por Thierry Meyssan
en su pugna con Rusia y China, empeñado en mantener su hegemonía e impedir une organización multipolar del mundo, pero el imperio estadounidense
se debilita
desde adentro. Un hijo del presidente Biden se ha arrogado más poderes que un senador. Hunter Biden se mueve en aviones oficiales -como si hubiese recibido un mandato de su padre - para firmar contratos de índole personal sin que se sepa realmente la opinión del presidente. Sin embargo, Hunter Biden carece de aptitudes o competencias particulares. Es sólo un drogadicto que se da la gran vida. Nadie sabe quién negocia los contratos que él firma y que le reportan grandes beneficios. La grandeza de la democracia estadounidense se ha esfumado para dar paso a los intereses de individuos que los estadounidenses no han elegido y que ni siquiera han sido nombrados por sus dirigentes.
Pronostiqué incluso que
es inevitable el estallido de una guerra civil en ese país y la
disolución del Estado federal.
En poco tiempo, hemos visto en Estados Unidos una elección presidencial opaca, la toma del Capitolio de Washington y un registro realizado en la residencia de un ex presidente.
La cantidad de personas que vive allí ha pasado de 252 millones - en el momento de la disolución de la URSS - a 311 millones, casi un tercio más que antes, 79 millones para ser exactos.
Pero la clase media estadounidense ha sufrido una reducción constante.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, el 70% de los estadounidenses eran clase media. Aunque hoy ya no existe un consenso en cuanto a los criterios estadísticos, la clase media ya es sólo un 45% de la población estadounidense.
Pero la cantidad de
multimillonarios se ha multiplicado por 6 desde 1991, mientras que
la riqueza media en dólares constantes ha progresado muy poco.
Ese sistema funciona sólo si el conjunto de actores que toman las decisiones comparte los mismos intereses.
Pero eso ya no sucede
desde que se inició la globalización, o sea desde que comenzaron la
deslocalización industrial hacia Asia y la desaparición de la clase
media, consecuencia de ese proceso.
Ambos bandos no dejan de insultarse, basándose en cifras, pero el problema no reside en el conteo de los sufragios, sino en la opacidad del proceso. Un principio fundamental de la democracia es la transparencia de las elecciones.
Pero hace tiempo que los ciudadanos estadounidenses no participan en el conteo de los votos, que ni siquiera se realiza ya en público.
El conteo de los
sufragios está ahora en manos de funcionarios, o de empresas
privadas contratadas para ello. En 2020, el conteo fue realizado
por máquinas y, a menudo, bajo control de funcionarios y a puertas
cerradas.
Pero, como el fracaso de aquellos impeachments no resolvió el problema sociológico, ahora vemos que se ordena un registro manu militari en la residencia del ahora ex presidente y se trata - otra vez - de acusarlo de traición.
Ahora es el Poder Judicial el que agita una interpretación aberrante de la ley para perseguir a la persona que tenía el poder de desclasificar lo que quisiera por haber olvidado desclasificar ciertos papeles personales.
El resultado es que la
naturaleza evidentemente descabellada de todos esos "casos" no
escapa al ciudadano de a pie, y lo lleva a alejarse de las
instituciones que alguna vez fueron democráticas.
Hoy se sabe que los manifestantes no tenían intenciones de derrocar el Congreso sino que la policía - comportándose como el brazo armado de una dictadura - reprimió a los ciudadanos que protestaban.
Sólo después que la
policía provocó la muerte de un manifestante que escalaba la
fachada del Capitolio - haciéndolo caer de varios pisos de altura - la multitud exasperada se lanzó al asalto de la sede del Congreso.
Los escándalos de corrupción demuestran que, al contrario, el fenómeno va a amplificarse.
El problema es que ya no
se trata de altos funcionarios que abusan de su poder sino que
quienes acaparan poderes más importantes que los de un senador son
individuos no electos y ni siquiera nombrados por el poder.
Durante la campaña presidencial de 2020, el New York Post revelaba que el FBI había encontrado una computadora perteneciente a uno de los hijos del candidato demócrata Joe Biden.
Según la publicación, los
ficheros encontrados en la computadora demostraban tanto el tren de
vida disoluto de su dueño - lo que en realidad no era un misterio
para nadie - como su corrupción... y la de su padre...!
El FBI se negó a que se profundizara en el contenido de la computadora mientras que personalidades de la "comunidad de inteligencia" estadounidense hacían correr el rumor de que aquello era una desinformación rusa provechosa para el candidato Trump. 1
Así que los medios
ignoraron las revelaciones del New York Post y el candidato Biden
fue declarado ganador.
Incluso suponiendo que el 'presidente' Biden no esté implicado en los "negocios" de su hijo Hunter, lo cierto es que al menos cubre el uso que hace Hunter de su posición en lo más alto de la cúpula gubernamental estadounidense y permite que utilice los medios del Estado federal para estafar a los demás.
Actualmente, cuando Joe Biden se ha convertido en presidente a pesar de su evidente pérdida de facultades mentales, su hijo Hunter se aprovecha de ello para seguir "haciendo negocios" como "hijo de su papá".
Los chinos, que han pasado por periodos de debilitamiento de su propia nación, estiman, al contrario, que Estados Unidos puede perdurar pero que,
En todo caso,
los europeos son los únicos que siguen creyendo que
Estados Unidos todavía es una democracia y que seguirá siéndolo...
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