11 Febrero 2018
del Sitio Web
RT
El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson,
durante
una conferencia de prensa en
el
Palacio de San Martín en Buenos Aires, Argentina.
REUTERS/Martin Acosta - RC164EAD5640
Martin Acosta / Reuters
La gira de Rex Tillerson
por América Latina
es un excelente ejemplo de la
política fracasada de
Washington
en el hemisferio occidental
mantenida durante décadas,
opina el analista.
El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, parece
repetir los errores de la política exterior desarrollada por las
anteriores administraciones estadounidenses en América Latina, cuya
esencia podría resumirse en dos palabras:
"desdén y amenazas",
explica Jim Jatras, ex-diplomático estadounidense y
ex-funcionario del Senado en un artículo de opinión para RT.
Según expone, la política
exterior estadounidense, basada en el principio de 'America first'
['América primero'], debería enfocarse primero en Latinoamérica como
parte del hemisferio occidental, como prioridad de su "lista de
preocupaciones".
Sin embargo, resulta que
los problemas fronterizos entre Turquía, entre Siria e Irak o entre
Rusia y Ucrania le interesan a EE.UU. más que los de su propio
hemisferio.
Al mismo tiempo, al secretario del Estado no oculta su malestar por
el hecho de que, debido a la falta de atención de la Administración
de EE.UU., nuevos actores
como China se muestren interesados en la
región latinoamericana.
En particular, Tillerson
declaró que la región no necesita "nuevos poderes imperiales", lo
que, según
Jim Jatras, no refleja la
realidad actual, ya que América Latina no posee,
"bases militares
chinas" ni "despliegues de tropas chinas".
Asimismo, China tampoco
lleva a cabo "maniobras navales" para demostrar que "está dispuesta
a usar la fuerza", como hace EE.UU. en las aguas cerca de China,
recuerda el ex-diplomático.
Por el contrario, Pekín
busca,
"las oportunidades de
negocio e inversiones".
En lo que se refiere las
amenazas, la mayoría de estas se centran en Venezuela.
En particular, Tillerson
propuso,
"la posibilidad de
imponer sanciones al petróleo de Venezuela", subrayando que "las
sanciones apuntan al régimen y no al pueblo venezolano", algo
que, según el experto, no puede considerarse realista.
Si bien Tillerson,
"negó a que la meta
principal de EE.UU. fuera el cambio de régimen en Caracas",
sugirió que las "fuerzas armadas venezolanas podrían tomar
acciones", en el sentido de que "cuando las cosas están muy mal
los militares aseguran una transición pacífica".
Que Tillerson diga que la
Doctrina Monroe ha sido un éxito de la declaración de los
valores democráticos que unen a todo el hemisferio, confirma,
"la peor imagen de
EE.UU. que existe en las mentes de Latinoamericanos".
Según Jatras, la
Doctrina Monroe,
"no tuvo nada que ver
con la democracia", ya que "advertía a otras potencias contra el
establecimiento de colonias" en el hemisferio occidental, algo
"esencial" para la "seguridad" de EE.UU. durante dos siglos.
Jonathan Ernst/Reuters
En la actualidad, sostiene el experto, EE.UU. se opone al derecho de
otras potencias como China y Rusia de tener sus propios intereses de
seguridad en sus respectivas regiones, como el,
"antiguo espacio
soviético y la región del Pacífico Occidental".
Tanto la Administración
de
Trump, como las anteriores,
repudian para otros el principio de "esferas de influencia", lo que,
en realidad, implica,
"la garantía de la
superioridad estadounidense no solo en el hemisferio occidental,
sino sobre cada pulgada cuadrada del globo".
Sobre la actual
Administración Trump, el autor señala que el actual presidente sigue
desarrollando la misma política errónea de sus predecesores.
Porque tanto
Bill Clinton, como
George W.Bush o
Barack Obama también fueron
partes de esta visión del mundo, según la cual,
"ni un pájaro cae a
tierra sin que el omnisciente e omnipotente Washington tenga una
opinión predominante sobre ello".
A modo de conclusión,
Jatras sostiene que lo que trataba de promover la Doctrina de Monroe
era,
"un reclamo razonable
de la esfera de influencia exclusiva frente a otros poderes en
el mundo multipolar", pero EE.UU. siguen promoviendo sus
ambiciones hegemónicas encubiertas con "principios universales".
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