por James Petras
18 Diciembre 2008
Versión original en Ingles
traducido del inglés por Sinfo Fernández
del Sitio Web
VoltaireNet
James Petras es profesor emérito de sociología
en la universidad de Binghamton (New York). Intelectual emblemático de la
izquierda estadounidense, es autor de numerosas obras. James Petras es
miembro de la conferencia «antiimperialista» Axis for Peace que organiza la
Red Voltaire.
«Obama le pregunta a Shimón Peres: ¿Qué puedo hacer por Israel?» Ha’aretz, 17 de noviembre de 2008.
«El Relator Especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los
Territorios Palestinos (Richard Falk) ha manifestado que las políticas de
Israel en la zona son un crimen contra la humanidad… Dijo que las Naciones
Unidas debían actuar para proteger a la población palestina de los
sufrimientos causados por lo que denominó como “castigos colectivos”… Dijo
que el Tribunal Penal Internacional debería también investigar si los
dirigentes civiles israelíes y los comandantes militares responsables del
asedio contra Gaza debían ser acusados y juzgados por violación del derecho
penal internacional.» BBC News
10 de diciembre de 2008.
«Necesitamos avanzar en una política firme aunque directa con Irán,
dejándoles muy claro que consideramos inaceptable que desarrollen armas
nucleares, que su financiación de organizaciones terroristas como Hamas y
Hizbullah y sus amenazas contra Israel van en contra de todo aquello en lo
que creemos… Quizá tengamos que endurecer esas sanciones… y plantearles una
opción muy clara… y tendrán que aceptarla por las buenas o por las malas.» Presidente electo Obama en NBC Meet the Press
7 de diciembre de 2008.
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El candidato presidencial demócrata Barack Obama
dando una charla a la
atención de los líderes de la comunidad judía en los Estados Unidos,
miércoles 16 de abril de 2008 en la Congregation Rodeph Shalom en Filadelfia.
Foto fuente: AP/Jae C. Hong.
Introducción
Según Abner Mikvner, importante portavoz sionista nacional, ex congresista,
juez federal, consejero del Presidente Clinton durante su época en la Casa
Blanca y uno de los primeros patrocinadores de Obama,
“Barack Obama es el
primer Presidente judío” [en EE.UU.]
La afirmación de Mikvner refleja tanto
el unilateral y largo compromiso de Obama con el Estado de Israel y su
lealtad hacia la Configuración del Poder Sionista (ZPC, por sus siglas en
inglés) en los Estados Unidos, como el ya algo lejano y exitoso esfuerzo de
una red de poderosos sionistas judíos, a nivel financiero y político, para
“empotrar’ a Obama en su aparato político de “Ante todo, Israel”.
Lo que resulta sorprendente de este último aspecto son las degradantes y
arrogantes proclamas hechas por algunos importantes judíos sionistas acerca
del “rol fundamental” que han tenido en la creación de la carrera
profesional y política de Obama, negándole de hecho al Presidente electo
valor alguno por su propio éxito académico o profesional.
(Esto se ha venido
reflejando históricamente en las continuas afirmaciones de algunos judíos
estadounidenses de haber luchado y ganado en los sesenta la batalla de los
derechos civiles en nombre de los afro-americanos, negándoles básicamente a
los estadounidenses negros algún papel político independiente en su propia
lucha).
Incluso sus halagos personales sobre su “sabiduría”, “brillantez” y “agudeza
intelectual” han ido siempre vinculados a su apoyo incondicional al Estado
de Israel. Uno puede prever la rapidez con la que sus colegas sionistas
sustituirían sus aplausos por los más crudos insultos sobre su inteligencia
si llegara a sugerir, por ejemplo, que Israel debe poner fin al asedio
devastador de Gaza…
Ni que decir tiene que los sionistas conocen bien a
su
hombre y, como proclaman confidencialmente, es un político cauto y prudente,
que mide bien todo lo que dice, especialmente porque ha llenado de fanáticos
sionistas la Casa Blanca, los consejos económicos y los aparatos de la
seguridad.
La creación y recreación de Obama
El Chicago Jewish News, un órgano importante de propaganda a nivel nacional
de los incondicionales de “Ante todo, Israel”, publicó un amplio artículo
sobre “Obama y los judíos” de
Pauline Dubkin (24 de octubre de 2008), en el
que se citaba con ánimo aquiescente a “un antiguo observador judío de la
escena política” declarando:
“Los judíos fueron quienes le hicieron (Obama).
Donde quiera que miren se encontrarán con una presencia judía”.
Esos no son los típicos alardes arrogantes y grandilocuentes de un
representante del poder sionista con el que constantemente nos bombardean en
tantas cuestiones políticas, sino que refleja una parte importante de lo que Obama ha llegado a ser, sobre todo al haber prosperado tanto con sus últimas
ambiciones políticas.
Los promotores sionistas (ZPC), siempre preparados
para atribuirse los méritos de cualquier éxito (por muy infame e inmoral que
sea):
-
especuladores de Wall Street
-
profesores de la Liga Ivy
-
militaristas
del Pentágono
-
gurús culturales
-
incluso patrocinadores importantes de
diversas modalidades del arte como el jazz,
...están constantemente volviendo a
escribir la historia (o la biografía, en el caso de Obama) para maximizar su
petulancia en todos los aspectos de la vida estadounidense.
La ZCP evita convenientemente mencionar en sus artículos que la abuela
blanca, “gentil”, de Obama le instruyó intelectualmente, le apoyó siempre y
solicitó diligentemente para él una serie de becas para que pudiera estudiar
en colegios privados de elite, donde obtuvo la base necesaria de capacidades
intelectuales para escribir, hablar y razonar como un hombre educado.
La ZPC
excluye, en su “revisionista y judaizada” biografía de Obama, la importancia
central del Reverendo Jeremiah Wright, quien transformó a Obama de un
licenciado en la universidad de elite de Ivy en un eficiente activista
social.
Obama pudo participar y se implicó en la organización comunitaria de
las barriadas afro-americanas de Chicago gracias a la amplia credibilidad y
aval de Wright.
Si no hubiera sido por el Reverendo Wright, Obama nunca habría tenido una
base social o experiencia organizativa como para comprometerse con la
política en Chicago. Fue sólo tras conseguir Obama todas esas capacidades y
atractivo popular que los políticos sionistas se fijaron en él y se
acercaron para trabajar su ego y ambiciones, reclutándole para su agencia a
favor de Israel y financiando su carrera política.
Curiosamente, a Obama parece no haberle importado que los sionistas hayan
reescrito su biografía. A fin de acomodarse a sus nuevos mentores, los
ideólogos y patrocinadores de “Ante todo, Israel”, se ha deshecho
intencionadamente de sus antiguos mentores, insultándoles, y también de
cualquier asesor político actual o colegas políticos que no se hayan
adherido a la línea sionista de apoyo incondicional a Israel. Dos casos me
vienen inmediatamente a la mente.
Cuando los principales ideólogos sionistas objetaron la presencia de
Zbigniew Brzezinksy y Robert Malley entre los asesores en política exterior
de Obama, los sionistas del círculo más próximo a Obama los marginaron con
rapidez y para ello contaron su aprobación.
Cuando el tristemente célebre
promotor de la tortura fascista-sionista y profesor de Derecho en Harvard,
Alan Dershowitz, empezó a aullar contra el ex Presidente estadounidense
Jimmy Carter (un crítico, con principios, de las políticas de apartheid de
Israel) al hablar en la Convención del Partido Demócrata (tras una tradición
política de siglos honrando a los ex presidentes), los operativos sionistas
humillaron desvergonzadamente al anciano Carter negándole incluso un
discurso de cinco minutos, también con la aprobación de Obama.
El “profesor” Dershowitz alardeó públicamente de su éxito y poder sobre el
nominado demócrata Obama cuando censuró al ex Presidente.
La conversión y promoción de Obama como seguidor de “Ante todo, Israel”, es
un caso práctico excelente sobre los métodos utilizados por la ZPC para
construir una base de poder casi invencible en el sistema político
estadounidense. La construcción de Obama por la ZPC no es el resultado de la
operación planificada de antemano y centralmente controlada de una
camarilla.
La conversión de Obama empezó a través de un bombardeo ideológico
a varios niveles: individual, familiar y comunitario.
Como Obama ascendió de la oficina política local a la nacional, la promoción
sionista fue evolucionando desde el poder local a otro concertado y
organizado a nivel nacional que incluyó campañas de financiación,
nombramientos para hacer carrera en los negocios, propaganda pagada y viajes
de adoctrinamiento a Israel.
La ZPC ofrece incentivos provechosos a los “probables acólitos” y amenazas
de venganza e intimidación a todos aquellos que critican pública y
políticamente a Israel, y que se mantienen recalcitrantes y rechazan
atenerse a las instrucciones de “Ante todo, Israel”, a través de
difamaciones en los medios y de ponerles sistemática y públicamente en la
picota, sirviéndose de las organizaciones comunales judías.
El proceso para convertir a Obama en un acólito, según el artículo del
Chicago Jews News, comenzó durante sus estudios en la Escuela de Derecho de
Harvard, donde fue “detectado” por una profesora sionista, Martha Minow,
como un probable acólito “inteligente, prometedor y políticamente ambicioso”.
La profesora relata orgullosamente cómo le facilitó contactos con sus
familiares, incluido su padre, un importante corredor de bolsa demócrata, y
con compañeros sionistas que dirigían una firma de abogados en Chicago y les
recomendó que contrataran a Obama.
En resumen, el primer paso en el reclutamiento sionista fue utilizar un
puesto académico prestigioso para el contacto inicial, seguido de una
promesa de carrera a través de una red de profesionales.
El paso siguiente fue introducir a Obama en una asociación de amigos y
vecinos de la comunidad judía, entre los que figuraban importantes
patrocinadores financieros sionistas. Los primeros promotores de Obama
jugaron un papel fundamental convenciéndole de que su futuro político
dependía de tener como aliados a los sionistas y que ese apoyo dependía de
su compromiso total con una agenda de “Ante todo, Israel”.
Como los lazos de Obama con sus patrocinadores liberal-sionistas en el
Partido Demócrata se iban haciendo más fuertes, sus vínculos con la
organización comunitaria negra y su pastor y antiguo mentor, el ministro
afro-americano progresista, el Reverendo Jeremiah Wright, se debilitaron.
A
finales de la década de 1990, Obama estaba firmemente empotrado en la red
sionista liberal del Partido Demócrata y a través de esa red se unió con dos
figuras sionistas clave que resultaron vitales para su campaña presidencial:
-
David Axelrod, jefe de la política estratégica de Obama
desde 2002 y arquitecto jefe y táctico de su campaña presidencial en
2008
-
Bettilu
Salzman, hija de Phillip Klutznick, un multimillonario promotor
inmobiliario, señor de los tugurios y fanático de “Ante todo,
Israel”
Salzman/Klutznick admite que ella nunca habría financiado y promocionado a
Obama únicamente por su “inteligencia” o política liberal si él no se
hubiera comprometido con los intereses de Israel.
Afirma:
“Obviamente no voy
a apoyar a alguien que se oponga a Israel y a lo que representa. Acierta en
todas las cuestiones relativas a Israel. Está exactamente en el mismo lugar
que Clinton (Hillary), quizá de forma más firme. Es un pensador más claro”.
(Chicago Jewish News, 24 de octubre de 2008).
Durante el tiempo que Obama
sirvió en el Senado de Illinois, compartió despacho con un judío ortodoxo y
fanático de “Ante todo Israel”, Ira Silverstein, que alardea de su papel en
la “educación” de Obama sobre la ortodoxia judía y, lo que es más importante,
“compartía los sentimientos a favor de Israel” hasta el punto que… “cuando Silverstein patrocinó numerosas resoluciones condenando las bombas de la OLP,
Obama firmó con entusiasmo como co-patrocinador”.
(ibid)
Completamente empotrado ya en la Configuración del Poder Sionista, Obama fue
aconsejado por Axelrods, Klutznicks y otros estrategas importantes para que
hiciera el obligatorio peregrinaje ritual a Israel y prometiera obediencia a
sus dirigentes en el curso de su campaña para el Senado. Dos años después,
en 2006, durante su viaje a Israel, Obama fue acompañado y guiado por el
vicepresidente ejecutivo de la Federación Judía del Chicago Metropolitano.
Bajo la orientación sionista, Obama “conectó” con el estado israelí,
totalmente ignorante de la situación de las palestinos que estaban siendo
salvajemente reprimidos por el ejército israelí y atacados a diario por los
colonos sionistas-fascistas. Obama regresó comprometido y convertido a fondo
en un político afro-americano sionista.
Con el certificado de aprobación israelí-ZPC, la base financiera de apoyo a
Obama se amplió hasta incluir a algunos de los más ricos judíos
estadounidenses pro-Israel en el Medio Oeste, incluido Lester Crown, cuyo
hijo, James Crown encabezó la campaña financiera de Obama in Illinois.
Según Crown [padre]:
“Desde el momento en que me encontré con él, las veces que
hablamos sobre Israel, y lo hicimos en varias ocasiones, siempre fue un
ardiente patrocinador de la posición defensiva de Israel (sic), de la
posición de Israel en relación a la seguridad”. (Ibid)
A esos fascistas sionistas que piden que Israel se anexione toda Palestina y
expulse a los “árabes” y que se sintieron molestos por la referencia de
pasada de Obama a la solución de los dos estados, Crown les aseguró que la
propuesta de Obama se apoyaba en exigencias tan desorbitadas de concesiones
a los palestinos, que sus palabras no eran más que las hojas que el viento
se lleva.
No todos los judíos aceptan esta visión de un Obama empotrado con los
sionistas: Algunos racistas le rechazan como negro incompetente y poco digno
de confianza debido a su “muy íntima relación” con el Reverendo Jeremiah
Wright. Los medios de comunicación de masas influidos por el sionismo
tomaron el consejo de la extrema derecha y orquestaron una campaña de odio
contra el Reverendo Wright y sus lazos con Obama.
Los “sionistas liberales”
que llevaron la estrategia y dirigieron la campaña presidencial de Obama,
convencieron fácilmente a Obama para que se disociara públicamente de su ex
ministro y mentor de los ochenta.
Y Obama cumplió.
Sin embargo, la alianza de la derecha republicana y los fascistas sionistas
pidieron a Obama que hiciera una denuncia pública del Reverendo. Los
sionistas liberales prepararon el guión, que Obama recitó, emitiendo una
feroz condena del Rev. Wright y tildando de crimen la defensa hecha por
Wright de la soberanía y autodeterminación de los palestinos”.
Obama había cruzado ya el Río Jordán. Su capitulación ante los fascistas
sionistas fue la consecuencia inevitable de sus largos e íntimos lazos con
sus promotores liberal-sionistas. La purga y pública flagelación de un
renombrado teólogo cristiano afro-americano de los oprimidos fue sólo el
comienzo del maquillaje sionista de Obama como primer Presidente judío (o
mejor dicho, sionista) de los Estados Unidos.
Fue seguido de una serie de purgas de cualquier asesor “centrista” o
“realista” del establishment que pudiera haber pronunciado en cualquier
momento del pasado hasta la más leve de las críticas sobre las políticas de
Israel o incluso haber alabado o haberse asociado con algún otro crítico de
Israel o del lobby judío en EE.UU. Pasaba a ser considerado “culpable por
asociación”.
Los fascistas sionistas intensificaron pronto su campaña para obligar a los
sionistas liberales de Obama a purgar a:
-
Zbigniew Brzezinski, el frío guerrero y
Asesor de Seguridad Nacional del ex Presidente Jimmy Carter
-
Samantha Power, autora y profesora
universitaria en el Escuela Kennedy de Gobierno en la Universidad
Harvard
-
Robert Malley, un ex asesor de
Clinton, por la percepción de sus crímenes contra el sionismo
Brzezinski
fue acusado de defender lo que él llamaba “una política imparcial hacia
Oriente Medio”, algo claramente “antisemita” a los ojos de los
incondicionales seguidores de Israel que dominan las Presidencias de las Organizaciones Judías Americanas Más Importantes (PMAJO, por sus siglas en
inglés).
Peor aún, había alabado el crítico libro de Walt-Mearsheimer sobre el lobby
de Israel, una ofensa capital a los ojos de la mayor parte del espectro
político judío. Power y Malley también habían transgredido la línea de “Ante
todo, Israel”. Aunque Brzezinski se retractó después de sus elogios al
estudio de los Profesores Walt y Mearsheimer, él y los otros miembros de los
“tres ofensivos” especialistas de política exterior se vieron marginados y
excluidos de poder hacer alguna aportación en las cuestiones políticas
relacionadas con el Oriente Medio.
El control de la política de Oriente Medio de Obama fue asumido por Dennis
Ross, un virulento sionista partidario de las políticas ultra-militaristas
de Israel, que postula también un ataque armado preventivo contra las
instalaciones nucleares y militares iraníes.
Ross es un seguidor
incondicional del aniquilador asedio israelí por hambre de los 1,5 millones
de habitantes de la Franja de Gaza y apoyó totalmente los salvajes ataques
aéreos de Israel contra objetivos civiles en el Líbano. El nombramiento de
Ross por Obama es la garantía más clara para todos los sionistas, liberales,
ortodoxos o fascistas, de que la política de EE.UU. en Oriente Medio
continuará estando subordinada a los intereses del Estado de Israel y a su
ejército.
La purga llevada a cabo por Obama de todas y cada una de las voces moderadas
de la política hacia Oriente Medio, su alineamiento junto a los fanáticos de
“Ante todo, Israel” en la mayoría de las posiciones importantes aparecidas
en su campaña y nueva Administración, reflejan su profunda y larga inmersión
en la Configuración del Poder Sionista.
El resultado es un “Presidente judío”
en el sentido de que la mayor parte de los nombramientos más importantes
para la Casa Blanca, así como en el campo económico y de la seguridad,
reflejan la influencia del poder sionista anterior a las elecciones en la
creación, adoctrinamiento y contenidos de la candidatura de Obama.
La configuración del
"Presidente judío"
Uno de los partidarios más antiguos de Obama, el rabino Arnold Jacob Wolf,
proporciona una pista de la afinidad de Obama con sus nombramientos
sionistas.
Según el rabino Wolf,
“Obama está empotrado en el mundo judío”.
Aunque el rabino se muestra presuntuoso a la hora de asumir que todos los
judíos suscriben sus propios puntos de vista de “Ante todo, Israel”, tiene
absolutamente razón cuando se refiere al mundo judío-sionista.
Nada mejor explica la selección de Obama de manifiestos fracasados
economistas y funcionarios de la seguridad que sus vínculos a gran escala y
largo plazo con la ZPC.
Obama empezó con los nombramientos de dos ciudadanos de doble nacionalidad
israelo-estadounidense, el congresista por Illinois Rahm Emmanuel y el
sionista David Axelrod para altos puestos en la Casa Blanca, así como el de
Lawrence Summers (un aliado en Harvard desde hace mucho tiempo del
judeo-fascista y defensor de la tortura Alan Dershowitz) como asesor
económico jefe de la Casa Blanca.
Summers es un partidario de siempre de
“Ante todo, Israel”, que utilizó su presidencia en la Universidad de Harvard
como púlpito amenazador para atacar a un grupo de estudiantes de la facultad
críticos de las políticas israelíes en los Territorios Ocupados. Al igual
que el ex Secretario del Tesoro bajo el régimen de Clinton, fue el
arquitecto clave del sistema financiero dominado por la especulación que
está pasando actualmente por un colapso total.
En línea con la “Presidencia judía”, Obama nombró a uno de los más
importantes e incondicionales partidarios de “Ante todo, Israel” para que
fuera su político clave respecto a Oriente Medio: Dennis Ross, un importante
ideólogo sionista y coautor de un manifiesto presidencial en el que se
postulaba la guerra preventiva contra Irán.
Ross es el personaje sionista
crucial en el entorno de Obama y su nombramiento es la garantía con que
cuentan los 52 Presidentes de las Organizaciones Judías Americanas Más
Importantes (PMAJO) de que el régimen de Obama seguirá y apoyará con armas
estadounidenses y con dinero de los contribuyentes estadounidenses todos los
crímenes de guerra, ataques o invasiones israelíes contra sus vecinos
regionales árabes o de lengua farsi.
Ross, Axelrod, Summers, Emmanuel y sus cobardes seguidores en el Congreso,
junto con el AIPAC y toda la red sionista de base comunitaria se asegurarán
que Obama está inextricablemente “empotrado” en su agenda. No permitirán la
publicación ni apoyo de cualquier investigación de inteligencia, judicial o
informe de Naciones Unidas que cuestione la ocupación israelí de Palestina y
la promoción de la guerra preventiva con Irán basada en la fabricación de
datos sobre su supuesta amenaza nuclear.
Todos y cada uno de los sionistas recientemente nombrados ha condenado los
informes de las Naciones Unidas y de la Agencia de la Energía Atómica
Internacional invalidando las falsas afirmaciones de Israel acerca de un
programa de armas nucleares iraní. Se asegurarán de que el recién nombrado
Asesor de la Seguridad Nacional, el General James Jones, nunca planteará o
hará público su muy crítico informe interno, basado en su investigación in
situ, de los crímenes de Israel contra la población civil Palestina en los
Territorios Ocupados.
La Secretaria de Estado Hillary Clinton, el Presidente Obama y el Secretario
de Defensa Gates están tan profundamente “empotrados” en la red sionista y
tan intensamente imbuidos de la ideología de “Ante todo, Israel” que no se
va a necesitar en absoluto que la ZPC presione.
Los tres son, en efecto,
zombis sionizados, ansiosos de halagar y servir, hasta extremos grotescos,
en cada guiño y gesto, señalando folletos militares, vetos de Naciones
Unidas y los repetidos actos provocativos de guerra contra Irán. Han
superado incluso al Presidente Bush en su ansiedad por complacer a sus
mentores sionistas reconociendo a Jerusalén como capital “indivisible” de
los judíos, negando rotundamente los derechos de los habitantes palestinos.
Nada habla tanto del dominio de la ZPC de la vida política estadounidense - interior y exterior - como la elección de su meticulosamente preparado
primer “Presidente judío” y la subsiguiente toma de poder de los puestos
estratégicos en los niveles económico y de seguridad en su administración.
Conclusión
El ascenso de una minoría de ambiciosos operarios políticos manejados para
hacerse con el poder, que actúan ante todo para una potencia colonial
militarista en una región estratégica de la economía mundial, representa la
mayor amenaza para la paz mundial y para los valores democráticos
estadounidenses de la historia reciente.
Piensen en ello: No sólo los sionistas y sus clones empotrados gobiernan la
Casa Blanca, tienen también el aparato político (izquierda, liberal, centro
y derecha) para silenciar, insultar, emprender caza de brujas y aislar
cualquier crítica a su agenda, a sus organizaciones y al Estado de Israel.
Cuando tengan que enfrentar una crítica, el aparato entero se pondrá a
rebuznar al unísono sobre “anti-semitismo”, poniendo en marcha severas
sanciones civiles.
Como ilustra la carrera de Obama bajo sus manipuladores sionistas, son:
-
capaces de lanzar denuncias repulsivas contra su antiguo mentor y consejero
espiritual afro-americano, el Reverendo Wright
-
capaces de humillar
públicamente, desechando a un antiguo Presidente y partidario de Obama,
Jimmy Carter
-
capaces de aislar y “desinfectar” a antiguos e importantes
políticos extranjeros de anteriores administraciones demócratas, como Brzezinski,
sencillamente por señalar los crímenes israelíes contra la humanidad
(aunque esas observaciones se hagan a diario en la prensa y en los
círculos políticos europeos)
El aparato combina la zanahoria (empotrando y promoviendo a Obama) y el palo
(estigmatizando a Carter). Todo depende de si un individuo, político,
académico, escritor o periodista es “útil” (i.e. un partidario incondicional)
o “nocivo” (i.e. crítico) para el Estado de Israel.
La experiencia de Obama ilustra cómo una pequeña minoría, unida, bien
organizada y bien financiada, actuando a través de puestos profesionales
prestigiosos y poderosas empresas económicas, puede penetrar en las
principales instituciones políticas, captar a políticos ambiciosos y
“convertirles” en cómplices voluntariosos para promover guerras en nombre de
una potencia militarista colonial extranjera.
Si en el pasado hemos sufrido
que la matonería sionista atraque nuestra libertad de expresión en la
sociedad civil, piensen en lo que nos espera cuando esos matones hayan
completado el control de la Casa Blanca. ¡En efecto, el “primer Presidente
judío” de los Estados Unidos!
¿Dónde van a ir a parar el pueblo
estadounidense, sus derechos, sus intereses y la política exterior
independiente de su país?
Epílogo
A primeros de diciembre de 2008, el partido derechista de Israel, Likud,
bajo el liderazgo de “Bibi” Netanyahu, reunió y proclamó su lista de
candidatos para las próximas elecciones nacionales (12 de febrero de 2009).
La mayoría de los candidatos proclamados representa lo que la gran parte de
los periodistas israelíes denominan como “derecha dura”, lo que podría
describirse con exactitud como fascismo sionista.
La mayoría del Partido Likud está a favor de:
-
la expulsión de todos los palestinos (i.e. no judíos)
del Gran Israel
-
la captura militar de Gaza
-
el fin de cualquier pretensión de
negociaciones de paz
-
el bombardeo inmediato de Irán
Actualmente, el Likud y sus fascistas cuentan con el apoyo de una mayoría de
judíos israelíes.
Si ganan, hay una total certeza de que recibirán el apoyo
automático de todas las respetables organizaciones judías pro-Israel en
EE.UU.,
quienes siguen siempre la siguiente máxima:
“No es una cuestión nuestra
cuestionar a quién votan los israelíes para el poder. Nuestro deber es
apoyar al Estado de Israel”.
La elección de un régimen israelí fascista subiría el listón en Washington.
¿Incluiría entonces el empotramiento de Obama en el aparato sionista el
apoyo al fascismo judío, a la limpieza étnica total de Palestina y a su
decisión unilateral de “destruir con armas nucleares” Irán?
A las tres
semanas de su presidencia, Obama tendrá que enfrentarse a su mayor desafío
en Oriente Medio, que servirá para definir la naturaleza de la política
estadounidense en la región.
Obama ha sugerido recientemente que Washington debería destruir Irán para
proteger a Israel (que no ha firmado nunca un tratado con EE.UU.), a lo cual
la Administración Bush contestó despectivamente que sería muy difícil
convencer a los padres estadounidenses en Kansas de que sus hijos se
arriesguen a perecer por incineración nuclear en honor de un pequeño país en
Oriente Medio.
No hay duda de que Obama es un belicista aún mayor que Bush
en las cuestiones que implican a Israel: Eso ocurre cuando se es un
“Presidente judío”.