4 - El Telar Maya - El Módulo Armónico Revelado
Su logro, su auténtica carta de visita, fue una serie de monumentos que registraban de una manera muy exacta, las correlaciones entre el modelo armónico galáctico y el calendario solar-terrestre. El ciclo en curso de 5.125 años (del año 3113 A.C. al 2012 D.C.) - es una calibración precisa del fractal galáctico de 5.125 años de diámetro.
Este ciclo de 5.200 tun (o sea, 1.872.000
kin, 260 katún, 13 baktún), se comporta literalmente como una lente
enfocando un rayo, a través del cual la información proveniente de
fuentes galácticas, es sincronizada-por la vía del Sol con la
Tierra.
En verdad, ellas han dado origen a
una gran confusión entre aquellos que intentan comprender el
misterio de los Mayas Clásicos. Pero de ninguna manera fue intención
de los maestros mayas el ser recordados. Sin embargo, su propósito
fue dejar un legado, el Tzolkin, que ayudaría a recuperar la
información galáctica. La recuperación de esta información tiene una
meta; ayudarle al conjunto en la alineación que conduce a la
operación consciente dentro de la grandiosa comunidad de la
inteligencia galáctica.
Es más fácil descartarlas como las
proyecciones paranoicas de filósofos de pacotilla, o como fantasías
de ciencia -ficción, que admitirlas dentro del foro de un análisis
intelectual adecuado.
Después de todo, el universo es inmenso, y ¿quién puede decir que tenemos en nuestro poder los secretos de todos los misterios?
Y en la historia de la civilización tal y como la conocemos, si hay algún misterio que nos siga los pasos hasta el presente, ese es el "misterio de los mayas”, como dijo el gran experto en cuestiones mayas J. Eric S. Thompson en su monumental Escritura Jeroglífica Maya:
La causa de la sorpresa desaparece o se
intensifica cuando consideramos lo inadmisible: Los mayas y su
sistema eran de origen galáctico.
Mientras que los
arqueólogos, astrónomos, historiadores de arte, y matemáticos, miran
con atención y examinan cuidadosamente las piedras esculpidas, y las
ciudades-templo de los Mayas Clásicos la clave para revelar todo
esto, la matriz 13 x 20 del Módulo Armónico, quiere ser utilizada y
está a nuestro alcance.
Y además de su renovado uso
popular como oráculo, la no temporalidad como también la
temporalidad del I Ching, han sido verificadas por correlaciones con
el código genético (Schöriberger, 1973), y en mi La Tierra en
Ascenso (1984), con correspondencias matemáticas e históricas de
largo alcance.
En comparación, el Tzolkin está basado en
permutaciones de los trece números y veinte símbolos o Signos
Sagrados, que da una posibilidad de 260 permutaciones. Como mínimo,
cada uno de los 260 cambios recíprocos es una combinación de uno de
los trece números, de uno de los veinte signos, y de una de las
cuatro posiciones direccionales.
El ciclo de luz define las clases de frecuencia
resonantes de la energía radiante incluso de la electricidad, el
calor, la luz, y las ondas de radio, que les dan información a las
funciones auto -generadoras pertenecientes a todos los fenómenos,
orgánicos e inorgánicos. Obviamente los dos códigos están interpenetrados y son complementarios.
En una palabra, el código sólo describe la mitad de la imagen. La luz, o sea la energía radiante, proporciona la otra mitad. En realidad, si fuésemos a definir qué es lo más primario, o qué viene primero, la luz o la vida, entonces debemos decir que "la luz”.
Si observamos el fenómeno más simple, flores abriéndose y
cerrándose en su ciclo diario, vemos que todo lo que tiene vida no
sólo depende de la luz, sino que de hecho, aspira a la luz.
El poder de
llevar información, al cual designamos como-transmisión - y el de
trasmutar la energía al cual designamos como -transformación-es
inherente a la energía radiante, y al igual que el ADN, está regido
por un código. Además, debemos recordar que el ADN posee una
infraestructura vibratoria paralela a la estructura molecular. Y es
esta infraestructura radiante y vibratoria - el cuerpo de luz - la
que - corresponde al espectro de energía radiante regido por el
código de Tzolkin, el Módulo Armónico de los mayas.
Al código que rige el poder de auto-transmitir y auto-transformar la energía radiante, lo encontramos emanado desde Hunab Ku con comentes espirales de pulsación, y en movimiento de spin y contra-spin. Como se explicó en el Tzolkin, el módulo armónico de los mayas, el código galáctico que rige la energía radiante, es la fuente primaria que informa y vitaliza al código de vida ADN, representado por su contraparte simbólica que es el I Ching.
En otras palabras, el Tzolkin es al I
Ching lo que la luz es a la vida.
El Tzolkin o Módulo
Armónico, se presenta como una metáfora perfecta del circuito
galáctico que se genera y renueva a sí mismo.
Es la forma visible del "código cósmico”.
Mientras que estos 260 símbolos describen al gran mundo
como un compuesto cíclico de símbolos, ellos también definen nuestra
capacidad interna para percibir este mundo como de la misma
naturaleza del mundo que percibimos.
Los veinte símbolos representan el ciclo de posibles
rangos de frecuencia, para la transformación
o evolución que cada una de estas radio-pulsaciones pueda sufrir. La
combinación de cualquiera de los trece números y las veinte
posiciones direccionales, crea un símbolo o modelo de pulsación
radiante que contiene una clase particular de información. Las 260
pulsaciones tejidas por el Telar Maya, dan origen a todo el campo
resonante que experimentamos como realidad.
¿Qué es un símbolo?. Un símbolo es una estructura resonante, es la reverberación de una cualidad particular de energía radiante que toma forma en nuestros sentidos.
Obviamente, nuestras facultades sensitivas poseen una capacidad para recibir la forma, estos son los órganos de los sentidos que funcionan como receptores de repercusión. Igual que las diferentes clases de estaciones de radar, los sentidos reciben continuamente la invasión de formas de onda resonantes que componen nuestro universo.
El propósito de la mente
es “entender el sentido” de símbolos o estructuras resonantes que
han sido informadas por nuestras facultades sensitivas. Nuestros
diversos acondicionamientos afectan las “interpretaciones” de la
mente.
Creado por sí
mismo y creador en sí mismo, el Telar Maya teje los símbolos en el
tapiz entero que experimentamos a través de nuestra mente y nuestros
sentidos. No sólo como metáfora, sino en verdad, el universo es un
tejido de símbolos, y es a través de símbolos como tejemos nuestro
entendimiento del universo.
Dormidos e inconscientes ante el poder de los símbolos,
nuestros sueños se convierten en pesadillas, y vivimos como rehenes
de un mundo que en realidad es el eclipse del conocimiento
simbólico. Como sabemos, no vivimos sólo de pan. Aunque podemos
sentir que la espiritualidad es un concepto vago, y una remota
aspiración la trascendencia, es realmente nuestra propia creencia en
la
separación de la ciencia, la espiritualidad, y el arte, lo que nos
impide tener una comprensión total de los símbolos, y del
conocimiento simbólico.
El cuerpo de luz es el material de la imaginación, es la improvisión, el verdadero entendimiento, y más. Mientras que el fundamento de nuestro cuerpo de luz corresponde a la infraestructura vibratoria del ADN, este sólo puede ser activado a través de un sabio uso de los símbolos. Este cuerpo de luz criador de símbolos, no debe ser visto como una entidad separada de lo que llamamos nuestro cuerpo físico.
Al contrario, el cuerpo de luz resonante subyace y penetra
todas nuestras funciones. No es solamente una poesía lo que nos
manda a declarar que así como una flor no puede vivir sin la luz y
el agua, nosotros no podemos vivir sin los símbolos. Observemos más cuidadosamente el Telar Maya, porque su misma estructura que contiene el significado de los trece números y de los veinte signos, es el telar de nuestra existencia.
Es importante ver el modelo del Telar Maya como la estructura unificante de la matriz de 260 unidades. Sí miramos la tabla de permutaciones de la matriz, nos parecerán puros y simples números, siendo sin embargo una serie de modelos interesantes. Al estar la estructura visual esencial contenida en la matriz de 260 unidades, el Telar de 52 unidades se nos aparece como la estructura de un cuerpo.
Además de eso, podemos
pensar en el modelo de 52 unidades como la estructura galáctica
resonante, incluyendo y dando oportunidad para confeccionar un
modelo total, la matriz de 260 unidades.
El propósito de la
información es el de dar la oportunidad para un nuevo crecimiento,
para una nueva expansión, o para la encarnación de la semilla
contenida en la información.
Si examinamos el Telar Maya, vemos que este se extiende sobre todas las 20 posiciones que suministra la estructura horizontal del Módulo Armónico. En sentido vertical, la séptima columna, o sea la del medio, claramente carece de cualquiera de las unidades de estructura resonante.
Al
mismo tiempo, la séptima columna proporciona el eje principal que
define realmente los dos lados de la estructura galáctica resonante.
La séptima columna, que es invisible, es la columna mística. Sin ser
reflejada, ella lo refleja todo.
También vemos que el telar puede naturalmente ser reducido a sus componentes de trece juegos en cuatro unidades cada uno, comenzando en las esquinas y moviéndose hacia dentro. Así pues, el primer grupo de números es 1, 7, 13, 7; el segundo grupo es 9, 13, 5, 1; el tercer grupo es 4, 6, 10, 8; hasta que llegamos al centro donde encontramos; 6, 7, 8, 7.
Cada uno de los trece grupos
de a cuatro números suma 28, que es aproximadamente el número de
días que tiene un mes lunar. 28 x 13 = 364, que es el número
aproximado de días de un año lunar. La cifra 364 también puede ser
factorizada en 7 x 52.
Si por ejemplo, uno empieza en la esquina superior izquierda, los intervalos están entre 1 y 9, 9 y 4, 4 y 12, 12 y 7, 7 y 2, 2 y 3, etc. Anotando las diferencias entre los números que dan lugar a los intervalos, llegamos a los números de intervalo. Así pues, empezando en la esquina superior izquierda, encontramos que los números de intervalo son: 8, 5, 8, 5, 5, etc.
Realmente, si observamos cuidadosamente, vemos que los números de intervalo del eje que se extiende desde la parte superior izquierda, hasta la parte inferior derecha son el 8 o el 5, que suman 13, mientras que todos los números de intervalo en el eje que se extiende desde la parte superior derecha, hasta la parte inferior izquierda son el 6 o el 7, que otra vez vuelven a sumar 13.
Finalmente, los números de
intervalo en el eje vertical del Telar galáctico de 52 unidades,
siempre son el 1 . Si uno suma los posibles números de intervalo, es
decir, 1, 5, 6, 7 y 8, el total es 27. Si uno suma todos los 60
números de intervalo, el total es 270, cuyo factor clave es 9. Así
pues, mientras que el número 7 es el factor clave del Telar de 52
unidades, el 9 y el 13 son los factores claves de intervalo.
Todo lo que se pretende demostrar aquí es la naturaleza mágica de un modelo o sistema que recíprocamente se contiene a sí mismo. El Telar es lo análogo u holograma del principio operativo de la galaxia como un sistema total que se contiene a sí mismo. Recordando que los números representan cualidades simbólicas que describen el potencial de nuestra realidad, entonces vemos que toda cosa es interactiva, interdependiente, que todos los ciclos se alimentan de sí mismos, y que realmente nada puede describirse sin describir cada cosa, y que en verdad la totalidad está contenida en la parte.
El Telar Maya y
el Módulo Armónico tejido por él, comprenden un genuino teclado
resonante para que lo utilicemos al ponernos a tono, o al localizar
las frecuencias galácticas cuyas formaciones de ondas yacen dentro
de nuestro propio ser.
Es
importante tener esto en mente, cuando examinamos los trece números
o rayos. Con la excepción del número 7, los demás números pueden ser
considerados como pares complementarios que se reflejan el uno al
otro.
Una breve revisión a las cualidades representadas por los números, revela una progresión que describe la naturaleza formal que fundamenta la apariencia de las cosas.
Si el número 1 representa el principio unificante que es inherente en todas las manifestaciones, el 13 representa la dinámica del movimiento presente en todas las cosas, y por el cual todas las cosas siempre están cambiando, y al mismo tiempo son vivificantes por la fuerza universal de Hunab Ku. Los números del 1 al 9, representan los principios no materiales de coherencia inmanentes en toda experiencia fenomenal, y que al mismo tiempo las rigen.
Mientras el 10 representa el principio que permite
que suceda la manifestación, y basado en la coherencia de los 9
números anteriores; el 11 representa la dinámica de disonancia que
dan cuenta del azar y de la inestabilidad. Por otro lado, el 12
representa el principio de estabilidad compleja, qué responde por la
fuerza organizativa y conservadora en la naturaleza.
La reflexión muestra que cualquier orden de estabilidad compleja se mantiene o se destruye por un equilibrio sutil de las fuerzas polares. En el siguiente par especular, vemos que el principio del ritmo, o sea el número 3, responde por la variabilidad e introduce la posibilidad del azar, que juega tal papel en el 11, o principio de las estructuras disonantes.
El 10, que es el principio que permite
que suceda la manifestación, es complementado por el 4, que
representa el principio de la medida. Es sólo a través de la acción
de la medida como totalidad y orden, que una manifestación
cualquiera puede realizarse como un organismo coherente.
La periodicidad cíclica del movimiento organizado alrededor de un centro común, que es el 5, es regida por el 9. Finalmente, el 6, que es el rayo del equilibrio orgánico, es llamado así porque representa una factorización del principio de polaridad, el 2, con el principio del ritmo, que es el 3. El producto, o sea el 6, el equilibrio orgánico, representa el principio ordenador hexagonal, que es el fundamento de las estructuras cristalinas y celulares.
Este equilibrio orgánico, el 6,
es complementado por el 8, que es el principio de la resonancia
armónica que rige los niveles de frecuencia de las octavas, por las
cuales vibran todas las estructuras orgánicas, inclusive las
estructuras de los cristales. Los números adquieren un significado más rico cuando se les combina con los veinte símbolos posicionales, que representan el enrejado horizontal en el Telar Maya.
Si los trece números son rayos de pulsación, los veinte signos son las posibilidades de rangos de frecuencias, que permiten que las estructuras armónicas lleguen a existir. Mientras que en La Tierra en Ascenso comparé los veinte símbolos con los veinte aminoácidos que contiene el ADN, los diecinueve intervalos que hay entre los veinte símbolos, también podrían ser comparados con las diecinueve giros que los filamentos del ADN complementario, hacen para completar un codón, que es una de las 64 estructuras de seis partes que constituyen el código genético.
En nuestro planeta, los mayas tradujeron estos veinte
lugares de posición, como los veinte símbolos conocidos como los
veinte Signos Sagrados.
El
pensamiento analógico es también aquel que crea una forma sobre las
bases de proporciones afines. Como ya lo hemos visto, el simbolismo numerológico de los mayas, se basa totalmente en los fractales
armónicos, que a su vez están basados en proporciones afines. Los
veinte signos sagrados, al igual que los trece números, participan
del mismo fractal armónico.
En verdad, los Signos piden que se les imprima, porque en esencia
son disparadores de la memoria. Ya sea que ellos fuesen ordinarios,
humorísticos, o enigmáticos, los Signos ya están hechos no tienen
complicación. En esto radica su fluidez y su poder.
El significado de las direcciones es el siguiente:
Así como los números del 1 al 13, los veinte Signos Sagrados son recíprocos.
Ellos se fundamentan el uno al otro, y con respecto al
significado se referencian mutuamente. Por otro lado, también se
obtiene cierto significado por su relación mutua en el orden en el
que invariablemente aparecen. Mi presentación inicial de los Signos
Sagrados, se basa en la descripción de algún modo cosmológica de los
Signos, que fue tomada del texto profético El Libro de Chilam Balam.
Todas las cosas
son congruentes y se interpenetran. A su vez, el segundo nivel de
trece Signos está dividido en dos etapas. La primera etapa consta de
siete Signos, incluyendo los Signos que van del 8 al 14, y la
segunda etapa consta de seis Signos que van del 15 al 20.
Imix, el primer Signo, está en el Oriente; Ahau, el último Signo, está en el Sur.
Se ha completado un circuito completo, un circuito de vida tejido en el Telar Maya. En él está todo lo que pertenece al ser, no sólo como progresiones de la Luz, sino como escalera por la cual ha de ascender el héroe, e igualmente la heroína. Los veinte Signos, en un estado de constante movimiento circular, definen un camino de la vida en el cual el ser físico se prepara, y es una etapa para las más altas espirales mentales del ser.
Es un camino completo para el ser, e inclusive para el ser humano, un camino y un modelo de existencias universales, no meramente para la vida en este planeta, sino para toda la vida en todo el universo.
En su sencillez
jeroglífica, ¡cónica, y de tira cómica, los veinte signos describen
la aventura, tal y como los navegantes Mayas la han anotado
exitosamente, en sus luminosas exploraciones del campo galáctico.
De este modo, por el movimiento espiral de las ruedas se genera un modelo mandálico, y cada rueda es un fractal u holograma de la progresión completa. Entonces, aquí vienen las agrupaciones de los veinte Signos en cinco Ruedas Direccionales/Estacionales, o familias cíclicas:
Al representar el poder de las etapas de la escalera galáctica luminosa, los Signos constituyen un enrejado del viaje mítico.
Las
fuentes de toda la estructura mítica tienen su domicilio en los
veinte Signos Sagrados. Se entiende aquí por mito a la estructura de
los puntos resonantes que se prolongan desde el corazón galáctico,
informando cada aspecto del conjunto galáctico. Los veinte puntos de
áncora de esta estructura mítica, son los símbolos primarios cuya
potencia espiral forma una escalera fractal que une las mitologías,
los mundos y los sistemas estelares.
Estos cuatro Signos, en su papel de Guardianes Direccionales Evolutivos, constituyen una rueda interior de significado:
Cuando los veinte Signos Sagrados se combinan con los trece números, que pueden verse emanando de cada uno de los Signos, entonces se constituye todo el enrejado mítico de las 260 unidades.
El enrejado, llamado Tzolkin o Módulo Armónico, es un holograma o una tabla de transmutación de los diferentes niveles de información, conocimiento, conciencia, y categorías del ser. Con el entendimiento de las aplicaciones de este Módulo, se pueden señalar diferentes resonancias y el cuerpo de luz puede ser manejado y navegado. Pero estos usos son para los que están adelantados.
Los mayas sabían que
como un organismo completo, los humanos aún no estábamos en la etapa
del dominio completo del cuerpo de luz, así que ellos presentaron el
uso del Tzolkín como un instrumento para registrar el tiempo.
Como holograma del
proceso y modelo galáctico, el Calendario Sagrado aún es útil, y
necesita que se le entienda por lo que él es: el modelo fractal que
demuestra los veinte vértices galácticos en espiral, cargados con
sus 13 rayos de pulsación e información, superpuestos a los 260 días
que dura el paso de nuestro planeta alrededor del sol.
En los últimos
textos proféticos, estos Guardianes de las Direcciones estaban
relacionados con la imagen del “Quemador”, aquel ser primordial,
intemporal que trae el fuego, el héroe de la visión y la luz
venerado en todas partes con nombres diferentes como prometeico
dador de cultura.
Así pues, hay cuatro días iniciáticos por Estación que son importantes para los Ciclos del Quemador. La secuencia de Estaciones Evolutivas, Guardianes, y Días del Quemador es la siguiente:
Para una imagen del Quemador, podemos visualizar las Cuatro Estaciones Sagradas de las Cuatro Direcciones, cada una protegida por su Guardián.
En la primera fase, el Quemador Toma el Fuego, el Guardián toma el conocimiento del fuego, de la Estación anterior a la nueva Estación. El número asociado con la primera fase es el 3, el rayo del ritmo y de la sinergia. En la Segunda Fase, el Quemador Inicia el Fuego, el conocimiento del fuego es aplicado realmente para iluminar la estación evolutiva en curso.
El número asociado a esta fase es el 10, e¡ rayo de la manifestación. En la tercera fase, el Quemador Corre con el Fuego, el Guardián toma el fuego y difunde su influencia. El número asociado a esta fase es el 4, el Rayo de la Medida y la extensión en las cuatro direcciones.
Finalmente, en la
cuarta fase, el Quemador arroja el fuego y concluye la influencia
del fuego para la Etapa Evolutiva en curso.
El número asociado con
esta etapa es el 11, el Rayo de Disonancia.
El Factor Maya, siempre
de naturaleza mandálica, es un fractal armónico cuyos modelos de
onda representan una ciencia que está más allá del materialismo, y
cuyas matrices resonantes nos armonizan dentro de una red mítica,
dirigiéndonos al hogar que nunca hemos abandonado.
Con este pensamiento desafiante, tomemos el Módulo Armónico, y veamos más exactamente cómo nos da un holoscan del rayo de sincronización de 5.200 tun, cuyo pasaje está cerca de concluir ahora en nuestro planeta.
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