por Pepe
Escobar
20 Mayo 2019
del Sitio Web
TheSaker
traducción de Kenzocaspi
21 Mayo
2019
del Sitio Web
Kenzocaspi
Versión original en ingles
Versión en
italiano
Hablando sobre una exhibición gráfica de
soft power:
Beijing esta semana
fue sede de la
Conferencia sobre el Diálogo de las
Civilizaciones Asiáticas.
Organizado bajo la
supervisión directa del presidente Xi Jinping, se llevó a
cabo en medio de un "Carnaval de la Cultura Asiática".
Claro, hubo matices
dudosos, pero lo que realmente importaba era lo que el propio Xi
tenía que decirle a China y a toda
Asia. En su discurso de apertura, el líder chino subrayó
esencialmente que una civilización que se impone a otra es "tonta" y
"desastrosa".
En el concepto de Xi de
un diálogo de civilizaciones, se refirió al
New Silk Roads, o Belt and Road Initiative
(BRI), como programas que,
"han ampliado los
canales para el intercambio de comunicaciones".
La compostura y la
racionalidad de Xi presentan un claro mensaje en contraste a la
campaña "Make America Great Again" del presidente de Estados Unidos,
Donald Trump.
Oeste vs. Este
y Sur
Compare y contraste los comentarios de Xi con lo que sucedió en un
foro de seguridad en Washington apenas dos semanas antes.
Luego, una burócrata
llamada
Kiron Skinner, directora de
planificación de políticas del Departamento de Estado, caracterizó
la rivalidad entre Estados Unidos y China como un,
"choque de
civilizaciones" y "una pelea con una civilización e ideología
realmente diferentes que Estados Unidos no ha tenido antes".
Y se puso peor.
Esta civilización "no
era caucásica", una resurrección no tan sutil del siglo
XXI del "peligro amarillo" (recordemos: el Japón "no caucásico" de
la Segunda Guerra Mundial fue el "Peligro Amarillo" original.)
Dividir y gobernar, condimentado con el racismo, explica la mezcla
tóxica que se ha incorporado en la narrativa hegemónica de los
Estados Unidos durante décadas.
La mezcla se remonta a
The Clash of Civilizations and The Remaking of World Order,
de
Samuel Huntington, publicada en
1996.
La pseudo-teoría de Huntington, proveniente de alguien que no sabía
mucho sobre la complejidad multipolar de Asia, sin mencionar
las culturas africanas y sudamericanas, fue desacreditado sin piedad
a través de vastas franjas del Sur global.
De hecho, Huntington ni
siquiera propuso el concepto original y defectuoso.
Ese fue el trabajo del
historiador y comentarista angloamericano
Bernard Lewis, quien se
presenta en los Estados Unidos como un gurú del Medio Oriente.
Divide,
gobierna, conquista
Como
Alastair Crooke, el fundador
del Foro de Conflictos,
ha esbozado lo que Lewis predicó
sistemáticamente la división y el gobierno, teñidos de racismo, en
los estados islámicos.
Fue un ferviente defensor
del cambio de régimen en Irán y su receta para tratar con los árabes
fue "golpearlos entre los ojos con un palo grande" porque, en su
visión del mundo, lo único que respetan es el poder.
Crooke nos recuerda que desde la década de 1960, Lewis ha sido un
maestro en detectar vulnerabilidades en,
"las diferencias
religiosas, de clase y étnicas como el medio para poner fin a
los estados del Medio Oriente".
Lewis es un héroe
en un cierto espectro, un espectro que incluye,
-
al
ex-vicepresidente de los Estados Unidos,
Dick Cheney
-
al actual (2019)
secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo...
Ahora, vivimos en la era
de "redux de Lewis".
Dado que el mundo
islámico está en gran parte sometido, en letargo o en agitación, el
choque de civilizaciones básicamente se aplica, en una escala
reducida, a contener o destruir el Irán chiíta.
Mientras tanto, el choque real, como insiste el Departamento de
Estado, es
con China...
Huntington, el sub-Lewis, no incluyó a Rusia entre "El Occidente".
El departamento de Estado revisionista lo hace. De lo contrario,
¿cómo podría justificarse "Nixon
in reverse"?
("Nixon al revés",
recordemos, es la recomendación Kissingeriana para el presidente
Donald Trump: Aplica dividir y gobernar entre Rusia y China, pero
esta vez seduciendo a Rusia.)
A un Pentágono revisionista también se le ocurrió el concepto
"Indo-Pacífico". La única justificación para la amalgama es que
estas dos zonas deben conducir una política exterior sujeta a la
hegemonía estadounidense.
La lógica es siempre dividir y gobernar y el
choque de civilizaciones, divisiones que provocan el caos en
todo Eurasia.
Pero esta estrategia se está aplicando en el contexto de una
coyuntura histórica crucial:
la era en que
el BRI se está configurando
como la hoja de ruta para la integración progresiva de Eurasia.
¿Quo vadis,
Humanidad?
No es difícil detectar la más leve de las sonrisas en los rostros de
los estrategas chinos cuando examinan "The Big Picture" desde el
punto de vista de 5,000 años de civilización.
El Occidente cristiano
como la única hoja de ruta para liberar a la humanidad del mal
- de hecho, la fundación de la
Pax Americana - es considerada como
una ficción divertida en el mejor de los casos.
Esa ficción ahora parece absolutamente peligrosa, revolcándose en el
excepcionalismo y la demonización de "El Otro" en innumerables
formas.
"El Otro" - de la
República Islámica de Irán a la China atea, por no hablar de la
Rusia "autocrática" - califica automáticamente como una
manifestación del "mal"...
China, por el contrario, es politeísta, pluralista, multipolar, que
abarca el confucianismo, el budismo y el taoísmo. Esto se refleja en
el impulso actual hacia un sistema mundial multipolar.
Lo que importa es la
unidad en la multiplicidad, como Xi destacó en su discurso de
apertura. En ella, encontramos China y Persia, dos civilizaciones
antiguas, no por accidente vinculadas por la antigua Ruta de la
Seda, y pensando de manera similar.
Luego está el estado desastroso del planeta, que empequeñece al
espantoso espectáculo actual de la locura política.
El geógrafo de UCLA y
autor de best sellers mundiales Jared Diamond no está
siendo muy preciso, pero estima que hay un
49% de probabilidad,
"de que el mundo tal
como lo conocemos colapsará en aproximadamente el 2050".
Según
lo concretizado por el autor
Nafeez Ahmad:
"Durante los últimos
500 años, más o menos, la humanidad ha erigido una civilización
de 'crecimiento sin fin' basada en un mosaico particular de
cosmovisiones ideológicas, valores éticos, estructuras políticas
y económicas, y comportamientos personales.
Este es un paradigma
que eleva la visión de los seres humanos como unidades
materiales desconectadas, atomistas y en competencia, que buscan
maximizar su propio consumo de material como el mecanismo
principal para la auto-gratificación".
Lo que estamos viviendo
ahora no es un choque de civilizaciones; es una crisis
de la civilización.
Si no se cambia el paradigma bajo el cual la mayoría de la humanidad
apenas sobrevive - y hay muy pocas pruebas de que así será - no
quedarán ningunas civilizaciones para enfrentarse...
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