por Thelma Mejía
25
Octubre 2018
del
Sitio Web
IPS
En la
aduana de Agua Caliente, en la frontera con Guatemala,
en el
occidente de Honduras, mujeres, niñas, niños y jóvenes,
hacían
fila el jueves 18 de octubre, pese a la lluvia,
para
cruzar la frontera y alcanzar a sus compatriotas que iniciaron
un
éxodo migratorio hacia Estados Unidos, y con ello,
una
crisis humanitaria en búsqueda del "sueño" americano.
Crédito
Thelma Mejía/IPS
Las elites de
poder
- políticas y
económicas -
"tienen talento
para
blindarse frente
a la corrupción,
pero no para
enfrentar
los problemas
del país"...
TEGUCIGALPA
El éxodo iniciado el 13
de octubre por miles de migrantes hondureños en búsqueda del sueño
americano, es un reflejo del fracaso de las elites
hondureñas, sostienen analistas consultados por IPS al afirmar
que lejos de apostar a oportunidades de cambio,
"más bien cierran los
espacios para que estos no se produzcan".
"En Honduras, las
elites han logrado cerrar muchas posibilidades de cambio, los
grupos de poder no quieren permitir que Honduras avance y las
condiciones para este éxodo sin precedentes, estaban dadas",
sentenció a IPS el sociólogo Eugenio Sosa, analista político
experto en movimientos sociales.
A su juicio,
"hoy estamos en una
situación de emergencia y nadie se atreve a proponer al
presidente Juan Orlando Hernández que debe sentarse para buscar
salidas políticas a esta crisis".
Las elites de poder -
políticas y económicas,
"tienen talento para
blindarse frente a la corrupción, pero no para enfrentar los
problemas del país",
...acotó Eugenio Sosa,
al citar entre las condiciones expulsoras de la actual ola
migratoria factores estructurales como,
-
la pobreza
-
la falta de
empleo
-
la corrupción
-
la inseguridad
-
la violencia,
...entre otros.
En este país centroamericano de 9,1 millones de habitantes, 65 por
ciento de la población vive en condiciones de pobreza, lo que supone
poco más de cinco millones de personas, y de estas, más de tres
millones sobreviven con apenas dos dólares diarios,
según el Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh),
el principal centro de pensamiento económico no estatal del país.
La Secretaría (ministerio) de Trabajo y Seguridad Social estima en
4,1 millones de personas la población económicamente activa de
Honduras. El salario mínimo promedio es el equivalente de 355
dólares.
Pero de acuerdo al Fosdeh,
en el sector privado 8 de cada 10 empleados, gana por debajo
del salario mínimo y en el sector público, 4 de cada 10.
"La desesperanza es
grande, las opciones de mejora de empleo no están.
La caravana
migratoria ha sido un parte aguas en este país, ha desbordado al
gobierno, ellos sabían del problema, pero nunca actuaron, solo
reaccionan frente a las crisis cuando están instaladas", dijo a
IPS el experto en temas migratorios Ricardo Puerta.
"Si antes se iban 200 personas diarias del país, la modalidad de
las caravanas te ha puesto una nueva perspectiva.
Estamos frente a un
éxodo, ante una crisis humanitaria que ha tenido entre sus
detonantes el desencanto y la falta de oportunidades", agregó.
En la caravana que
arrancó el día 13 en la ciudad de San Pedro Sula, diferentes
organizaciones fronterizas y humanitarias calculan que se
incorporaron 7.000 personas, de ellas 2.400 menores de edad.
Otra caravana partió el
martes 23 de Zacapa, en Guatemala, con unos 1.500 hondureños, con la
intención de sumarse a la primera.
Un sondeo elaborado por la orden católica de
la Compañía de Jesús, presentado en
abril, reveló que 44,3 por ciento de los hondureños pensaba en
emigrar del país.
"Es que en los
hospitales públicos no hay medicinas, no hay trabajo, el sector
privado no está generando el empleo deseado, los costos de
producción y de vida se disparan.
Estamos ante una
crisis múltiple a nivel económico, social y político", acotó a
IPS el director ejecutivo del Consejo Hondureño de la Empresa
Privada en Honduras (Cohep),
Armando Urtecho.
Sin
importar el riesgo o las amenazas,
padres
e hijos huyen de su país, Honduras,
donde
la “fantasía” no existe,
como
este grupo en la aduana de Agua Caliente,
en
la frontera con Guatemala, donde el gobierno
clausuró el paso entre el 19 y el 24 de octubre,
en un
afán fallido por contener el éxodo.
Pero el
boquete humano abierto en el país
es
difícil de cerrar, según expertos.
Crédito: Thelma Mejía/IPS
Armando Urtecho
dice que los empresarios están preocupados porque el panorama es
incierto y,
"ya empiezan a
generarse, a lo interno, caravanas de protesta y solidaridad con
los migrantes que pueden calentar o radicalizar el panorama".
Se refiere a una
Caravana de la Dignidad, que han iniciado diversas
organizaciones sociales, encabezada por el sacerdote jesuita
Ismael Moreno, del Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC) de los jesuitas.
La caravana arrancó el martes 23 desde la pequeña localidad de La
Barca, en el norte del país, y espera llegar a Tegucigalpa, la
capital, el viernes 26.
Entre sus propósitos,
además de la solidaridad con la caravana de migrantes hacia Estados
Unidos, está pedir la salida del poder del presidente
Juan Orlando Hernández.
Víctor Meza, analista político, cree que estas acciones son
parte del desencanto pues todos los elementos para un cambio se,
"han visto
frustrados".
"El país necesita un
cambio inclusivo, democrático y participativo. El gobierno ha
sido golpeado y no hay espacio para los acuerdos políticos
pactados bajo la mesa.
El país no da para
más", dijo a IPS.
Meza al igual que
Eugenio Sosa, son del criterio que en este fracaso de las
elites, el tema de la corrupción y la crisis político electoral de
noviembre de 2017 que culminó con una cuestionada reelección de
Hernández, fue otro de los factores que detonó en el éxodo
migratorio.
En el poder desde 2014, Hernández es hoy el presidente con mayor
rechazo social en el país. Seis de cada 10 hondureños cree que ganó
la reelección mediante un fraude, según la encuesta de los jesuitas.
En este país, la reelección estaba prohibida por la Constitución
hasta que Hernández y su Partido Nacional, una fuerza tradicional de
derecha, impusieron una polémica reforma en la ley fundamental para
permitirle ser candidato en los comicios de noviembre de 2017, con
resultados que organizaciones locales e internacionales consideraron
dudosos.
La crisis desatada por los cuestionamientos a su reelección llevaron
a instalar unas mesas técnicas de diálogo político, con apoyo de la
Organización de las Naciones Unidas,
para abordar cuatro detonantes de la crisis postelectoral:
Pero el diálogo se
estancó por la renuencia de los representantes del gobierno y el
Partido Nacional a temas como la amnistía y la investigación de 22
muertes postelectorales a manos de las fuerzas del orden, según un
informe de la ONU.
El tema de la corrupción es otro de los detonantes, estiman los
expertos.
Miembros del partido
en el poder, funcionarios de la cúpula del gobierno y diputados
oficialistas y opositores han sido salpicados en un millonario
desvío de 12 millones de dólares destinados para los pobres que
fueron a dar a cuentas particulares y financiamiento de campaña
política.
Una ex-primera dama está acusada y en prisión preventiva por
otros delitos y más diputados son señalados de presuntos hechos
corruptos.
Ante ello, las élites
políticas en el congreso nacional impulsan reformas orientadas a
blindar la corrupción...
Los esfuerzos anticorrupción no logran pasar, el desencanto crece y,
"cuando se cierra esa
posibilidad, el éxodo se vuelve una opción de salida. Se huye
del país de la fantasía", acota Meza.
Hernández anunció 615
millones de lempiras, unos 25,6 millones de dólares, para atender el
tema migratorio y los afectados por la sequía y las lluvias.
Los sectores sociales le
piden que convoque a un Pacto Social incluyente, pero sus
funcionarios prefieren diálogos paralelos y reuniones privadas
empresariales.
"El presidente no ve
la crisis, no ve la dimensión del problema",
...confió a IPS un alto
funcionario del gobierno, que pidió el anonimato, al término de una
reunión del gobernante con sectores gremiales privados.
Hernández, apuntó, no
tiene idea de cuánta miseria puede aguantar una democracia.
Según el
informe de 2017 del Latinobarómetro
de las Américas, la democracia en Honduras está en coma,
apenas 36 por ciento de los hondureños la apoyan, en un respaldo que
cayó siete puntos en relación al 2016.
El éxodo migratorio, sostienen los expertos, abrió un agujero y los
escenarios vaticinan que el país entró en una transición conflictiva
que podría llevar a una mayor descomposición social.
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