Uno de los hombres que más visitaron ambos Polos antes de estallar la
II Guerra Mundial fue el vice almirante Richard E. Byrd, a
quien se debe una extraordinaria película sobre la Antártica que
data de la década de los treinta. Recién terminada la guerra se
inició su caída, a causa de unas palabras consideradas por sus jefes
como "completamente absurdas".
En febrero de 1947, poco
antes de emprender una expedición al Polo Norte, declaró que
"quisiera ver esas tierras más allá del Polo". Se tomaron sus
palabras como una expresión poética sin importancia, pero cuando más
tarde, el 13 de enero de 1956 envió otro mensaje igualmente
incomprensible cuando volaba sobre el Polo Sur. se llegó a la
conclusión de que el vice almirante había enloquecido.
Dijo que veía "unos
bosques y lagos, e incluso animales semejantes al mamut, pastando en
una región situada más allá del Polo". ¿A qué se refería el
explorador? |
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¿Vegetación en los Polos?
...Cuando regresó a su casa, reprendieron severamente a Byrd y
le prohibieron hacer más declaraciones propias de un demente. Byrd
moriría meses más tarde, decepcionado al ver que sus compatriotas se
negaban a aceptar lo que él consideraba el descubrimiento más
sensacional de los últimos años. Sin embargo no todos lo iban a
tildar de loco. El italiano Amadeo Giannini meditó sobre las
palabras de
Byrd
y realizó investigaciones sobre algunos testimonios del siglo pasado y
terminó escribiendo una curiosa obra titulada Mundos más allá
del Polo, publicada en 1959.
Se refería Giannini en su libro a la aventura del noruego
Fridtof Nansen, quien descubrió el 3 de agosto de 1894 en la
región norte de Groenlandia algo que lo dejó perplejo. Se encontraba
en unos 86 grados de latitud norte cuando halló unos troncos
arrastrados por la corriente marina procedente del norte. ¿Troncos
de árbol en las inmediaciones del Polo Norte, donde lo único que
existe es hielo, esquimales y osos blancos?.
Este hallazgo sería confirmado poco después por el comandante
McClure
cuando exploraba la Tierra de Banks, isla
del archipiélago ártico. Y también por el capitán Beechy en
la costa oeste de la isla Spitzberg, quien encontró al
mismo tiempo gansos silvestres que volaban, de manera inexplicable,
rumbo al norte.
Giannini encontró además, en algunas leyendas escandinavas,
alusiones a una tierra oculta entre los hielos, al norte, en la que
vivía una población desconocida. ¿Qué gente era aquella? ¿Vivía
todavía en las regiones polares o era la misma que habitó en la
antigua tierra de Thule, antes de ser invadida por los
hielos?.
Un año después de aparecer el libro del italiano, se dio a conocer una
curiosa noticia por el periódico Globe and Mail de Toronto.
Era la fotografía tomada por un aviador cuando volaba sobre la
región ártica, en la que aparecían unos bosques espesos. Nadie le
hizo caso a la foto. Pero un siquiatra de Los Ángeles, el Dr.
Nephi Cotton, recordó entonces, la historia que un paciente
noruego le contó cinco años atrás.
¿Gran descubrimiento... o increíble demencia?
Aquel hombre había escuchado en su juventud, de labios de los
pescadores de su país, historias muy extrañas sobre un misterioso
país situado en los confines árticos del planeta. Decidió partir un
día acompañado por un amigo, a descubrir aquellas tierras del norte.
Navegaron entre icebergs durante un par de meses, hasta que
llegaron a corta distancia de una montaña cercana al mar. Se
internaron los dos viajeros por un fiordo que los condujo a un país
con bosques, poblado por animales de gran tamaño.
Unos hombres de gran estatura los invitaron en una lengua extraña a
bajar a tierra. Les dieron de comer y fueron a despedirlos más tarde
a su embarcación, con grandes muestras de afecto. Esta sería la
historia que el noruego contó al psiquiatra, y que nadie tomó en
consideración, por considerarla propia de un loco. Sin embargo,
ninguno de los escépticos lectores sabía que a fines del siglo XIX
había sucedido una aventura semejante, protagonizada por otro
noruego amigo de aventuras.
Se va gestando la teoría de la Tierra Hueca
Siendo todavía joven, Olaf Jansen viajó con su padre rumbo al
norte y arribó a un país donde la temperatura era agradable y el sol
brumoso, diferente al que conocían los viajeros. Recorrieron el
lugar, poblado por exuberante vegetación, y fueron a encontrarse
frente a un auténtico mamut.
De regreso a casa, la embarcación chocó contra un iceberg y el señor
Jansen cayó al agua. Su hijo sería rescatado por la tripulación
de otro barco, que escuchó su asombrosa historia. En consecuencia,
Olaf
fue encerrado en un manicomio, donde permaneció veinte años. Tuvo
tiempo de escribir un libro que tituló El dios que humea,
refiriéndose al extraño sol que parecía desprender humo.
Por aquellos días, el norteamericano William Reed lanzaría una
curiosa teoría sobre la misteriosa región polar, basándose en el
libro escrito por el noruego loco. Dijo que en cada uno de los dos
Polos de la Tierra se abre una abertura circular que permite la
entrada al interior de la misma. ¿También este hombre se había
vuelto loco?
Explicaba Reed que "la fuerza de gravedad es tan intensa en las
aberturas polares que el agua de los ríos interiores se precipita a
la superficie del planeta, donde se hiela y se transforma en
icebergs". Se quiebran a continuación éstos en fragmentos de
tamaño gigantesco que producen las extrañas marejadas bien conocidas
por los exploradores polares. Dentro de los bloques de hielo llegan
a la superficie plantas y animales de todos los tamaños, como un
mamut que encontraron en Siberia en 1799. Los científicos de aquella
época declararon que el mamut se encontraba envuelto en hielo desde
hacia miles de años. Reed afirmaba, por el contrario, que
enorme animal se aventuró imprudentemente hasta la abertura del
mundo exterior y fue arrastrado por la corriente hasta las tierras
siberianas.
En 1902 aparecería otro mamut, en la región de Bereskova,
y en fecha reciente el ser primitivo que flotaba envuelto en hielo a
la altura de las islas Aleutianas. Los científicos
afirmaron que, de haber sido congelados ambos en circunstancias
normales, a temperaturas no demasiado bajas, el proceso de
descomposición debió seguir adelante. Es decir, que la edad del
mamut y del ser humano no era superior a uno o dos siglos.
¿Significa esto que, después de todo, pudiera ser cierta la
teoría de Reed y que llegaron mamut y hombre primitivo
del interior de la Tierra?
Nuevos indicios
William Reed tendría un fuerte defensor de sus ideas, a partir
de 1920, en el personaje de su compatriota Marshall B. Gardner,
quien había observado ciertos extraños fenómenos e ideó nuevas
teorías para completar las anteriores. Había observado la nieve de
color que cae ocasionalmente sobre las regiones árticas, y se
preguntó si no sería causada por el polen de las plantas que crecen
en ese desconocido interior del planeta.
Se fijó Gardner en el casquete polar de Marte y
se preguntó también si no sería igualmente hueco. Decía que "el
color blancuzco que caracteriza al polo marciano no se debe al
hielo, sino a las nubes que se amontonan junto a la abertura".
Si el casquete polar se desvanece a veces, añadía Gardner, es
porque se introducen las nubes por la abertura, al llegar el verano,
como si se tratase de una marea gigantesca cuyo mecanismo no ha sido
aún comprendido.
La aventurera hipótesis de unos soviéticos
Unos científicos cuyo nombre no ha sido revelado afirmaron hace unos
años, en defensa de estas teorías, que el polo magnético no es un
punto, sino una línea circular perfecta, lo mismo en el Norte que en
el Sur, y que cualquier punto de esta línea circular podría
identificarse con el Polo.
De ser esto cierto, se explicaría lo sucedido en 1909, cuando el
Dr. Frederick Cook fue aclamado como conquistador del Polo
Norte, hecho que tuvo lugar el 21 de abril de ese año. Días más
tarde, el vicealmirante Robert E. Peary declararía que él
estuvo en el Polo Norte el día 6 y que plantó una bandera
norteamericana en aquel lugar. Ninguno de los dos exploradores
tenían testigos de su proeza. Los dos estaban seguros de haber
alcanzado el Polo Norte. Cook debió ver la bandera dejada por
Peary, de haberla clavado éste. Pero no apareció por ningún
lado.
¿No sería que los dos exploradores alcanzaron uno de los puntos que
forman ese círculo polar? ¿Acaso resulta imposible clavar una
bandera en el Polo Norte o en el Sur, porque no existen esos puntos,
ocupados por una abertura que conduce al interior del planeta?
¿Estaba en lo cierto Richard E. Byrd cuando declaró que iba a
volar más allá del Polo?
Aunque suene a absurdo, estas teorías son tan antiguas como la
humanidad y han recibido incluso el beneplácito de un gobierno casi
contemporáneo. En algunas leyendas antiguas se habla del reino
subterráneo de Aggartha, que se encuentra bajo los montes
del
Tibet. Se ha dicho en muchas ocasiones que los tan
discutidos ovnis no proceden del espacio, sino que
tienen sus bases en el interior de la Tierra, que abandonan saliendo
precisamente por las dos aberturas que existen en ambos Polos.
"Ahí vive la raza superior, la misma que un día subirá a
aniquilarnos". Esta teoría defendida hace dos siglos por el
inglés
Bulwer Lytton sería aceptada por los filósofos del nazismo,
quienes se mostrarían partidarios de la existencia de un sol
interior. Este sol "iluminaría a una tierra hueca cuyos habitantes
son de raza aria y odian a muerte a quienes vivimos en la superficie
del planeta, gozando las delicias de un sol interior que no debe
andar escondiéndose como el otro".
Con este artículo no se quiere decir que todos estos testimonios,
teorías e hipótesis sean ciertos o verídicos; es más, puede ser que
se traten de una gran "sanata", pero de todos modos pareció muy
interesante. Ahora, la pregunta para los foros:
¿GRAN DESCUBRIMIENTO O INCREÍBLE DEMENCIA?
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