por Mario Osava
23 Julio
2019
del Sitio Web
IPSNoticias
Jair Bolsonaro,
durante un desayuno con corresponsales extranjeros
en Brasilia el viernes 19 de julio.
En la rueda de prensa, el mandatario aseguró
que el "hambre en Brasil es una gran mentira",
así como la deforestación amazónica.
También atacó groseramente
a los nueve gobernadores de estados del Nordeste,
a la conocida periodista Miriam Leitão y al cine nacional,
en opiniones que flexibilizó algo ante
las repreguntas de los corresponsales.
Crédito: Marcos Corrêa/PR
RÍO DE JANEIRO
El presidente Jair
Bolsonaro anticipó que nombrará, tan pronto como le sea posible,
a un juez "terriblemente evangélico" como miembro del Supremo
Tribunal Federal de Brasil, en uno de los gestos con que trata de
asegurar el apoyo religioso a su gobierno de extrema derecha.
Su expresión recuerda a la ministra de la Mujer, la Familia y los
Derechos Humanos, Damares Alves, quien declaró en su
investidura el 2 de enero que,
"el Estado es laico,
pero esta ministra es terriblemente cristiana".
Ella es pastora de la
iglesia evangélica Batista da Lagoinha, de Belo Horizonte, capital
del sureño estado de Minas Gerais.
La
abogada Damares Alves, ministra de
la
Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Brasil,
es
objeto de bromas por sus historias como pastora evangélica,
como
un
video en que cuenta que desistió de suicidarse
al
recibir a Jesucristo cuando estaba en el alto de un árbol de
guayabas.
Crédito: Valter Campanato/Agência Brasil
El anuncio, hecho el 10 de julio, durante un acto religioso de esa
confesión en la Cámara de Diputados, provocó polémicas y críticas al
uso de
la religión como un criterio para
la elección de un magistrado del máximo tribunal, del que
Bolsonaro no dio nombre, pero resaltó su conocimiento jurídico y su
reputación.
La llamada 'bancada evangélica' cuenta con 104 de los 513 miembros
de la Cámara de Diputados, y 10 de los 81 puestos de la Cámara Alta,
según cálculos de marzo.
Esa anticipada designación, en todo caso, requiere la aprobación del
Senado, que ya ha rechazado varias polémicas medidas del gobierno.
El presidente podrá designar a dos magistrados del Supremo
Tribunal Federal (STF), para sustituir a los que se jubilarán en
noviembre de 2020 y julio de 2021, al cumplir el límite de edad, 75
años.
Bolsonaro es católico, pero políticamente más allegado a las
iglesias evangélicas, cuyo respaldo le granjeó 69 por ciento de los
votos, en las elecciones presidenciales de octubre de 2018, según
las encuestas.
Su mujer actual, sus tres hijos parlamentarios y varios de sus
ministros siguen esa confesión religiosa.
"Brasil por encima de
todo y Dios por encima de todos", fue su consigna electoral y
sigue siéndolo en los actos políticos.
Como presidente,
Bolsonaro participa frecuentemente de celebraciones evangélicas,
como la multitudinaria Marcha a 'Jesús', el 20 de junio en
São Paulo, cuando admitió que buscará su reelección en 2022.
Los religiosos conservadores, incluso católicos, fueron un factor
decisivo de su triunfo electoral y llevaron al gobierno sus banderas
moralistas, como defensa de la familia tradicional y rechazo a lo
que denominan "ideología de género", al feminismo y al derecho al
aborto, incluso en supuestos actualmente legales, como el de
violación o anencefalia.
Las acciones a favor de los grupos evangélicos contrastan con
medidas y hostilidades que el gobierno de Bolsonaro dedica a los
institutos científicos o de gestión ambiental, que son estatales
pero de gestión autónoma y cuyos responsables son designados por el
gobierno, pero a partir de ternas presentadas avaladas por sus
funcionarios.
En el ataque más reciente, el 19 de julio, el presidente acusó el
director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales
(INPE), el ingeniero Ricardo Galvão, de divulgar datos que,
"no reflejan la
realidad" sobre deforestación amazónica, al parecer "a servicio
de alguna ONG (organización no gubernamental)".
Su queja es que la
divulgación del gran aumento del área afectada daña la imagen
externa de Brasil.
El INPE monitorea la situación forestal de la Amazonía hace más de
tres décadas y sus servicios son internacionalmente reconocidos.
Los resultados inmediatos
sirven de alerta y de orientación al combate a la deforestación
ilegal. Datos más precisos, revisados, consideran la destrucción
anual, de agosto a julio.
En junio detectó la deforestación de 920 kilómetros cuadrados, con
un aumento de 88 por ciento sobre junio de 2018.
Son datos "manipulados", reaccionó pronto el ministro del
Gabinete de Seguridad Institucional, Augusto Heleno Pereira,
uno de los varios generales retirados que integran el gobierno y muy
cercano a Bolsonaro.
Si se suma la
deforestación ya divulgada hasta hoy "la Amazonía ya sería un
desierto",
...desdeñó el general,
que como muchos militares retirados, incluido Bolsonaro, el mismo un
excapitán del Ejército, consideran que la soberanía brasileña sobre
las riquezas amazónicas es amenazada por la codicia internacional,
de la que las ONG serian un instrumento.
El ataque de Bolsonaro representa,
"una actitud
pusilánime y cobarde", contrarrestó Galvão, al defender los
estudios del INPE y recordar casos anteriores en que el
presidente descalificó a otras autoridades, para presionarlos a
dimitir.
"No renunciaré",
desafió.
Los directores del
Instituto, un centro de conocimiento científico y tecnológico
avanzado de Brasil, tienen mandato de cuatro años. El del actual
termina el próximo año.
Galvão recibió la solidaridad de otras instituciones científicas y
dijo que las presiones contra el INPE ocurren desde que comenzó el
gobierno, el 1 de enero.
Pero procedían del
Ministerio de Medio Ambiente, cuyo titular, Ricardo Salles,
aseguró que,
los datos del
instituto como "imprecisos" y descartó dar prioridad a la
Amazonía.
Ante las masivas
reacciones críticas, Bolsonaro moderó sus críticas.
Los datos de
deforestación pueden afectar negociaciones internacionales, por eso
autoridades superiores, empezando por el ministro de Ciencia y
Tecnología, Marcos Pontes, deberían conocer tales datos antes
de su divulgación, matizó.
Pero no es la primera respetada institución en producción de
conocimientos científicos que ha sufrido ataques similares del
presidente o sus ministros.
La
Fundación Oswaldo Cruz, un
centro estatal de referencia en investigaciones en salud, produjo un
estudio sobre el uso de drogas ilícitas en Brasil rechazado por el
gobierno.
El Ministerio de la
Ciudadanía consideró inadecuada su conclusión de que no hay
una epidemia de drogadicción en el país.
La epidemia es evidente en las calles de grandes ciudades como Río
de Janeiro, el estudio tiende a favorecer la liberación de las
drogas, sentenció el ministro de la Ciudadanía, el médico Osmar
Terra.
Un recorte presupuestario de órganos que financian investigaciones
científicas puso en situación crítica a la academia brasileña y
obligó a la interrupción de muchos estudios y a la suspensión de
muchas becas de posgrado.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística se vio
forzado a reducir la amplitud del censo que ejecutará en 2020, en
desmedro de algunos datos que perderán su serie histórica.
Los órganos ambientales también están perdiendo capacidad de gestión
y manejo de sus conocimientos, ante la acción aparentemente
deliberada del ministro Salles, que paralizó sus funciones, vaciando
prácticamente de jefes a las instituciones de protección ambiental o
administración de unidades de conservación en el país.
Además pretendió alterar la gestión del
Fondo Amazonia, que
financia proyectos ambientales y sociales en la norteña región con
donaciones de Noruega y Alemania.
Habló de
irregularidades no comprobadas y generó un conflicto con los
donadores que podrá echar a perder esos recursos contra la
deforestación.
Otro blanco de destrucción es el
Itamaraty, el Ministerio de
Relaciones Exteriores, un centro de formación y ejercicio de una
diplomacia de carrera también reconocida internacionalmente.
Al nombrar como canciller
a Ernesto Araújo, sin experiencia como embajador, Bolsonaro
ignoró la jerarquía y el conocimiento de diplomáticos senior.
Su decisión de designar como embajador en Washington a su hijo
Eduardo Bolsonaro, diputado de 35 años y evangélico, cuya única
experiencia anterior fue en el área policial, humilla a los
diplomáticos brasileños.
Pero la repercusión fue tan negativa, incluso dentro del Senado que
tendrá que aprobar el nombramiento, que podría abortar una
designación que muchos consideran puro nepotismo...
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