por
Juan Lehmann
06 Julio 2024
del Sitio Web
SputnikMundo
Mauricio Macri, ex-presidente de
Argentina
© AP Photo / Natacha Pisarenko
El PRO, partido del ex-presidente Mauricio Macri y socio
parlamentario del oficialismo, implosionó en medio de una disputa
interna.
Tras un comunicado en el que remarca el desplome
de la economía y el "peor arranque legislativo de la democracia", la
ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, formó una corriente
interna directamente ligada a
Milei.
En línea con la tendencia global, la llegada al poder de un outsider
como Milei generó un estallido en los partidos tradicionales de la
centro-derecha argentina.
Sumido en una crisis identitaria, el PRO
(Propuesta Republicana), que lucía como aliado incondicional del
Gobierno, implosionó en medio de fuertes tensiones entre sus
principales referentes.
El espacio fundado en 2005 por el expresidente
Mauricio Macri (2015-2019) - y
ahora nuevamente bajo su conducción - quedó inmerso en una disputa
interna entre dos corrientes:
-
la expresada por el ex-mandatario, que
propone un apoyo legislativo a Milei pero sin perder su
independencia
-
la encarnada en la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich (ex-titular del partido), que pregona una
fusión con La Libertad Avanza
Desde que en las elecciones presidenciales
generales de 2023 el partido quedó fuera del balotaje - salió
tercero detrás de Milei y del peronista Sergio Massa - el PRO
ingresó en terreno sinuoso.
Si bien la reacción inmediata de la entonces
candidata Bullrich fue apoyar explícitamente al libertario, la
propia dirigente aclaró que lo hacía a título personal, y no en
nombre del espacio que entonces lideraba.
Fue Bullrich quien dio el golpe al fundar una nueva rama interna
denominada PRO Libertad.
A través de sus redes sociales, la funcionaria
expresó:
"Hoy quiero contagiar al PRO del valor que se
requiere para encender los motores e ir a toda máquina. No
podemos quedarnos, una vez más, a mitad de camino.
Por eso, yo me juego a fondo, como lo hice
siempre".
Las asperezas venían acentuándose desde mediados
de junio.
Si bien Macri había defendido a capa y espada el
acompañamiento parlamentario de su partido a los pilares
legislativos del Gobierno - tales como la Ley Ómnibus y el mega
Decreto de Necesidad y Urgencia - en los últimos días comenzó a
marcar fuertes críticas al presidente.
Primero fue a través de un informe de la Fundación Pensar, el
think tank del PRO.
El documento manifestó preocupación por el "peor
arranque legislativo de la democracia" y por la profunda recesión en
la cual está sumida la economía.
Días más tarde, el ex-presidente publicó en sus
redes un comunicado instando al Gobierno nacional a saldar una deuda
con la Ciudad de Buenos Aires, gobernada por su partido.
"El sacrificio que están haciendo todos los
argentinos requiere de un Gobierno ejemplar, que cumpla la ley
de la misma manera que la exige.
Vamos en el camino correcto, no podemos
desviarnos", remarcó el ex-mandatario.
La gota que derramó el vaso fue estrictamente
interna.
Tras
asumir como ministra de Milei, Bullrich -
entonces presidenta del PRO - convocó a un recambio de autoridades.
En ese marco se acordó que Macri volvería a encabezar el partido, y
que su predecesora quedaría al frente de la Asamblea de la entidad.
Sin embargo, los seguidores del exmandatario
lograron marginar a la funcionaria, quien respondió fundando el PRO
Libertad.
El primer semestre de gestión de La Libertad Avanza había
transcurrido sin mayores sobresaltos en Propuesta Republicana, de
cuyo riñón salieron figuras claves del gabinete actual:
tanto Bullrich, ministra de Seguridad,
como Luis Caputo, titular de Economía, habían sido
ministros durante la presidencia de Macri.
Lo propio ocurrió con el flamante
nombramiento de
Federico Sturzenegger (ex-presidente del Banco Central) como
ministro de Desregulación y Transformación del Estado.
Crisis identitaria
"El PRO corre serio riesgo de quedar diluido
en manos de La Libertad Avanza: hoy el desafío más urgente del
partido es lograr mantener su identidad frente al avance
libertario", dijo a Sputnik Facundo Nejamkis,
politólogo y director de la consultora Opina Argentina.
Según el analista,
"por el peso propio de la presidencia, lo
lógico sería que el PRO se fusionara con La Libertad Avanza,
dado que una gran porción de los votantes del partido de Macri
se identifica con la figura de Milei.
Hoy la polarización ordena el tablero
político: la sociedad se divide entre los apoyos más intensos al
presidente y los sectores más críticos, no parece haber lugar
para demasiados puntos intermedios".
"Más allá de los cuestionamientos respecto al rumbo económico,
hay un problema político de fondo: el PRO debe fortalecer un
territorio en base al cual constituyó su identidad.
El debate de fondo entre Macri y Bullrich es
por quién se queda con el sello del partido", apuntó Nejamkis.
Fuego cruzado
Pablo Walter es un ex-senador muy cercano a la ministra de
Seguridad y desempeñó un rol clave en la ruptura interna.
En diálogo con Sputnik, el dirigente
afirmó que,
"estamos enfrentando a la vieja estructura
del partido, pero Patricia [Bullrich] les dio una paliza a todos
en las elecciones primarias del año pasado.
Quizás algunos estén molestos, pero eso no
quita que somos parte del Gobierno".
En la orilla opuesta, la lectura es radicalmente
diferente:
"nosotros perdimos las elecciones
presidenciales y eso significa que no nos votaron para gobernar,
y por eso no podemos ser oficialistas.
Los dirigentes del PRO que integran el
Gobierno lo hacen a título personal", dijo a Sputnik
Martín Maquieyra, diputado nacional del PRO y ladero de
Mauricio Macri.
"Está claro que tenemos coincidencias ideológicas con La
Libertad Avanza, pero eso no significa que debamos aliarnos.
Lo importante es que el PRO defienda sus
valores como siempre lo hizo.
Si el Gobierno no defiende la
institucionalidad - lo cual sucede cuando descalifica a
legisladores o periodistas que no coinciden con él - no vamos a
poder confluir en una alianza", consideró el legislador.
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