por
John Miles
15 Mayo 2024
del Sitio Web
SputnikMundo
Una mujer iraní caminando junto a
un graffiti
que representa
la Estatua de la Libertad de EE.UU.
el 25 de Septiembre
de 2007.
© AP Photo / Vahid Salemi
Un nuevo y polémico ensayo del autor Patrick Lawrence sugiere
que el colapso del 'imperio'
estadounidense está en el horizonte, con la represión de
las protestas pro-Palestina en los campus universitarios como la
prueba más reciente de una potencia mundial en recesión.
"No se puede exagerar la especial gravedad
(de estas represiones).
Si se destruyen las facultades y
universidades como santuarios del pensamiento y la expresión no
circunscritos y deliberadamente exploratorios - la libertad
académica en el lenguaje común - se está en buen camino para
destruir el dinamismo intelectual de la nación y, por tanto, su
futuro", escribe Patrick Lawrence para el sitio Web
ScheerPost.
El escritor y analista de seguridad internacional
David Oualaalou comenta a Sputnik este artículo y reflexiona
sobre la agitación que experimenta cada vez más Estados Unidos,
tanto en su propio país como en el extranjero.
"Empecemos por el frente interno (...) la
fragmentación que existe dentro del sistema que, por cierto, no
empezó hace un año, ni dos, ni tres.
Ha ocurrido durante las últimas tres o cuatro
décadas.
Es ahora cuando se está haciendo más abierta,
más vívida, más evidente, y el pueblo estadounidense tiene ganas
de enfrentarse a esta realidad", señala.
"La Administración está enviando el dinero de nuestros impuestos
a Ucrania:
se está malgastando y no hay nada en ello
para nosotros, los ciudadanos estadounidenses", añade.
Este sentimiento es cada vez más compartido por
los estadounidenses de todo el espectro político:
la mitad de los encuestados en un sondeo
reciente
coinciden en que el presidente de Estados Unidos,
Joe Biden, está gastando
"demasiado dinero" en apoyo al esfuerzo bélico y la sociedad
civil de Ucrania.
Las encuestas
muestran que la opinión de los
estadounidenses sobre la economía en general es pesimista:
el 54% considera que el nivel de vida de la
generación más joven será probablemente inferior al de sus
padres y el 70% de los menores de 30 años cree que la propiedad
de una vivienda en Estados Unidos se ha vuelto más difícil.
Al otro lado de la brecha de edad, el país se
enfrenta a una grave crisis, ya que millones de estadounidenses
mayores se acercan a la edad de jubilación con ahorros
insuficientes.
El analista político Garland Nixon comenta
una carta redactada por 12 senadores estadounidenses en la que
amenazan a la Corte Penal Internacional en caso de que esta
tome medidas contra el primer ministro israelí,
Benjamín
Netanyahu, y miembros de su Gabinete.
Mientras que antes el país tenía una influencia y un respeto que le
permitían influir en la opinión mundial,
"Estados Unidos [ahora] parece calificar [a
la ONU] solo como una
herramienta política", observa Nixon.
"Eso no es más que el doble rasero, pero también demuestra un
problema mucho mayor, y es el fin del dominio y la influencia
estadounidenses en la escena mundial. (...)
El siglo estadounidense está llegando a su
fin, nos guste o no. (...) Es el fin, por ejemplo, del dominio
financiero y del dominio económico mundial", enfatiza David
Oualaalou.
"¿Qué pasó con la libertad de expresión?", pregunta el analista,
comentando las recientes medidas represivas de la Policía contra
las manifestaciones pro-Palestina en los campus universitarios
de EE.UU.
"Si esas personas se manifiestan pacíficamente, como era el
caso, contra la injusticia, ¿cómo puede el Gobierno enviar a la
Policía antidisturbios como si estuviéramos en una zona de
guerra?
¿O enviar francotiradores al tejado de las
universidades? Eso fue degradante", agrega.
"¿Y tenemos la audacia de decir que somos una nación
democrática? ¿En serio? ¿Y con todo esto tenemos la audacia de
decir que somos una nación democrática? ¿En serio?", proclama.
Patrick Lawrence también
critica el
discurso en torno a una supuesta crisis de antisemitismo en
Estados Unidos.
"Se trata de un ataque a la razón, al
lenguaje, a la ley e incluso al más elevado de los valores
estadounidenses:
el sentido común. (...)
Es un signo de la debilidad estadounidense y
hace avanzar aún más esta debilidad", recalca.
"Aquellos que están llamados a liderar esta nación están ya muy
poco interesados en lo que el resto del mundo, o incluso los
propios ciudadanos, piensan de EE.UU.", concluye.
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