por Tim Foyle
05 Marzo
2021
del Sitio Web
ReportingForBeauty
traducción de
SOTT
06 Marzo
2021
del Sitio Web
SOTT
Versión original en ingles
-
¿Por qué la gente, por lo demás perfectamente
inteligente, reflexiva y de mente racional, se
resiste a la sugerencia de que
los sociópatas
están conspirando para manipularlos y engañarlos?
-
¿Y por qué defienden con tanta vehemencia esta
posición infundada?
La historia es un extenso
catálogo de maquinaciones de mentirosos, de ladrones, matones y
narcisistas y sus efectos devastadores.
También en los tiempos
modernos abundan las pruebas de corrupción y los engaños más
extraordinarios.
Sabemos, sin lugar a dudas, que los políticos mienten y
ocultan sus conexiones y que las empresas muestran
habitualmente un desprecio absoluto por las normas morales, y la
corrupción que nos rodea.
Sabemos que,
-
las
puertas giratorias
entre las esferas empresarial y política
-
los lobbying
system (personas o grupos cuyo negocio es tratar de
influir en la legislación, la reglamentación u otras
decisiones gubernamentales, etc.)
-
los reguladores
corruptos
-
los
medios de comunicación
-
el poder
judicial,
...hacen que las
infracciones prácticamente nunca leguen a una mínima expresión de
verdadera justicia.
Sabemos que la prensa
hace ruido sobre estos asuntos de vez en cuando, pero nunca los
persigue con verdadero vigor.
Sabemos que en los servicios de inteligencia y en las fuerzas
del orden es habitual que se cometan fechorías a una escala
impresionante y que, de nuevo, nunca se hace justicia.
Sabemos que los gobiernos ignoran o pisotean repetidamente los
derechos del pueblo, y abusan y maltratan activamente al pueblo.
Nada de esto es
controvertido...
Entonces,
-
¿Qué es
exactamente lo que los 'negadores de la conspiración' se
niegan a reconocer con tanto fervor, rectitud y
condescendencia?
-
¿Por qué, en
contra de todas las evidencias, defienden con sarcasmo y
desprecio la desmoronada ilusión de que "los grandes y
buenos" están ahí arriba, en alguna parte, lo tienen todo
controlado, sólo tienen en cuenta nuestros mejores
intereses, y son escrupulosos, sabios y sinceros?
-
¿Que
la prensa está al servicio
del pueblo y de la verdad, y no de los sinvergüenzas?
-
¿Que la
injusticia tras la injusticia es resultado de errores y
descuidos, y nunca de esa temible palabra:
conspiración...?
-
¿Qué persona
razonable seguiría habitando un mundo tan fantástico?
El punto de desacuerdo
aquí es sólo en la cuestión de la escala.
Alguien que sienta
verdadera curiosidad por los planes de
los sociópatas poderosos no
limitará el alcance de su curiosidad a, por ejemplo, una corporación
o una nación.
¿Por qué lo haría?
Esa persona asume que los
mismos patrones que se muestran a nivel local probablemente se
encuentren en toda la cadena alimentaria del poder. Pero el negador
de la conspiración insiste en que esto es absurdo.
¿Por qué?
Es dolorosamente obvio que las estructuras sociales y legales
piramidales que la humanidad ha permitido desarrollar
sean exactamente el tipo de jerarquías de dominación que sin duda
favorecen al sociópata.
Un ser humano que opere
con una mentalidad cooperativa normal y saludable tiene poca
inclinación a participar en el combate necesario para escalar una
escalera corporativa o política.
Entonces,
-
¿Qué imaginan los
negacionistas de la conspiración que hacen todo el día los
70 millones o más de sociópatas que hay en el mundo, nacidos
dentro de un "juego", en el que toda la riqueza y el poder
están en la cima de la pirámide, mientras que los atributos
más eficaces para "ganar" son la crueldad y la amoralidad?
-
¿Ellos nunca han
jugado al Monopoly?
Los sociópatas no eligen
su visión del mundo conscientemente, y simplemente son incapaces de
comprender por qué la gente normal se pondría en una desventaja tan
increíble al limitarse con la conciencia y la empatía, que están tan
fuera de la comprensión del sociópata como lo está un mundo sin
ellas para el ser humano.
Todo lo que necesitan
los sociópatas para ganar en el juego es mentir públicamente
mientras conspiran en privado.
¿Qué puede ser más
sencillo...?
En 2021, seguir
imaginando que el mundo que habitamos no se rige en gran medida
por esta dinámica equivale a una ingenuidad temeraria que roza
la locura...
¿Dónde se origina un
impulso tan inadvertidamente destructivo?
El bebé deposita una
confianza innata en las personas con las que se encuentra, una
confianza que, en su mayor parte, está esencialmente
justificada.
El niño no podría
sobrevivir de otro modo.
En una sociedad sana y
saludable, este profundo instinto evolucionaría a medida que la
psique se desarrollara.
Conforme la
autoconciencia, las capacidades cognitivas y de razonamiento y el
escepticismo evolucionasen en el individuo, este impulso innato de
confianza seguiría entendiéndose como una necesidad central de la
psique.
Existirían sistemas de
creencias compartidos para evolucionar y desarrollar conscientemente
este impulso infantil con el fin de colocar esta fe en algún lugar
de forma consciente:
en valores y
creencias de significado y valor duraderos para la sociedad, el
individuo o, idealmente, ambos.
La reverencia y el
respeto a la tradición, las fuerzas naturales, los ancestros, la
razón, la verdad, la belleza, la libertad, al valor innato de la
vida o al espíritu iniciador de todas las cosas, podrían
considerarse lugares de descanso válidos en los que depositar
conscientemente nuestra confianza y nuestra fe, al igual que los
derivados de sistemas de creencias más formalizados.
Independientemente del
camino que se tome para evolucionar y desarrollar una fe personal,
lo relevante aquí es llevar la propia conciencia y cognición a este
impulso innato.
Creo que se trata de una
profunda responsabilidad - desarrollar y cultivar una fe
madura - de la que muchos, comprensiblemente, no son conscientes.
-
¿Qué ocurre
cuando hay una necesidad infantil en nuestro interior que
nunca ha evolucionado más allá de su función original de
supervivencia de confiar en aquellos de nuestro entorno que
son, simplemente, los más poderosos; los más presentes y
activos?
-
¿Cuando nunca
hemos explorado de verdad nuestra propia psique y nos hemos
interrogado profundamente sobre lo que realmente creemos y
por qué?
-
¿Cuando nuestra
motivación para confiar en algo o en alguien no se
cuestiona?
-
¿Cuando la
filosofía se deja en manos de los filósofos?
Sugiero que la respuesta
es sencilla, y que la evidencia de este fenómeno y de los estragos
que está causando está a nuestro alrededor:
el impulso innato de
confiar en la madre nunca evoluciona, no se encuentra nunca y se
compromete con su contrapeso de la razón (o la fe madura), y
permanece siempre en su configuración infantil "por defecto".
Aunque la psique inmadura
ya no depende de los padres para su bienestar, el poderoso y
motivador principio básico que he descrito sigue intacto:
sin cuestionar, sin
considerar y sin desarrollar...
Y, en un mundo en el que
la estabilidad y la seguridad son recuerdos lejanos, estos instintos
de supervivencia, en lugar de estar bien afinados, considerados,
relevantes, con criterio y actualizados, siguen siendo,
literalmente, los de un bebé.
La confianza se deposita
en la fuerza más grande, más ruidosa, más presente e innegable que
existe, porque el instinto decreta que la supervivencia depende de
ella.
Y, en esta gran "guardería mundial", la fuerza más omnipresente es
la red de instituciones que proyectan sistemáticamente una imagen
inmerecida de poder, calma, experiencia, preocupación y estabilidad.
En mi opinión,
así es como los
negacionistas de la conspiración son capaces de aferrarse y
defender agresivamente la fantasía totalmente ilógica de que de
alguna manera - por encima de cierto nivel indefinido de la
jerarquía social - la corrupción, el engaño, la malevolencia y
el narcisismo se evaporan misteriosamente.
Que, en contra de la
máxima, cuanto más poder tenga una persona, más integridad
exhibirá inevitablemente.
Estas pobres almas ilusas
creen esencialmente que allí donde la experiencia personal y los
conocimientos previos no pueden llenar los vacíos de su visión del
mundo - en resumen, donde hay una puerta enrejada - mamá y papá
están detrás de ella, resolviendo la mejor manera de garantizar que
su pequeño y precioso esté cómodo, feliz y seguro para siempre.
Este es el núcleo, la ilusión reconfortante en la raíz de la
mentalidad de los negadores de la conspiración, la decrépita
base sobre la que construyen un imponente castillo de justificación
desde el que
se burlan pomposamente de los que ven lo
contrario.
Esto explica por qué el negacionista de la conspiración
atacará cualquier sugerencia de que el arquetipo cuidador ya no está
presente, que los sociópatas están detrás de la puerta enrejada, que
nos tienen a todos en total desprecio o nos ignoran por completo.
El negacionista de la
conspiración atacará cualquier sugerencia de este tipo con tanta
saña como si su supervivencia dependiera de ello, lo cual, en cierto
modo, dentro de la composición de su psique inconsciente y precaria,
es así.
Su sentido de bienestar, de seguridad, de comodidad, incluso de un
futuro cualquiera, está completamente (y completamente
inconscientemente) invertido en esta fantasía.
El niño nunca ha madurado
y, como no es consciente de ello, más que como un profundo apego a
su seguridad personal, atacará ferozmente cualquier amenaza a este
aspecto inconsciente y central de su visión del mundo.
El estribillo tediosamente común de los negadores de la conspiración
es:
"no puede haber una
conspiración así de grande"...
La simple réplica a un
autoproclamado experto en conspiraciones es obvia:
¿cómo de grande...?
Las mayores
corporaciones "médicas" del mundo pueden pasar décadas tratando
la resolución de casos judiciales como meros gastos comerciales,
por delitos que van desde la supresión de eventos de pruebas
adversas hasta múltiples asesinatos resultantes de pruebas no
declaradas, pasando por colosales delitos medioambientales.
Los gobiernos realizan los más viles e impensables
"experimentos" (crímenes) con su propio pueblo sin
consecuencias.
Los políticos nos mienten habitualmente a la cara, sin
consecuencias.
Y así sucesivamente...
¿En qué momento,
exactamente, una conspiración se convierte en algo tan grande
que "ellos" no pueden salirse con la suya, y por qué?
Sugiero que es en este
punto en el que,
la capacidad
cognitiva del negador de la conspiración flaquea, y su instinto
inconsciente de supervivencia entra en acción.
El punto en el que el
intelecto se ve abrumado por el alcance de los acontecimientos y
el instinto es volver a instalarse en la familiar y
reconfortante fe conocida y cultivada desde el primer momento en
que los labios de uno encontraron el pezón.
La fe en que otro se
ocupa de ello, en que allí donde el mundo se vuelve desconocido
para nosotros, existe una autoridad humana poderosa y benévola
en la que sólo tenemos que depositar nuestra fe
incondicionalmente para garantizar la seguridad emocional
eterna.
Esta peligrosa falsa
ilusión puede ser el factor central que ponga la seguridad física y
el futuro de la humanidad en manos de
los sociópatas.
A todos los que tienen la costumbre de tachar a las personas que
cuestionan, investigan y son escépticas como personas que llevan el
sombrero de papel de aluminio, paranoicos y partidarios de
Trump que niegan la ciencia, la
pregunta es:
-
¿En qué crees tú?
-
¿Dónde has puesto
tu fe y por qué?
-
¿Cómo es que
mientras nadie confía en los gobiernos, ustedes parecen
confiar en las incipientes organizaciones de Gobernanza
mundial sin cuestionarlas?
-
¿Cómo es esto
racional?
Si confías en estas
organizaciones, considera que en la era global moderna, estas
organizaciones, por muy bien presentadas que estén, son simplemente
manifestaciones más grandes de las versiones locales en las que
sabemos que no podemos confiar.
No son nuestros
padres y no demuestran ninguna lealtad a los valores humanos.
No hay ninguna razón
para confiar en ninguna de ellas.
Si no has desarrollado
conscientemente una fe o te has cuestionado por qué crees como lo
haces con cierta profundidad, esta postura puede parecer misántropa,
pero en realidad, es todo lo contrario.
Estas organizaciones se
han ganado tu confianza con nada más que dinero de relaciones
públicas y mentiras brillantes.
El verdadero poder
sigue estando, como siempre, en el pueblo...
Hay una razón por la que los budistas recomiendan encarecidamente
depositar la fe en
el Dharma, o la ley natural de la
vida, en lugar de en las personas, y por la que es común en otros
sistemas de creencias la adopción de medidas similares.
El poder corrompe.
Y, en el mundo
actual, la confianza errónea e infundada bien podría ser una de
las mayores fuentes de poder que existen.
Existen conspiraciones
criminales masivas.
Las pruebas son
abrumadoras.
Se desconoce el
alcance de las que están actualmente en marcha, pero no hay
razón para imaginar, en la nueva era global, que la búsqueda
sociopática del poder o la posesión de los recursos necesarios
para avanzar hacia él esté disminuyendo.
Desde luego, no
mientras los guardianes, los "idiotas útiles" y los
negacionistas de las conspiraciones se burlen de la disidencia y
la censuren hasta hacerla callar, ya que, de hecho, ellos están
en connivencia directa con la agenda sociopática a través de su
implacable ataque a los que quieren arrojar luz sobre las
fechorías.
Es
responsabilidad urgente de todo ser humano desenmascarar
las agendas sociopáticas dondequiera que existan, y nunca para
atacar a los que buscan hacerlo.
Ahora, más que nunca, es el momento de dejar de lado las
chiquilladas y los impulsos infantiles, y levantarnos como adultos
para proteger el futuro de los niños actuales
que no tienen más remedio que confiarnos sus vidas.
Este ensayo se ha centrado en lo que yo considero el motor
psicológico más profundo de la negación de la conspiración.
Sin duda hay otros, como,
-
el deseo de ser
aceptado
-
la evasión del
conocimiento y el compromiso con la sombra interna y externa
-
la conservación
de una imagen positiva y justa de sí mismo: una versión
generalizada del fenómeno del "mono volador", en el que una
clase interesada y viciosa se protege a sí misma agrupándose
en torno al acosador
-
la sutil adopción
inconsciente de la visión sociopática del mundo (por
ejemplo, "la humanidad es un virus")
-
la adicción a la
indignación/complejo de superioridad/juegos de estatus
-
un intelecto
atrofiado o poco ambicioso que encuentra validación a través
del mantenimiento del statu quo
-
el mecanismo
disociativo de protección que consiste en imaginar que los
crímenes y horrores cometidos repetidamente durante nuestra
vida no están ocurriendo ahora, no están "aquí"
-
la pereza y la
cobardía a la antigua...
Mi sugerencia es que, en
cierta medida, todos ellos se basan en la base de la causa principal
que he esbozado aquí...
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