mayor provecho
de su nueva situación.
Dado su particular estatus de Estado independiente bajo la autoridad directa de la Corona, la City no ha sido nunca parte de la Unión Europea. Por supuesto, ya no podrá seguir siendo sede de algunas casas madres de empresas que tendrán que replegarse hacia los territorios de la Unión Europea.
Pero podrá utilizar la soberanía de Londres para desarrollar el mercado del yuan.
Ya en abril, la City obtuvo los
privilegios necesarios para ello mediante la firma de un acuerdo con
el Banco Central chino. Y también desarrollará sus actividades como
paraíso fiscal para los europeos.
Si bien es cierto que el Brexit desorganizará temporalmente la economía británica, en espera de la adopción de nuevas reglas, es muy probable que el Reino Unido - o al menos Inglaterra - se reorganice rápidamente para sacar el mayor provecho de su nueva situación.
Queda por ver si los promotores de este terremoto tendrán la sabiduría de hacer que también beneficie a su pueblo:
El panorama internacional puede evolucionar de maneras muy diferentes, en función de las reacciones que ya aparecen.
Pero, aunque algunos pueblos se vean
afectados, ese panorama será mucho más realista, tanto como los
británicos, en lugar de aferrarse a un sueño hasta acabar
estrellándose contra la dura realidad.
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