02 Octubre 2018 Crédito: ESA/Hubble & NASA, ESO
Lutz
Wisotzki et al.
emitida desde el
universo temprano. que el cielo nocturno es invisiblemente brillante. Lo baña una misteriosa luz emitida desde el universo temprano por grandes nubes de hidrógeno atómico. Procedente de galaxias distantes,
esa luz nos abre
una ventana al pasado...
La emisión procede de
grandes reservorios cósmicos de hidrógeno atómico situados alrededor
de galaxias distantes.
La luz viaja
asombrosamente rápido, pero a una velocidad finita, lo que significa
que la luz que llega a la Tierra procedente de galaxias
extremadamente distantes ha viajado durante mucho tiempo,
abriéndonos una ventana al pasado, cuando el universo era mucho más
joven.
La región HUDF que observó el equipo es un área que, en principio, no es especialmente destacable.
Se encuentra en la
constelación de Fornax (el horno),
famosa por haber sido cartografiada por el Telescopio Espacial
Hubble de NASA/ESA en 2004, cuando el Hubble dedicó más de 270 horas
de precioso tiempo de observación buscando en lo más profundo de
esta región del espacio, algo que no se había hecho antes.
Ahora, las excepcionales
capacidades del espectrógrafo
MUSE, instalado en el VLT (Very
Large Telescope) de
ESO, han permitido profundizar aún
más en lo profundo.
Esta composición muestra
la radiación Lyman-alfa en azul superpuesta a la icónica imagen del
HUDF.
Mirando el espectro
completo de la luz que nos llega de los objetos astronómicos,
obtiene importante información sobre los procesos astrofísicos que
ocurren en el universo.
El equipo internacional
de astrónomos que hizo estas observaciones ha identificado de forma
tentativa el motivo por el cual estas distantes nubes de hidrógeno
emiten en Lyman-alfa, pero la causa exacta sigue siendo un misterio.
La radiación Lyman-alfa
observada por MUSE tiene su origen en la transición electrónica
atómica de los átomos de hidrógeno, que emiten luz con una longitud
de onda de alrededor de 122 nanómetros.
Solo la emisión
Lyman-alfa desplazada al rojo procedente de galaxias extremadamente
distantes tiene una longitud de onda lo suficiente larga como para
atravesar la atmósfera de la Tierra sin impedimentos y ser detectada
con los telescopios terrestres de ESO.
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