A) La "guerra latente"
La semana pasada, en medio de nuevos rumores de un ataque israelí a las
usinas nucleares de Teherán, el clima enrarecido de las relaciones entre
EE.UU. e Irán volvieron a tensionar al Golfo Pérsico, una región inflamable y
militarizada, donde repercuten, resumido en uno solo, todos los conflictos
del Medio Oriente con el petróleo como detonante.
Desde enero del 2006, la mayoría de los medios, analistas y expertos
militares de EE.UU. y Europa vienen coincidiendo en que EE.UU., Gran Bretaña e
Israel, ya tienen preparado un plan de ataque contra Irán, que se lanzaría
luego de agotada la "opción diplomática" en el Consejo de Seguridad de la
ONU.
Según advierten medios árabes, judíos y estadounidenses, todo hace presagiar
un desenlace militar activado por la plana mayor israelí que busca - según su
propia definición - desactivar la capacidad nuclear de Irán antes de que
consiga la bomba, e impedir que Hezbolá siga incrementando sus arsenales
militares en Líbano y que Hamás vuelva a solidificarse en Gaza.
Por medio de advertencias constantes, el estado mayor israelí lanza señales
claras de que está dispuesto a lanzar un "hecho consumado" (operaciones
simultáneas y sincronizadas) contra el eje Irán, Siria-Líbano-Gaza, para
implicar a Washington en el conflicto.
Los planes militares en existencia para atacar Irán, fueron revelados por la
mayoría de los más influyentes medios norteamericanos así como también los
denunciaron los principales medios y analistas europeos que describieron,
incluso, un comité especial del Pentágono para ejecutarlo.
En julio de 2008, el entonces jefe del Estado Mayor Conjunto de
EE.UU., el
almirante Mike Mullen, volvió a reinstalar la cuestión de un conflicto
militar con Irán afirmando que el Pentágono ya tenía listos planes
opcionales para lanzar una guerra contra la nación islámica.
Pero nadie (salvo unos pocos analistas en los medios alternativos) explica
con claridad el porqué y el para qué del conflicto, sus causas determinantes
y la complejidad de intereses estratégicos que se encuentran en juego.
Esta situación de ausencia de análisis estratégico (a nivel de la
comunicación masiva) convierte el conflicto de Medio Oriente en una especie
de torneo de amenazas y réplicas bélicas, donde lo más importante no es la
comprensión (el entendimiento) del proceso sino el acierto "conspirativo" de
la fecha en que EE.UU. va atacar a Irán, que las agencias y cadenas sionistas
convierten falsamente en "información objetiva".
B) Los frentes simultáneos
Dentro de una síntesis estratégica, la perspectiva del conflicto del eje
Irán, Siria, Líbano y Gaza (con Irak como telón de fondo) con el eje EE.UU.,
Israel, Gran Bretaña, Alemania y Francia (con Rusia y China como potencias "árbitros"),
combina tres escenarios fluctuantes y simultáneos:
-
el frente de "guerra diplomática"
-
el "frente de "guerra psicológica"
(o batalla de la propaganda)
-
el frente de "guerra militar" (la batalla
final por el control estratégico de Medio Oriente)
En forma permanente, el Departamento de Estado y la Casa Blanca, así como el
gobierno
teocrático de Teherán, juegan a tres estrategias opuestas y
convergentes: operaciones psicológicas con versiones y rumores, escalada de
presión militar y negociación diplomática, ejecutadas combinadamente.
Las estrategias opuestas y convergentes de Washington y de Irán tienen dos
líneas claras: guerra propagandística con acusaciones y amenazas, despliegue
militar (presión) y lenguaje bélico de extrema dureza, combinados con
ofertas permanentes de negociación diplomática (diálogo).
Tanto Washington como Teherán se valen de esos tres instrumentos simultáneos
(la propaganda, la estrategia de presión militar y la negociación
diplomática) para dirimir complejos intereses económicos, geopolíticos y
militares en juego, cuya permanencia en el tiempo superan a las personas o a
los partidos en el gobierno.
En un ámbito de definición estratégica, la "guerra militar" (impulsada por
intereses estratégicos y de supervivencia) llegará con el agotamiento
inevitable del ámbito de "negociación" en
la ONU para estirar el desenlace
("guerra diplomática"), y con el agotamiento de la "guerra psicológica" (disuadir
al enemigo para que no ataque antes de tiempo).
C) La "guerra psicológica"
Para tener más en claro lo que, en estos momentos está pasando en Medio
Oriente, hay que imaginar a los dos enemigos centrales (Irán y EE.UU.-Israel)
sentados frente a un tablero de ajedrez y enviándose señales y amenazas
mutuas antes de comenzar la movida final.
Mientras tanto, y paralelamente con el "frente diplomático" de la guerra en
la ONU, los "movimientos y señales militares" forman parte de la acción
psicológica que le permiten -tanto a Washington como a Teherán- mensurar y
valorar, mediante la resonancia mediática, la repercusión real de un
enfrentamiento militar en la opinión pública internacional.
Además, los ejercicios y simulacros militares (con compras de armas y
advertencias de ataque) de Irán, Siria e Israel, son simultáneos a los
movimientos y las "señales" militares-nucleares de EE.UU. en el Golfo - registrados
minuto a minuto por las grandes cadenas internacionales - y se orientan a
poder llegar al "desenlace militar" en la posición más ventajosa posible.
-
los ejercicios militares y exhibición de armamento sofisticado por parte de
Irán, EE.UU. e Israel
-
la presencia de los tres grupos aeronavales con
capacidad nuclear de EE.UU. frente a las costas de Irán
-
los movimientos de
tanques y tropas sirias en la frontera
-
las distintas operaciones aéreas y
terrestres relámpagos de Israel en Siria, Líbano y Gaza
-
las "advertencias"
continuas del régimen de Teherán sobre su reacción militar frente un
potencial ataque, etc.,
...son parte de la "guerra psicológica" disuasiva que
ambos frentes en conflicto vienen lanzando para ganar tiempo y posicionarse
con ventaja en el tablero del desenlace final con la "guerra militar".
D) La estrategia de la "disuasión"
En el terreno operativo, el juego de la "disuasión militar" (ejercicios
militares y ensayos de nuevas armas) le sirve a EE.UU.-Israel, así como a Irán
y Siria, para un "testeo de la guerra" con evaluación de los puntos débiles
y los puntos fuertes del enemigo.
En este escenario (con los dos enemigos sentados frente al tablero y
enviándose señales antes de la partida final), tanto el eje EE.UU.-Israel
como el eje Irán-Siria, combinan alternativamente las "amenazas y
advertencias" con los llamados a la "mesa de negociación" para evitar el
enfrentamiento militar.
Estos chisporroteos compulsivos (y hasta esquizofrénicos) entre las "amenazas
de guerra" y los llamados a la "negociación y la concordia" confunde
permanentemente a la prensa del sistema y a sus analistas, ignorantes en su
mayoría de las estrategias y técnicas básicas de la preparación de guerra
militar como resolución final de los conflictos económicos y políticos.
Así la prensa internacional (y sus repetidoras locales a lo largo y a lo
ancho del planeta) combina indistintamente la difusión de las amenazas de
Ahmadineyad de "borrar a Israel del mapa", con sus (aparentemente) ridículas
afirmaciones de que Irán sólo quiere la energía nuclear para "fines
pacíficos".
O con las de EE.UU. (con
Bush o con
Obama) que combinan las amenazas de un "ataque
militar devastador" como respuesta al desafío iraní (Bush lo llevó, incluso,
al terreno nuclear) con apelaciones permanentes a su vocación de solucionar
el conflicto por medio de la "opción diplomática".
O con la de Israel, que combina alternativamente las amenazas constantes de
sus funcionarios y militares y sus incursiones sistemáticas en el espacio
aéreo de Líbano y Siria, con llamados permanentes a negociaciones de "paz"
en Medio Oriente.
Lo que a simple vista parece una actitud esquizofrénica (reflejada a diario
por los titulares de la prensa internacional) , no lo es desde el punto de
vista de la guerra permanente en todos los frentes que se desarrolla sin
cesar desde ambas trincheras en el tablero.
En resumen, "amenazar" (disuadir) o negociar (dialogar) son instrumentos
alternativos y de aplicación simultánea que tanto Washington, Tel Aviv,
Damasco como Teherán, utilizan para evitar el adelantamiento de una
confrontación militar abierta que - inevitablemente - va a surgir cuando los
intereses estratégicos en juego colapsen y superen a la negociación y a la
disuasión.
E) Las tres razones estratégicas
Los analistas y periodistas del sistema, por pereza mental y seguridad
salarial, la minoría, y por ignorancia estratégica, la mayoría, enfocan el
conflicto de Medio Oriente como una puja de "voluntades personales" de los
gobernantes y militares de los países involucrados.
En las tesis de la prensa oficial, despojados de sus causalidades (económicas,
políticas y militares) determinantes, los niveles de decisión de la "guerra"
entre EE.UU. e Irán, quedan en manos de Obama y de Ahmadineyad,
administradores eventuales y pasajeros del gobierno de sus respectivos
países.
Pero, en los términos de la realidad, la hora y el día del desenlace militar
del conflicto no está determinado por una agenda de voluntades, sino por un
conjunto de factores (económicos y geopolítico militar) determinantes que
van a eclosionar el desenlace militar.
En la escalada del enfrentamiento entre
EE.UU. e Irán hay tres ejes centrales
predominantes que van a determinar - a la larga o a la corta - una resolución
militar del conflicto:
-
Irán es una pieza clave en el gran tablero de la guerra por el control
geopolítico y energético mundial entre EE.UU. y Rusia:
Frente a sus costas del
estrecho de Ormuz transita diariamente más del 40% de todo el petróleo que
se consume en el mundo.
Esta situación define a Irán como un aliado
privilegiado para Rusia, ya que se convierte en opción válida para el
tendido de oleoductos que lleven el petróleo y gas rusos, y el de otras ex
Repúblicas Soviéticas del Asia Central (Tayikistán, Uzbekistán, Kazajstán y
Turkmenistán), hasta puertos del Golfo Pérsico y desde allí hasta los
sedientos mercados mundiales. Irán, junto con Venezuela, Arabia Saudita e
Irak, conforma el bloque concentrador de mayor reserva mundial de petróleo.
Además, con las segundas reservas gasíferas del planeta después de Rusia. La
asociación estratégica Irán-Rusia, es la carta decisiva de Putin en su
guerra comercial-energética con el eje EE.UU.-Unión Europea.
-
Irán es una llave estratégica para el dominio y control militar de la
región del Golfo Pérsico y del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar
Caspio-Golfo Pérsico:
Por su posición geopolítica respecto del estrecho de Ormuz, Irán juega un protagonismo esencial para el dominio y control
geopolítico militar de esta estratégica y vital región.
Irán convertido en
potencia nuclear, y con su poder militar convencional incrementando con
tecnología rusa de última generación, representa el mayor peligro
existencial para la hegemonía de dominio militar e intereses de EE.UU. en el
Golfo Pérsico y en todo el Medio Oriente.
Además Irán conforma una llave
estratégica para el dominio y control militar del llamado "triángulo
petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra más del
70% la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la
supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.
-
El surgimiento de Irán como potencia nuclear-petrolera-islámica pone en
peligro la supervivencia del Estado de Israel y la hegemonía del control
imperialista del eje EE.UU.-Israel-Unión Europea en Medio Oriente.
El régimen
de Teherán, convertido en potencia nuclear y con un ejército movilizado de 2
millones de efectivos, con misiles de largo alcance (a los que se les podría
agregar una cabeza nuclear) que pueden alcanzar Tel Aviv y cualquier ciudad
israelí, además de todas las bases militares regionales de EEUU, es una
espada de Damocles para la existencia futura del Estado de Israel.
Irán, que
controla el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% de la producción
mundial petrolera, además - con su posibilidad de tener una bomba nuclear -
pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la supremacía del
control económico, geopolítico y militar estratégico del poder imperial USA-UE
en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo Pérsico.
F) El desenlace militar
En este escenario, el ataque militar a las usinas nucleares iraníes se torna
inevitable, no por el "capricho" o la voluntad de los eventuales
gerenciadores en Washington o Tel Aviv, sino como resultante lógico de una
ecuación:
El desarrollo del poder económico-nuclear-militar de Irán es directamente
proporcional a una amenaza a la existencia del Estado de Israel y a la
supervivencia de los intereses capital-imperialistas-militares de EE.UU. y el
eje sionista en la región del Medio Oriente y en todo el planeta.
La cuestión no es de naturaleza conspirativa sino matemática.
Así como Rusia
representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer
para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos (vitales para la
supervivencia futura del eje USA-UE), Irán es la piedra que hay que remover
para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del
Medio Oriente y preservar la existencia del Estado de Israel.
El ataque a Irán, se trata, en suma, de una resolución estratégica de
frentes de conflicto por el poder mundial y la supervivencia capitalista,
que supera a cualquier aventura personal de sus ejecutores de turno.
Con un dato adosado: Israel es el gatillo inevitable del desenlace militar.