Jardín de la
Política: ¿Cómo ve la medida del gobierno de juntar los
ministerios de Hacienda y de Planificación en el mismo
'paraguas'?
¿Cuáles son las
ventajas y desventajas de tener un súper ministerio con tantos
poderes para Paulo Guedes?
Leda Paulani: Muy poco fue anunciado de hecho, el ni
tenía programa de gobierno, no sólo en el área de economía, sino
en diversas áreas.
Lo que sucedió es
que, en el área de la economía, a pesar de no tener un programa
explícito, conseguimos deducir lo que se viene por delante
considerando las características de los tales superministros del
tipo 'estación de servicio Ipiranga' [hacia donde deben ser
dirigidas todas las preguntas], como Paulo Guedes.
Él es un economista ultraliberal, de los que creen que el
Estado, en principio, no debería ni existir.
Sin embargo, como el
Estado debe existir en la economía capitalista, porque en la
economía de mercado, el Estado tiene que garantizar las reglas,
dar garantía jurídica a los contratos.
Entonces, se admite
el Estado, pero tiene que ser lo más pequeño posible. Tiene que
meterse lo menos posible en el juego del mercado.
Eso lleva a una profundización del programa neoliberal que fue
abrazado integralmente por el gobierno de Temer. En
realidad, en los gobiernos anteriores del Partido de los
Trabajadores (PT) no se abandonó el neoliberalismo.
En muchos momentos,
la política económica fue la del neoliberalismo, pero en algunas
cosas fueron contra.
Por ejemplo, hubo un
pare en las privatizaciones, los propios programas sociales, por
los impactos que tuvieron, acabaron influenciando el
fortalecimiento del Estado, lo que no era bien visto por el
liberalismo y el neoliberalismo.
La política exterior
fue también lo contrario de lo que se esperaba de un país
neoliberal.
El gobierno de Temer cambia todo eso y adopta el manual liberal.
El gobierno de Bolsonaro va a profundizar eso. No hay dudas por
el perfil de Paulo Guedes.
¿Qué significa eso?
Bueno, es el intento de reducir aún más el papel del Estado.
En medio de eso, va
la continuidad de la reducción de los derechos laborales, la
usurpación de los derechos laborales, hasta la reforma de las
Pensiones y la privatización en alto grado.
Es la privatización de todo lo que se consiguió preservar, bien
o mal, de este tsunami de privatizaciones que viene desde los
años 1990. Los bancos públicos importantes, la Petrobras, que
tienen capital abierto etc. y tal, pero el control aún es del
Estado.
Todo eso está en la
mira de ellos...
El próximo gobierno anunció posiciones sobre la política
económica que pueden tener fuerte impacto en la economía. Una de
ellas es tomar partido en esa guerra comercial entre EE.UU. y
China.
Él
habló también de trasladar la Embajada de Brasil de Tel Aviv a
Jerusalén.
Los tres mayores productos de exportación de Brasil son hoy:
-
minerales de
hierro
-
soja
-
petróleo
crudo
Y China es nuestro
socio más grande.
Y tenemos también los
países árabes en el caso de la carne de buey, que es el quinto o
sexto producto. Después del petróleo, vienen el café y el
azúcar.
Tenemos solo un
producto industrializado en la lista de los diez principales
ítems de exportación, en términos de valor, que son los
automóviles.
Y nuestro principal
comprador de automóviles es Argentina, con quien Bolsonaro
también se indispuso, porque dijo que no iba a hacer la primera
visita a Argentina, porque descubrió que Macri
[presidente argentino] había elogiado a Fernando Haddad
[candidato del PT en las elecciones 2018] en algún momento de la
vida.
Entonces, es de una
infantilidad increíble...
Pienso que los exportadores se están moviendo mucho para
arreglar los estragos [de los discursos y amenazas de Bolsonaro]
porque el gran capital exportador de bienes agrícolas y de bajo
valor agregado, que es lo que nos volvimos desgraciadamente, no
deben estar nada tranquilos con este tipo de posicionamiento.
Porque está
indisponiendo al país, desde el punto de vista diplomático, con
los principales socios de los principales productos que Brasil
tiene para exportación.
Si tenemos hoy una relativa tranquilidad, desde el punto de
vista de las cuentas externas por el nivel de reservas que se
consiguió acumular, es por el hecho que esos productos tuvieron
mucho éxito en los últimos años en términos de precios y
volumen.
También está la posición de Bolsonaro en relación con el
Mercosur. Dijo que no
va a priorizar los acuerdos hechos en el ámbito del Mercosur.
No en vano la [Confederación Nacional de Industrias] CNI se
posiciona contra esa idea de Bolsonaro, porque nuestros socios
compradores de los pocos productos industrializados de Brasil,
donde tenemos alguna importancia y relevancia, son los países
del Mercosur.
En el caso de los
autos, las ventas son casi 100% para países latinoamericanos y
la mayoría del Mercosur.
Hasta antes del golpe de 2016, la política exterior de
Brasil, con el canciller Celso Amorim, a quien respeto
muchísimo, era una política externa altiva y activa.
Altiva porque no
hacíamos alineamientos incondicionales con nadie. Activa por
movilizar las fuerzas del mundo fuera del eje de los países más
desarrollados, para reequilibrar el mundo de alguna forma, por
medio de la diplomacia.
La diplomacia tiene
consecuencias efectivas y materiales.
Todo el movimiento alrededor de
los BRICS [bloque económico
formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica], en el que
Brasil tuvo un papel fundamental, fue la secretaría.
La disposición de la
diplomacia brasileña de construir efectivamente los BRICS fue
fundamental y lo mismo fue con el Mercosur.
Eso desagrada a un
país
imperial e imperialista como los EE.UU.
No se quedan tranquilos con eso.
Ellos estaban viendo
aquí a los potenciales rivales, Brasil menos, en fin, pero
China, Rusia e India uniéndose con Brasil y Sudáfrica. Se fue
creando una fuerza que comenzó a incomodar.
Lo mismo sucede con el Mercosur, porque si el Mercosur fortalece
el alineamiento casi automático que los países de América Latina
tuvieron, a lo largo del todo el siglo 20, con la política
estadounidense deja de existir.
Eso sucedió cuando se combinaron varios gobiernos de países de
América Latina yendo hacia el centro y centroizquierda. Eso
fortaleció la idea del Mercosur y afectó, por ese lado, los
intereses de los americanos.
El gobierno de Bolsonaro ya se alió clara e
incondicionalmente al gobierno estadounidense. Volvió a ser
una relación inerte y subordinada.
En vez de altiva pasa
a ser subordinada de la gran potencia americana, como si eso
fuera una buena medida para la economía, y no lo es.