por James Petras
29 Noviembre 2014
del Sitio Web
RedVoltaire
Nueva York (EE.UU.)
La recuperación del
poderío económico y militar de Rusia lograda
bajo el mandato de Vladimir Putin se ve
comprometida hoy por la guerra económica que le
imponen Estados Unidos y la Unión Europea,
observa el profesor James Petras.
Esta confrontación
obligará al poder ruso a cuestionar sus
relaciones con el sistema oligárquico heredado
de la era Yelsin, sistema que Putin reformó y
controló en parte, pero en el que también se
apoyó y que incluso preservó para sacar a Rusia
del marasmo económico en que se hallaba.
Frente a la agresión
occidental, ese viejo sistema no basta.
O Putin elimina el
modelo oligárquico y abre una nueva fase
innovadora de la economía rusa implicando a las
fuerzas productivas, las diversas clases
sociales - ricas en científicos y técnicos - con
los dinámicos y prósperos mercados emergentes de
Asia, o mantiene con el viejo sistema
oligárquico un statu quo que lo llevaría a la
derrota, analiza Petras.
Cuatro
oligarcas muy cercanos a Putin:
Guennadi Timchenko, Yuri Kovalchuk,
Igor Setchin y Arkadi Rotenberg
El
golpe
de estado patrocinado por Estados Unidos y la Unión Europea en
Ucrania por un lado, el intento de transformar a Ucrania de
socio comercial histórico y estable de Rusia en uno más de la
devastada economía de la Unión Europea, para que sirva además de
plataforma de lanzamiento de misiles de la OTAN apuntando contra
Rusia, así como las sanciones económicas posteriores lanzadas en
contra de Rusia por el bloque (Estados Unidos-Unión Europea) por
apoyar a la minoría étnica ucraniana de lengua rusa viviendo desde
siglos en la región del
Donbas y de Crimea, ilustran la peligrosa vulnerabilidad en la
que se puede encontrar la economía y la seguridad del Estado ruso
frente a la agresión occidental.
Para tener un panorama real y concreto de los esfuerzos necesarios
que debe realizar Rusia para su viabilidad económica, para su
seguridad en materia de defensa, para que Rusia pueda encontrar la
solución a estos desafíos, se requiere entonces de un análisis
crítico de las políticas y estructuras emergentes en Rusia después
de la era post-soviética.
Saqueo como Privatización
Durante el último cuarto de siglo,
varios billones de dólares de valor de la propiedad pública estatal
en todos los sectores de la economía rusa fueron transferidos
ilegalmente o fueron violentamente incautados por grupos mafiosos o
gangsteriles oligarcas que actuaban a través de bandas armadas
[grupos de poder], especialmente durante la fase del derrumbe del
sistema comunista de la Unión Soviética a la fase de "transición
al capitalismo" emergente, desapareciendo la Unión Soviética,
apareciendo el nuevo Estado: la Federación de Repúblicas de Rusia.
De 1990 a 1999, más de 6 millones de
ciudadanos rusos murieron prematuramente [o a fuego lento] a
consecuencia del colapso catastrófico de la economía; la esperanza
de vida para los hombres disminuyó de 67 años durante la era
soviética a 55 años durante el período del presidente
Borís Yeltsin.
El PIB [producto interior bruto] de
Rusia se redujo en sesenta por ciento (-60%) - una primicia
histórica para un país que no estaba en guerra. Después de tomar
violentamente el poder con el bombardeo del parlamento ruso, el
régimen de Yelsin procedió a "priorizar" la privatización de
la economía, la venta de la energía, de los recursos naturales, de
la banca, los transportes y las comunicaciones a una décima parte o
incluso menos que eso de su verdadero valor económico, esto fue
vendido por nada a los compinches bien conectados y otras entidades
extranjeras.
En esa época era costumbre ver matones
armados, organizados por los mismos oligarcas arribistas
“completando” el programa de privatización mediante agresiones,
asesinatos y otras formas de violencia. Cientos de miles de
pensionistas (jubilados) de edad avanzada fueron expulsados de sus
casas y apartamentos en un vicioso comercio de superficies y
terrenos por especuladores inmobiliarios violentos. Consultores y
otros consejeros financieros académicos de Estados Unidos y de
Europa "aconsejaban" a diversos oligarcas rivales y a los
ministros del nuevo gobierno ruso como utilizar las mejores técnicas
de mercado “eficientes” para saquear la economía, "aconsejando"
pues, mientras tocaban lucrativas y cuantiosas comisiones generando
así enormes fortunas para la gente "bien relacionada".
Mientras tanto, los niveles de vida se
derrumbaron en esta nueva Rusia Federal, empobreciendo a las dos
terceras partes de los hogares rusos, los suicidios se
cuadruplicaron y las muertes por alcoholismo, adicción a las drogas,
el VIH (SIDA) y las enfermedades venéreas se tornó incontrolable.
La sífilis y la tuberculosis alcanzaron
proporciones epidémicas - enfermedades totalmente controlados
durante la era soviética - volvieron aparecer con furia a
consecuencia del cierre de clínicas y hospitales públicos que no
teniendo fondos dejaron de funcionar.
Documental sobre
los
acontecimientos de octubre de 1993,
el
bombardeo de la Casa Blanca en Moscú por Yeltsin
Por supuesto, para los medios de
comunicación occidentales, para la respetable prensa comercial
haciendo uso del noble don de la libertad de expresión, celebraron
el saqueo de Rusia como siendo una buena transición hacia la
democracia y "elecciones libres en una economía de libre mercado".
Ellos escribieron brillantes artículos
donde alababan la inteligencia del nuevo poder político; el control
de la economía por oligarcas mafiosos fue descrito como el reflejo
de un aumento de la "democracia liberal".
El Estado ruso pasó
así, de la noche a la mañana, del rol de Superpotencia Mundial al de
Estado abyecto, convirtiéndose en un régimen cliente, penetrado por
las agencias de inteligencia occidentales e incapaz de gobernarse y
hacer respetar los acuerdos y sus intereses frente a las potencias
occidentales.
Estados Unidos y la Unión Europea
desplazaron rápidamente la influencia rusa-soviética de Europa del
Este y rápidamente se hicieron con el control de las ex-empresas
estatales, los medios de comunicación y las instituciones
financieras [tanto de Rusia como del bloque socialista de Europa del
este].
Los antiguos funcionarios comunistas y
de izquierda e incluso ejecutivos nacionalistas fueron expulsados y
sustituidos por políticos pro-OTAN dóciles y serviles al "libre
mercado".
Estados Unidos y la Unión Europea violaron todos los
acuerdos históricos firmados por Gorbachov con Occidente: los
regímenes de Europa del Este se convirtieron
en
miembros de la OTAN; Alemania Occidental anexó el este y las
bases militares
de la
OTAN se ampliaron hasta las fronteras con Rusia.
Los pro-OTAN implantaron "think tanks" [1]
suministrando propaganda e inteligencia anti-rusa en la sociedad.
Cientos de organizaciones no gubernamentales [ONGs], financiadas por
Estados Unidos, operando dentro de Rusia con propaganda y otros
medios de instrumentalización para crear y fomentar una nueva raza
de políticos "serviles" neo-liberales.
En el Cáucaso
soviético y el Extremo Oriente, Occidente fomentó movimientos
sectarios separatistas y levantamientos armados, especialmente en
Chechenia; Estados Unidos patrocinó dictadores lacayos útiles a su
imperialismo, un buen ejemplo es el payaso títere neoliberal y
corrupto, hablamos del
presidente Saakashvili en la ex-República Soviética de
Georgia.
De esta manera el Estado ruso fue
colonizado y su gobernante putativo, es decir el presidente de Rusia
en aquella época, Boris Yeltsin - a menudo completamente ebrio -
gobernaba por decreto y gracias a la corrupción ganaba la obediencia
de los funcionarios públicos y administradores del país,
desintegrando aún más al Estado y la sociedad rusa.
La década de Yeltsin es recordada por el
pueblo ruso como siendo un verdadero desastre; en cambio ese mismo
período es para Estados Unidos, la Unión Europea, para los oligarcas
rusos y sus seguidores la Edad de Oro... del saqueo.
Para la
inmensa mayoría de rusos, fue una Edad Oscura, cuando la ciencia y
la cultura rusa fueron destrozadas; toda una clase de científicos,
artistas e ingenieros de alto nivel y rango mundial murieron de
inanición, a "fuego lento" ya que sus paupérrimos ingresos de
pensión los conducieron a la desesperación, precariedad, miseria y
muerte.
Para Estados Unidos, la Unión Europea y los oligarcas esto fue la
era de la "presa fácil": el pillaje económico, cultural e
intelectual, miles de millones de dólares de fortuna fueron a parar
en los bolsillos de la
mafia
oligárquica; impunidad política, criminalidad desenfrenada y la
sumisión del gobierno ruso a los dictados de Occidente.
Los Acuerdos
Internacionales con el Estado ruso se violaban incluso antes de que
la tinta este seca. Era la época del mundo unipolar centrado en
Estados Unidos, el "Nuevo Orden Mundial", donde Washington
podría influir e invadir a los adversarios nacionalistas y a los
aliados de Rusia con toda impunidad.
La "Época de Oro" de la
dominación del mundo se convirtió en el indiscutible modelo "estándar"
occidental, dicho modelo serviría para juzgar a Rusia después de la
era Yeltsin.
Cada decisión de política interior y exterior [de
Estados Unidos y la Unión Europea], adoptada durante los años de
gobierno de Putin, es decir entre 2000 y 2014, ha sido diseñada
especialmente por Washington para juzgar a Rusia, en función de si
[las nuevas políticas impulsadas por Putin] se ajustaban o desviaban
de la década Yeltsin, década de pillaje y manipulación de Rusia sin
que ésta de signos de respuesta en su defensa.
La Era Putin
Reconstrucción económica del Estado ruso y la creciente beligerancia
de Estados Unidos y la Unión Europea
La primera y principal tarea del
presidente Putin fue la de hacer terminar el colapso en la que Rusia
se encontraba sumergida.
Con el tiempo, el Estado y la economía rusa
se fueron recuperando y una cierta apariencia de orden y legalidad
llegó a todo el país. La economía comenzó a recuperar y crecer;
igual para el empleo, mejores salarios así como un mejor nivel de
vida y de bienestar general se fue generalizando, la tasa de
mortalidad dejó de crecer.
Comercio, inversión y transacciones financieras con Occidente se
normalizaron - se frenó el pillaje que fue denunciado como siendo
criminal y procesado ante la justicia.
La recuperación de Rusia fue
visto por Occidente (Unión Europea y Estados Unidos) con ambigüedad:
Muchas personas legítimas y honestas en negocios, las
multinacionales comerciales legales dieron la bienvenida al
restablecimiento de la ley, del orden y el fin del gangsterismo en
Rusia.
En contraste, los políticos en
Washington y Bruselas, así como los
capitalistas buitres de
Wall Street y la
City de Londres rápidamente condenaron a Putin que lo
calificaron de "dictador emergente lleno de autoritarismo" y
"estatismo", porque las nuevas autoridades rusas comenzaron a
investigar a los oligarcas mafiosos por evasión de impuestos, lavado
de dinero a gran escala, corrupción de funcionarios públicos e
incluso por el asesinato de burócratas que se opusieron al antiguo
orden legado por Yelsin.
El ascenso de Putin al poder coincidió
con el auge [demanda] de los productos básicos [materias primas] en
todo el mundo.
El espectacular aumento del precio del petróleo, del
gas ruso y otros metales (2003-2013) permitió a la economía rusa de
crecer a un ritmo rápido, mientras que el Estado ruso aumentaba la
regulación y control de su economía, entonces pudo comenzar a
restaurar también sus fuerzas armadas.
El éxito de Putin para poner fin a las formas más salvajes de saqueo
de la economía y el restablecimiento de la soberanía de Rusia le
hizo popular entre el electorado: fue entonces repetidamente
reelegido por una amplia y sólida mayoría popular en el país.
Como Rusia se fue distanciando de las políticas dominadoras y
colonizadoras que Occidente le imponía, como Rusia fue cambiando a
los funcionarios corruptos o vendidos y eliminando todas los vicios
y prácticas corruptas de la era Yeltsin, Estados Unidos y la Unión
Europea (UE) lanzaron una estrategia política hostil hacia Rusia de
Putin, dicha estrategia diseñada con múltiples puntas de ataque,
tenía como objetivo socavar la reputación y gobernabilidad del
presidente Putin.
Estados Unidos y la Unión Europea soñaban poder
restaurar clones neoliberales al estilo Yeltsin, que sean dóciles y
obedientes al poder Occidental para poder continuar con el saqueo.
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs)
rusas financiadas por fundaciones estadounidenses que actuaban en
realidad de manera encubierta para la CIA, lograron generar
protestas callejeras masivas, esto para reclutar y fundar
organizaciones electorales de oposición.
Partidos políticos
ultraliberales apoyados por Occidente compitieron sin éxito contra
otros partidos locales en las elecciones nacionales en Rusia.
El
Centro Carnegie una instituto financiado por Estados Unidos,
conocido por ser un antro de la propaganda yanqui [2],
produjo una extensa cantidad de folletos, revistas y otras
publicaciones donde describía la política de Putin como "demoníacas",
"autoritarias", de "persecución" contra los buenos
oligarcas opositores y que Putin estaba planeando el regreso a una "economía
de orden y mando estilo soviético".
Mientras Occidente trataba de restaurar
la "Edad de Oro" del saqueo a través de otros sustitutos de
manipulación interna, por otro lado proseguía con su agresiva
política exterior destinada a eliminar a los aliados y socios
comerciales de Rusia, especialmente en el Medio Oriente.
Estados Unidos
invadió Irak, asesinó a Saddam Hussein y desmanteló el liderazgo
del
Partido Baas, poniendo en su lugar un régimen títere sectario
pro-Washington, así eliminaron un aliado tradicional clave
nacionalista de Moscú en la región.
Estados Unidos decretó sanciones económicas contra Irán, un
importante y lucrativo socio comercial petrolero de Rusia.
Estados Unidos y la Unión Europea financian una insurgencia armada
[terroristas islámicos] a gran escala para derrocar al presidente
Bachar al-Assad en Siria, otro aliado importante de Rusia, y para
privar a la Armada rusa de un puerto amigo en el Mediterráneo.
Estados Unidos y la Unión Europea bombardearon a Libia, un
importante socio petrolero y comercial de Rusia (y China),
instalando allí un régimen cliente pro-occidental de tendencia
islamista radical [Libia está actualmente sumergida en un total caos
y anarquía, los grupos de fundamentalistas islámicos terroristas han
tomado el poder con el apoyo de la OTAN, nota de la redacción].
La presión estadounidense contra Rusia
se hizo sentir en el Cáucaso y en el Mar Negro, cuando el régimen de
Georgia bajo la órbita de Washington invadió
por
sorpresa Osetia del Sur en 2008, un protectorado de Rusia, el
ataque nocturno de Georgia mató a decenas de fuerzas de paz rusas y
a cientos de civiles, este ataque fue repelido por una
contraofensiva eficaz y aplastante por parte de Moscú.
En 2014, los ataques occidentales contra
Rusia empezaron de nuevo, esta vez la estrategia es de aislar,
cercar y eventualmente socavar cualquier posibilidad de un Estado
independiente ruso [mediante castigos económicos].
Estados Unidos financió entones un golpe de Estado cívico-militar en
Ucrania para derrocar al gobierno elegido del presidente Viktor
Yanukovitch, quien se había opuesto a la anexión [o incorporación]
de Ucrania a la Unión Europea y su eventual afiliación como miembro
de la OTAN.
Washington impuso un nuevo régimen [fascista-neonazi] títere en
Kiev, régimen profundamente hostil a Rusia y a los ciudadanos de
origen étnico ruso-ucraniano en la región este del país donde son
históricamente mayoría como en Crimea.
El no reconocimiento de Rusia a este golpe de Estado, el respaldo de
Moscú a los ciudadanos rusos-ucranianos pero también ucrano-ucranianos
que están a favor de un nuevo sistema político federalista y
democrático [y que exigen eso al régimen fantoche de Kiev] en las
regiones del este de Ucrania y Crimea sirvió de pretexto a Occidente
para imponer sanciones comerciales contra Rusia, en un intento de
socavar su industria, principalmente en los sectores del petróleo
[energía], los bancos, los sectores manufactureros y paralizar así
su economía.
Los estrategas imperialistas de
Washington y Bruselas no respetaron y rompieron todos los acuerdos
previos firmados con la Administración rusa del gobierno de Putin.
Por otro lado trataron de convencer y convertir a los oligarcas
aliados cercanos de Putin para que se pongan en contra del
presidente ruso, para ello amenazaron a dichos oligarcas de
congelar, confiscar (pretextos no faltan cuando el dinero no es
limpio o no declarado) sus tenencias, posesiones y otras fortunas
personales colocadas en Occidente (generalmente fortunas invertidas
en negocios en la Unión Europea) - especialmente sus cuentas
bancarias, sus lavados de dinero y otras propiedades ocultas o bajo
nombres de terceros.
En lo que respecta a las empresas
petroleras estatales rusas, que participaban conjuntamente con otras
empresas petroleras multinacionales como lo son
Chevron,
Exxon
y
Total, fueron repentinamente aisladas de los mercados de
capitales occidentales.
El impacto acumulativo de esta ola de
sanciones de la ofensiva occidental - que ya tiene una década con
estos objetivos - es decir el punto culminante buscado por
Estados Unidos y la Unión Europea era provocar una recesión en
Rusia, socavar su moneda (el rublo se redujo 23% en 2014), aumentar
el costo de las importaciones rusas y causar el mayor daño posible a
los consumidores locales .
La industria rusa, que depende de
equipos y piezas extranjeras, así como las empresas petroleras rusas
que dependen de la tecnología importada para efectuar la explotación
de pozos de las reservas del Ártico se vieron afectadas por este
embargo-bloqueo y guerra económica llena de sanciones impuestas por
Occidente, todo esto a causa de la "intransigencia de Putin",
quien se niega a doblegarse ante el dictado de Occidente.
A pesar de los éxitos a corto plazo de
la guerra económica lanzada por Estados Unidos y la Unión Europea
contra la economía rusa, la Administración Putin ha seguido siendo
muy popular entre el electorado ruso, con índices de aprobación
superior al 80%.
Las agrupaciones políticas rusas de
oposición al presidente Putin - es decir los grupos o líderes
políticos pro-occidentales al interior de Rusia - han perdido toda
credibilidad y sus panfletos acaban en la basura y sus discursos
también pero en la basura de la historia.
Sin embargo, la política de sanciones occidentales y la política
agresiva, es decir el cerco militar que la OTAN está implementando
en las fronteras de Rusia, ha puesto a la luz las vulnerabilidades
de Moscú.
La vulnerabilidad rusa
Las limitaciones que Putin enfrenta para proseguir con la
restauración de la soberanía de Rusia
Después del saqueo de la economía rusa
tanto por la oligarquía moscovita nacional como occidental y la
degradación salvaje en la que se encontraba la sociedad rusa, el
presidente Putin emprendió una estrategia compleja.
En primer lugar, hizo una diferencia
entre oligarcas, aquellos
oligarcas que son "políticos" [o que hacen política para sus
propios intereses] y oligarcas que son "económicos".
En estos
últimos encontró muchos oligarcas ricachones que estaban dispuestos
a cooperar con su gobierno [con el nuevo gobierno de Putin] en la
reconstrucción de la economía rusa, y estaban dispuestos a seguir
complacientemente las directivas impuestas por el presidente Putin y
meter la mano al bolsillo para ello.
Estos oligarcas "económicos"
comprometidos con Putin conservaron su enorme poder económico y
recibieron muchos beneficios y ganancias por su contribución a la
reconstrucción de la economía rusa, pero a cambio de esto abdicaron
a tener algún poder político. A todos ellos, Putin permitió que
estos oligarcas "económicos" conservaran sus imperios
empresariales dudosamente adquiridos.
Por el contrario, los oligarcas que buscaban el poder político y
financiaban a los políticos de la era Yeltsin estuvieron en la mira
de la administración Putin - algunos fueron despojados de sus
fortunas - y otros fueron procesados por delitos que van desde el
lavado de dinero, evasión de impuestos, estafas y transferencia
ilegal de fondos en el extranjero, e incluso perseguidos por la
justicia por el asesinato de sus rivales.
El segundo lugar, la estrategia
económica-política de Putin a principios de su mandato fue la de
profundizar la cooperación de Rusia con los Estados y las economías
occidentales, sobre la base de un intercambio recíproco en los
mercados comerciales y no sólo en beneficio de una parte, porque
durante la era Yelsin la apropiación de los recursos rusos fue
acaparada por Occidente.
Putin buscaba asegurar una mayor
integración política-militar con Estados Unidos y la Unión Europea
para asegurar las fronteras y zonas de influencia de Rusia.
Con esta finalidad, el presidente Putin
permitió la circulación sobre las rutas del territorio ruso de los
suministros expedidos y destinados para las bases militares de las
fuerzas armadas de Estados Unidos y la Unión Europea que
participaban en la invasión y ocupación de Afganistán. Tampoco se
opuso a las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos contra
Irán.
Putin tampoco hizo mayor cosa cuando Estados Unidos invadió y
ocupó Irak, a pesar de los estrechos lazos económicos permanentes
entre Moscú y Bagdad.
Por otro lado se unió a las 5 potencias que
supervisan las conversaciones de "paz" en Palestina-Israel y
se puso por un buen tiempo del lado de Washington e Israel.
Incluso
dio ingenuamente luz verde a los bombardeos de la OTAN en Libia,
suponiendo que sería un asunto limitado, una intervención "humanitaria".
Como resultado de esta colusión
[compañerismo] político y diplomático de Putin con la expansión
militar de Washington y de la OTAN, el comercio de Rusia, la
inversión y las finanzas con Occidente prosperaron. Empresas rusas
levantaron préstamos en los mercados de capitales occidentales; los
inversores extranjeros acudieron en masa a la bolsa de valores de
Rusia y multinacionales formaron empresas mixtas con las empresas
rusas.
Las principales compañías de petróleo y gas florecieron.
La
economía rusa recuperó los niveles de vida de la era soviética; el
gasto de los consumidores aumentó; el desempleo pasó de una cifra de
dos dígitos a un solo dígito; sueldos y salarios atrasados se
pagaron y centros de investigación, universidades, escuelas e
instituciones culturales comenzaron a recuperarse.
En el tercer lugar de la estrategia de
Putin viene la recuperación del Estado (renacionalización) del
sector energético - petróleo y gas - un sector importante y
estratégico para Moscú. Por compra y recompra directa de acciones y
[de empresas], a través de auditorías financieras y la confiscación
de los activos de los oligarcas mafiosos.
Moscú volvió a tomar
nuevamente el control de manera estatal del petróleo y gas ruso,
esto fue una operación realizada con gran éxito.
Estos sectores re-nacionalizados
formaron empresas conjuntas con los gigantes petroleros occidentales
y llevaron cuantiosas exportaciones de petróleo ruso en el
transcurso del periodo de alta demanda mundial.
Con el aumento de
los precios del petróleo en la década de Putin, Rusia conoció un
aumento de las importaciones impulsada por los consumidores rusos,
importaciones de productos agrícolas, de joyería de lujo y autos...
Putin consolidó su posición política dentro de Rusia gracias al
apoyo electoral popular y profundizó la "integración" de
Rusia en los mercados occidentales.
La estrategia de expansión y de
crecimiento económico de Putin estaba conectada exclusivamente hacia
los mercados Occidentales, es decir la Unión Europea y
Estados Unidos, no miraba hacia el este: Asia/China, ni tampoco
miraba hacia el sur: América Latina.
Con este enfoque inicial del presidente
ruso hacia "Occidente" enfoque táctico y exitoso en un
principio, Putin comenzó a exponer sin querer las vulnerabilidades
estratégicas de Rusia.
Las primeras señales evidentes de
agresividad occidental fueron cuando estos lanzaron una campaña de
apoyo a los oligarcas corruptos rusos, es decir una campaña anti-Putin,
y los medios de comunicación comerciales de Occidente comenzaron a
demonizar el sistema judicial ruso que procesaba y condenaba en
justicia a un oligarca mafioso y gansteril como lo es
Mijaíl
Jodorkovski.
La segunda señal de agresividad de Occidente fue el apoyo financiero
y político de Estados Unidos y de la Unión Europea a los
neoliberales de la era Yeltsin, que comenzaron a competir
políticamente contra los candidatos del partido Rusia Unida, el
partido de Vladimir Putin...
Se hizo evidente que el esfuerzo de
Putin para restaurar la soberanía rusa entraba en conflicto con los
planes de Occidente que busca mantener a Rusia como un Estado
vasallo.
Occidente sigue añorando los años dorados de pillaje desenfrenado y
de dominación de la economía rusa de la era Yeltsin y por eso
detestan la era Putin, aquella de una Rusia independiente y
dinámica, por tal razón tratan de desprestigiar constantemente al
presidente de Rusia comparándolo a la extinta
Unión Soviética y al
KGB.
En 2010, Estados Unidos apoyó y empujó a
uno de los presidentes-clientes que controla, el presidente
georgiano Saakashvili de Georgia, para que invadiera militarmente
Osetia del Sur, un protectorado [territorial] de Rusia. Esta fue la
primera indicación o señal importante que la interacción de Putin
con Occidente era también contraproducente.
Las fronteras
territoriales de Rusia, la de sus aliados y las zonas de influencia
rusas se han transformado en objetivos codiciados por Occidente.
Estados Unidos y la Unión Europea condenaron la respuesta defensiva
de Rusia, incluso después que Moscú retirara sus tropas de Georgia y
aplicarle una buena paliza.
La corta guerra de Rusia contra Georgia
fue un ensayo militar de Occidente, una especie de ensayo bélico de
varios disparos y bombas financiada, aprobada, planificada por
Estados Unidos y la Unión Europea; otras veces estos tipos de
intervenciones militares reciben el nombre de "revoluciones de
color" y otras veces de "intervenciones humanitarias" de
la OTAN.
Yugoslavia, país en los Balcanes, fue desmantelada como República
Federal por los bombardeos de la OTAN y Ucrania ha experimentado
estos últimos tiempos varias "revoluciones de color" para
llegar hoy a una sangrienta guerra civil.
Washington y Bruselas han interpretado erróneamente las diversas
medidas de conciliación propuestas por el presidente Putin como
signos de debilidad de parte de Rusia y se han sentido con las manos
libres y el permiso necesario para invadir [controlar] más
territorios cerca de la frontera rusao o para derrocar a los
gobiernos amigos de Rusia.
A mediados de la segunda década del
nuevo siglo XXI, los Estados Unidos y la Unión Europea tomaron una
importante decisión estratégica para debilitar la seguridad de Rusia
y su soberanía económica: tomar el control de Ucrania, expulsar a
Rusia de su base naval del Mar Negro en Crimea y convertir a Ucrania
en un puesto de avanzada militar de la OTAN.
Por otro lado cortar
los vínculos económicos de este de Ucrania [región étnicamente rusofona] con Rusia - especialmente el mercado estratégico de
armamento militar ruso para con Ucrania.
Este golpe fue financiado por Occidente, mientras que las bandas
armadas de extrema derecha y grupos de choque neonazis las
proporcionaron los radicales de Ucrania [en colaboración con los
servicios secretos occidentales].
La junta [gobernante neofascista]
de Kiev organizó una guerra de conquista dirigida para eliminar a
los anti-golpistas, a los federalistas, a las fuerzas pro-democracia
en la región sureste [y este de Ucrania],en la rica región del
Donbas con su mayoría étnica rusa y sus lazos [económicos] con la
industria pesada a Rusia.
Cuando Putin reconoce finalmente el
grave peligro para la seguridad nacional de Rusia, su gobierno
respondió con la anexión de Crimea después de un referéndum popular
y comenzó a ofrecer corredores y otras líneas de ayuda y de
suministros para los federalistas asediados en el este de Ucrania
que se oponen al régimen [neofascista] de Kiev.
Entonces Occidente comenzó aprovecharse de las vulnerabilidades de
la economía rusa, vulnerabilidades que resultan del modelo de
desarrollo económico de Putin, e impuso a Moscú una amplio lista de
sanciones económicas destinadas a paralizar la economía de Rusia.
Las sanciones de Occidente y los
puntos débiles de Rusia
Repensar el enfoque estratégico de Putin
La agresividad militar de Occidente y
las sanciones contra Rusia han puesto a la vista varias
vulnerabilidades o puntos débiles de la estrategia económica y
política de Putin.
Estos incluyen:
-
Su dependencia exclusiva en los
mercados occidentales conducida por los "oligarcas
económicos" para promover su estrategia de crecimiento
económico de Rusia
-
Su aceptación de la mayoría de
las privatizaciones de la era Yeltsin
-
Su decisión de centrarse en el
comercio con Occidente, ignorando el mercado de China
-
Su aceptación de adoptar
principalmente una estrategia de exportación de gas y
petróleo en lugar de desarrollar una economía diversificada
-
Su dependencia hacia sus aliados
los oligarcas barones ladrones - sin experiencia real en el
desarrollo de la industria, que no cuentan con verdaderas
habilidades financieras ni técnicas, con escasa experiencia
tecnológica, sin conocimientos en conceptos de marketing -
para poder restaurar, renovar, innovar y ejecutar un sector
manufacturero de avanzada.
A diferencia de los chinos, los
oligarcas rusos han sido totalmente dependientes de los
mercados occidentales, sea para las finanzas [colocar sus
millones en bancos en Occidente], sea para la tecnología y
han hecho muy poco para desarrollar el mercado [interior]
nacional ruso; nada han hecho para implementar la
autofinanciación mediante la reinversión de sus utilidades o
mejorar la productividad a través de la tecnología rusa y la
investigación.
Nada de esto han hecho los oligarcas.
Frente a las sanciones occidentales, el
punto más débil de Putin para poder dar una respuesta contundente
curiosamente son oligarcas-aliados, y este punto débil incapacita a
Rusia en la formulación de una respuesta eficaz a la agresión
occidental.
Estos oligarcas-aliados presionan a Putin para que ceda y acepte lo
que Washington está exigiendo; al mismo tiempo suplican a los bancos
occidentales para que sus cuentas y propiedades estén libres o
exentas de las sanciones occidentales.
Están desesperados por
proteger sus bienes en Londres y Nueva York.
En una palabra, están apurados y
desesperados por que el presidente Putin llegue rápidamente a un
acuerdo con la Junta [neofascista] de Kiev y abandone a los
luchadores federalistas rusos-ucranianos que exigen libertad y
democracia en el sureste y este de Ucrania. Y presionan a Putin para
ello.
Esto pone en relieve la contradicción
dentro de la estrategia de Putin de trabajar con los oligarcas "económicos",
que estuvieron de acuerdo desde un principio en no oponerse a Putin
en Rusia, mientras que iban transfiriendo sus riquezas masivamente a
los bancos occidentales, invirtiendo sus millones en bienes raíces
de lujo en Londres, París y Manhattan y creando vínculos, amistades
y lealtades [con grupos de poder] fuera de Rusia.
En efecto, estos "oligarcas
económicos" están hoy en día estrechamente vinculados a los
enemigos políticos actuales de Rusia [los banqueros y otros grupos
de poder occidentales que están lanzando las sanciones económicas
contra Rusia actualmente].
Fue un éxito táctico de Putin en un principio el de aprovechar la "ayuda"
de los oligarcas en su proyecto de crecimiento a través de la
estabilidad pero paradójicamente esto se ha convertido hoy en una
debilidad estratégica en la defensa del país contra las represalias
económicas occidentales agobiantes.
La decisión de Putin de aceptar las
privatizaciones [gángsteres] de la era Yeltsin proporcionó una
cierta estabilidad en el corto plazo, pero también provocó la huida
masiva de capital privado ruso al extranjero en lugar que estos
fondos permanecieran en el país para ser invertidos en proyectos
destinados a asegurar una mayor autosuficiencia.
Hoy en día la capacidad del gobierno ruso para movilizar y convertir
su economía en un motor de crecimiento para soportar la presión
imperial de las sanciones económicas impuestas abusivamente a Rusia
es mucho más débil porque la totalidad de la economía ya no está
bajo un mayor control estatal.
Putin pasará por momentos difíciles, tratando de convencer a los
propietarios privados de las principales industrias rusas de que
deben hacer sacrificios - están demasiado acostumbrados a recibir
favores, subvenciones y contratos gubernamentales.
Además, como sus
contrapartes financieras [socios o asociados] en Occidente hacen
presión, apuran los rusos para los pagos de deudas y niegan al mismo
tiempo nuevos créditos, las élites privadas rusas amenazan con
declararse en quiebra o despedir trabajadores para reducir gastos
o simplemente recortar la producción.
-
La creciente ola de intervenciones
militares occidentales en las fronteras de Rusia
-
La larga lista de
promesas incumplidas de Estados Unidos y la Unión Europea sobre la
no incorporación de los países de Europa del Este al bloque militar
de la OTAN
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El bombardeo y destrucción de Yugoslavia en la década de
los 90,
...todo esto debió haber demostrado y servido de ejemplo al
presidente Putin para que darse cuenta de que ninguna cantidad de
concesiones unilaterales hechas a favor de Occidente iba permitir
que Rusia fuese aceptada o considerada como un buen socio.
Washington y Bruselas han estado siempre firmes en su estrategia
para rodearla militarmente y mantener a Rusia como un
Estado-cliente.
En lugar de seguir desarrollando
exclusivamente relaciones con Occidente (es decir con el oeste de
Europa (esencialmente la Unión Europea y Estados Unidos) y de
ofrecer apoyo indirectamente a las guerras estadounidenses de la
OTAN, Rusia habría estado en una posición mucho mejor para resistir
hoy las sanciones y amenazas militares actuales si hubiese
diversificado y orientado su economía también hacia los mercados de
Asia, especialmente hacia China, con su dinámico crecimiento
económico y la expansión del mercado interno, la capacidad de
inversión y la creciente competencia técnica.
Es evidente que la política exterior de China no ha tenido
los mismos problemas que afronta Rusia; China no ha tenido
agresiones militares cerca de sus fronteras y los aliados de China
tampoco han sido atacados, ni invadidos, ni implicados en guerras,
como lo han sido los aliados de Rusia.
A pesar que Rusia ha reaccionado ahora para aumentar los lazos
económicos con Asia frente a las crecientes amenazas de la OTAN, una
gran cantidad de tiempo y de resultados se han perdido en los
últimos 15 años.
Tomará otra década para reorientar la economía rusa, con
sus principales industrias todavía controladas en gran parte por los
oligarcas mediocres y cleptócratas, vestigios de la época de
Yeltsin.
Con el cierre de los mercados
occidentales (europeos de la Unión Europea y de los Estados Unidos
principalmente), Putin ha tenido que “volverse” hacia China y
también hacia otros países de Asia y América Latina para encontrar
nuevos mercados y socios económicos.
Pero su estrategia de crecimiento sigue dependiendo sobre todo de las
exportaciones de petróleo y gas y hoy la mayor parte de los líderes
empresariales de Rusia, managers, ejecutivos-dueños no son
verdaderos empresarios emprendedores capaces de desarrollar nuevos
productos innovadores y competitivos, de implantar nueva tecnología
e insumos de Rusia y la capacidad para identificar nuevos mercados
rentables.
Esta generación de líderes empresariales rusos no
construyó sus imperios o conglomerados económicos del "abajo
hacia arriba" - sino que se apoderaron y saquearon los activos
del sector público estatal, y su riqueza creció gracias a contratos
con el Estado y la protección de este.
Moscú les pide ahora encontrar nuevos mercados alternativos en el
extranjero, para innovar, competir y sustituir su dependencia de la
maquinaria alemana.
La mayor parte de la "casta
capitalista industrial" de Rusia no es de verdaderos
empresarios. Son más bien como una banda de compinches
coleccionistas adinerados que no saben que hacer con sus millones,
orientados y seducidos exclusivamente por Occidente.
Sus orígenes son a menudo el sector mafioso-gansgteríl, como "señores
de la guerra", "fuertes en negocios por la fuerza" y que
desde un principio supieron muy bien como eliminar a sus rivales de
los sorteos de bienes públicos y estatales de la década de los años
1990.
Si bien estos oligarcas han tratado de ganar respetabilidad después
de consolidar sus imperios económicos gracias a los servicios de
agencias de relaciones públicas contratadas para pulir sus imágenes
y dotarse de consultores económicos para asesorarles sobre las
inversiones, nunca demostraron ninguna capacidad para hacer crecer
sus empresas o transformarlas en empresas competitivas.
En vez de ello, se mantuvieron totalmente dependientes del capital,
la tecnología y las importaciones provenientes de Occidente y de las
subvenciones de la administración de Putin, que ellos controlaban o
beneficiaban.
Los llamados "capitalistas"
rentistas rusos contrastan agudamente con los empresarios públicos y
privados chinos dinámicos - que pidieron prestada la tecnología del
extranjero, tomaron eso prestado de Estados Unidos, Japón, Taiwán y
Alemania, adaptando y mejorando la tecnología y ahora están
produciendo equipamiento altamente competitivo y avanzado.
Cuando
las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea entraron en
vigor, la industria rusa resultó incapaz de sustituir la importación
extranjera por la producción local y el presidente Putin tuvo que
concertar acuerdos comerciales de importación con China y con otras
fuentes para obtener los insumos que Rusia necesita.
El mayor defecto estratégico en la
estrategia económica de Putin fue su decisión de concentrarse
mayoritariamente en las exportaciones de gas y petróleo hacia el
mercado de Occidente como su "motor de crecimiento".
Esto dio
lugar a la dependencia rusa de los altos precios de las
exportaciones de materias primas y de productos energéticos hacia
los mercados occidentales.
Teniendo eso en la mente, Estados Unidos
y la Unión Europea explotaron la vulnerabilidad de Rusia
favoreciendo la caída del precio del petróleo y su dependencia de la
tecnología occidental para la extracción de petróleo, así como la
paralización de creación de empresas mixtas (rusas con
occidentales).
La política de Putin se ha basado en una
visión de integración económica con Occidente junto con una mayor
cooperación de relaciones políticas con las potencias de la OTAN.
Estos proyectos de Putin se han desmoronado ante la marcha de los
acontecimientos:
La cooperación de Estados Unidos y
la Unión Europea fue por su lado táctica y calculadora,
dependiendo de las concesiones asimétricas hechas
unilateralmente por parte de Rusia hacia ellos - especialmente
la constante disposición de Rusia a sacrificar a sus aliados
tradicionales en los Balcanes, Oriente Medio, norte de África y
especialmente en el Cáucaso - únicamente para seguir manteniendo
buenas relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea.
En cuanto Rusia comenzó a hacer valer sus propios intereses,
Occidente se volvió hostil y se dispuso a empezar una confrontación.
Desde que Rusia se opuso al régimen golpista en Kiev, el objetivo
principal de Occidente ha sido el derrocamiento de Putin en Rusia.
La ofensiva Occidental en curso contra Rusia actualmente no es una
fase pasajera, o algo que se va a terminar pronto, no! Es el
comienzo de una prolongada e intensificada confrontación económica y
política.
Aunque Rusia es vulnerable, lo cierto es
que dispone de los medios, de los recursos y de la capacidad para
resistir, de defender y promover su seguridad nacional así como
su economía.
¿Qué se debe hacer?
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En primer lugar y ante todo
Rusia debe diversificar su economía; debe industrializar sus
propias materias primas e inyectar grandes inversiones para
sustituir las importaciones occidentales con productos
manufacturados locales.
Si bien el intercambio comercial
firmado recientemente con China es un paso positivo,
no deben repetirse los mismos errores cometidos con
Occidente, es decir convertirse en un simple proveedor de
energía (gas y petróleo) porque sería repetir el mismo patrón
comercial que ha hecho con Estados Unidos y la Unión
Europea.
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En segundo lugar, Rusia debe
volver a nacionalizar su sistema bancario, el comercio
exterior y las industrias estratégicas del país, eliminando
todas las lealtades político-económicas dudosas de cierta
clase social, poniendo fin al comportamiento rentista de la
clase actual con graves signos de disfunción "capitalista"
privada.
El gobierno de Putin debe pasar de la era de los
oligarcas a la era de los tecnócratas; pasar de la era de
pensionistas a la era de los empresarios (modernos,
innovadores y buenos administradores creativos); pasar de los
especuladores que ganan su dinero en Rusia - pero
lo invierten o lo gastan en Occidente - para crear en
lo adelante empresas co-participativas entre
trabajadores-técnicos e inversores, en una palabra, debe
profundizar el carácter nacional, público, y productivo de
la economía.
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Sobre los oligarcas que
permanecen en Rusia, no podemos creer que sus simples
declaraciones de lealtad hacia la administración del
presidente Putin bastan para verlos como verdaderos y
legítimos agentes económicos de los intereses rusos en el
país.
Por lo general, los oligarcas han dejado de invertir
en Rusia, transfirieron su riqueza y con ello han puesto en
tela de juicio la autoridad legítima del Estado ruso en el
extranjero, bajo la presión de las sanciones económicas
occidentales.
Rusia necesita una nueva revolución
económica y política - en la que el gobierno reconoce a Occidente
como una grave amenaza imperial y pueda apoyarse sobre una clase
obrera rusa organizada y capacitada, no en una banda de dudosos
oligarcas.
La administración de Putin demostró
tener la capacidad para sacar a Rusia del abismo donde se estaba
sumergida en los años 1990 y ha sabido también inculcar la dignidad
y la autoestima entre los rusos, tanto al interior del país como en
el extranjero.
También se ha enfrentado inteligentemente a
la agresión de Occidente
en Ucrania.
A la luz de estos hechos,
el presidente Putin tienen todo el interés de avanzar y comenzar
a desmantelar el Estado cleptómano que todavía subsiste de la era
Yeltsin en la economía rusa y debe comenzar a re-industrializar,
diversificar y desarrollar la economía nacional rusa, con alta
tecnología para gozar de una economía diversificada.
Pero sobre todo Rusia necesita crear nuevas formas democráticas
populares de democracia para sustentar la transición a un Estado
seguro, antiimperialista y soberano.
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El presidente Putin cuenta con el respaldo de la gran mayoría del
pueblo ruso
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Putin cuenta con extraordinarios científicos
y profesionales
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Putin tiene aliados en China y entre los países del
movimiento de
los BRICS
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Sobre todo, Putin tiene la voluntad y
cuenta con el poder, con la bendición de la población [y la
aprobación ética y moral] de "hacer lo correcto"
La pregunta sigue siendo si Putin tendrá
éxito en esta nueva misión histórica, o si, por miedo o indecisión,
Putin capitularía ante las amenazas agresivas de un Occidente
decadente y peligroso.
Referencias
[1] Think-tanks es el nombre que
recibe en inglés lo que podría calificarse como siendo un
centro, instituto o institución que se dedica a difundir en la
sociedad civil - de manera disimulada - una propaganda
ideológica (generalmente con un objetivo político) bajo forma de
divulgación de ideas o pensamientos constructivos, necesarios e
innovadores, útiles para el ciudadano común y corriente, para
los estudiantes, los líderes del país, los intelectuales y otras
instancias dirigentes o gobernantes de una nación.
Los think-tanks operan
frecuentemente bajo cobertura de ser centros o fundaciones de
investigación independientes, pero en su mayoría están ligados a
grupos de poder o lobbys que incluso son ramificaciones de super-estructuras
conectadas a multinacionales, agencias de espionaje o países con
objetivos imperialistas de dominación, quiénes finalmente son
los que financian y comandan estos think-tanks.
La misión de los think-tanks es pues
la de inculcar e imponer en una población dada, una forma de
pensar, hacer aceptar los valores e ideas que los grupos
dominantes quieren imponer de acuerdo a sus intereses
(económicos-políticos), haciéndolo de manera discreta, sin que
sea apercibido quien está detrás de todo esto.
Por esa razón los think-tanks tienen
los medios financieros para reclutar personalidades, artistas,
prestigiosos intelectuales (muchas veces vendidos) para que
trabajen para ellos y propaguen las ideas o creencias de los
think-tanks quieren imponer, poniendo en su mira de conquista
especialmente a las personas que tienen el poder de decisión en
una sociedad, en un gobierno.
La palabra think-tank viene del
inglés, think significa pensar, tank quiere decir tanque.
[2] Ver: "La Fundación Carnegie para la paz internacional"
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