Capítulo Dos
Señales Alienígenas en la Noche
Extractos de las memorias personales de Nikola Tesla
El desarrollo del hombre es vitalmente dependiente de la invención.
Es el producto más importante de su cerebro creativo. Su propósito
más importante es la completa maestría de la mente sobre el mundo
material, el atrapar las fuerzas de la naturaleza a las necesidades
humanas.
Esta es la difícil tarea del inventor, quien a menudo es mal
entendido y no es recompensado. Pero el encuentra amplia
compensación en los placenteros ejercicios de sus poderes y en el
conocimiento de ser uno de esa excepcionalmente privilegiada clase
sin la cual la raza hace mucho tiempo habría perecido en la amarga
lucha contra los implacables elementos. Hablando por mí mismo, yo ya
he tenido más de mi medida completa de este exquisito disfrute;
tanto, que durante muchos años, mi vida estaba un poco corta del
éxtasis continuo.
Me acreditan ser uno de los trabajadores más duros y quizá lo soy,
si el pensamiento es equivalente a la labor, ya que he dedicado a
ello casi todas mis horas despierto. Pero si el trabajo es
interpretado como la ejecución definida en un tiempo específico,
según reglas rígidas, entonces podría ser que soy el peor de los
holgazanes.
Cada esfuerzo bajo obligación exige un sacrificio de la energía de
vida. Yo jamás pagué tal precio. Por el contrario, he prosperado en
mis pensamientos. En procurar dar una cuenta fiel y conectada de mis
actividades en esta historia de mi vida, deberé vivir, no obstante,
al menos renuente, de las impresiones de mi juventud y las
circunstancias y eventos que han sido instrumentales en determinar
mi carrera.
Nuestros primeros esfuerzos son puramente instintivas incitaciones
de una vívida e indisciplinada imaginación. Pero esos impulsos
tempranos, aunque no son inmediatamente productivos, son del momento
más grande y podrían darle forma a nuestros mismos destinos.
De hecho, ahora siento que si los hubiera entendido y cultivado en
vez de suprimirlos, habría podido agregar un valor sustancial a mi
legado para el mundo. Pero solo hasta que logré la humanidad realicé
que yo era un inventor. Esto fue debido a varias causas.
En primer lugar, yo tenía un hermano que era dotado a un grado
extraordinario; uno de esos raros fenómenos de mentalidad, los
cuales la investigación biológica ha fallado en explicar. Su
prematura e inesperada muerte dejó a mis padres desconsolados.
Poseíamos un caballo que nos había sido presentado por un querido
amigo. Era un magnífico animal de raza arábiga, poseedor de una
inteligencia casi humana, y era cuidado y querido por toda la
familia, habiendo una vez salvado la vida de mi amado padre bajo
notables circunstancias.
Una noche de invierno, a mi padre lo llamaron para ejecutar una
tarea urgente, y mientras cruzaba las montañas, infestadas de lobos,
el caballo se asustó y escapó, tirándolo violentamente al suelo.
Llegó a casa sangrando y exhausto, pero después de que fuera sonada
la alarma, inmediatamente se volvió, regresando al punto, y antes de
buscar la partida, estaba en camino para donde encontramos a mi
padre, quien había recuperado la consciencia y se volvió a montar,
sin darse cuenta que había estado yaciendo en la nieve durante
varias horas.
Este caballo era responsable de las heridas mortales de mi hermano.
Yo fui testigo de la trágica escena y aunque habían transcurrido
muchos años desde entonces, mi impresión visual de ella no había
perdido ninguna fuerza.
El recuerdo de sus logros hizo parecer cada esfuerzo hecho por mi
parte aburrido en comparación. Cualquier cosa que yo hiciera causaba
que mis padres sintieran más agudamente su pérdida. Así, pues, crecí
con poca confianza en mí mismo. Pero estaba muy lejos de ser
considerado un muchacho estúpido, si he de ser juzgado por un
incidente del cual tengo todavía una vívida remembranza.
Un día los concejales pasaban por una calle donde yo estaba jugando
con otros muchachos. Los mayors y venerables caballeros, acaudalados
ciudadanos, hicieron una pausa en su camino para obsequiarnos una
pieza de plata a cada uno de nosotros.
Al llegar a mí, el
repentinamente paró y me ordenó:
“Mírame a los ojos”.
Encontré su mirada fija, mi mano se estiró para recibir la tan
valorada moneda, cuando para mi consternación, el dijo,
“No, no mucho. No obtendrás nada de mi. Eres demasiado listo.”
Mi madre era descendiente de una de las familias más antiguas del
país y de una línea de inventores. Ambos, su padre y su abuelo
originaron numerosos implementos domésticos, agrícolas y de otros
usos. Ella era verdaderamente una gran mujer, de raras habilidades,
valor y fortaleza. Le debo tanto a sus buenas tolerancias e
inventiva mental que todavía ahora puedo ver sus maravillosas
características grabadas en mi mente.
Haciendo Real La Mente Interior
En mi juventud yo sufrí de una peculiar aflicción debido a la
aparición de imágenes, a menudo acompañado por fuertes destellos de
luz, que estropeaban la vista de los objetos reales e interferían
con mis pensamientos y acciones. Habían cuadros de cosas y escenas
que yo realmente había visto, ninguna de estas imaginadas.
Cuando me fue hablada una palabra, la imagen del objeto que
designaba se presentaría a sí misma vivamente en mi visión, y a
veces era bastante incapaz de distinguir si lo que yo veía era
tangible o no.
Esto me causaba mucha incomodidad y ansiedad. Ninguno de los
estudiantes de psicología o fisiología a quienes consulté pudieron
nunca explicar satisfactoriamente este fenómeno.
Parecen que ha sido únicos, aunque yo estaba probablemente
predispuesto, ya que se que mi hermano experimentaba un problema
similar. La teoría que yo formulé fue que las imágenes eran el
resultado de una acción de reflejo desde el cerebro sobre la retina
bajo gran excitación. Ciertamente no eran alucinaciones, como las
producidas por las mentes enfermas y angustiadas, ya que en otros
respectos era normal y compuesto.
Para dar una idea de mi desesperación, supongamos que he sido
testigo de un funeral o algún otro espectáculo que toca los nervios.
Entonces, inevitablemente, en la quietud de la noche, un vívido
cuadro de la escena se presentaría ante mis ojos y persistiría, a
pesara de todos mis esfuerzos para quitarlo de mi más íntimo ser.
También comencé a ver visiones de cosas que no guardaban ninguna
resemblanza a la realidad. Era como si me estaban mostrando ideas de
alguna mente cósmica, esperando hacer reales sus concepciones.
Si mi explicación es correcta, debería ser posible proyectar en una
pantalla la imagen de cualquier objeto que uno conciba y hacerlo
visible. Tal avance revolucionaría todas las relaciones humanas.
Estoy convencido que esta maravilla puede y será lograda en el
tiempo por venir.
Puedo agregar que he dedicado mucho pensamiento a la solución del
problema. He logrado reflejar tal cuadro que he visto en mi mente a
la mente de otra persona en otra habitación.
Para liberarme a mí mismo de estas tormentosas apariciones, he
tratado de concentrar mi mente en otra cosa que haya visto, y de
esta manera, a menudo obtuve un alivio temporal; pero para
conseguirlo, tuve que conjurar continuamente nuevas imágenes.
No fue mucho antes que encontré que había agotado todo eso a mi
comando; mi “carrete” había corrido hasta terminarse, porque había
visto muy poco de los objetos solo de este mundo en mi casa y en los
alrededores inmediatos.
Al realizar estas operaciones mentales por segunda o tercera vez,
para poder espantar las apariciones de mi visión, el remedio
gradualmente perdió toda su fuerza. Luego, instintivamente comencé a
hacer excursiones más allá de los límites del pequeño mundo del que
tenía conocimiento, viendo nuevas escenas.
Estos eran al principio muy velados e indistintos, y se iban al
intentar concentrar mi atención en ellos. Ganaron fuerza y
distintivo, y finalmente asumieron la solidez de las cosas reales.
Pronto descubrí que mi mejor comodidad fue lograda si yo simplemente
me adentraba cada vez más en mi visión, obteniendo nuevas
impresiones todo el tiempo, y así comencé a viajar; por supuesto en
mi mente. Cada noche, (y a veces durante el día), cuando estaba
solo, yo comenzaría mis viajes, veía nuevos lugares, ciudades y
países; vivía allí, conocía gente y hacía amistades y conocidos y,
aunque suena increíble, es un hecho que los apreciaba tanto como
aquellos en la vida real, y no un poco menos intensos en sus
manifestaciones.
Hacía esto constantemente hasta que tuve como dieciséis años, cuando
mis pensamientos se volcaron seriamente hacia los inventos. Luego
observé, para mi placer, que podía visualizar con la mayor
facilidad. No necesitaba modelos, dibujos o experimentos. Yo podría
representarlos todos como verdaderos, en mi mente.
Así, al haber sido guiado inconscientemente a evolucionar lo que
considero un nuevo método de materializar conceptos e ideas
inventivos, lo cual es radialmente lo contrario a lo puramente
experimental, y es, en mi opinión siempre mucho más expeditivo y
eficiente.
En el momento en el cual uno construye un dispositivo para llevar a
la práctica una idea en crudo, uno se encuentra a sí mismo
inevitablemente aborto con los detalles del aparato. Al ir mejorando
y reconstruyendo, la fuerza de concentración disminuye, y se pierde
de vista el gran principio subyacente.
Pueden obtenerse resultados, pero siempre con sacrificio de la
calidad. Mi método es diferente. Yo realmente no me apresuro hacia
el trabajo real. Cuando obtengo una idea, comienzo inmediatamente a
construirla en mi imaginación. Cambio la construcción, rehago
mejoras y opero el dispositivo en mi mente.
Es absolutamente inmaterial para mi si hago correr mi turbina en mi
pensamiento o la pruebo en mi taller. Incluso puedo notar si está
fuera de balance. No hay diferencia alguna; los resultados son los
mismos.
De esta manera soy capaz de desarrollar rápidamente y perfeccionar
una concepción sin tocar nada. Cuando he llegado tan lejos como para
corporizar en la invención cualquier mejora posible que pueda pensar
y no veo errores por ninguna parte, pongo este producto final en
forma concreta en mi cerebro. Invariablemente mi dispositivo
funciona como he concebido que debería hacerlo, y el experimento
sale exactamente como lo he planeado.
En veinte años no ha habido una sola excepción. ¿Porqué tendría que
ser de otra manera? La ingeniería, lo eléctrico y lo mecánico son
positivos en sus resultados. Raramente existe un artefacto o
dispositivo que no pueda ser examinado de antemano, desde la
información disponible en teoría y práctica.
El llevar a cabo a la práctica de una idea cruda como se hace
generalmente es, sostengo, nada más un desperdicio de energía,
dinero y tiempo. Sin embargo, mi temprana afición tenía otra
compensación. El incesante esfuerzo mental desarrolló mis poderes de
observación y me habilitó para descubrir una verdad de gran
importancia.
Yo había observado que la aparición de imágenes era siempre
precedida por reales visiones de escenas bajo condiciones muy
peculiares y generalmente muy excepcionales, y me impulsaron en cada
ocasión a ubicar el impulso original.
Un poco después, este esfuerzo creció a ser casi automático, y gané
gran facilidad para conectar causa y efecto. Pronto me volví
consciente, para mi sorpresa, que cada pensamiento que yo concebía
era sugerido por una impresión externa. No solo esto, sino todas mis
acciones eran incitadas de una manera similar.
Con el tiempo se volvió perfectamente evidente para mi que yo era
simplemente una automatización dotada con energía de movimiento,
respondiendo al estímulo de los órganos del sentido, y pensando y
actuando en consecuencia.
El resultado práctico de esto fue la clase de “tele-automáticos” que
ha sido llevado a cabo solamente de una manera imperfecta. Sus
latentes posibilidades, sin embargo, serán eventualmente
demostradas. Llevo años planeando autómatas auto-controlados, y creo
que pueden producirse mecanismos que actuarán como si poseyeran
razonamiento, a un grado limitado, y crearán una revolución en
muchos departamentos comerciales e industriales.
Yo tenía aproximadamente unos doce años de edad cuando tuve éxito en
desterrar una imagen de mi visión con esfuerzo de voluntad, pero
nunca tuve ningún control sobre los destellos de luz a los cuales me
he referido anteriormente. Fueron quizás mi experiencia más extraña
e inexplicable.
Usualmente ocurrieron cuando me encontraba en situaciones peligrosas
o desesperantes, o cuando estaba grandemente regocijado. En algunas
instancias he visto todo el aire a mi alrededor lleno con lenguas de
llamas vivas. Su intensidad, en vez de disminuir, se incrementaba
con el tiempo, y al parecer llegó al máximo cuando tenía como
veinticinco años de edad.
Mientras estuve en París, en 1883, un prominente fabricante francés
me envió una invitación a una expedición de tiro, la cual acepté.
Había estado confinado mucho tiempo a la fábrica, y el aire fresco
tiene un maravilloso efecto vigorizante en mí.
A mi regreso a la ciudad esa noche, sentí una positiva sensación que
mi cerebro había cogido fuego. Yo era una luz, como si un pequeño
sol estuviera allí, y pasé toda la noche aplicándome compresas frías
a mi torturada cabeza.
Finalmente, los destellos disminuyeron en fuerza y frecuencia, pero
tomó más de tres semanas antes que cesaran completamente. Cuando se
me extendió una segunda invitación, mi respuesta fue un enfático
¡NO!
Estos fenómenos luminosos todavía se manifiestan de vez en cuando,
como cuando una nueva idea se está abriendo posibilidades me golpea,
pero ya no son excitantes, siendo de relativamente poca intensidad.
Cuando cierro mis ojos, invariablemente observo primero un fondo de
un azul muy oscuro y uniforme, parecido al cielo en una noche clara
pero sin estrellas.
En unos pocos segundos, este campo se vuelve animado con
innumerables copos de un verde centellante, ordenados en varias
capas y avanzando hacia mi. Entonces aparece, a la derecha, un bello
patrón de dos sistemas de líneas paralelas cercanas, a ángulos
rectos unas de otras, en toda clase de colores, con el amarillo,
verde y dorado predominando.
Inmediatamente después, las líneas se vuelven más brillantes, y el
todo es gruesamente salpicado con puntos de luz parpadeantes. Este
cuadro se mueve lentamente a través de campo de visión, y en
aproximadamente diez segundos se desvanece a la izquierda, dejando
atrás una base de un más bien desagradable gris hasta alcanzar la
segunda fase.
Cada vez, antes de dormirme, revolotean ante mi vista imágenes de
personas u objetos. Cuando los veo, se que estoy por perder la
conciencia. Si se ausentaran y se rehusaran a llegar, esto
significaba una noche sin sueño.
Durante este período contraje muchos extraños gustos, disgustos
hábitos, algunos de los cuales puedo rastrear a impresiones
externas, mientras que otros son inexplicables. Yo estaba fascinado
con el brillo de cristales, pero las perlas casi me dan un ataque.
Después de acabar los estudios en el Instituto Politécnico y en la
Universidad, tuve una completa crisis nerviosa y, mientras duró el
mal, observé muchos fenómenos, extraños e increíbles.
Nikola Tesla – Nacido el 9/10 de Julio de 1856
De los propios escritos de Tesla podemos observar que tenía una
capacidad mental única, que pocos de sus congéneres humanos hayan
podido alguna vez alcanzar. No es de extrañarse que cuando Tesla fue
enfrentado con un acontecimiento tan estremecedor como la revelación
que los humanos podrían no estar solos en el universo, el le hizo
frente con la cabeza en alto.
La manera atípica en que enfrentaba y trataba con lo desconocido ha
conducido a algunos a especular que su verdadero parentesco puede
haberse originado más allá de este planeta. Esta sugerencia no es
nueva, de hecho, Tesla una vez le confió a uno de sus asistentes
personales que a menudo sentía como si fuese un extraño en este
mundo.
Tesla era de una familia de origen serbio. Nacido en la aldea de
Smilian, Lika (Austria-Hungría) en lo que es ahora Croacia. El padre
de Tesla era un sacerdote ortodoxo; su madre no era letrada pero
altamente inteligente. Un soñador con un toque poético, al madurar,
Tesla agregó a estas cualidades tempranas aquellas de al
auto-disciplina y un afán por la precisión.
Margaret Cheney, en su libro: Tesla: Hombre fuera del tiempo
-
Tesla: Man out of time (1981)
observó que Tesla, cuando niño, comenzó a hacer inventos originales.
Cuando tenía cinco años, el construyó una pequeña rueda de agua,
bastante diferentes de las que había visto en el campo. Era lisa,
sin paletas, sin embargo giraba uniformemente en la corriente. Años
más tarde el habría de recordar este hecho cuando estaba diseñando
su turbina única sin cuchillas.
Algunos de sus otros experimentos fueron menos exitosos. Una vez
estaba subido en el techo de la azotea, agarrando el paraguas de la
familia e hiper ventilándose en la fresca brisa de la montaña, hasta
que su cuerpo se sintió ligero, y el mareo en su cabeza lo convenció
de que podía volar. Cayéndose a la tierra, el yació inconsciente y
fue acarreado a su cama por su mamá. Tesla más tarde escribiría que
este incidente fue el catalizador para sus inusuales visiones.
En su libro El Regreso de la Paloma, Margaret Strom afirma que Tesla
no era un hombre terrestre. En la página 71 de su libro privadamente
impreso, dice que la gente espacial relató que un niño varón nació a
bordo de una nave espacial que estaba en un vuelo desde Venus a la
Tierra en julio de 1856.
El pequeño fue llamado Nikola. La nave aterrizó a medianoche, entre
el 9 y el 10 de julio, en una remota provincia en las montañas en lo
que es ahora Croacia. Allí, según arreglos anteriores, el niño fue
colocado al cuidado de un buen hombre y su esposa, el Reverendo
Milutin y Djouka Tesla.
Supuestamente, la gente del espacio liberó esta información en 1947
a Arthur H. Matthews en Quebec, Canadá.
Señales Alienígenas en la Noche
Arthur H. Matthews era un ingeniero eléctrico, quien desde su niñez
estuvo cercanamente asociado con Tesla. Matthews afirmó que Tesla le
confió muchas tareas, incluyendo el dispositivo de Tesla para las
comunicaciones interplanetarias que fue primero concebido en 1901,
con el objetivo de comunicarse con el planeta Marte.
Tesla ha
sugerido que el podía transmitir a través de la tierra y el aire
grandes cantidades de energía a distancias de miles de millas.
“Puedo fácilmente tender un puente sobre el golfo que nos separa de
Marte, y enviar un mensaje casi tan fácilmente como a Chicago.”
Debido a presiones de otra investigación en ese tiempo, el primer
modelo funcionando no fue construido por Tesla hasta 1918.
En 1899, Nikola Tesla, con la ayuda de su soporte financiero,
J.P.
Morgan,
instaló en Colorado Springs un laboratorio experimental
conteniendo equipo de transmisión de radio de alto voltaje. El
laboratorio tenía una torre de 200 pies para transmisión y recepción
de ondas de radio y el mejor equipo de recepción disponible en ese
tiempo.
Una noche, cuando estaba sola en el laboratorio, Tesla observó lo
que el cautelosamente llamó acciones eléctricas que definitivamente
parecían ser señales inteligentes. Los cambios ocurrían
periódicamente y con tan clara sugestión de número y orden que no
podían ser rastreados a ninguna causa, entonces conocida por el.
Tesla elaboró en el tema de “Hablando con los Planetas", en el
periódico semanal Collier (marzo 1901):
“Cuando estaba mejorando mis máquinas para la producción de acciones
eléctricas intensas, también estaba perfeccionando los medios para
observar esfuerzos débiles. Uno de los resultados más interesantes,
y también uno de gran importancia práctica era el desarrollo de
ciertas invenciones para indicar a distancia de muchos cientos de
millas una tormenta que se acercaba, su dirección, velocidad y
distancia viajada.
“Fue continuando este trabajo que por primera vez descubrí esos
misteriosos efectos que han despertado tal inusual interés. Yo había
perfeccionado el aparato referido, hasta tanto que desde mi
laboratorio en las montañas de Colorado podía sentir el pulso del
globo, como era, notando cada cambio eléctrico que ocurría dentro de
un radio de 1,100 millas.
“Nunca podrá olvidar las primeras sensaciones que experimenté cuando
supe que había observado algo de consecuencias posiblemente
incalculables para la humanidad. Yo sentí como si hubiera estado
presente en el nacimiento de un Nuevo conocimiento o la revelación
de una gran verdad… Mis primeras observaciones me aterraron
positivamente, ya que en ellas estaba presente algo misterioso, por,
por no decir sobrenatural, estando solo en mi laboratorio por la
noche; pero en ese momento, la idea de estas perturbaciones siendo
señales inteligentemente controladas todavía no se me presentó.”
“Los cambios que noté estaban teniendo lugar periódicamente y con
tan clara sugestión de números y orden que no eran rastreables a
ninguna causa conocida. Yo estaba familiarizado, por supuesto, con
tales perturbaciones eléctricas como las producidas por el sol, como
la Aurora Boreal y las corrientes terrestres, y estaba seguro, como
lo podría estar de cualquier hecho, que estas variaciones no se
debían a ninguna de estas causas.”
“La naturaleza de mis experimentos impidió la posibilidad de cambios
siendo producidos por perturbaciones atmosféricas, como ha sido
afirmado por algunos. Fue algún tiempo después, cuando me llegó el
pensamiento, de que los disturbios que había observado podrían
deberse a un control inteligente.”
“Aunque en ese tiempo yo no podía descifrar su significado, era
imposible para mi pensar en ellos como siendo enteramente
accidentales. La sensación crece constantemente en mi, que he sido
el primero en escuchar los saludos de un planeta a otro. Un
propósito estaba detrás de estas señales eléctricas.”
Este incidente fue el primero de muchos en los cuales Tesla
interceptó lo que él sentía, eran señales inteligentes del espacio.
En ese tiempo, era afirmado por científicos prominentes que
Marte
sería un lugar similar para vida inteligente en nuestro sistema
solar, y Tesla primero pensó que estas señales podrían estarse
originando del planeta rojo. Más tarde cambiaría su punto de vista,
al volverse más adepto a traducir las misteriosas señales. Cerca del
final de su vida, Tesla había desarrollado varios inventos que
supuestamente podían enviar poderosas cantidades de energía a otros
planetas.
En 1937, durante una conferencia de prensa en el día de su
cumpleaños, Tesla anunció:
He dedicado mucho de mi tiempo sobre los años a perfeccionar un
nuevo aparato, pequeño y compacto, por el cual pueda la energía, en
cantidades considerables, ser destelladas a través del espacio a
cualquier distancia sin la menor dispersión.”
(New York Times, Julio
11, 1937.)
Tesla nunca reveló públicamente los detalles técnicos de su
transmisor mejorado, pero en su anuncio en 1937, el reveló una nueva
formula, mostrando que,
“La energía cinética y potencial de un cuerpo es el resultado del
movimiento y determinado por el producto de su masa y el cuadrado de
su velocidad. Si reducimos la masa, la energía será reducida a la
misma proporción. Si se redujera a cero, la energía sería igualmente
cero para cualquier velocidad finita.”
(New York Sun, julio 12,
1937, Pág. 6.)
Miedo de Extraterrestres
En los diarios de Tesla que destapó, Dale Alfrey observó que por
1920, Tesla había ganado confianza de ser capaz de encontrarle
sentido a las extrañas difusiones de radio del espacio. No obstante,
pronto después, Tesla comenzó a expresar gran preocupación acerca de
seres de otros planetas que tenían diseños desagradables para la
Tierra.
“Las señales son demasiado fuertes para haber viajado las grandes
distancias entre Marte y la Tierra,” escribió Tesla. “Así, estoy
forzado a admitir a mi mismo que las fuentes deben venir de algún
lugar en el espacio cercano o aun de la luna. Estoy seguro, sin
embargo, que las criaturas que se comunican unas con otras cada
noche no son de Marte, o posiblemente de ningún planeta en nuestro
sistema solar.”
Varios años después de que Tesla anunciara la recepción de señales
del espacio, Guglielmo Marconi también afirmó haber escuchado de un
transmisor de radio extraterrestre. Sin Embargo, Marconi fue tan
rápidamente descartado por sus contemporáneos, quienes afirmaban que
el había recibido interferencias de otra estación radial en la
tierra.
Hay una cierta confirmación pública sobre la validez de los diarios
perdidos de Tesla y su creencia en extraterrestres, y la importancia
de comunicarse con ellos. Como se observó anteriormente, Arthur H.
Mathews afirmó que Tesla secretamente había desarrollado el Teslascopio
con el propósito de comunicarse con extraterrestres. El Dr.
Andrija Puharich
entrevistó a Matthews para el Pyramid Guide,
mayo-junio & julio-agosto 1978. Este entrevista reveló por primera
vez las conexiones de Matthews con Tesla.
Arthur Matthews nació en Inglaterra, y su padre era asistente de
laboratorio para el renombrado físico, Lord Kelvin, atrás en 1890.
Tesla fue a Inglaterra a encontrarse con Kelvin… para convencerlo
que la Corriente Alterna era más eficiente que la Corriente Directa.
Kelvin, por ese tiempo, se oponía al movimiento AC.
En 1902, la familia Matthews dejó Inglaterra, inmigrando a Canadá.
Cuando Matthews tenía 16 años de edad, su padre hizo arreglos para
el, para que fuera aprendiz bajo Tesla.
El eventualmente trabajó
para el y continuó su alianza hasta la muerte de Tesla en 1943.
“No es generalmente conocido, pero Tesla tenía realmente dos enormes
transmisores magnificantes, construidos en Canadá,” dijo Matthews.
“Yo manejé uno de ellos. La gente sabía, más que nada, acerca de los
transmisores en Colorado Springs, y el inconcluso en Long Island. Yo
vi los dos transmisores canadienses. Toda la evidencia está allí.”
Mathews afirmó que el Teslascopio es el dispositivo que inventó
Tesla para comunicarse con seres de otros planetas. Hay un diagrama
del Teslascopio en el libro de Matthews,
The
Wall of Light.
"En
principio, toma señales de rayos cósmicos”, dijo Matthew.
“Eventualmente las señales se han trabajado a audio. Hable en un
extraño y la señal sale por el otro como un emisor de rayos
cósmicos.”
Los diagramas de Matthews del Teslascopio tienen poco sentido
electrónico. Nadie nunca ha confirmado la realidad del dispositivo.
Matthews afirma, sin embargo, que el construyó un modelo del Sistema
de Comunicaciones Planetarias de Telsa en 1947 y lo operó con éxito.
El sugirió que debido al rango limitado de los sistemas, el solo
pudo contactar naves espaciales operando cerca de la tierra. El
había esperado algún día construir un sistema capaz de comunicación
directa con los planetas.
"Tesla me había dicho que seres de otros planetas ya estaban aquí, “
relata Matthews. “El estaba muy asustado de que habían estado
controlando al hombre durante miles de años, y que nosotros somos
simplemente sujetos de prueba para un experimento de una extrema
larga duración.”
Matthews no compartía las convicciones de Tesla, que los
extraterrestres pudieran no tener los mejores intereses en mente
para la tierra. Su opinión es que si los extraterrestres fueran tan
avanzados como para ser capaces de viajar de un sistema solar al
otro, entonces debería de ser socialmente avanzados y amantes de la
paz.
Las ansias de Matthews de continuar experimentando con el
Teslascopio era indicativo de los primeros días de la llamada “era
moderna de OVNIS”. Por los años cincuenta, contactados como George Adamski y
Howard Menger estaban escribiendo libros y dando
conferencia a creyentes ansiosos, acerca de los hermanos espaciales
como dioses.
Estos ocupantes de los OVNIS afirmaban se de casi cada planeta en el
sistema solar, siendo Venus y Marte los más favorecidos. Los
hermanos espaciales predicaban una forma de “Religión Espacial de la
Nueva Era”, con descripciones utópicas de sus mundos hogar y la
denuncia de los modos guerreros de la humanidad.
Tesla se habría sentido ciertamente reivindicado por sus anteriores
afirmaciones, si hubiera vivido lo suficiente para experimentar la
era moderna de los OVNIS. El menciona en sus diarios sus frustrantes
intentos para interesar a aquellos en el gobierno o el ejército,
acerca de sus teorías. Al parecer, las cartas de Tesla se quedaron
sin respuesta - permanece la interrogante si sus idear fueron o no
fueron seriamente consideradas, o si pensaron en ellas como
simplemente locas.
La evidencia circunstancial apunta a cierta cantidad de expectativas
por parte de los Estados Unidos, al avistarse los primeros OVNI
durante la segunda guerra mundial. Podría ser que las ideas de Tesla
tuviesen más impacto, no obstante, secretamente, de lo que Tesla
alguna vez pudo imaginar.
Nikola Tesla sugería que el podía transmitir a través de la tierra y
el aire, grandes cantidades de energía a distancias de miles de
millas.
“Puedo fácilmente construir un puente del golfo que nos separa de
Marte, y enviar un mensaje tan fácilmente como si fuese Chicago.”
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