27 Enero 2025
del Sitio Web
RTEsp
El presidente de EE.UU., Donald
Trump.
Andrew Harnik / Gettyimages.ru
El presidente de EE.UU. ha
dejado claro
que su relación con la región
estará marcada
por tensiones, amenazas y
decisiones contundentes.
En su primera semana como presidente de EE.UU., Donald Trump
ha dejado claro que su relación con América Latina estará marcada
por tensiones, amenazas y decisiones contundentes.
"EE.UU. no necesita a América Latina, pero la región sí necesita
a nuestro país", afirmó al asumir el cargo.
En los días siguientes a esas palabras, el republicano ha dado pasos
para dejar claro que apuesta por mantener la hegemonía sin mayores
concesiones.
América Latina se configura como un tablero estratégico en el que
Trump busca reforzar sus objetivos en temas como la migración, el
comercio y la geopolítica.
Mientras algunos países muestran afinidad con su administración,
otros se posicionan en firme oposición.
Protestas para pedir a Trump
reconsiderar sus políticas sobre
inmigración y Gaza.
Jacek Boczarski / Anadolu /
Gettyimages.ru
El presidente argentino,
Javier Milei, fue uno de los pocos
líderes de la región que asistieron a la investidura de Trump, en un
intento de fortalecer las relaciones bilaterales.
Durante el Foro Económico Mundial de Davos, el mandatario
'libertario' reiteró su intención de avanzar en un tratado de libre
comercio con EE.UU. y sugirió que Argentina podría retirarse del
Acuerdo de París, siguiendo los pasos de Washington:
En El Salvador, la relación entre Trump y
Nayib Bukele cobró relevancia esta
semana con la discusión de temas migratorios y de seguridad durante
una llamada telefónica.
Según la prensa, los dos mandatarios
acordaron reactivar un acuerdo de asilo que permitiría a EE.UU.
deportar migrantes de terceros países al territorio salvadoreño.
Campaña de deportaciones
Esta colaboración con Bukele contrasta con las fricciones de la Casa
Blanca con México, que estos días han estado marcadas por la
declaración de emergencia nacional en la frontera, el
despliegue de 1.500 soldados y las
deportaciones masivas de migrantes.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum,
reiteró su apoyo a los migrantes y
enfatizó la necesidad de mantener el diálogo con la administración
estadounidense.
Migrantes ante una patrulla de
Policía
Brandon Bell / Gettyimages.ru
Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva,
presentó una queja formal ante
Washington por el trato "denigrante" hacia migrantes brasileños
deportados, mientras que en Colombia, Gustavo Petro
rechazó la llegada de vuelos con
deportados sin un protocolo de 'trato digno', lo que desencadenó una
crisis diplomática.
En respuesta, el presidente estadounidense amenazó con imponer
aranceles del 25 % a las exportaciones colombianas.
Tras intensas
negociaciones,
el Gobierno de Petro terminó aceptando las
condiciones de Washington, pero el episodio dejó en evidencia la
fragilidad de la relaciones bilaterales.
El Grupo de Puebla
expresó su preocupación por las
deportaciones masivas y que consideró "inhumanas, indignas e
ilegales".
"Rechazamos de manera categórica las sanciones
unilaterales contra Colombia anunciadas por el gobierno del
presidente Trump con el evidente propósito de mostrar un caso
'ejemplarizante' a los países de la región, que no se solidaricen
con la política xenofóbica e ilegal que viene adelantando contra
todos los migrantes latinoamericanos persiguiéndolos como
criminales", indicó en un comunicado.
Paul Morigi / Gettyimages.ru
Trump también reavivó el
debate sobre el Canal de Panamá, al
asegurar que su administración buscará "recuperar" el control de
esta vía estratégica.
Esta declaración desató una ola de indignación
en el país centroamericano, al punto en que las autoridades
denunciaron sus amenazas ante
la
ONU y reafirmaron su soberanía sobre esa infraestructura, construida
tras décadas de lucha histórica.
También la relación de Trump con Cuba dio un paso atrás con la
reincorporación de la isla a la lista de Estados Patrocinadores del
Terrorismo, revirtiendo la decisión del ex-presidente
Joe Biden.
Con esta medida, se
mantienen las sanciones económicas y las restricciones financieras,
lo que afecta gravemente a sectores clave como el turismo y el
comercio, al tiempo que repercute en el detrimento de la calidad de
vida los habitantes del país caribeño.
Por otro lado, el presidente de EE.UU. anunció que evalúa dejar de
comprar petróleo venezolano y ordenó la intensificación de las
deportaciones de ciudadanos de esta nación vinculados a actividades
delictivas.
Ante este panorama, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, en su
calidad de presidenta 'pro tempore' de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
anunció la convocatoria de una
reunión de emergencia del bloque, para el próximo jueves 30 de enero
con el fin de tratar asuntos de alta prioridad, incluyendo
migración, medio ambiente y la unidad de América Latina.
A pesar de estas medidas, la designación de figuras clave en la
administración de Trump, como el enviado especial para Misiones
Especiales,
Richard Grenell, genera incertidumbre: su perfil podría
indicar una apertura a negociaciones en temas estratégicos.
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